ÍNDICE
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1º Artículo: BASES PARA UN CONCURSO DE ORATORIA

Discriminar según el nivel de progreso
Discriminar según las limitaciones de los participantes
Discriminar según el tema
Discriminar según el aspecto particular que se evaluará
Discriminar según los principios y las normas de oratoria que se evaluarán
- Intensidad o potencia de la voz
- Arreglo personal y/o maquillaje
- Habilidad para usar el bosquejo
- Puntualidad y duración del discurso
Incentivo
Condiciones
Logísitica

2º Artículo: CÓMO SERVIR DE JUEZ EN UN CONCURSO DE ORATORIA




Bases para un concurso de oratoria
©Miguel Ángel Ruiz Orbegoso

Por convicción personal no promuevo competencias, porque opino que el espíritu de competencia, que aparentemente contribuye al progreso y desarrollo, en muchos casos también ha sido la causa de muchas terribles desgracias a lo largo de la historia, tanto a nivel personal como colectivo. Las guerras y revoluciones a nivel mundial y la discriminación racial y social a nivel regional son solo un botón de muestra.

Competir, si no se lleva a cabo en un marco de tolerancia y empatía (y aún así), siempre produce perdedores; y muchos de los mal llamados perdedores son tan eficientes como los ganadores, o quizá mejores. Además, ¿acaso hay mérito en coronar a alguien por llegar en primer lugar solamente por la diferencia de un pelo, un dedo, un punto, una cabeza o lo que sea, sobre todo si cualquier un imprevisto pudo causar la diferencia?

"El modo más sencillo de comprender por qué la competencia no promueve por lo general la excelencia", afirma el autor y catedrático Alfie Kohn en su obra No Contest: The Case Against Competition, "es darse cuenta de que tratar de actuar bien y tratar de vencer a los demás son dos cosas diferentes". Y comentando sobre dicha frase, los coautores de las Siete Lecciones Para Liderar El Viaje Hacia El Futuro, James M. Kouzes (Presidente y Director General de TPG/ Learning Systems) y Barry Z. Posner (profesor de comportamiento organizacional), nos ayudan a entender que lo primero consiste en esforzarse por mejorar, es decir, un asunto de logro, mientras que lo segundo solo se concentra en procurar la inferioridad de los demás, en un asunto de subordinación.

Los líderes crecen en sabiduría y cultivan el sentido
de que para todos existen oportunidades
- Stephen R. Covey

En un ambiente emocionalmente saludable, ganar o perder una contienda no debería producir sentimientos de fracaso en las personas. En mi opinión, es mejor que, para progresar, cada ser humano individualmente sea contrastado consigo mismo respecto a sus anteriores marcas, y no con los demás. Solo así todos seremos ganadores, y el producto de nuestros logros nos permitirán exclamar: "¡¡Lo hicimos!!" o "¡¡Ganamos!!", en vez de "¡¡Lo hice!!" o "¡¡Gané!!". ¿Qué juegos son más excitantes y tienen una mayor cantidad de fanáticos? ¿Aquellos en que se da una copa a todo un equipo, o aquellos en que gana una sola persona? ¡Los equipos siempre apasionan más!

Por eso, el presente artículo no tiene el propósito de hacer apología de los concursos, sino de responder a la inquietud que muchos tienen respecto a los factores a tenerse en cuenta cuando las personas participan en un concurso de oratoria, tanto concursantes como jueces y espectadores. Todo lo que recomiendo a continuación, emana del concepto arriba mencionado.

Para armar las bases, selecciona uno o más aspectos de entre los que se proponen a continuación. No se debe abrumar a los concursantes siendo demasiado exigentes o escrupulosos en las bases.


Discriminar según el nivel de progreso

Las bases para un concurso de oratoria han de contemplar el nivel hasta el cual se han desempeñado los participantes, de modo que se cree una escala de valores según el adelantamiento del grupo o de los individuos, o según su edad, el estilo del discurso u otros aspectos particulares.

El incentivo ofrecido como premio ha de estar a la altura de los deseos de los participantes y no solamente de los objetivos de marketing y de publicidad de los promotores o auspiciadores del concurso. Lo siguiente es solo una pauta o ejemplo. Contiene más información de la que se aconseja incluir. Usa solo los aspectos que vayan de acuerdo con las circunstancias, descarta los demás.


Discriminar según las limitaciones de los participantes

- Edad
- Idioma
- Grado de instrucción
- Nivel de adelanto en oratoria
- Evaluación mínima de 85% en oratoria
- Agrupar a los participantes según sus promedios alcanzados durante su entrenamiento


Discriminar según el tema

- Poesía en verso
- Poesía en prosa
- Prosa (Libre)
- Poema
- Anécdota
- Experiencia de la vida real
- Biografía
- Materia científica
- Investigación estadística o de mercadeo


Discriminar según el aspecto particular que se evaluará

- Contenido
- Forma
- Contenido y forma


Discriminar según principios y normas de oratoria que se evaluarán

- Información
- Impacto
- Contacto
- Entretenimiento


Intensidad o potencia de la voz

- Velocidad y uso de pausas
- Tono o modulación
- Pronunciación y uso del idioma


Arreglo personal y/o maquillaje

- Postura
- Gestos y ademanes


- Habilidad para usar el bosquejo

- Introducción
- Desarrollo
- Conclusión


Puntualidad y duración del discruso

Introducción de largo prudente
Introducción incluyó un vistazo anticipado (opcional)
Desarrollo convenientemente prorrateado en el tiempo
Conclusión breve
Conclusión incluyó resumen (opcional)

Incentivo

- Una beca completa
- Una biblioteca personal
- Un nombramiento o promoción
- Prendas de vestir hechas a medida
- Visitar o entrevistar a un personaje público
- Un almuerzo o cena para cuatro personas
- Un fin de semana de vacaciones pagadas para tres personas


Condiciones

- Duración máxima 1, 2 ó 3 minutos (es suficiente para evaluar cualidades básicas)
- Duración: Introducción, 10 segundos; Desarrollo 40 segundos; Conclusión 10 segundos.
- Duración: Introducción, 15 segundos; Desarrollo 150 segundos; Conclusión 15 segundos.
- Material redactado en 1 hoja tamaño A4 a uno o dos espacio como máximo.
- Se evaluará la ortografía de la redacción
- La redacción del discurso no será considerada en la calificación
- Presentar la redacción del discurso a más tardar una semana antes del concurso
- No se requiere la presentación de la redacción del discurso
- Ha de improvisarse en 1 minuto sobre un tema que se asignará en el momento
- El discurso se asignará sobre un tema con 15 días de anticipación para 1, 2 ó 3 minutos
- El discurso ha de leerse completamente
- El discurso no ha de leerse
- Han de leerse porciones selectas de la redacción del discurso
- Lectura de una porción selecta de un discurso, libro o revista pertinente
- El saludo o tratamiento es opcional
- Se exige un saludo o tratamiento
- El orador dirigirá su discurso al jurado
- El orador dirigirá su discurso al auditorio, no al jurado
- El orador puede dirigir su discurso tanto al auditorio como al jurado, o a ambos
- Damas, con falda a la rodilla o pantalones de corte formal; varones, con saco y corbata
- Deberá utilizar como mínimo un apoyo visual
- No se requiere utilizar un apoyo visual
- Puede usar un ayudante para desplegar el apoyo visual
- No ha de usarse un ayudante para desplegar el apoyo visual


Logísitica

Para ver algunos requisitos mínimos que el organizador, el local y el auditorio han de reunir, puedes examinar el artículo "Logística para una conferencia" del archivo “Casilla de Respuestas”, del Archivo de Oratorianet.

La pandemia de 2020 sometió a gran tensión a los organizadores de concursos de oratoria y muchos optaron por modificar los paradigmas reinventando las formas valiéndose de novedosas plataformas virtuales de teleconferencia, y a los concursantes, por medio del uso de dispositivos móviles para practicar y ensayar sus exposiciones.



¿Cómo servir de juez en un concurso de oratoria?

ÍNDICE DE ESTE ARTICULO
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¿Quién puede ser un juez de oratoria?
¿Ten en cuenta quién propuso el concurso?
¿Ten en cuenta por qué propuso el concurso?
¿Entiende el organizador la oratoria y todo lo que implica un concurso?
¿Entiende el organizador lo que se requiere para juzgar, para saber nombrar al jurado?
¿Cuándo y cómo se estimulará a los concursantes?
¿Cómo y cuándo llevar a cabo el concurso?
¿A quiénes escoger como jueces en un concurso interno?
¿Qué criterio debe primar?
¿Cómo asignar las diferentes cualidades a los diferentes miembros del jurado?
¿Cómo subdividir y enfocar las diferentes cualidades que han de evaluarse?

Evaluando

- El contenido informativo
- El impacto de la idea principal
- El contacto visual y emocional
- La habilidad para entretener
- Las cualidades de la voz
- Los movimientos del cuerpo
- La habilidad para usar el bosquejo
- La puntualidad y la duración del discurso

Cartilla de evaluación


¿Quién puede ser un juez de oratoria?

Un juez es un perito que tiene autoridad y potestad para juzgar, criticar y sentenciar un asunto acerca del cual tiene experiencia. Para los casos relacionados con la violación de las leyes de un país juzgan jueces nombrados para tal efecto. Por otro lado, se dice que uno es un juez de palo cuando demuestra torpeza o ignorancia respecto al asunto que juzga o critica. No se sugiere esa clse de jueces, ¿verdad? De modo que, dependiendo del asunto juzgado, para juzgar, el juez ha de entender bien la materia de que se trata.

Un juez justo cultiva la capacidad de discernir, es decir, separar los aspectos, factores o elementos de un asunto a fin de darles sentido. Aprende a disociar lo que le gusta, separándolo de lo que se considera correcto o incorrecto, o de lo que le gusta a los demás, ya sea a una mayoría o a una minoría. En pocas palabras, procura no ser parcial en su juicio.

Por tanto, no es solo cuestión de criticar basándose en "me gusta" o "no me gusta". Un mal juicio tiene el poder de desestabilizar, deprimir o hasta anular a alguien cuyo potencial le hubiera merecido un brillante desempeño en el futuro. Y aunque es cierto que el futuro no es una base sólida sobre la cual juzgar algo, no podemos negar que, en algunos casos, muchos "buenos" discursos solo fueron el fruto de la casualidad, no del estudio concienzudo y de una exhaustiva aplicación de la técnica.

Por lo tanto, el juicio o crítica debe tener en cuenta la aplicación de una técnica, el verdadero potencial que se esconde tras el orador y el efecto general que causó en la audiencia. Si el juez no conoce las técnicas que el estudiante aplicó; si no sabe ver más allá de lo obvio para descubrir el potencial; y si no tiene la empatía suficiente como para evaluar el efecto general que tuvo el discurso, ¿cómo puede sentarse a juzgar un discurso? En tal caso, se centraría en "me gusta" y "no me gusta", echando a perder el verdadero sentido de la competencia.

Solo por ilustrarlo, en cierto país latinoamericano se llevó a cabo una evaluación para ratificar a jueces del Poder Judicial, y de entre 55 postulantes (todos jueces),
ninguno aprobó el examen escrito. Finalmente, solo uno aprobó con poco más de 66 puntos (pero no por el examen escrito, sino por su Hoja de Vida o currículum. Porque en el examen escrito solo había obtenido unos 43 puntos sobre 100). ¡Increíble! En total, solamente aprobaron el 1% de los postulantes.

Un concurso de oratoria no requiere una selección tan minuciosa ni de un nivel tan elevado, pero por lo menos un juez de concurso debería entender qué es la oratoria, cuáles son las bases del concurso, cuál es el nivel de los participantes y, sobre todo, cuál es la finalidad del concurso en particular. El Alcalde, el dueño de la compañía, Miss Simpatía, el General del Cuerpo de Bomberos y un cantante famoso pueden gozar de la popularidad del pueblo. Pero eso no los convierte en jueces idóneos para un concurso de oratoria, ¿verdad?

Por eso, hay algunos factores que, entre otras cosas, deben considerarse antes de nombrar un juez o aceptar servir como tal en un concurso de oratoria: ¿Quién propone el concurso? ¿Por qué lo propone? ¿Entiende esa persona o grupo de personas lo que significa la oratoria y lo que envuelve un concurso? ¿Entiende lo que se requiere para juzgar, de modo que le sirva de base para nombrar a los miembros del jurado? Si un ciego guía a un ciego, ambos, salvo excepciones, caerán en un hoyo. Para nombrar un juez, los que lo nombran tienen que entender claramente lo que significa nombrarlo. Finalmente, tengamos en cuenta que siempre es mejor que los que ya son jueces nombren a otros jueces.

En oratoria, como en cualquier otra rama de las artes, la crítica es tan variada como las personas que conforman un auditorio. No se trata de juzgar y sentenciar a delincuentes, sino de criticar el desempeño de un ser humano en lo que a exponer sus ideas se refiere. De modo que si bien es cierto que solo se trata de un arte, puede tener efectos en la personalidad de los concursantes, en cuanto a su destreza, eficacia y conocimiento de las relaciones humanas, y en la de los observadores, en cuanto al concepto que se forman de lo que es correcto o incorrecto, aceptado o rechazado.

Por ejemplo, el Dr. Wayne D. Dyer, famoso internacionalmente por su trayectoria y sus obras de autoayuda y superación, tiene una oratoria extraordinaria. Escucharle hablar es sencillamente nada menos que impresionante. Sin embargo, rara vez alza la voz, nunca hace alharaca, y es tierno al comunicar el mensaje. Si concursara, ¿seríamos tan exigentes de decir que 'le faltó volumen', 'fuerza' o 'entusiasmo'? Cada persona tiene un estilo y una personalidad diferente. Su oratoria es como su huella digital. Preguntémonos: "¿Quién tiene la mejor huella digital del mundo?". Nadie se atrevería a responder, porque una huella digital simplemente contiene rasgos distintivos únicos y exclusivos. De modo que para evaluar la oratoria de una persona no basta con decir: "Me gustó" o "no me gustó". Eso sería simplemente una crítica personalista basada en gustos y colores.

Por ejemplo, cuando cierto artista exhibió sus obras en una galería de arte, muchos neófitos y curiosos que ingresaron y juzgaron sus pinturas simplemente reaccionaron con escepticismo. Uno de ellos murmuró: "No es para tanto", otro decía "cualquiera lo hubiera hecho", y aún otro, "no sé por qué lo alaban tanto". Pero cuando vieron al artista, abrieron los ojos de par en par y cambiaron de opinión. Ahora pensaban que aquellas pinturas eran más que extraordinarias. ¿Por qué cambiaron tan radicalmente de opinión al ver al artista? ¡Porque no tenía brazos! ¡Todo lo había pintado con sus pies!

¿Cómo lo hubieras juzgado tú si hubieses sido uno de los jueces, y no hubieras sabido que lo hizo con los pies? Y si te hubieras enterado que lo hizo con los pies, ¿le hubieras restado puntos, o se los hubieses añadido? Por lo tanto, ¿puede un manco, cojo, sordo o mudo presentar sus ideas ante un auditorio y causar un impacto positivo? ¡Por supuesto! Solo se trata de una manera diferente de expresarse. Si todavía ningún sordo o mudo ha ganado un concurso de oratoria, ha sido porque ningún sordo ni mudo se ha atrevido a aceptar el reto, o porque nadie le ha dado la oportunidad, o porque solo hay jueces cerrados que no saben evaluar el poder de una diferencia.

Cuando en Oratorianet decimos que la oratoria es el arte de hablar en público, no lo decimos discriminatoriamente. En realidad, la expresión debería leerse entre líneas como "el arte de exponer (o expresarse) en público". ¿Qué? ¿Oratoria para mudos? ¿Por qué no! ¿No es válido el lenguaje de señas?

En cierta ocasión alguien criticó duramente mi redacción señalando cierto rasgo de mi gramática y ortografía. Pero después se disculpó y me alabó cuando se enteró de que yo jamás había tomado un curso de gramática, ortografía o redacción. Por lo contrario, me dijo: "Para no haber estudiado nunca un curso de redacción, lo hace bastante bien". De modo que criticar la oratoria o cualquier clase de arte es, desde mi punto de vista, una de las cosas más relativas que existen. Se trata meramente de una opinión. Por lo tanto, debe procurarse el mejor resultado basándose en un criterio amplio.


¿Quién propone el concurso?

Proponer un concurso significa más que tomar la decisión de llevarlo a cabo. Implica sentar las bases del concurso y asegurarse de que sean de tal índole que permita absoluta libertad para expresar las ideas, además de la aplicación de los principios fundamentales de la oratoria, no simplemente unas reglas caprichosas. De modo que para proponer un concurso es muy importante saber lo que uno está haciendo, en el sentido de conocer a fondo los principios que implica. Sería poco recomendable que lo propusiera alguien que ni siquiera entiende la diferencia entre los principios y las reglas. Antes de proponer un concurso, es adecuado informarse cabalmente respecto a sus implicancias más importantes.

Un juez no juzga un accidente de tránsito sobre la base de lo que le gusta, sino sobre la base de normas de tránsito que fueron divulgadas oportunamente. Igualmente, un juez de oratoria no debe juzgar basándose en lo que le gusta, sino sobre la manera como el concursante ha aplicado las técnicas que, tanto el juez como el concursante, conocen bien. El que propone el concurso debe entender bien este importante requisito.


¿Por qué se propone el concurso?

La motivación es esencial. ¿Cuál es la razón para proponer el concurso? ¿Estimular a las personas a interesarse en la oratoria? Hay otras formas. Un concurso es semejante a una prueba de fuego. ¿Estamos promoviendo pruebas de fuego que ni siquiera nosotros mismos estaríamos dispuestos a pasar? Desde mi punto de vista, fomentar el interés por la oratoria mediante concursos es tal vez una de las maneras más inadecuadas, porque en vez de estimular, tienden a asustar y poner tensos a los neófitos. Los concursos de oratoria solamente han de reservarse para personas previamente formadas en oratoria. La razón es simple: Juzgar un discurso implica criticar los rasgos de la personalidad relacionados con la habilidad para hablar del orador. Tal como los padres podrían crear tartamudos presionando a sus hijos para que hablen correctamente, los concursos de oratoria podrían ahuyentar a las personas de esforzarse por practicar la oratoria ("¡Qué? ¿Yo? ¡No gracias! ¡Ni loco!").


¿Entiende el organizador lo que es la oratoria y todo lo que implica un concurso?

John Nash, cuya impresionante vida y obra inspiró la película ganadora del Oscar "Una Mente Brillante", dijo en una entrevista que 'la competencia siempre produce perdedores". Y es que toda competencia solo genera satisfacción en el ganador. Es mejor estimular la participación y elevar la motivación mediante un estímulo grupal que impregne la mentalidad de los estudiantes con la idea de que 'todos podemos llegar a hacerlo bien". Cuando estén a la altura de competir, tal vez puedan hacerlo voluntariamente en un ámbito neutral escogido por ellos mismos, donde nadie sienta que habrá lugar para juicios parcializados, basados en 'me gustó' o 'no me gustó'.


¿Entiende el organizador lo que se requiere para juzgar, para saber nombrar al jurado?

Para juzgar en un concurso de oratoria se requiere un criterio basado en una escala de valores o conjunto de principios. El que uno sea el alcalde de la ciudad, jefe de la policía, director de la escuela, ganador de una carrera de autos o de un concurso de belleza de ninguna manera capacita a uno automáticamente como juez de un concurso de oratoria. Lo que capacita a uno como juez de un concurso de oratoria es el haberse formado en oratoria con base en principios de oratoria. De otro modo, el juicio solo resultaría de "me gustó" o "no me gustó", lo cual podría resultar desmoralizador para cualquiera.

Por otro lado, si lo que se busca es la opinión de personas que ignoran completamente las normas, sí sería apropiado poner como jueces a personas que ignoran las reglas, para que basen su juicio en 'me gustó' o 'no me gustó', lo cual puede ser muy útil para sondear la capacidad de los oradores para llegar a toda clase de personas. Sin embargo, esta clase de concurso de ninguna manera debería aplicarse a jóvenes que están en la fase de estudio, sino solo a personas que ya tienen formación en oratoria.

Perder es en sí mismo desmoralizador. ¡Cuánto más lo sería si la crítica se expresa de manera despiadada, sin tener en cuenta el amor propio del concursante ni su verdadero potencial como orador. Toda crítica debe manifestarse de manera que cause el menor daño posible a la autoestima del concursante. Porque se procura su progreso, no su hundimiento, ¿verdad?


¿Cuándo y cómo se estimulará a los concursantes?

A nuestro modo de ver, la mejor manera de estimular la practica de la oratoria es la presentación y evaluación de los discursos de la totalidad de los participantes del curso de oratoria, sin discriminación. Entonces, los variados temas y estilos resultarán en un ramillete de opciones que impedirá que unos se sientan menospreciados o perdedores con respecto a los demás. Si todos tienen un estilo propio, y se aceptará su personalidad y manera de expresar las ideas, se sentirán más abiertos a tomar parte.

En lo que respecta a la práctica de la oratoria, la nueva educación implica un estímulo constructivo. Esto de ninguna manera se consigue generando perdedores, sino ganadores. La idea es que todos piensen que son ganadores en su estilo particular.


¿Cómo y cuándo llevar a cabo el concurso?

Aunque resulta poco grato para nosotros pensar en someter la oratoria a un concurso, porque sería tan absurdo como someter a un concurso de pintura a Picasso con Rembrandt y Van Gohg, o a un concurso de música a Chopin con Bach y Strauss, diríamos que la participación en un concurso solo ha de reservarse para personas curtidas en oratoria, nunca para noveles o aprendices. Lo que los noveles y aprendices necesitan más que nada en el mundo es encomio, alabanza, felicitaciones, sugerencias para mejorar, pero no que se les compare ni se les haga sentir perdedores (aunque haya segundo y tercer puesto, todos los que no lograron el primer lugar siempre recordarán que resultaron perdedores). Los concursos solo satisfacen al ganador.

Por eso, sugerimos que primero se implante un curso para el entrenamiento de la oratoria, basado en una escala de valores, o principios, que los estudiantes puedan aplicar progresivamente según un cronograma de estudios. Segundo, se ha de esperar al término de dicho programa, de modo que todos expongan sus trabajos, pero sin la presión de un concurso (aunque todos los discursos se evalúen de modo que cada resultado sea independiente del resto). Y tercero, se puede invitar a un concurso a aquellos que hayan obtenido una calificación mínima de 90% en la evaluación general del curso. Entonces, el concurso tendrá más sentido para todos. Aún así, en Oratorianet no somos partidarios ni promotores de concursos y competencias.


¿A quiénes escoger como jueces en un concurso interno?

Para juzgar los resultados de un entrenamiento en oratoria se requiere el dominio o conocimiento de una escala de valores, o principios, lo cual significa que la(s) persona(s) que ha(n) de juzgar tienen que basar sus opiniones en dicha escala. Si carecen del conocimiento o dominio de los valores, se les puede proveer planchas que contengan los diferentes aspectos de la oratoria que servirán de base para el juicio.

Por ejemplo, un juez se concentrará en el volumen y la pronunciación o uso del idioma, otro en la velocidad y uso de pausas, otro en los gestos y ademanes y la postura, otro en el contenido o información y el impacto general de la información, otro en el contacto visual y emocional, y así sucesivamente. De esta manera, aunque los jueces carecen de formación, por lo menos deben concentrar sus esfuerzos en aspectos particulares de la escala de valores que se usarán para juzgar. Eso es más objetivo que simplemente basarse en 'me gustó' o 'no me gustó'. Una evaluación meramente emocional pudiera parecer justa, pero no lo es desde un punto de vista objetivo.


¿Qué criterio debe primar?

A nuestro modo de ver, son 14 los aspectos que han de observarse en un concurso:

- Contenido informativo
- Fuerza del impacto general
- Habilidad para el contacto visual y emocional
- Habilidad para impedir que el auditorio se aburra
- Intensidad de la voz
- Corrección de la pronunciación
- Equilibrio en la velocidad
- Habilidad para la modulación y la entonación
- Arreglo personal y acicalamiento
- Gestos y ademanes
- Postura
- Primeras palabras
- Ordenamiento lógico de ideas
- Palabras finales
- Puntualidad y duración

El programa anual para las sesiones de práctica sugerido por Oratorianet incluye una cartilla de evaluación que también puede ser utilizada para la evaluación en un concurso, puesto que la evaluación en un entrenamiento y en un concurso son similares. Para una visión más objetiva pueden asignarse diferentes grupos de cualidades a diferentes miembros del jurado.


¿Cómo asignar las diferentes cualidades a los diferentes miembros del jurado?

Utilizando una cartilla de evaluación, hay diferentes maneras de asignar el trabajo del jurado, según la cantidad y habilidad de sus miembros:

1 juez

Evalúa todo:
- El contenido informativo
- El impacto de la idea principal
- El contacto visual y emocional
- La habilidad para entretener
- Las cualidades de la voz, el cuerpo y sus movimientos
- El uso del bosquejo
- La duración del discurso

2 jueces

Un juez evalúa:
- El contenido
- El impacto de la idea principal
- El contacto visual y emocional
- La habilidad para entretener

Otro juez evalúa:
- Las cualidades de la voz y del cuerpo y sus movimientos
- El uso del bosquejo
- La duración del discurso

4 jueces

- Un juez evalúa el contenido informativo y el impacto de la idea principal
- Otro evalúa el contacto visual y emocional y la habilidad para entretener
- Otro evalúa las cualidades de la voz y del cuerpo y sus movimientos
- Otro evalúa el uso del bosquejo y la duración del discurso

8 jueces

- Un miembro del jurado evalúa el contenido informativo
- Otro evalúa el impacto de la idea principal
- Otro evalúa el contacto visual y emocional
- Otro evalúa la habilidad para entretener
- Otro evalúa las cualidades de la voz
- Otro evalúa el cuerpo y sus movimientos
- Otro evalúa el uso del bosquejo
- Otro evalúa a duración del discurso


Cómo subdividir y enfocar las diferentes cualidades que han de evaluarse

Subdividir la cualidad que ha de evaluarse permite una observación más cuidadosa, lo cual ayuda mucho al juez a formarse un concepto general que facilite su evaluación


Evaluando el contenido informativo

- ¿Parece la persona muy interesada en el tema de su presentación?
- ¿Puedo percibir que dedicó tiempo a investigar el asunto?
- ¿Es interesante el enfoque que dio a su exposición?
- ¿Percibo que vive lo que predica?
- ¿Me permite visualizar o imaginar sus ideas?
- ¿Ha ilustrado el asunto o presentado por lo menos un ejemplo?


Evaluando el impacto de la idea principal

- ¿Me impactó intelectualmente?
- ¿Ha repetido o inculcado la idea principal?
- ¿Ha hecho asociación de ideas con ejemplos o ilustraciones?


Evaluando el contacto visual y emocional

- ¿Mira a sus oyentes a los ojos, intercambiando la mirada?
- ¿Establece un contacto emocional diciendo "usted", "tú" o "ustedes"?
- ¿Expresa aprecio, comprensión, interés altruista, generosidad y/o respeto por el oyente?


Evaluando la habilidad para entretener

- ¿Habla usando imágenes mentales o ilustraciones?
- ¿Usó un apoyo visual?
- ¿Hizo participar a sus oyentes mediante preguntas y respuestas?


Evaluando las cualidades de la voz

- ¿Suena intensa su voz?
- ¿Es suficientemente clara su pronunciación? ¿Se entienden sus palabras?
- ¿Modula la voz agradablemente, armonizando su tono con el material y la ocasión?
- ¿Habla a una velocidad equilibrada, haciendo pausas apropiadas?


Evaluando el cuerpo y sus movimientos

- ¿Comunica seguridad y aplomo su postura, se le ve estable y en equilibrio?
- ¿Refleja modestia su arreglo personal, comunicando limpieza y orden?
- ¿Convencen sus gestos y ademanes, es decir, parecen naturales y efectivos?


Evaluando el uso del bosquejo

- ¿Usa el bosquejo de manera eficaz, mirándolo solo de vez en cuando?
- ¿Se nota que todas sus ideas están conectadas lógicamente entre sí?
- ¿Sonaron eficaces sus primeras palabras?
(Si las bases no especifican un saludo o tratamiento, no se exigirá)
- ¿Sonaron eficaces sus últimas palabras?
(Si las bases no especifican un resumen general, no se exigirá)


Evaluando la puntualidad y duración del discurso

- ¿Se presentó a tiempo?
- ¿Se atuvo al tiempo que se le concedió, sin propasarse del límite establecido?
- ¿El comienzo y el final tuvieron un largo adecuado?

Como vemos, un concurso de oratoria no es un juego ni debería usarse como parte de un entrenamiento básico. Es un asunto serio que requiere que tanto participantes como jueces sepan por lo menos algunas nociones mínimas sobre oratoria y entiendan todo lo que implica un concurso.


Cartilla de evaluación

Teniendo en cuenta todo lo anterior y a fin de que la crítica resulte objetiva y no puramente emocional, al organizador le compete imprimir cartillas de evaluación u hojas de opinión para el uso de los jueces según se haya definido la política de evaluación.

Aunque el contenido informativo es, a nuestro modo de ver, lo más importante en oratoria, generalmente el peso del incentivo que mueve a un auditorio a hacer lo que se le recomienda recae sobre los gestos y la forma. Por eso los jueces han de equilibrar su opinión entre ambos aspectos. Si solo se fijan en la forma ('¡Me gustó"'') podrían descuidar el mensaje (“¿Se benefició el auditorio?”), lo cual es lo que verdaderamente cuenta.

Un discurso o declamación puede ser precioso o dramático solo en forma y hasta conseguir una ovación; u otro, sin tanta carga emocional, podría lograr efectos más profundos y significativos en el auditorio; pero un juez equilibrado observará más allá del impacto emocional. Porque entiende que un orador eficaz equilibra el aspecto emotivo con el intelectual con el fin de beneficiar a sus oyentes. Si todo el peso del discurso recayera sobre el impacto emocional, el orador probablemente procure un beneficio para sí mismo (el premio) en vez de beneficiar al auditorio (el objetivo real).

Oratorianet contiene una cartilla en evaluación el la Separata de Las 4 Leyes, que está disponible en nuestra tienda. Pero esta solo se da a modo de pauta. Los aspectos específicos a evaluarse, que deben figurar en la cartilla del concurso, ha de ser diseñada enteramente por el organizador siguiendo la política de evaluación.

Por eso, cuando te inviten a servir como juez en un concurso de oratoria, pregúntate:

- ¿Entiendo razonablemente bien cómo funcionan los principios de la oratoria?
- ¿Entiendo bien las bases del concurso?
- ¿Se evaluará la forma? ¿El contenido? ¿Ambas cosas?
- ¿Hasta qué grado se exigirá el cumplimiento estricto de los principios?
- ¿Son los participantes estudiantes de oratoria experimentados, o principiantes?
- ¿Cuál es el propósito principal del concurso?

Para organizar u concurso de éxito en oratoria, tanto los jueces como los participantes y sus asesores deben entender las bases del concurso y saber qué aspectos se tendrán en cuenta en la evaluación. Solo así se minimizará el desaliento que suele embargar a algunos concursantes por pensar que hubo injusticia en la evaluación.

Recuerda: En vez de basarte en 'me gustó' o 'no me gustó', lo apropiado es analizar qué tan bien desplegó el orador la aplicación de los principios, y cuán flexible o prudentemente aplicó las reglas.

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