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DE TÉCNICAS DINÁMICAS PARA HABLAR EN PÚBLICO


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EXPLICACIÓN ABREVIADA  |  EXPLICACIÓN COMPLETA  |   INDICE INTERACTIVO

Primera Ley

Objetivo : INFORMA CON CLARIDAD Y SUBSTANCIA


"Por la boca muere el pez", reza el dicho. Pocas cosas le pueden hacer tanto daño a un orador que su propia boca, por hablar de lo que no le conviene.

Por un lado están los que sienten temor de exponer en público, y por otro, los que, por un exceso de confianza, dicen cosas que los hunden profundamente. La seguridad es importante, pero el exceso de confianza puede sembrar una trampa muy peligrosa.

En el argot de los ingenieros civiles, mineros, rescatistas, alpinistas, aviadores, policías y médicos se dice que "la seguridad es lo más importante". Pero no se trata de una advertencia aplicable solo al ámbito de las construcciones, la minería, los rescates, el alpinismo, la aviación, el control del orden público y los hospitales. ¡Aplica a todas las cosas, incluida la oratoria!

 
"La seguridad es lo más importante"

En todo orden de cosas, la seguridad es lo más importante, y no puede haber seguridad sin inteligencia. En otras palabras, el conocimiento, la información y la comunicación eficaz son la clave de la seguridad en todos los campos. Recopilar, racionalizar, transmitir y compartir información acuciosa garantiza un respaldo que no se podría conseguir por ningún otro medio.

Por eso,
el objetivo de la Primera Ley es que llegues a la mente de tus oyentes con información clara y fácil de entender, y que a su vez entiendas las respuestas del oyente a las preguntas que tú le haces, y que entiendas los comentarios y preguntas que él te hace. Cuanto mejor y más informado está un orador, más seguridad acumula y proyecta. Se convierte a sí mismo en una central de poder interno y aplomo que canaliza su inteligencia en la forma  frases y actitudes que proyectan y generan confianza, ayudando a sus oyentes a acumular a su vez más poder en su propia mente, quienes quedan capacitados para hacer  lo mismo con los demás. ¡Es sinergia que se retroalimenta!

Así como la información ha sido siempre a base del desarrollo de la civilización, por constituir un conocimiento colectivo irresistible e imparable, la confianza ha sido la base de las ventas, y no ha sido diferente en oratoria. Y así como el primer objetivo de un vendedor profesional es generar confianza, lo mismo ocurre con su oratoria. Si un orador confía en la información que posee, sus oyentes lo percibirán y se sentirán igualmente seguros de estar recibiendo buena instrucción. ¡Y se traducirá en una retroalimentación formidable! La confianza del auditorio se revertirá al orador en la forma de una actitud receptiva y en un gran deseo de cooperar. Nada es tan gratificante como conseguir la plena cooperación de un auditorio, que todos unan sus pensaientos en torno a la idea..

Pero si el orador titubea a cada rato, como buscando palabras en su mente (por ejemplo, a cada rato dice "eeee", "aaaamm", "esteeeee"), da la impresión de no estar muy seguro, o si de alguna manera engaña intencionalmente a sus oyentes con datos falsos o promesas vacías, ocurre lo contrario. Su imagen se cae de cabeza y se rompe en mil pedazos, por decir lo menos.

Ten presente que una gran ventaja de tu mente es que no hay manera de que tus oyentes sepan lo que estás pensando sino hasta que abres la boca y dices algo con palabras,  gestos, ademanes y/o actitudes. Pero el hecho de que no sepan lo que piensas, no te da derecho a falsear la información. Tarde o temprano lo descubrirán y te lo reconvendrán.


En todas las disciplinas y campos los maestros enseñan que la información y el conocimiento es lo más importante. ¿Por qué? Porque lo que creemos y decidimos depende de ello. ¿No es famoso el dicho: "La verdad os hará libres"? La verdad es información veraz. Por ejemplo, en un artículo escrito por Warren Bennis, Presidente del Instituto del Liderazgo de la Universidad de California del Sur, titulado El Futuro No Descansa, expresó su convicción de que 'en todo orden de cosas el factor crítico es la información'.

Sin embargo, aunque la verdad suele doler, no choca tanto como la manera de exponerla. Muchos oradores se ahorrarían dificultades, explicaciones y disculpas si enfocaran su información de un modo que fluyera mejor y más suavemente al corazón del oyente.

En toda expresión difícil, complicada o cruda existe un vacío que, si se llenara con un detalle interesante, agradable o persuasivo, tal vez no despertaría tanto rechazo como si simplemente se la arrojara como una pedrada.

Por otro lado, hay que reconocer que algunas verdades son tan dolorosas como un cáncer terminal, cuyos dolores ya no pueden mitigarse ni siquiera con potentes calmantes. En tal caso, tendrás que dedicar tiempo a reflexionar en
el detalle que sea más interesante, agradable o persuasivo, a fin de minimizar el impacto.

A pesar de todas tus precauciones, al que tenga que oírla no le quedará más alternativa que refrenarse con hidalguía y dedicar tiempo a reflexionar en los beneficios que obtendría si, en vez de resistirse, la reconociera y aceptara (algo que no siempre lograrás). De lo contrario, el sufrimiento debido a las consecuencias será indescriptiblemente horrible.

Defender lo indefendible es solo un ejercicio de debate y demagogia que, aunque en apariencia termine en aplausos y felicitaciones, siempre conduce al fracaso. Porque nada, absolutamente nada, puede resistirse al impacto profundo de la evidencia fósil que asiste a la verdad.


Por eso, según Las 4 Leyes de Técnicas Dinámicas Para Hablar en Público,  la información y el conocimiento es el inicio y fundamento de todas las consideraciones relacionadas con la comunicación eficaz. De hecho, no exageramos cuando afirmamos que la base de una oratoria de éxito radica en la gestión y administración apropiada del conocimiento disponible, no en ser emotivo, brutalmente franco ni indecentemente burlón, como algunos suponen.
 
"Para que el oyente abra su mente, a veces hay que abrir primero su corazón
con
un sentimiento conmovedor; otras, para que abra su corazón,
hay que abrir primero su mente con una explicación inteligente."
Por qué lo dices

El público necesita saber por qué dices lo que dices. Si tus oyentes no entienden la razón principal por la que estás ahí de pie hablando minuto tras minuto, sencillamente cambiarán mentalmente de canal y se concentrarán en otra cosa, perdiendo el hilo del discurso. Y si eso ocurre, ¿cómo esperas que te apoyen y hagan lo que les recomendarás al terminar de hablar? Tu pedido no tendrá suficiente empuje, como un avión que corre por la pista pero no a suficiente velocidad como para superar la montaña que tiene enfrente. El por qué suele centrarse en el pasado, y envuelve una razón o causa. Por eso se considera que el razonamiento es la raíz de los pensamientos más interesantes.


Para qué lo dices

El público necesita entender adónde apuntan las flechas de tu explicación, es decir, cuál es la finalidad de tu esfuerzo y de tu propósito. No basta con que le digas por qué estás ahí, sino para qué, es decir, con qué objetivo se las dices. Por ejemplo, tal vez le digas que se abroche el cinturón de seguridad y conduzca su automóvil con cuidado porque está lloviendo, y entenderá por qué debe manejar con cuidado ("conducir con lluvia puede provocar un accidente, y abrocharme el cinturón y conducir con cuidado me permitirá controlar mejor el vehículo). Esas son razones. Pero si añades: "Para que pueda llegar con bien a su casa y reunirse con sus seres queridos", le añades algo más que una razón. Le estás dando un motivo, algo que toca su corazón y sus deseos ("Quiero ver crecer a mis hijos", "No quiero que mis hijos pierdan a su padre", "Mis hijos están pequeños y me necesitan", "Acabo de casarme y mi esposa me espera con la cena", "Si no llego a casa con la medicina que necesita mi madre, podría morir"). El para qué suele centrarse en el futuro, en una esperanza, 
y usualmente envuelve un sentimiento o emoción.

Recuerda: POR QUÉ apunta a una RAZÓN (a un argumento o demostración que sirve de apoyo para una afirmación o declaración, generalmente algo que ya sucedió o está sucediendo y que puedes usar como base para reflexionar, prepararte o prever). PARA QUÉ apunta a un PROPÓSITO u OBJETIVO (aquello que pretendes conseguir, lograr o alcanzar, generalmente algo que podría o podría suceder en el futuro y que puedes usar como base para imaginar resultados y prever en armonía con todos tus porqués). 

Nunca consideres lo mismo el hablar de "por qués" y "para qués". Mantén clara la diferencia y tu palabra fluirá mejor de tu mente a la mente de tus oyentes. POR QUÉ: Razones, reflexiones, argumentos, explicaciones, realidades, hechos, pasado, presente. PARA QUÉ: Propósitos, objetivos, metas, motivaciones, intenciones, sueños, ilusiones, futuro.


Por otro lado, aunque es importante para el auditorio saber y entender el por qué de las cosas y para qué le das el discurso, también  quiere satisfacer su curiosidad por saber quién o quiénes están implicados, cuál, cuánto, cuándo, dónde y, sobre todo, cómo. Por eso, pocas cosas son tan irritantes como oír a un sabio decir estupideces, o tener que soportar una discusión entre ignorantes respecto de un tema de suma importancia.

Por eso, de cuando en cuando, te preguntarás  ¿cómo es posible que alguien edifique un argumento sobre una base endeble y se atreva a discutir sobre lo que no sabe. Una razón obedece a la definición, significado o manera como esa persona entiende el asunto. Si la definición, significado o manera como entiende las cosas se basa en información equivocada, distorcionada o incompleta, el único resultado será un error del tamaño de su propia ignorancia.

 
Todo argumento que se edifica en torno a una falsedad
termina por eliminarse a sí mismo.

En cierta ocasión, una mujer estaba esperando por un largo rato en la fila del banco. Necesitaba su dinero con urgencia, pero no podía acelerar las cosas. Tenía que esperar hasta que atendieran a los clientes que estaban primero. Esperó más de media hora. Estaba irritada, desesperada, molesta y a punto de perder la calma. Entonces, le tocó su turno. Llegó a la ventanilla, presentó sus documentos y se quedó pasmada por lo que le dijeron: "Disculpe, señora, pero este no es el banco. Sus documentos son del banco que está al otro lado de la calle." Pasaron unos segundos y la señora comenzó a alzar la voz: "¡¡Qué!! ¡¡Esto es el colmo, señorita!! ¿Cómo es posible! ¡He estado en la fila más de 30 minutos y bla, bla, bla!". Aunque todos la miraban sonriendo, ella rehusaba aceptar la realidad de que se había equivocado de banco. Y en vez de reconocer su error, se retiró refunfuñando contra todos.

Lo mismo sucede con una definición o significado, o con la manera como entendemos las cosas. Si edificamos un argumento sobre una mentira, error, exageración, prejuicio, malentendido o dogma, sin duda terminaremos reconociendo, tal vez a regañadientes, que estábamos equivocados.

 
Toda mentira guarda proporción con la verdad que la aplasta,
aunque esta demore algún tiempo en obtener reconocimiento.

Por otro lado, ciertos oradores matizan sus discursos vociferando frases interesantes, o se pavonean usando palabras rebuscadas o rimbombantes ("El paradigma dicta que un licnobio que sestea o resulta ser un noctívago, sin duda acabará de zaborrero, ya sea que pretenda epatar o no con su verborrea porque en el corpus diacrónico de su cerebro solo existe una paronomasia del epítome mencionado, el cual ha sido evidentemente obtenido subrepticiamente...".) y hacen ademanes bruscos, hasta con las manos extendidas hacia delante, para impresionar a los oyentes y conmoverlos profundamente de manera que supongan que todo lo que están diciendo es cierto, pero ¿realmente lo es? Eso no es oratoria, es una burda manipulación.  Todos dirán: "¡Qué bien habla!", pero se habrán ido al desvío, si no a un matadero.

La oratoria correcta, es decir, el verdadero arte de hablar en público, no solo se apoya firmemente en conocimiento e información veraz, útil y de valor práctico, sino en razones, significados, definiciones, interpretaciones y motivos que den seguridad y muevan al oyente a poner en práctica lo aprendido. La demagogia y los
simples gestos, tonos, palabras, frases, definiciones y/o posturas impactantes son para el teatro.
 
Tanto engañar como  informar de modo confuso
o difícilmente entendible viola la Primera Ley


El estudio y la aplicación de la Primera Ley te ayuda a enfocar tu mente en la importancia de abrir bien los ojos, abrir bien los oídos y abrir de par en par el entendimiento antes de discutir o enseñar a otros. Un sabio se expresa con sabiduría, y el que domina un tema, como alguien que realmente lo entiende. Imagina un robot que se apresura por una cancha de fútbol y patea una pelota directamente hacia el arco y mete gol. Ahora imagina que alguien te dice que tanto la cancha como el arco, la pelota y el robot se hicieron solos, que se fabricaron a sí mismos, que surgieron de la causalidad. ¿Lo creerías? ¡De ninguna manera! Tanto el arco, como la cancha, la pelota y el robot requirieron un extraordinario diseño y muchísimas horas de planificación y ensayo. Hubo creadores inteligentes detrás de ello. Definitivamente no hubieran hecho ninguna de esas cosas sin tener una buena idea, razón o motivo, ¿verdad? Tratar de sorprender a un auditorio con argumentos vacíos, es suicidarse en oratoria. Tal vez lo engañemos por un tiempo, pero nada más demora el fracaso.

Al redactar este párrafo había científicos renombrados realizando ambiciosos estudios, pruebas de laboratorio y un sinfín de cálculos, asistidos por sofisticadas computadoras, financiados por grandes capitales y apoyados por grandes soñadores a fin de producir el ambiente necesario para cultivar alimento en Marte. Sin embargo, algunos científicos afirman que el ecosistema original de donde tomaron el modelo se hizo solo, mediante una evolución ciega, es decir, por casualidad. Lo que más bien quedó demostrado es que alguien tuvo que pensarlo, diseñarlo y hacerlo.

Precipitarte y hablar sin pruebas ni evidencias es un acto que te puede exponer al ridículo, y discutir sin tener todos los detalles sería equiparable a un crimen. Las consecuencias pueden ir desde pasar verg
üenza hasta manchar la honra de otras personas, por no decir lo peor. Por eso, adquirir conocimiento e información es la base de cualquier discurso eficaz, y organizar el conocimiento con disciplina resulta en adquirir y acumular fuerza*.

Cuidado con la agnotología

En 1979 se acuñó la palabra agnotología para designar la "ciencia de la ignoracia y la desinformación". A fines de la década del 60 las ventas de las tabacaleras disminuyeron cuando la gente comenzó a creer en las afirmaciones de que fumar causaba cáncer. El consorcio de tabacaleras fundó un centro de investigación. Publicaron resultados de estudios que demostraban de manera científica que fumar no era la única causa de cáncer. Había otras actividades humanas, tanto o más perjudiciales, que producían cáncer.

De ese modo, combatieron la verdad con la verdad para favorecer sus ventas. En 1979, un mandato judicial los forzó a desclasificar sus archivos. Se descubrió que durante muchos años estuvieron sembrando dudas, ignorancia y desinformación de manera intencional con el fin de desvirtuar la verdad.

Fue un método que estuvieron utilizando para adelantar sus intereses. El investigador de la Universidad de Stanford, Robert Proctor fue quien le dio el nombre de agnotología. Hoy la agnotología se enseña en algunas universidad como una ciencia. Puedes averiguar más en Internet.

Tanto individuos como grupos de poder han estado valiéndose de la agnotología para adelantar intereses egoístas. No es nuevo. Se ha usado por siglos. La diferencia es que ahora se la ha investigado, definido, clasificado, estudiado y enseñado como una ciencia.

Esta es una advertencia para que no intentes hacerlo con tus discursos. La desinformación intencional para promover la ignoracia con el fin de adelantar intereses egoístas puede parecer válida. Pero cuando quedas al rescubierto, tu reputación sufre el impacto.

Hoy la gente asimiló el engaño al grado de defenderlo, justificarlo y hundirse con las consecuencias. La gente siguió fumando, la venta de cigarrillos repuntó y las tabacaleras se salieron con la suya. Hoy se usa la agnotología para promover muchos proyectos que mueven millones de dólares al año. Pero sigue tratándose de un engaño.

Mantén un buen respaldo

Mantener un buen respaldo de conocimiento te permite añadir valor a tus discursos. ¿Cómo añades valor a un discurso? Bueno, por ejemplo, los vendedores saben que en similitud de condiciones, un producto o servicio no se distingue por las mismas cosas que ofrecen todos los demás vendedores, sino por el valor añadido, especialmente en el servicio. Un principio de la calidad total exige que se dé al cliente lo que necesita, no abrumarlo con excesos que jamás usará. En otras palabras, debe fabricarse el producto o servicio a su medida.

El principio más importante del valor añadido es que se le provea aquello que le gustaría recibir y lo haría feliz pero que el competidor no están dándole (por ejemplo, puntualidad en la entrega, pulcritud en el manejo del producto, trato sumamente cortés y amigable, instrucciones muy claras, proacción en la gestión de ventas y cualquier otra cosa que no esté recibiendo).

En oratoria siempre se espera el valor añadido de la verdad y la franqueza, a pesar de que muchos aplaudan el engaño. Hay una ciudad en la que se consumen, como promedio por persona, unos dos litros diaros de cierto refresco azucarado, y no es de extrañar que también es una de la ciudades con los índices más elevados de diabetes en el mundo. ¿Por qué siguen haciéndolo? Si lo piensas, no estarás lejos de la respuesta.

Cuida mucho tu reputación

Comer en un restaurante y encontrar un bicho en la sopa o en la pizza es lo contrario. Es un un valor restado. Envía información devastadora al cerebro del cliente, y a través de él, a toda la comunidad (si es que no lo publica en Internet y lo da a conocer a todo el planeta). ¿Qué harán las personas ahora con esa información?

Antes se decía que una queja reflejaba estadísticamente 25 quejas no denunciadas, y que cada persona se lo contaría a por lo menos 10 personas. ¡Unas 250 personas implicadas! Pero ahora las cifras se han disparado hasta la Luna debido al auge de Internet. Una sola queja puede contagiarse en pocos minutos y volverse viral, como el ébola, y destruir un negocio lucrativo y prometedor.

Cuando hablas en público las personas esperan recibir información, no desinformación. Esperan que las ayudes a llenar los vacíos de las cosas que ignoran, no a reforzar su ignorancia. No quieren que las engañes. Sin embargo, también hay quienes quieren que les regalen los oídos diciéndoles cosas que refuercen su ignorancia. Es cuando han caído victimas de la agnotología. Debes cuidarte de caer en la trampa de solo regalar los oídos para recibir un aplauso.

Por eso la información y el conocimiento son tan importantes en oratoria. Las Eras son períodos históricos que pueden contarse a partir de diferentes perspectivas. Hubo un tiempo en que se hablaba de la Era Agrícola, después de la Era Industrial y después de la Era Informática. Ahora se ha descubierto que hemos entrado a una Era Conceptual, en la que se enfatiza lo simultáneo, metafórico, estético, contextual y sintético. Pero hasta que todos entiendan lo que significa la Era Conceptual, lo antes mencionado seguirá siendo, para muchos, nada más que un dato interesante.

¿Lo sabías? Añades valor a un discurso cuando dices algo nuevo, interesante y diferente, algo en lo que el oyente tal vez no había pensado. Pero adquiere mayor relevancia cuando lo que dices armoniza con la verdad. ¿Te agradó descubrir la agnotología? ¿O hubieras preferido no conocerla y seguir consumiendo propaganda que estimula el engaño?

Cualquiera habla por hablar, pero un orador
experimentado siempre agrega valor a un discurso.

Aplicado a la oratoria diríamos que el orador añade valor a un discurso cuando dice algo especial (sintonizando con el hemisferio izquierdo del cerebro de sus oyentes) y cuando las dice de una manera especial, dirigiéndose así al hemisferio derecho. En otras palabras, no lo dirá de cualquier forma, es decir, como cualquier otro lo hubiera dicho, sino de un modo que realmente destaque el valor práctico de la información y permita al oyente recordar los puntos principales y se sienta motivado a usarlos después, en su vida cotidiana. ¿Crees que tus oyentes te harán caso y cooperarán contigo simplemente porque les digas la verdad o les cierta información que no tenían? ¡Ni lo sueñes! Un auditorio espera más que eso. Espera un valor añadido.

Por otro lado, recuerda que tal como existe un concepto de valor añadido, también existe lo opuesto: el valor restado. Valor restado es todo aquello que te ubica en inferioridad de condiciones respecto a una oratoria que se considere aceptable.
En ventas, se considera valor añadido a aquello que el cliente recibe por añadidura, es decir, además del producto y servicio, algo que en otra tienda no le darían. Pero si el vendedor no es puntual en la entrega, nunca responde el teléfono o no es limpio ni trata el producto con pulcritud, o si su trato es descortés y poco amable, no provee instrucciones claras ni es proactivo en su gestión, o el cliente tiene que regresar varias veces para presentar un reclamo, está restando valor a la venta. Mejor le hubiera sido pagar un poco más en otra tienda y recibir el servicio que esperaba recibir a cambio de su dinero.

Igualmente, en oratoria, si tu discurso no tiene nada especial y hablas como cualquier persona, es decir, como cualquiera lo hubiera dicho, sin destacar el valor práctico de la información; o si, por otro lado, gritas a sus oyentes, mostrándoles falta de respeto, restas valor al discurso. En pocas palabras, estás haciendo lo contrario de añadir valor. Si alguien asiste a una conferencia, espera oír un buen discurso, no uno pasado por agua tibia.

Hay oradores que suben al escenario con el pecho inflado, mirando a todos de arriba abajo, o no mirando a nadie en absoluto, dan su discurso y luego se retiran creyendo que dejaron a todos
impactados y convencidos, cuando en realidad sintieron como si les hubieran arrojado piedras. Tener la razón o demostrar que uno tiene todas las evidencias, la autoridad o el poder no sirve de nada si uno cierra su corazón con las pedradas de una actitud dominante, dura y arrogante.

Es cierto que cuando hablas ante un auditorio tienes el derecho de aventurarte de vez en cuando por los bosques de la especulación, como cualquier persona que usaría su inteligencia al discernir un asunto. Pero debes mostrar respeto por la inteligencia de tus oyentes, primero dejando en claro abiertamente que -en tal caso- solo estás suponiendo o usando un ejemplo, y segundo, reconociendo que ninguna especulación es beneficiosa si no contribuye al entendimiento. Las especulaciones son, en el mejor de los casos, una ficción y un ejercicio para la mente, y en el peor, la raíz de prejuicios cuyas malas consecuencias pudieran ser desagradablemente incontrolables.

Aunque todos somos imperfectos y tendemos a cometer errores, un orador experimentado demuestra sentido de responsabilidad siendo cuidadoso al prestar atención a los detalles de la información a fin de tener siempre un buen fundamento para sus declaraciones. Por eso, cuando veas un programa de televisión, ya sea de ciencia verdadera o de ciencia ficción, procura llevar la cuenta y anotar en un papel todas las veces que se dicen cosas como: "Se dice que...", "Suponemos que...",
"Pensamos que...", "Se cree que...", "Pudo suceder que...", "Quizás...", "Tal vez", "Probablemente sucedió...", "Es posible que...", "Parece que...", "Muchos concuerdan en que...", "Podría suceder que dentro de cientos de millones de años...", "Pudo ocurrir hace catorcemil millones de años...", "Se ha dicho que...", "Quizás...", etc. Ninguna de tales afirmaciones respalda ningún hecho comprobado, sino exactamente lo contrario, aunque provengan de labios de científicos prominentes.

Por tanto, la persona que quiere practicar una oratoria responsable debe procurar en lo posible presentar información completa y fácil de entender, conocimiento exacto (epignosis) acerca de las cosas que dice, y hacerlo con una actitud modesta.  De lo contrario podría generar confusión y malentendidos que sumirían al oyente en una completa desorientación, o tal vez dar pie a que se inicie una discusión entre sus oyentes a fin de dirimir lo que realmente quiso decir.  Y si lo abordaran al final de la conferencia para pedirle una explicación, ninguna explicación, por completa que fuera, bastaría para corregir el error de haber dejado a los demás en la Luna. ¿Conoces a alguien que estaría dispuesto a armar un rompezabezas si sabe que faltan piezas? ¡Ni loco!

 
El antídoto contra la incredulidad es el conocimiento exacto

¿Y la avalancha de información de la web?

Te preguntarás cómo enfrentar y manejar toda la avalancha de información que se obtiene por los medios de comunicación actuales. Por ejemplo, tal vez un maestro esté dando una explicación a la clase y, de repente, uno de sus estudiantes le salga al paso con cierta información que vio en Internet la noche anterior, algo acerca de lo cual el maestro no se enteró. ¿Qué hacer?

Es cierto que un maestro capacitado siempre debe mantenerse un paso adelante y que debería ser el primero en enterarse de los asuntos relacionados con su campo. Pero, por ejemplo, si alguien enseña la Biblia, ¿sería relevante que dijera que el libro de Proverbios contiene 915 versículos? Lo importante es que sus estudiantes entiendan y apliquen el punto que les enseña, no que beban hasta la última gota del conocimiento actualizado. Además, reconozcamos que Internet no es nada más que un medio de comunicación, no un sinónimo de "verdad". Sabemos que mucho de lo que sube diariamente a la web es falso, engañoso y hasta malicioso. Quizás tome tiempo verificar la fuente y la veracidad de lo publicado. Un profesional, por capacitado que esté, no tiene que saberlo todo ni poner su confianza
absoluta en algo que "vio" la noche anterior, ni mucho menos en algo que "vio" y le contó alguien menos experimentado. Si bien es cierto que Internet contiene una avalancha de información, bástenos lo necesario y asegurémonos de las cosas más importantes.

Lógicamente, si tus oyentes están completamente cegados de prejuicio, dogma o terquedad, será improbable que se dejen penetrar por la mínima línea de razonamjiento lógico. Porque no estarán sacando conclusiones a partir de la lógica. Tus palabras no les transmitirán seguridad ni confiuanza. Son como borrachos de emoción. No oyen razonamientos. Su corazón es como un globo emocional. Si los picas con una aguja, explotarán contra ti.

En tal caso,
primero necesitarás convencerlos de que, en ciertos asuntos, saben menos que tú, pero no mediante razonamientos, sino con magia (entendiéndose por magia un truco que les abra los ojos como si fuera con una descarga eléctrica). La física y química recreativa podrían ayudar. También quizás funcione si tienes habilidades de domador de animales. Por ejemplo, traer un halcón o un león y controlarlo hábilmente ante sus ojos. O de cocinero. Podrías ensayar un truco con huevos, naranjas u otros alimentos. Cualquier cosa que los asombre y les demuestre que sin lugar a dudas les conviene prestar atención a los conocimientos que hay en tu mente, conocimientos que ellos no tienen pero les gustaría tener.

 

Propósito de esta ley

El propósito de la Primera Ley es exhortarte a informar siempre con substancia, pertinencia y claridad para que tus oyentes no solo entiendan lo que dices, sino que tengan suficiente confianza y elementos de juicio para convencerse a sí mismos de las sólidas razones y evidencias que respaldan tus palabras.

Es cierto que todos somos imperfectos y que es imposible hablar sin cometer errores de dicción o de entendimiento. Pero siempre debes esforzarte por mantenerte al día. Errores pequeños son comprensibles, pero errores garrafales pueden atraer problemas como un imán. Hay auditorios que no tienen misericordia criticando la menor equivocación.

Por otro lado, si dices cosas que cualquier otra persona pudo haber dicho, y las dices de una manera que cualquier otro pudo haber usado, ¿cómo despertarás su atención e interés? ¿Cres que así los animarás y moverás a actuar? ¡Ni hablar! Tienes que informar acerca de lo que no sabían y decírselas de un modo interesante.  Regalar los oídos diciendo cosas que todo el mundo sabía es habla vacía. No moverá a acción.  Por que no es cuestión de informar por informar. Tienes que hacerlo de manera que motive e impulse a la acción, combinando así las otras leyes de Técnicas Dinámicas.


Nivel

El nivel que debes conceder a la Primera Ley es principal o de primer orden. La Primera Ley domina o controla a la Segunda Ley (la ley de la memoria), y de hecho, a todas las otras tres leyes, porque la memoria debe subordinarse al conocimiento y al poder que este puede proveerte cuando lo organizas debidamente. Recuerda siempre que la Primera Ley debe dominar y controlar toda tu oratoria.

Estructura

La Primera Ley está compuesta por 5 elementos:

 
- 1 principio (Un orador solo debe hablar de lo que sabe por estudio y/o experiencia)
- 3 cualidades físicas (volumen, pronunciación y postura)
- 1 sugerencia relacionada con la organización de las ideas (ordenar el tema siguiendo un orden lógico)

ARRIBA


"¡SI NO SABES, CÁLLATE!"

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LECCIÓN 1


SIGNIFICADO
 
Calla o pregunta, en vez de hablar sin saber.

Informa con material confiable, substancioso, claro y entendible. Te conviene preguntar e investigar bien los asuntos para dominar el tema antes de hablar. Porque si alguien te corrigiera delante de todos, ¿no hubieras preferido callar que quedar en ridículo?

"Si no sabes, cállate" es una frase que suelen usar los niños en son de queja cuando perciben una injusticia, cuando alguno de sus compañeros de juego se atreve a decir algo que está lejos de ser cierto. Los adultos la usan para decir que nadie necesita ser muy estudioso ni inteligente para darse cuenta de que solo tiene derecho de hablar de aquello que ha llegado a dominar por estudio o experiencia. Es una frase que resume todo el sentido que conlleva la responsabilidad de transmitir un mensaje, por simple que sea.

Pero en Oratorianet.com no consideramos que se trata de una frase suelta que solo engloba un sentido general, sino un principio compuesto de elementos o factores que, si uno reflexiona en cada uno de ellos, podrá extraerle un enorme beneficio no solo para su oratoria, sino para todas sus comunicaciones. Dichos factores para contar con información confiable son: Interés, investigación, interpretación, visualización, vitalidad y vivencia.

Y si actualmente tienes el inapreciable don de una gran facilidad de palabra, es aún más importante que aprendas a callar cuando no te convendría hablar. Porque aunque la
fluidez verbal te reporte el enorme beneficio de la convicción y persuasión cuando das un discurso, podría fácilmente atraer demasiado la atención hacia tu persona cuando conversas con un grupo de amigos dando la impresión de que eres una persona superdotada, a quien nadie puede superar, desalentando a otros de expresar sus ideas.  Si tu propósito es solamente impresionar, lograrás tu objetivo. Pero si es caer bien, no sería la mejor forma. A nadie le entretiene oír una sola voz y nada más que una voz durante una hora, por muy linda que sea.

Otra razón de peso para aprender a callar es si descubres que a menudo te ocurre que, por hablar demasiado, dijiste algo que en otra ocasión te desdijiste. Uno puede retractarse de una decisión o de un contraro o de algo que dijo, porque todos tenemos derecho a cambiar de opinión. Pero debes dejar en claro que cambiaste de opinión y explicar qué razones de peso de impulsaron a hacerlo. Porque si
a cada rato simplemente te desdices, darás la impresión de inestabilidad, lo cual atentaría contra tu imagen y persuasiva. Socavarías la confianza que hubieran depositado en ti.

¿Cómo se aprende a callar? Se aprende a callar reflexionando en los beneficios y perjuicios. Por ejemplo, un perjuicio sería que los demás comiencen a desear que uno se calle, que el anfitrión comience a pensar en no volver a invitarlo, y que los presentes tampoco deseen invitarlo a sus fiestas. Y un beneficio sería lo contrario. Seguramente lo pondrían en su
lista de invitados por ser una persona agradable, y los demás querrían invitarlo también. Callar es a veces muy importante para caer bien.

Pero ¿acaso no hay oradores que hablan durante horas y sus auditorios los ovacionan? Sí, pero ¿tienes la seguridad de ser esa clase de orador y no de aquellos que caen mal por no saber callarse cuando conversa con un grupo pequeño en una sobremesa en casa de un amigo? Recuerda: Es importante aprender a mantener el equilibrio. Para todo hay un tiempo.

 
Callar en el momento preciso puede ser tan importante
como decir una palabra apropiada en el momento apropiado.


INFormación


Información y conocimiento son la base para estructurar los principios y las cualidades de la oratoria. Y es el factor más importante, no solo de la oratoria, sino de todo. Si no adquieres conocimientos, no podrás dar en el clavo de lo que debes hacer para contribuir a la integración de ningún sistema o proceso; tampoco podrás instruir a otros y ayudarles a dar en el clavo. De hecho, los conocimientos forman las estructuras de todas las competencias que conforman el capital humano, la educación y la cultura. Más que eso, es un factor liberador. Muchas veces, el conocimiento marca una importante diferencia entre dos personas, sobre todo para sobrevivir en circunstancias extremas. No por casualidad se popularizó el proverbio: "La verdad os hará libres". El conocimiento exacto y la información acuciosa siempre ha sido una fuente de libertad.

Por ejemplo, si sabes que en tu localidad la policía se ha labrado la fama de no prestar ayuda eficaz a las personas que la necesitan; o que cierto vecino es una persona demasiado torpe para entender cosas simples (porque tiene una educación insuficiente, porque abusa de los derechos de los demás, porque es moralmente inmundo u otro motivo), ¿te atreverías a enfrentar una situación que podría salirse de control y terminar en que tuvieras que recurrir a la policía? No, porque sabes que llevarías las de perder. El conocimiento te sirve para tomar una mejor decisión y evitarte problemas. Saber algo que los demás no saben siempre te pondrá en ventaja.


Por ejemplo, tu vecino hace una fiesta de cumpleaños tan escandalosa que te irritas y le exiges moderación, pero unas copas de más le dan a él un falso sentido de seguridad y lo impulsan a responderte con atrevimiento. Entonces llamas a la policía y todo se sale de control: Los invitados a la fiesta intervienen y comienzan a gritar palabras soeces a todos los vecinos y/o a agredirlos físicamente. Cuando la policía viene, se lava las manos y se limita a citar a todos los implicados a la comisaría. La fiesta se disuelve y todos se retiran del lugar reventando de cólera. ¿Es así como tu vecino quería terminar su fiesta? ¿Es así como querías pasar la noche? ¿Qué lección sacarías? 1)averiguaste que tu vecino es demasiado torpe para entender cómo vivir en comunidad; 2) sabes que la policía de la localidad rara vez te ayuda cuando más la necesitas; y que todos salen perdiendo. Y 3) la próxima vez aplicarás ese conocimiento para tomar una mejor decisión para no salir perdiendo. La información y el conocimiento es lo más importante en todas las cosas. En la oratoria también.

El que más sabe, más puede. En las escuelas muchos se mofan de los estudiosos, especialmente los que manejan bien los números. Sin embargo, cuando crecen y se dedican al trabajo, ¿quiénes están en las oficinas de impuestos del mundo? ¿No son ellos? ¿Quiénes hacen los edificios y autopistas más impresionantes? ¿No son ellos? ¿Quiénes son los que descubren nuevas vacunas y medicamentos para curar a las personas? ¿No son ellos? ¿Quiénes son los que dictan las leyes económicas de los pueblos? ¿No son ellos? ¿Y quienes terminan abajo? Nada menos que todos aquellos que se burlaban de ellos en la escuela.

El primer paso que da una persona inteligente para actuar eficazmente en cualquier asunto es informarse, ya sea para tomar una decisión sencilla, juzgar un caso complicado o criticar cualquier asunto, llegar a una conclusión, resolver un problema, responder una pregunta importante, orientar a otras personas o presentar un discurso. Y aunque es cierto que algunas cosas pueden hacerse bien a partir de la simple intuición, dicha intuición nunca suele basarse en la nada, sino en alguna clase de conocimiento tácito o explícito previamente adquirido.

Hablar por hablar no ejerce ningún poder persuasivo ni convincente.
Cualquiera puede abrir la boca y comenzar a decir algo. Un loro podría pasarse toda la tarde hablando, pero solo daría un espectáculo muy interesante. Nadie se sentiría persuadido, ¿verdad? Para dar en el clavo se requiere conocimiento, estar bien informado.

Por lo tanto, el orador experimentado se capacita por medio de derribar o atravesar las fronteras que separan la ignorancia del entendimiento de las cosas. Es un estudioso diligente en todo sentido, un verdadero trabajador del conocimiento. Un ávido lector y escritor. No es un improvisado que simplemente palabrea a los demás para salirse con la suya. ¡Qué fácil es hablar! Ponerlo por escrito demostrará la consistencia de su competencia.


Por ejemplo, un orador capacitado sabe distinguir la diferencia entre "aún" y "aun", entre "deber" y "deber de", entre "tener que hacerlo" y "deber hacerlo", entre "lo cual" y "la cual", entre "balear" y "abalear", entre "latente" y "patente", entre "dónde" y "adónde", porque es un estudioso infatigable del idioma y de las definiciones y sabe que esas cosas no significan lo mismo. Por citar un ejemplo, "deber" significa una "obligación" ("debo pagar mi deuda"), mientras que "deber de" significa "suposición" ("Debes de estar muy preocupado por lo sucedido").

Su comunicación es culta y lo refleja en su pronunciación y escritura; sus trazos son claros, breves, firmes y entretenidos. Un orador capacitado es un instrumento del conocimiento. Aprende palabras nuevas y las utiliza correctamente, porque sabe que cuanto mejor las conozca, más libre se siente respecto a los demás. Además,  reconoce por experiencia que una palabra puede abrir o cerrar una puerta de oportunidades.


El orador experto recopila información útil para incrementar constantemente su fondo de conocimiento, y poder diseminar posteriormente la información con sentido de responsabilidad teniendo en mira la integración de los que le escuchan. Basta una palabra mal empleada o mal pronunciada para enredar las cosas y producir un efecto completamente diferente. "Dile que no compre" no es lo mismo que "dile que lo compre" pero suena muy parecido. Se trata de una pequeña diferencia que podría tener serias consecuencias si estamos hablando por teléfono y se trata de tomar una decisión urgente.

Impartir información a un auditorio es una responsabilidad de peso, porque afecta la vida y el futuro de las personas, sus decisiones, el uso de su tiempo, sus esfuerzos y la manera como invierte su capital humano. Por lo tanto, una buena preparación en oratoria comienza por entender la importancia que tiene la información precisa, específica, exacta, interesante, substanciosa, significativa, provechosa y de utilidad práctica.

Por ejemplo, si das un discurso extraordinario sobre los riesgos de consumir azúcar y te retiras sin darles alternativas para endulzar sus alimentos, los dejarás en la Luna. El tema les parecerá incompleto. Tienes que decirles que pueden usar miel u otros edulcorantes, dándoles una satisfacción.

Lo más difícil es hablar acerca de algo que tus oyentes ya saben o acerca de un asunto trillado que no tiene nada de nuevo. Pero se vuelve fácil si presentas los asuntos con un toque de frescura, ya sea en contenido o en forma, para que la novedad les despierte el deseo de prestar atención y se sientan movidos a prestarte atención. Porque si dices cosas que siempre escuchan, o cosas que a ellos ya se les ha ocurrido, saldrán a comprar a la tienda, a dar una vuelta, o simplemente se adormecerán en sus asientos pensando: "Eso ya lo sé", o "¡Vaya! Más de lo mismo". Por eso, si un mago saca un conejo de su sombrero no despertará mucha expectativa, porque casi todos creen saber lo que va a hacer. Pero ¿qué hay si saca un camello? ¡De aseguro le prestarán atención! Lo mismo sucede con un discurso. Hay que darle un enfoque novedoso, que no se les haya ocurrido ni en sueños, presentar la línea de razonamiento y los ejemplos de una manera fresca e impactante. No decir las cosas que ellos exactamente esperan oír, sino algo mucho mejor.

Si te sientas a escuchar un solo de piano del argentino Daniel Barenboim, no podrías menos que permanecer en un estado de trance minuto tras minuto debido a la extraordinaria destreza que tiene para llevarte desde las partes más bajas de la quietud hasta las cumbres más impresionantes del clímax musical. Su habilidad para sorprenderte con la siguiente línea melódica te deja en un éxtasis constante. Le encanta presentar sus interpretaciones de manera que tu oído no adivine lo que viene después. Siempre hay una nueva variación, una tesitura diferente, un ritmo que rompe los esquemas. Y lo mismo ocurre en el campo de la pintura, la oratoria, la escritura y otras artes. Cada intérprete puede dar a su obra un matiz que la distinga largamente de las demás.

En contraste, los que hablan de manera monótona, insulsa y sin impacto generalmente lo hacen así porque no han cultivado su voz
lo suficiente. Simplemente arrojan palabras al viento. Todos sus discursos tienen el mismo tono, la misma canción. Leen las noticias con la misma tonalidad, leen sus documentales sin ninguna pasión. No hay cumbres ni profundidades, no tienen color ni calor, no hay gestos ni ademanes que comuniquen siquiera el mínimo sentimiento. No progresan, siempre hablan igual. Aburren hasta la muerte. ¿Quién les presta atención? ¡Todos prefieren ver y oír otro canal, otro noticiero, otro documental, otro discurso!

Un orador adquiere experiencia cuando reconoce la importancia de la información sin descuidar el aspecto emocional que hay tras el contenido. Siempre busca la relación que existe entre una fría definición y el candor de la intención, a fin de que el viento
no se lleve sus palabras, sino que arraiguen profundamente en el corazón de sus oyentes, a fin de que aprendan, a fin de que se despierte en ellos el deseo de poner por obra lo que recomienda.
 

Proacción y la calidad y cantidad de información

Hoy se valora mucho a la persona proactiva, es decir, aquella que tiene la habilidad de anticiparse a los problemas por medio de detectar de antemano las probables dificultades que podrían surgir, buscando soluciones antes de que ocurra el problema. ¡Algo así como un profeta!

Antes, el éxito en los negocios se evaluaba exclusivamente a partir de los indicadores financieros, pero posteriormente se descubrió que había aspectos intangibles que afectaban los resultados y no estaban siendo tomados en cuenta ni medidos. Por lo tanto, se les dio el nombre de inductores de la acción o indicadores del futuro, que permitieron anticipar el resultado con cierto grado de certeza, con la finalidad de realizar a tiempo las modificaciones necesarias y lograr o retener una posición de éxito.

 
El conocimiento del problema es la clave de la solución.
Thomas Cleary

La persona proactiva es aquella que se mantiene sensible o alerta a cualquier detalle que le ayude a anticiparse a los problemas. Valora la información que le ayuda a mejorar su perspectiva de los asuntos. Los indicadores del futuro o inductores de la acción se convierten para ella en un exquisito banquete de información. Por eso estas personas también suelen ser buenos elementos cuando se trata de comunicar ideas o hablar en público. No es que sean paranoicas, sino que simplemente saben prestar atención a los "indicadores del futuro". Dicen que "una persona verdaderamente sabia es la que tiene la respuesta antes de que le hagan la pregunta". Eso no sería posible si no prestara atención a los detalles.

Recuerda: Cuanto más y mejor información manejes valiéndote de una forma de pensar sistemática, estarás en mejor posición para analizar las cosas desde más puntos de vista y serás más competente al ofrecer soluciones a los problemas que podrían presentarse. Y hasta tus relaciones humanas mejorarán, porque contarás con recursos novedosos para entender a las personas e interactuar con ellas de maneras más creativas y entretenidas. Por eso, aunque te conviene saber mucho, más te conviene saber lo que tu auditorio necesita escuchar. Porque, en oratoria, lo más importante es la calidad de la información, no la cantidad. ¡Es el cimiento de todos tus discursos!



Fluidez de la información

La fluidez de la información puede compararse con la fluidez de un líquido desde el primer hasta el último piso de un edificio de 20 pisos. Si la tubería está limpia y el líquido no es espeso, podrá ser bombeada hasta llegar más arriba en menos tiempo. Pero si la tubería está obstruida y el líquido está cremoso, no solo no llegará lejos, sino que forzará el motor (si no se atasca indefinidamente). Cuando un orador fluye, inspira confianza (esto no aplicaría al tartamudo, cuya falta de fluidez es involuntaria. En tal caso, su esfuerzo y confianza personal, por lo contrario, suele recibir la alabanza y admiración del auditorio).

Es común que un moderador pida a los participantes de un panel: "Como conclusión, resuma cada cual su enfoque
en un minuto", y que cada cual se tome dos o tres minutos para hacerlo. ¡Eso no es resumir! Se resume cuando se dice algo en pocas palabras. El tiempo para argumentar y presentar las ideas ya pasó. De eso trató la reunión. La conclusión no es para palabrear ni dar diezmil vueltas, sino para clavar el dardo en el centro del blanco. Usar muchas palabras para concluir la idea de un discurso es como diluir una taza de café en tres litros de agua. Los oyentes necesitan pocas palabras para enfocar el asunto y decidirse a  tomar acción. Muchas palabras solo entorpecerán su comunicación.

Tampoco fluye la información si uno usa el tiempo para decir: "Bueno, eee, aaa, este,,, en laaaaa, eee...". Eso solo demuestra una crasa falta de dominio del tema y de las cualidades necesarias para exponer, lo cual arroja una impresión de inseguridad personal. ¿Querrían los oyentes poner en práctica el consejo de una persona que parece insegura? ¿Cómo evitarlo? ¡Uno nunca debe subir a la plataforma de los oradores si no es capaz de resumir la idea principal de su discurso en una sola oración! Eso es lo que debe usar al final.



Simplificación


Si bien es cierto que esta págína es bastante larga porque responde a la necesidad del lector de recibir la más amplia explicación sobre un asunto tan delicado, como es la información, la clave de un discurso está en la simplificación. Cuanto más simple un discurso, tanto mejor.

Empezamos un siglo en el que todos van a todas partes
de prisa. Las comunicaciones son cada vez más urgentes, y los mensajes demandan cada vez más concisión, es decir, brevedad y economía de palabras para expresar los conceptos con exactitud y claridad. Por eso, simplificar es la clave, y eso es lo que se destaca en un mensaje de texto.

Sin embargo, la concisión no resulta automáticamente de usar pocas palabras, sino de aguzar la inteligencia para seleccionar bien las pocas palabras que expresen la mayor cantidad de ideas. Un buen ejercicio para lograrlo es analizar la técnica japonesa de los poemas haiku, no para practicar una oratoria haiku, sino para captar el sistema de decir las cosas de manera más interesante y breve. Casi todas las grandes citas literarias son el resultado de un pensamiento metódico, y nada lo ilustra tan bien como los poemas haiku.

Otro recurso es analizar los Proverbios del rey Salomón. Uno de ellos dice: "El hierro afila el hierro igual como  el rostro de un hombre afila el de otro". En otras palabras, así como un cuchillo puede afilarse frotándolo contra otro, las relaciones humanas pueden hacer que uno mejore su trato o forma de ser gracias al consejo que se nos ofrezca, o mediante imitar algunos de los rasgos de la personalidad de la otra persona.

Algunos confunden "orador" con "palabrero", pero la verborrea no tiene nada que ver con la oratoria. Las más inolvidables citas literarias se recuerdan, precisamente, por contener pocas palabras. De hecho, la página principal de Las 4 Leyes, de Oratorianet.com, ofrece a sus lectores tres modalidades de explicación, a su elección: Abreviada, completa y extensa. Actualmente estás leyendo la extensa.

Esto no significa que al hablar o escribir siempre debas usar pocas palabras. Pero cuando debas abreviar, deberías poder hacerlo sin dificultad.



Filibusterismo


El filibusterismo es una maniobra, estrategia o táctica que utilizan algunos argumentando o discutiendo con el único fin de retardar o entorpecer una discusión o debate en una reunión de carácter político, a fin de consumir tiempo e impedir  que se llegue a un acuerdo. Lamentablemente, en la mayoría de los casos resulta inútil porque si una decisión no puede tomarse hoy, de seguro se tomará después. Aparte de llamar la atención hacia uno mismo, salir en las noticias de la noche o ganar el Guinness World Records, como el más palabrero del mundo, no sirve para nada.

Siendo que la información es tan importante que influye directamente en el conocimiento y la sabiduría que requerimos para orientarnos, idear proyectos, inventar cosas, diseñar normas y procedimientos, tomar decisiones y resolver problemas, no recomendamos el filibusterismo. Es una actividad vacía que muestra falta de respeto por el tiempo del auditorio. Valorar y administrar el tiempo eficazmente es una cualidad de los líderes del futuro. Ganar tiempo con la única intención de perder tiempo es todo lo contrario.


Desinformación


Desinformar es informar a medias o dar información que no se ajusta del todo a la verdad. También se puede desinformar por medio de omitir datos que son esenciales para entender bien un asunto. Resulta en desorientación y, por tanto, en mandar a todos al desvío. Cuando se hace intencionadamente calculando el resultado, se trata de manipulación. Sin embargo, la motivación y los efectos determinan si fue correcto o incorrecto hacerlo. Por ejemplo, si un delincuente solicita información que puede resultar en que algunas personas pierdan la vida, tal vez haya quien justifique que se lo mande al desvío. Pero si la vida de alguien depende de que una ambulancia llegue a tiempo, seguramente se consideraría criminal enviarla intencionalmente por otro camino.

Muchos prejuicios, malentendidos, celos, envidias, dudas y rencores tuvieron su origen en alguna clase de  desinformación. La desinformación puede destruir amistades que costaron años en construir. También ha sido la base de decisiones que resultaron en acciones calamitosas y desgracias terribles.


INTerés
 
Interés. Todo en la vida comienza con un interés, con un esfuerzo personal. Interésate en la información que quieres presentar y esfuérzate por hacer un buen trabajo. Cultiva un profundo deseo de compartir tus conocimientos con tus oyentes. Dale vueltas y vueltas en tu mente y corazón hasta que madure tu entendimiento del asunto que quieres comunicar. Eso te dará energía más que suficiente para echar a andar el motor de la sabiduría y afinará tus intenciones de quedar bien y proyectar una excelente imagen, porque entonces tu deseo será altruista: Presentar un tema bien preparado y satisfacer la necesidad del auditorio.
Sin esfuerzo de tu parte no lograrás nada significativo; pero si le pones un interés profundo, pones el corazón y cultivas un deseo ardiente de hacerlo bien, el éxito caerá por su propio peso.  

La cantidad de tiempo y esfuerzo que dediques al estudio e investigación de la información relacionada con tu discurso demuestra el grado de tu interés. Si no dedicas tiempo a la lectura e investigación, no solo manifiestas desinterés, sino que no acumulas la energía necesaria para llevar a cabo los demás pasos del proceso o secuencia de preparación. Si quieres tener éxito en oratoria, prepárate bien comenzando por mostrar interés. Por eso se dice que no hay cultura sin esfuerzo.

¿Qué estimulará el crecimiento de tu interés por ahondar tus estudios de oratoria y preparar bien tus discursos? ¡Pensar en la satisfacción que sentirás al ver que te conviertes en una persona más competente y efectiva! Al estudiar tus temas a conciencia adquieres más conocimientos y destrezas colocándote en una mejor posición para tomar decisiones más responsables y satisfacer una mayor cantidad de necesidades personales, así como para presentar discursos más profundos, motivadores y persuasivos, lo cual satisface cada vez más a tus oyentes. Refuerzas tu carrera, incrementas tu capital humano y te vuelves una persona más útil en tu centro de trabajo, alguien con quien tus jefes querrán contar siempre.

Lo más interesante de la motivación por la satisfacción que produce la investigación y el aprendizaje es que cuanto más sabes, más quieres saber, de modo que cada vez te resulta más fácil y divertido adquirir información, organizarla y utilizarla. Pero recuerda: Todo comienza con el tiempo y el esfuerzo que le dedicas al tema, es decir, depende de tu interés. Por eso, el interés está en la base del estudio de Las 4 Leyes. ¿No estamos considerando la Primera Ley?

Y un factor que no debes pasar por alto es que el interés tiene el potencial de activar tus hormonas. Por ejemplo, si vas a competir, se activan ciertas hormonas. Si vas a comer, se activan otras.  Si te asaltan unos ladrones, se activan otras. Es tu cuerpo que natural y automáticamente se predispone a la acción y reacción eficaz. Tienes que reconocer que disfrutarás más de la experiencia de exponer en público si abordas el asunto con la mejor disposición de ánimo, no como si te enfrentaras a un tigre de bengala. ¡Pon tus hormonas a tu favor, no en contra!

No me malinterpretes. "Si no sabes, cállate" no significa guardar silencio en toda ocasión, sino solo cuando sientes la tentación de hablar acerca de algo que no entiendes o no has tenido ocasión de investigar. A veces, cuando te quedas en silencio alguien pudiera tender a creer que te falta interés. Pero en tal caso, en vez de atreverte a decir una sandez, probablemente te convenga hacer una pregunta o añadir un comentario breve anteponiendo la frase "Bueno, en mi opinión...". De todos modos, serán menores tus problemas por guardar silencio que por fanfarronear explayándote acerca de asuntos que no entiendes bien.

INVestigación

Investigación. Una manera de recopilar información para tus discursos es averiguando todo cuanto sea pertinente para enriquecer tu fondo de conocimientos. No es suficiente con saber algo superficialmente si se trata de un conocimiento que puede edificarte y beneficiar a los que te escuchen.


Comienza sondeando tu interior (tu banco de memoria) y después, la mente de otras personas (leyendo libros, asistiendo a conferencias, cursos y seminarios, navegando por Internet, analizando documentales, escuchando las noticias locales e internacionales, y entrevistándote con especialistas y gente entendida en la materia). Empápate con más material pertinente del que necesitas, porque el contenido informativo y educacional es la base de todos tus discursos y el fundamento sobre el cual podrás pararte con confianza delante de cualquier auditorio y enfrentar cualquier sesión de preguntas y respuestas.

Un orador capacitado siempre posee más información de la que necesita, aunque solo use un pequeño porcentaje en su discurso. Un ejercicio mental para ver un ejemplo de esto es observar cómo responde el portavoz de los Estados Unidos al interrogatorio de los medios de comunicación. Parece tener una respuesta para todo; y lo que no sabe, lo pasa por alto con dignidad. Dale Carnegie solía decir que una persona mal preparada no merecía sentirse segura ante un gran auditorio. De modo que investiga, para experimentar e inspirar más firmeza y aplomo.

Un orador experimentado averigua de todo un poco. Por ejemplo, cuando está con un neurólogo, aprovecha para preguntarle si la norepinefrina es una hormona o un neurotransmisor, o ambas cosas. Y escucha atentamente la explicación. Si es necesario, después anota todo en un papel. Si está con un arquitecto, tal vez le pregunte cuántas toneladas por centímetro cuadrado debe soportar cada columna de un edificio de 10 pisos. O si está con un veterinario, le pregunta cuál ha sido el caso más difícil que tuvo al atender una emergencia. En realidad quiere saber de todo para usarlo en sus discursos cuando la situación lo amerite.

Cuando la gente exige apasionadamente un debate, no suele deberse tanto a que quiera escuchar una exposición de las ideas que podría leer y analizar cómodamente en un documento publicado, si fuéramos a creer que verdaderamente querría tomarse el tiempo necesario para analizarlo exhaustivamente, sino a que muchos prefieren ver un espectáculo y juzgar los sentimientos que reflejan los contendores. Es la fórmula  preferida de los flojos de intelecto. Y no se trata de una invención del siglo 21, sino de una tradición de larga trayectoria en todas partes.

Por lo general, muchos piensan que eso les ayudará a decidirse por una u otra propuesta, o por uno u otro argumento, es decir, sin tener que dedicar tanto tiempo a lo que de otro modo sería una tediosa lectura de términos que no entienden. Prefieren apoyarse en su corazón para leer el mensaje no verbal de los gestos y ademanes, en vez de tomarse el arduo trabajo de concentrarse y verificar la información.


La mirada, los gestos y los ademanes son tan comunicativos que las personas los usan instintivamente para evaluar lo que se dice con palabras, en cuanto a si el que habla parece realmente convencido. Si el vigor de los ademanes no corresponden al de las palabras, el oyente no piensa: "Pasaré por alto eso, porque es tímido, pobrecito", sino "Este tipo no me convence en absoluto", lo cual le echará cerrojo a sus deseos de cooperar. Pocos auditorios, si alguno, son misericordiosos.

Sería presuntuoso el que un orador diera por sentado que el auditorio pasará por alto sus deficiencias de lenguaje corporal y tenga la perspicacia de concentrarse en la información más que en la forma. ¡Eso sería fantástico! Pero no es realista. La verdad
escueta es que, por decirlo así, con su corazón emitirá un veredicto apuntando con el pulgar hacia arriba o hacia abajo, como en el medievo. Por eso, nunca pienses que porque la información sea lo más importante, bastará para obtener la cooperación del auditorio.

No obstante, al margen de las emociones que pudieras despertar, una investigación responsable te permitirá dominar el tema y sentirte por dentro como si poseyeras las columnas de un enorme edificio. Adquirirás tal seguridad que no podría menos que reflejarse en tu volumen, velocidad, pausas, modulación, pronunciación, presencia, postura, mirada, gestos y ademanes. Esa seguridad es un factor que resulta muy convincente y persuasivo, es decir, nada despreciable para cualquier auditorio en cualquier tipo de discurso.

Solo ten presente que al final de un debate o conferencia, aunque muchos suelan quedar más confundidos que antes, emocionalmente se sienten más inclinados hacia quien más les agradó. Y gran parte de ese efecto es causado precisamente por la sensación de que el orador domina el tema, porque realmente parecía estar empapado de información y conocimiento. ¡Cuánto más si realmente había investigado el asunto!

INTerpretación

Interpretación. Una de las tareas del orador es traducir su investigación a un lenguaje fácil de entender por sus oyentes. Muchas veces, los estudiantes obtienen bajas calificaciones porque sus maestros no se han dado suficiente tiempo para transformar la información que hay en su propio cerebro en información digerible por sus alumnos. No han cumplido con este importante cometido. Saben mucho y entienden la materia a la perfección, pero nunca traducen en términos sencillos, agradables y fáciles de memorizar. Exhiben un currículum impresionante, pero ninguna habilidad para explicar sus conocimientos a otros de modo que estos obtengan una nota aprobatoria. Tienen título de maestros, pero no son verdaderamente maestros. Aburren y hacen sufrir al estudiante obligándolo a quemarse las pestañas noche tras noche tratando de decifrar la conferencia.

Cuando hablamos de traducir, no nos referimos a la traducción de un idioma, como del inglés al español, sino a la interpretación que otros pueden dar a nuestras palabras si no tenemos cuidado de hablar de una manera fácil de entender. Por ejemplo, si alguien te dijera "tengo un cálculo que me está matando", ¿qué entenderías? ¿Cómo lo interpretarías? ¿Que está preocupado con una ecuación matemática difícil? 
¿Que tiene una piedra en el riñón o en la vesícula, y está causándole dolor? ¿Que realmente está muriendo? ¿O solo se refiere a que está muy preocupado por algún problema? A menos que sea más claro, sus palabras quedarán sujetas a un malentendido. Sin embargo, solo tendría que añadir o quitar una palabra para ser más específico, ¿verdad?

Si un estudiante tiene que trasnochar para entender una lección, es porque el maestro, el método de su enseñanza o el programa de estudios es totalmente ineficiente. Un verdadero método de enseñanza debería dejar a los estudiantes contentos, satisfechos y relajados por sentirse enriquecidos con el conocimiento adquirido; no tensos, temerosos, ansiosos, angustiados, ojerosos, desoxigenados, debiluchos y con cara de tontos. El estudiante debería poder disfrutar del fin de semana para descansar y recuperar fuerzas, lo que contribuiría a su creatividad y proactividad, no para seguir sufriendo por entender lo que el profesor realmente quiso decir. Amenazar al estudiante con ponerle "0" si no entiende una explicación es lo mismo que amenazar al maestro con cancelarle la licencia si su próxima clase no la presenta en chino. A ver qué le parece.

Es deber del orador traducir la información de la manera más entendible posible, es decir, masticada y digerida, para que el oyente pueda aprovechar mejor su tiempo concentrándose en profundizar sus conocimientos más allá de la explicación. Eso es lo que hacen muchos animales para que sus crías estén fuertes. Regurgitan el alimento de modo que sus crías lo asimilen mejor. Es cierto que algunas especies les dan el alimento crudo, pero por lo menos, lo cazan por ellas. Sería totalmente inesperado que un león le ordenara a su cachorrito recién nacido: "Bueno, ya me viste cazar. ¡¡Ahora anda, demuéstrame que eres un león lanzándote sobre ese búfalo!! ¡¡Cázalo y cómetelo tú solo!!". No, no hace eso, porque sabe por instinto que todavía no es un león, sino un cachorro. Bueno, por la misma razón debes tratar a tus oyentes como a cachorros intelectuales presentando una interpretación magistral.

Por eso, si quieres que te entiendan claramente y recuerden y apliquen la información, usa expresiones sencillas que aclaren el sentido de lo que quieres decir, en vez de complicarte usando expresiones rimbombantes. Un manual utilizado por una escuela de técnicas para exponer en público con más de 95,000 centros de enseñanza en el mundo dice que 'la sencillez de palabras es uno de los primeros principios que se deben aprender'.

¿De qué sirve que el maestro haga preguntas difíciles a sus estudiantes si no les enseña a responderlas? ¿O de qué sirve pedirles que lean un libro de tapa a tapa en una noche, si con una pésima clase les roban el descanso que necesitan para tener la mente lúcida al día siguiente en el examen? Eso solo los agotaría e incomodaría, y si obtuvieran una calificación baja. Los haría sentirse estúpidos y fracasados. No hace gracia el que el maestro repita el cliché: "A mí solo me interesan los mejores", como si ser mejor implicara soportar una enseñanza deficiente. Nadie puede mejorar con un maestro incompetente, porque como reza el dicho: "Al alumno le basta con ser como su maestro".¿De qué sirve que el maestro haga preguntas difíciles a sus estudiantes si no les enseña a responderlas? ¿O de qué sirve pedirles que lean un libro de tapa a tapa en una noche, si con una pésima clase les roban el descanso que necesitan para tener la mente lúcida al día siguiente en el examen? Eso solo los agotaría e incomodaría, y si obtuvieran una calificación baja. Los haría sentirse estúpidos y fracasados. No hace gracia el que el maestro repita el cliché: "A mí solo me interesan los mejores", como si ser mejor implicara soportar una enseñanza deficiente. Nadie puede mejorar con un maestro incompetente, porque como reza el dicho: "Al alumno le basta con ser como su maestro".

La labor de un verdadero maestro es dejar a sus alumnos satisfechos y contentos por haber aprendido algo nuevo, y haberlo aprendido bien, lo cual solo se logra si les ofrece una interpretación interesante de los asuntos. Dejémonos de tonterías, si el oyente no entiende la exposición, es porque el orador no habló bien. ¿Y quién debe pagar por eso? ¿El alumno? ¡Por favor!

VISualización

Visualización. El Dr. Maxwell Maltz escribió en su libro Pincipios de Psicocibernética, que 'la fuerza de la imaginación es más poderosa que la fuerza de voluntad', según la cual todo lo que imagines con profundidad y constancia tiende a cumplirse, porque predispones tu cerebro a asimilar y aprovechar solamente las cosas y circunstancias que armonizan con tu meta, lo cual a su vez favorece el éxito. Por eso hasta los mejores oradores ensayan las partes clave de su discurso imaginando vívidamente cómo quieren presentarlo en realidad, porque saben que la fuerza de su imaginación hará el resto. Y de seguro, siempre resulta mejor de lo que imaginaron.

Maltz citaba estudios realizados con equipos de basket que dedicaban largos períodos a imaginar las jugadas, que después competían con equipos que no dedicaban tiempo a imaginar nada. Los ganadores eran los que dedicaban tiempo a imaginar las jugadas perfectas. Hoy ese método se aplica a toda clase de entrenamiento que requiere un elevado nivel de eficiencia, y se ha potenciado mucho gracias a la tecnología que ha hecho posible fabricar simuladores virtuales. El que mejor imagine, mejor se desempeñará. Recuerda el dicho de Maltz: "La fuerza de la imaginación es superior a la fuerza de voluntad".

Salvedad. Aunque "visualizar" no es sinónimo de "ver", porque "visualizar" significa "representar algo mediante imágenes", en este contexto hablamos de "ver" algo con la imaginación, de representarlo con imágenes en nuestra mente. Por lo tanto, a veces usamos el término "ver" en un sentido figurado, es decir, "visualizamos".

VITalidad

Vitalidad. Un discurso sin ejemplos ni casos ilustrados es un cadáver, es decir, aburrido, tedioso, agonizante y muerto. Los ejemplos son precisamente los que dan vida a las explicaciones, y son la causa de que el auditorio entienda con facilidad las explicaciones. Por eso, es importante que te acostumbres a decir: "Por ejemplo...", "Es como...", "Lo que quiero decir es que..." o "En otras palabras...", y luego pases a mencionar un ejemplo o ilustración que dé vida a lo  que quieres decir. Por ejemplo, Carlos era tan buen vendedor que era capaz de lanzarse
en paracaídas desde un avión en una isla remota con tal de llegar a sus clientes.

La eficacia del ejemplo como herramienta para llegar al entendimiento de cualquier explicación queda demostrado cuando un estudiante de oratoria se enreda en su discurso y el maestro lo interrumpe cortésmente diciéndole: "Estás enredándote. ¿Qué es lo que estás tratando de decirnos?", y el estudiante responde: "Lo que quiero decir es que...", y pasa a decirlo con toda claridad. Y si eso no resulta, simplemente le dice: "¿Por ejemplo?", y, como si fuera un milagro, el cerebro del estudiante provee inmediatamente un ejemplo específico, claro y entendible. Entonces, el maestro simplemente refuerza el concepto diciendo: "Pues, dilo así".

Piensa en esto: ¿Qué sentirías si una noche estuvieras en un velorio y, de repente, el muerto comenzara a sacudir el cajón y a golpear la tapa, gritando: "¡¡Sáquenme de aquí!! ¡¡Sáquenme de aquí!!". Un efecto parecido ocurre con un auditorio cuando el orador habla y habla y habla (es decir, "bla, bla, bla, bla, bla, bla") y, de repente, dice: "PPOR EJEMPLO". Porque la inteligencia de sus oyentes se ilumina de esperanza y le presta atención ("¡¡Por fin va a hablar claro este tipo!!"). Por eso, si quieres que tu oratoria alcance niveles de maestría, nunca olvides decir: "¡Por ejemplo!". Porque los ejemplos son lo que dan vida a un discurso. Un discurso sin ejemplos es un discurso cadáver.

VIVencia

Vivencia. Si no vives en armonía con lo que predicas, no te ganarás el respeto de tus oyentes. Uno de los pilares de la capacidad de convencimiento y persuasión se apoya directamente en lo que el orador hace, hizo o dejó de hacer al respecto. La traición, el robo y la hipocresía son venenos letales para una reputación bien ganada. Cuando la gente descubre la verdad, su reacción natural es la de retraerse y no volver a confiar en tal persona. Por eso, para que tu discurso tenga el poder de la persuasión, el modelo que des como persona debe estar a la altura de tus palabras.


La habilidad principal de un actor es transportar al espectador a la supuesta realidad de su actuación de manera que los espectadores no perciban que está actuando sino viviendo la realidad. Algo parecido sucede en la oratoria. El oyente debe concentrarse en el tema. El orador es un representante del tema que presenta. Pero si en la vida real dicho orador u actor ha robado en una tienda y lo ha capturado la policía generando un gran escándalo, saliendo en todos los noticieros, sus oyentes se asombran y dicen: "¡Qué increíble! ¡Cómo puede atreverse a hablar!". Todo ha cambiado. Ahora pensarán en el robo cada vez que lo vean, enturbiando su presentación. Por más que aparezca en una película de ciencia ficción, los espectadores probablemente pensarán: "Ese es el actor que robó en la tienda", trayendo a colación su vida real. Ya no sienten bien su actuación porque toman conciencia de que solo está actuando. Su actuación, por brillante que sea, es distraída por el robo en la tienda.

El discurso que alguien a quien se tiene por corrupto, y que lamentablemente su proceder (ya sea por acción u omisión) ha alimentado de alguna manera el prejuicio que algunos se formaron de él, pierde potencia o vigor en la medida en que sus oyentes se sientan defraudados, ya se trate de un político famoso, un galardonado artista, una estrella de los deportes, un científico ganador del Premio Nobel o hasta de un guía espiritual.  Nada de lo que haya hecho para labrarse una buena reputación tendrá potencia suficiente como ayudarlo en el momento de persuadir al auditorio, a menos que su honra haya quedado plenamente vindicada.

Eso en el caso de que sea una calumnia. Pero ¿qué hay si fue verdad? ¿Puede recuperarse la confianza del auditorio? Si. La clave consiste en que transcurra una notable cantidad de tiempo, durante el cual haya realizado acciones que respalden su alegación de haber roto con su pasado. El camino es largo y difícil, pero se puede.


Por eso, sin importar cuánta confianza haya generado una persona o insititución, si traiciona la confianza de sus apoyadores, todo se derrumbará a su paso. La murmuración no lo dejará levantarse. Porque el público considera importante la manera como un orador vive su vida, cómo es como persona. Si sus palabras no armonizan con la manera como vive la vida, no convencerá al auditorio. Si se hizo fama de oveja, pero todos descubren que era un lobo voraz, ¿crees sinceramente que volverá a convencer a todos de que realmente es una ovejita? ¡Imposible!

De hecho, la vivencia y la experimentación son la base fundamental de cualquier aprendizaje. Por eso, en Oratorianet no promovemos los cursos de oratoria por Internet, porque reconocemos que la vivencia o experiencia de exponer ante un auditorio real debe hacerse ante un auditorio real. Prometer un entrenamiento en oratoria por medio de una pantalla puede ayudar, pero no es la verdadera vivencia de la oratoria. Por eso, toda información que impartimos a distancia procura ser lo suficientemente amplia, clara y específica como para que los interesados entiendan cómo ponerla en práctica cuando tengan la oportunidad de hacerlo en la vida real. Cuanto más específica la información, más fácil ponerla en práctica.

 
El pragmatismo se alimenta por excelencia de la observación cuidadosa de los efectos
que una teoría o doctrina produce en el comportamiento de aquellos que la predican.


¿Hasta dónde informar?

Finalmente, recuerda que, no solo debes limitar la información a las necesidades del auditorio. También existen fronteras controversiales. Por ejemplo, según los principios de los Derechos Humanos, la libertad de expresión en todas sus formas y manifestaciones es un derecho tanto fundamental como inalienable, inherente a toda persona y un requisito indispensable para la existencia de cualquier sociedad. Eso significa que te asiste tanto el derecho de hablar como de callar. Eso significa que no estás bajo obligación de informar cuando los que escuchan no tienen derecho a oír la información; y por la misma razón, no tienes derecho de oír información que no tienes derecho de oír. De acuerdo con los acuerdos internacionales relacionados con la libertad de expresión, te asiste el derecho de hablar o callar. Y como orador, "tienes derecho a guardar silencio (y todo lo que digas puede ser usado en tu contra)". Por eso, si no sabes, cállate.

Por otro lado, ten en cuenta que la persona bien culta y informada pudiera caer a veces en la verborrea y adornar innecesariamente o embadurnar su habla con palabrería inútil obstruyendo la fluidez y nublando el entendimiento.

 
Mensaje claro y directo: "Los que deseen colaborar pueden ponerse en contacto conmigo"

Mensaje enredado: "Los que buenamente deseen colaborar voluntariamente con los trabajos que se han mencionado durante la presentación de este discurso pueden abordarme al término de la sesión para anotar su nombre en la lista y tenerlos en cuenta para la realización de esta importante labor que todos queremos terminar lo antes posible para cumplir con los objetivos que se han trazado a nivel de organización".

Con tanta palabrería o relleno el mensaje queda obstruido porque los oyentes no prestan atención o no entienden ni enfocan el punto de lo que se quiso decir. Se llama verborrea (abundancia excesiva de palabras). Se justifican muchas palabras para explicar detalladamente un principio, procedimiento o las razones que hay para cierto asunto. Pero llegado el momento de dejar el mensaje en la mente y corazón del oyente a fin de que actúe, lo mejor es decirlo con la menor cantidad posible de palabras, sin relleno.

Por eso, pon interés en tu discurso, investiga la información e interprétala para el público, visualiza tu discurso por medio de ensayarlo, dale vitalidad con ejemplos y vive en armonía con lo que predicas, y habrás cumplido La Primera Ley. Elevarás notablemente el nivel de tu oratoria.



Evita el chorro de bombero


El "chorro de bombero " ocurre cuando en unos pocos segundos inundas la mente del oyente con un enorme caudal de datos, es decir, más de los que puede procesar. ¿Alguna vez pusiste un vaso con agua bajo un chorro potente de agua? Lo único que lograste fue que se estrellara contra el fondo y se saliera del vaso, dejando una mínima cantidad en él.

Si inundas al oyente con demasiada información de un golpe, alzando la voz y apresurando tus palabras, cerrará su mente y todo lo que digas se estrellará contra su renuencia. ¿De qué te serviría eso? Habrás dado manotazos al aire. Es mejor cultivar la empatía y dosificar la información. Como vimos al hablar de la memoria, el auditorio, como masa, no se concentra fácilmente. ¡Cuánto menos si lo inundas con información!


¿Letra muerta?

Decimos que un discurso contiene letra muerta cuando la información que se provee para establecer el argumento es insuficiente para los oyentes o se basa en ideas que el auditorio considera absurdas, o el orador no parece experimentado en el tema. Es letra muerta en el sentido de que no moverá a acción.

Es cierto que para convencer el discurso debe basarse en razones, evidencia, pruebas, testimonios sólidos y en conceptos que el auditorio considere respetables, pero el orador también debe parecer un experto en el tema. Por ejemplo, "un médico no solo debe ser médico, sino parecerlo". Si parece un enfermero, sus pacientes se sentirán inseguros y no cooperarán. Un médico debe tener apariencia de médico, no de pandillero, cocinero, repartidor de pizzas ni mecánico. Peor si tiene las uñas sucias, mal aliento, cabello desordenado y los pantalones en el suelo, arrastrando los zapatos como un niño de primaria, cabizbajo y huidizo. Si con su cuerpo y manera de vestir proyecta bajos niveles del sentido de responsabilidad no parecerá confiable, y si no parece confiable, difícilmente moverá a acción. Lo mismo puede decirse de un orador.

Para inspirar respeto y lograr que el auditorio brinde su apoyo, el orador debe parecer experimentado y hablar con autoridad, es decir, con base en principios confiables. El público puede aceptar que sea mudo, tartamudo, ciego, cojo, manco o paralítico, pero no que parezca pusilánime, falto de preparación o irresponsable.

No es cuestión de exigir por la fuerza o con base en sus privilegios profesionales. Sus oyentes necesitan sentirse inclinados a aceptar las ideas que propone porque las basa en razones, pruebas, evidencias, testimonios y referencias. Y si convencerlos no parece tan fácil como se pensaba, tal vez no se deba a que necesiten más pruebas, sino a que necesiten sentirse más inclinados a confiar en la persona misma.

Por ejemplo, si un paisano mal vestido, despeinado y sudoroso dijera algo que pareciera poco creíble, probablemente lo crerían si lo dijese un extranjero bien vestido, peinado y limpio. Aunque la información siempre es lo más importante, la tarea de convencer pudiera volverse imposible si lo que se dice y la imagen que se proyecta no armonizan. Por eso sé consecuente con lo que dices y haces.

Basta con decir: "Los árboles secuoyas, que miden miles de metros de altura" o "que viven millones de años"; o decir: "Todos los seres vivos exahalamos monóxido de carbono cuando respiramos", para suicidarte intelectualmente ante un auditorio culto. Las secuoyas no miden miles de metros de altura ni viven millones de años, los seres humanos tampoco exhalamos monóxido de carbono.

Por tanto, "Si no sabes, cállate" no necesariamente significa que debes enmudecer cuando no sepas qué decir. Pero solo podrás controlar la situación en la medida en que domines el conocimiento relacionado con esta. Porque por más que amplíes tu base de conocimiento, tu límite siempre será dicho conocimiento, y, si eres humilde, cultivarás autodominio controlando tus palabras de modo que no te metan en circunstancias que resulten en consecuencias desagradables.

 
Sin conocimiento, no hay control;
y sin control, no puede haber pericia.

ARRIBA






"¡SI LO SABES, DILO FUERTEMENTE!"

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LECCIÓN 2




SIGNIFICADO
 
Habla de manera que todos te escuchen hasta la última fila de la sala, pero sin apabullar a las que están en la primera.

Si hablas con suficiente potencia, inspirarás respeto, crecerá tu sensación de seguridad interior y potenciarás tus demás cualidades. Hablar con intensidad despierta la mente de modo que se le hace más fácil recordar ideas y pensamientos. Hablar con suficiente fuerza comunica pasión, y por tanto, favorece la convicción y la persuasión. Sin embargo, ¿qué es "suficiente?" ¿Qué significa hablar fuertemente? ¿Gritar o alzar la voz como si hablaras con audioimpedidos? ¿Quién determina cuál es el volumen apropiado?

Si tu voz se escucha de comienzo a fin como si fuera debajo del piso, o si de repente llegas a la conclusión de una idea bajando abruptamente el volumen, de modo que no se oye la parte más importante de la oración, ¿cómo esperas edificar a tus oyentes? ¡Estarás hablando al aire! No solo fomentarás malentendidos, sino que les quitarás las ganas de volver a escucharte. No es correcto abusar de la paciencia del auditorio. Por que a fin de cuentas el auditorio no se siente responsable de que el orador hable por debajo del nivel de oratoria necesario. Sencillamente no le prestará atención y se pondrá a pensar en otra cosa.

Ahora bien, hablar con potencia o vigor no tiene nada que ver con gritar ni forzar la voz, sino con todo lo contrario, como veremos a continuación. Ante todo, tengamos presente que gritar afea la voz. La lleva a lo que en Oratorianet llamamos punto de quiebre de la imagen vocal, es decir, un grado de elevación del volumen que resulta, más que molesto al oído, molesto a la mente. La voz gritada y ansiosa no solo tiende a oírse horrible, sino que contribuye a deprimir, estresar y generar otros sentimientos indeseables en los oyentes, especialmente en los que sufren de los nervios o pasan por una crisis emocional, ¡y no son pocos!


Alzar exageradamente la voz podría compararse al acto de subir mucho el volumen de un equipo de sonido. Tal vez le agrade a un grupo de alocados jóvenes que asisten a una fiesta estridente, pero no a quienes quieren oír una conferencia interesante o están escuchando o viendo un programa de radio o televisión.

Gritar constantemente a alguien socava su autoestima o, por lo contrario, endurece su conciencia.  Y el efecto de alzar demasiado la voz al comunicar un mensaje, ya se trate de una conferencia, discurso o anuncio publicitario o propagandístico, pudiera ir desde cerrar la mente del oyente, impidiendo que la información eche raíces
(apagando el equipo, cambiando de canal o frecuencia, o retirándose del lugar), hasta abrir su corazón y dejar ingresar lo que sea, indicando que se deja pisotear.

Muchos locutores empíricos de publicidad y reporteros de noticias poco profesionales confunden el grito con el entusiasmo, y en vez de resonancia, fuerzan la voz irritando sus cuerdas vocales y los oídos de sus oyentes. Suponen, creen, piensan, imaginan, sueñan y alucinan que se les oye mejor, que impactan más, o que su voz suena más segura y confiable. Pero en realidad sucede todo lo contrario. ¿De qué sirve un intento de comunicación si el oyente se cubrirá los oídos debido al exceso de volumen, o si el televidente echa mano de su control remoto para poner su televisor en "mute" (silencio), o cambia de canal? Gritar una publicidad, propaganda o noticia atenta contra el propósito de la comunicación porque estimula el rechazo de muchos.

Si nuestro objetivo es comunicar y somos lo suficientemente inteligentes para entender lo que significa la comunicación, lógicamente no haríamos nada que nos incomunique, ¿no es cierto? ¡Sería absurdo! Bueno, en oratoria, sería absurdo, porque lo que queremos es razonar y llegar al corazón del oyente. Es cierto que hay momentos en la vida en que la alegría podría hacernos saltar y gritar de felicidad. Pero si usáramos el grito como forma habitual de comunicación, sin duda muchos pondrán su mente y corazón en "mute".

El grito que no resulta de una natural y auténtica expresión de gozo, o de una excepcional manifestación de alegría, cosas que son aceptables, suele asociarse mentalmente con el estrés, la ansiedad, el abuso,
la desesperación, la falta de autocontrol y otras debilidades indeseables. Entendemos que los niños gritan porque lo hacen naturalmente cuando están contentos. Pero no solemos darle una calificación tan benigna en el mundo de los adultos, es decir, en circunstancias en las que más bien se esperaría equilibrio, madurez, sentido de responsabilidad y respeto por la dignidad de los demás. Gritar afea la voz y comunica falta de discernimiento en cuanto al significado de la palabra "comunicar". A nadie le gusta recibir instrucciones a gritos.

En un plano más personal, se consideraría muy irrespetuoso alzar la voz frente al rostro de una persona, sobre todo apuntándola con el dedo o haciéndole gestos grotescos. Dejémoslo muy claro: Hablar con suficiente potencia no significa gritar, sino resonar. Por eso decimos que entender la diferencia entre alzar la voz y resonar es una característica del orador eficaz, y que son pocos los que logran aprender a cultivar el arte de utilizar un micrófono.

La voz microfónica es agradable al oído. No aburre, no suena dura ni estresante. Suena convincente y persuasiva. Es ideal para crear una imagen de responsabilidad, madurez y confianza.  Y aunque es cierto que el mundo cambia y que ciertos sectores juveniles solo prestan atención a voces juveniles, nada justifica  que suene desagradable, desafinada o indiferente. Dependiendo de cómo hablemos, afectará al que recibe el mensaje.

 
La modulación de la voz es al habla lo que los adjetivos son a la escritura.

Modular la voz significa colocar los órganos de la voz de modo que le saquemos el máximo provecho o el provecho que convenga más al propósito del discurso.

Por otro lado, debes reconocer humildemente que, aunque puedes desarrollar tu voz haciendo ejercicios de volumen, respiración y decisión, a fin de sacarle el máximo provecho, no podrás progresar más allá de lo que tu organismo permita. En esto no se puede decir que "el cielo es el límite".
Con ejercicios constantes puedes mejorar, pero tu límite será siempre tu organismo. Puedes sacarle sonidos maravillosos a un violín, pero nunca al grado de hacer que suene como un contrabajo, y viceversa. Cada instrumento tiene sus limitaciones. Si procuras hacer que un violín suene como un contrabajo, sonará horrible y ridículo. Algo similar puede decirse de la voz humana. Haz tu mejor esfuerzo, pero reconoce los límites mencionados.


VOLumen

El volumen es la intensidad o potencia de la voz, un instrumento útil para alcanzar varias metas:

 
1) El aire que proviene de los pulmones se estrella mejor con los obstáculos apropiados (lengua, paladar, dientes, labios) de modo que se produce un sonido más claro de las palabras;

2) Nadie en la sala tiene que esforzarse por entender lo que dices, ni siquiera los que tienen deficiencias auditivas;

3) Inspiras más respeto debido a la seguridad con que emites las palabras;

4) Tu voz suena muy convincente.

5) Produce energía que excita tu cuerpo de modo que brotan de tu interior otras herramientas útiles, como los gestos, ademanes e ilustraciones.

6) Tus pensamientos se aclaran y te permiten más facilidad para improvisar en caso de necesitarlo.

Hablar con intensidad realmente potencia muchas otras cualidades. Un volumen débil no te permite extraer todas esas ventajas.

Por lo tanto, el volumen está en el primer lugar de las cualidades físicas que debes cultivar. Pero no lo confundas con un simple gritar, vociferar o hablar a voz en cuello. Más adelante veremos eso.

RESPiración
 
Ejercicios de respiración. Mejoran tu potencia y modulacion ayudándote a controlar y aprovechar mejor el aire de tus pulmones. Además, te permiten hablar una mayor cantidad de palabras con una sola respiración, lo que resulta en lo más significativo en caso de que sientas mucho nerviosismo antes del discurso: Te confiere un mayor sentido de tranquilidad y relajamiento porque no tienes que jadear desesperadamente por aire cada cinco palabras. Bastará con respirar profundamente un par de veces antes de salir a hablar (sin comprimir) para sentir un mayor control. 

Expele todo el aire un momento antes de ponerte de pie, y aprovecha el acto de ponerte de pie para inhalar un buen suministro (pero no comprimas el aire). Entonces, déjalo fluir cómodamente, oxigenando naturalmente tus pulmones. Mantener un buen suministro de aire fluyendo en los pulmones te da potencia, resonancia y te ayuda a la modulación, te permite un mejor relajamiento y no causa el desagradable sonido de aspiradora cada vez que inhalas, sobre todo si te dedicas a la locución.

Las personas que suenan débiles y parece que jadearan constantemente por la falta de aire son personas que simplemente no hacen ejercicios de respiración con la finalidad de aumentar su capacidad de oxigenación. Suelen renovar el suministro de aire de la parte superior de los pulmones, no se esfuerzan por renovar el suministro desde la base. Por lo tanto, suenan débiles, sin fuerza. Por eso, si quieres mejorar tu capacidad, debes hacer ejercicios de respiración. No tienen que ser muy complicados.

Por ejemplo, lee todo este párrafo con una sola respiración y sin detenerte en los signos de puntuación. Si lo logras, tienes una excelente capacidad. Si solo llegas hasta la mitad, o menos, sigue practicando. Poco a poco lo lograrás. Tu potencia y tono también mejorarán. Este sencillo ejercicio mejora tu capacidad y habilidad para respirar y controlar tu respiración.

Si quieres un ejercicio más avanzado, toma una buena bocanada de aire y lee todo este párrafo subiendo el volumen de la voz cada vez más con una sola respiración, sin detenerte en los signos de puntuación, y notarás que 
para que la voz siga oyéndose fuerte a medida que te quedas sin aire, tu diafragma se esfuerza por expeler hasta el aire que hay en la base de los pulmones, como se muestra en la figura de la izquierda. Y si quieres un ejercicio más avanzado, termina diciendo la última palabra de esta oración con la mayor ¡¡FUERZA!!.

Las personas que suelen ponerse muy tensas o nerviosas cuando dan un discurso suelen jadear por aire a cada rato para respirar, porque sienten que se ahogan. Pero este problema desaparece en gran parte cuando se realizan sencillos ejercicios de respiración y resonancia que permiten contar con un mayor volumen de aire. Una mayor cantidad de aire en los pulmones permite que con un par de suspiros logres relajar gran parte de la tensión. De hecho, te sobrará aire cuando diga frases largas, lo cual es una buena base para tu tranquilidad.

Lógicamente, las personas que sufren de insuficiencia respiratoria o del corazón deben consultar con su médico antes de iniciar cualquier programa de ejercicios que impliquen respirar profundamente. De seguro el médico tendrá sugerencias prácticas.

Advertencias

 
  • Ten presente que cualquier ejercicio de respiración torácico-diafragmático (también llamado costoabdominal [de costillas y abdomen]) implica desarrollar cierto control sobre el músculo diafragmático, ubicado en la parte inferior de los pulmones, y por tanto, pudiera causar fatiga muscular. De modo que no es bueno exagerar si no tienes bastante práctica haciendo los ejercicios. Si tienes dudas, puedes consultar con un médico.
  • Tomar aire varias veces seguidas y luego retener el aire haciendo fuerza puede sobreoxigenar el cerebro y causar un desmayo. Por eso, para evitar una oxigenación exagerada, cuando hagas tus ejercicios de oxigencación, respiración o resonancia, nunca comprimas el aire con fuerza como si presionaras un globo.
  • Si lees en público pero al tomar aire tiendes a producir un ruido de jadeo, no te conviene leer una gran cantidad de palabras. Te sugiero practicar tus ejercicios de respiración de manera que leas por frases, de modo que respires con más comodidad. Por ejemplo, en vez de decir "El Presidente expresó su deseo de llegar a un acuerdo bilaterial en el que ambas naciones se beneficien mutuamente" y luego tomar aire, llena bien los pulmones antes de empezar a leer y luego di: "El Presidente expresó su deseo (aspirar una mínima cantidad) de llegar a un acuerdo bilaterial (aspirar una mínima cantidad) en el que ambas naciones (aspirar una mínima cantidad) se beneficien mutuamente". No es lo ideal, pero hará que el sonido asmático se vuelva casi imperceptible. Procura no producir sonido de aire al aspirar cuando realizas tus ejercicios de respiración y lectura.
  • Si tienes el don del entusiasmo pero tu voz desafina cuando cantas, será mejor que no cantes fuerte si estás con otras personas. Harías el ridículo.

Tips

Cada ejercicio siguiente es diferente, individual e independiente. Puedes combinarlos, pero no tienes que hacerlos necesariamente uno después del otro. Basta con uno o dos, y repetirlos. Ninguno debe hacerse exageradamente hasta el punto de causar daño.

 
1. Suspira profundamente una vez y, después de exhalar, haz lo siguiente: Lee esta frase en voz alta aspirando un poco de aire por la nariz cada vez que pases por una palabra, de manera que al llegar al punto tus pulmones terminen lo más inflados posible. Acto seguido, lee esta otra frase espirando el aire por la nariz, pero dosificándolo palabra por palabra de manera que termines la frase con los pulmones lo más vacíos posible. (Nota cómo tu diafragma obedece al impulso del aire.)

2. Repite el ejercicio del párrafo anterior, pero haciendo que el aire fluya solamente por la boca; después repite el mismo ejercicio, pero dejándolo fluir simultáneamente tanto por la nariz como por la boca. Esto no debe hacerse en un ambiente muy frío ni al aire libre cuando hay corriente fría.

3. Haz el mismo ejercicio, pero aspirando y espirando cada dos palabras. Después, cada tres palabras, después cada cuatro palabras, después cada cinco, cada seis, y así sucesivamente, hasta que puedas leer toda la primera frase con una sola respiración, y después, las dos. Después lee ambas frases con una sola respiración. Después lee dos párrafos, después tres, después cuatro. Tu capacidad para respirar es el límite.

4. Lleva las palmas de tus manos a ambas orejas, como si imitaras una conversación con dos teléfonos al mismo tiempo, y practica el ejercicio mencionado, pero de manera que no oigas la inhalación ni exhalación del aire. Evita el típico sonido de aspiradora.

5. Suspira relajadamente y lee la mayor cantidad de palabras con el poco aire que queda en tus pulmones, pero diciendo la última palabra con más fuerza que la penúltima. Luego lee la misma cantidad de palabras con un suministro normal de aire.

6. Lee varias porciones extensas de texto tomando un mínimo suministro de aire entre una y otra. Recuerda que no debes jadear por aire ni dejar oír tu respiración.

7. Si haces estos ejercicios antes de levantarte de la cama, tus cuerdas vocales estarán más relajadas. Si los haces caminando, tu oxigenación será más completa.

8. Si un ruido imprevisto compite con tu presentación, guarda silencio hasta que pase. Pero si no pasará, eleva el volumen de la voz, o el ruido tomará el control de los pensamientos del oyente.

9. Si el micrófono se cae o desubica, no te esemeres por arreglarlo. Eleva la voz y continúa con tu tema. Deja que el encargado de sonido u otra persona lo arregle. Así no recaerá sobre ti la pobre imagen de tonto, en caso de no saber arreglar el problema.

10. 
El auditorio no debería oír oscilaciones bruscas del volumen de tu voz, sobre todo si tiene suficiente potencia, porque hiere los oídos. Sería como despertar a alguien con una corneta. Pasar abruptamente de un sonido suave y agradable a uno fuerte y tosco no solo sobresalta al oyente, sino demuestra un pobre manejo de tus cualidades oratorias. Puedes intensificar un poco la voz de acuerdo con la necesidad de énfasis, o bien, pasar paulatinamente a un volumen más fuerte, pero en ningún caso bruscamente.

11. Si sabes inglés, haciendo clic aquí hallarás tips, ejercicios y lecciones en YouTube para mejorar las cualidades de tu voz sin importar cuánta aptitud  para el canto creas tener. Y si no sabes inglés, de seguro captarás los ejercicios prestando atención cuidadosa a los ejemplos.

Grabar la voz de un buen locutor puede ser muy útil, no para imitarlo sino para tomar nota del uso eficaz que da a su respiración mediante su aparato de fonación y sus órganos de la circulación del ire (nariz, boca, garganta, cuerdas vocales, laringe, tráquea, pulmones y músculo diafragmático). Si prestas atención cuidadosa a sus matices te será más fácil descubrir cómo explotar a un mayor grado la gran variedad de tonalidades de que dispone tu propio aparato de fonación.

Los ejercicios de respiración no solo sirven para el volumen o potencia de voz, o para lograr una pronunciación más exacta y una voz más agradable, sino para mantener un buen suministro de aire en los pulmones, reduciendo la ansiedad y, por tanto, la tensión nerviosa, porque mantiene bien oxigenado el cerebro, reduciendo el riesgo de que la sangre se acumule en las piernas y se produzca un síncope vasovagal (Ver Glosario).

RESONancia

Ejercicios de resonancia. Mejoran tu potencia mediante ayudarte a producir una modulación más profunda y agradable al oído. Tu voz retumba y repercute cómodamente a la vez que se oye a mayor distancia. Por ejemplo, di: "Paola" dentro de una sartén, y después, dentro de una olla grande, para notar cómo la olla le da más peso al sonido. La voz es la misma, pero la olla le da mayor resonancia. Algo similar debes lograr aprovechando mejor el tórax, el paladar y otros resonadores de tu cuerpo, para que funcionen en sustitución de la olla. Resonar en la garganta no ayuda. La idea es crear el mismo efecto de la olla aprovechando la resonancia de tu pecho. Siente tu voz en el pecho y verás que tu voz actual puede mejorar.

 
Al despertar y antes de levantarte de la cama, di en total estado de relajación, en el tono más bajo posible y con una sola respiración: "Cuando alguien amenaza la supervivencia de un hombre, inmediatamente su mente piensa en un plan y su corazón en una motivación que lo impulse a la acción".

No finjas ni fuerces la voz, sino resuena cómodamente desde el fondo. Richard Ajello, connotado broadcaster, locutor y fundador de Stereolima 100 y del Instituto de Ciencias de la Comunicacción Orson Welles, de Lima, Perú, me dijo una vez su secreto para una resonancia agradable: "Feel it in your chest, Miguel" (Siéntela en el pecho). Tienes que sentir la mayor fuerza de tu voz en el pecho y en la boca, no en la garganta. Cualquiera puede gritar para que su voz suene vigorosa, pero los profesionales resuenan. De esa manera su voz adquiere vigor, pero sin irritar los oídos. Tú también puedes tomar conciencia de tu resonancia cubriendo levemente tu nariz y boca. (Fig. izq.)

Hazlo un par de veces diarias procurando controlar la salida del aire. Explota el sonido de las letras M, N, Ñ, L, R, A, E, I, O, U. Coloca una mano en el pecho y siente la resonancia. Poco a poco tu voz comenzará a sonar como una agradable cascada, es decir, tanto fuerte como refrescante.

Aprende a controlar, dosificar y dirigir tu resonancia para causar un mayor o menor impacto con las palabras clave. Practica:

    FFiinnaallmmeenntee traajjeeroonn suu aauutoommóóvviill
    FFFiiinnnaaalllmmmeeennnteee traaajjjeeerooonnn suuu aaauuutooommmóóóvvviiilll
    FFFFiiiinnnnaaaallllmmmmeeeennnnteeee traaaajjjeeerooonnn suuu aaauuutooommmóóóóvvvviiilll

Usa palabras sueltas que te ayuden a ejercitar tanto la resonancia

    OOOIIIGAAA, AAABUUUEEELLLAAA, HUUUNNNDIIMMMIIIEEENNNTOOO
    CAAAMMMPAAAMMMEEENNNTOOO, DOOOMMMIIINNNAAANNNTEEEMMMEEENNNTEEE
    EEENNNTEEENNNDIIIMMMIIIEEENNNTOOO, MMMAAANNNTEEENNNIIIMMMIIIEEENNNTOOO
    CAAATEEEDRAAALLLL, CAAANNNDIIIDAAAMMMEEENNNTEEE

Ejercicio con resonancia nasal y en la cabeza y oídos, especialmente en los pulmones: "Un hombre inteligente propone una pregunta interesante de modo que el oyente la piense profundamente, captando el punto principal, y responda con entendimiento." Dilo primero con el aire que te queda después de suspirar profundamente y después con un buen suministro de aire. Apóyate en las M y N. Procura que el sonido se concentre en los pulmones, no en la boca, luego al revés, que el sonido se concentre en la boca, no en los pulmones. Canaliza el sonido de tu boca directamente hacia los oídos usando las palmas tus manos, con los dedos juntos, como si fueran dos teléfonos.

Un excelente recurso para practicar resonancia y pronunciación es usando un sombrero de ala ancha y caída, ya que concentra más
la voz en los oídos.

Ejercicio con resonancia casi exclusiva en la cavidad de la boca, pero sin resonancia nasal y con la menor resonancia en los pulmones: "El cocodrilo acecha su presa desde lejos y se acerca poco a poco hasta poder cogerla, arrastrarla y ahogarla bajo el agua, para después tragarla." En este ejercicio, cúbrete la nariz para asegurarte de que nada del aire pase por el conducto nasal. Procura que el sonido se concentre en la boca, no en los pulmones.

La resonancia contribuye al embellecimiento de la voz. Por eso, para que tu voz inspire respeto, proyecte imagen y se oiga llena y cultivada, acostúmbrate a resonar en vez de gritar. Los que gritan ante un micrófono para compensar por su falta de resonancia no obtienen estas ventajas, sino todo lo contrario. En especial, los maestros de niños deben evitar gritar porquesi lo hacen, se puede convertir en un modelo negativo sobre el uso correcto de los órganos de la voz y/o del micrófono. Cuando el niño crece y, sobre todo si se dedica a la enseñanza, imita tal comportamiento. La clave consiste en resonar y explotar las características del micrófono como instrumento acondicionador de la voz, no gritar como un loro. Los malos locutores gritan, los buenos, resuenan.

Las personas que tienen una voz chillona son personas que podrían embellecerla si tan solo le dedicaran atención al sonido que producen por una inadecuada colocación de los órganos de la voz. Una voz chillona o desagradable es el resultado de la falta de conocimiento acerca del uso de los órganos de resonancia y del correcto uso del micrófono. Incrementando su conocimiento de estos asuntos y realizando unos cuantos ejercicios sencillos diariamente, pueden mejorar y producir una voz más agradable.


DECisión

Decisión. De nada te servirán los ejercicios de respiración y resonancia si no tomas una firme decisión al respecto. Ninguna técnica para potenciar la voz te ayudará si no decides usar tu nueva voz. ¡Solo álzala un poco más de lo normal, y listo! Recuerda: Un buen volumen potenciará no solo tu voz, sino la agilidad de tus pensamientos y la convicción de tus ademanes. Incrementará tu confianza, y por tanto, inspirarás confianza en tus oyentes.

La voz humana es extraordinaria en sí misma. No es necesario forzarla ni fingirla para extraerle sus mejores sonidos. Es verdad que cada ser humano tiene un cuerpo diferente con diferentes cuerdas vocales y sistemas de resonancia, pero con solo relajarse y respirar apropiadamente puede extraerle sonidos muy agradables. Gritar no es el secreto; resonar lo es. Haz clic aquí y observa la agradabilidad de una voz cultivada con buenos hábitos de respiración.

El micrófono


Antes había que hacer ejercicios para la voz y se construian ambientes acústicamente resonantes para la proyección del sonido, porque nadie conocía otra manera de llegar a la última fila de un gran auditorio. Hoy existen los micrófonos, que suplen cualquier carencia o deficiencia de la voz. Solo hay que usarlo adecuadamente.
Sugerencias

Si el micrófono tiene pedestal, evita agarrarlo con la mano. Deja que el encargado del sonido lo coloque para ti. Si ningún encargado está disponible, bastará con colocar tu boca a una distancia de uno o dos puños. Es innecesario colocar tu boca demasiado cerca. No necesitas encorvarte. Solo habla con ganas y con una fuerza razonable, y el equipo captará el sonido perfectamente. En todo caso, si tienes que sacar el micrófono de su pedestal, o por alguna otra razón necesitas manipularlo, primero apágalo (pon el botón en Off) para evitar el ruido, luego enciéndelo (pon el botón en On).

Recuerda que decirlo fuertemente o expresarte con firmeza nada tiene que ver con gritar al oyente o hablarle en tono despectivo u hostil. Puedes hablar con fuerza sin llegar a vociferar. Es cuestión de resonar, no de gritar. Un oyente culto considera la gritería como signo de un bajo nivel cultural. Además, puede convertirse en un tropiezo al entendimiento, poniendo al oyente a la defensiva, despertando y exacerbando su renuencia. Un auditorio aducado detesta que lo griten. Por eso, ¡¡evita gritaaaaaaar a tus oyeeeeeentes, sobre todo, si usas un micrófonoooooo!!

Cuando una persona se excita, tiende a gritar de emoción, ya sea como reacción constructiva o destructiva. Lamentablemente,  cuando se va un paso más allá del entusiasmo y se grita desmedidamente, se cae en el fanatismo, lo cual puede acarrear muchos problemas. El fanatismo es peligroso. Por ejemplo, una turba enardecida podría retroalimentarse exponencialmente poco a poco hasta llegar al punto cegarse completamente a las consecuencias y cometer atrocidades "en nombre de la razón", "en nombre de la patria", "en nombre de Dios", "en nombre de la justicia", "en nombre del partido", etc.  La responsabilidad de comunidad se diluye y nadie parece sentir culpa por sus acciones. Todos regresan a sus casas con la conciencia tranquila. Lo que al principio solo habían sido gritos de entusiasmo, terminaron incendiando una montaña.

Algunos suelen incomodarse a
l leer en público en voz alta cuando el micrófono les obstaculiza la visión de uno de los ojos. El problema se resuelve practicando. Cúbrete un ojo con una mano y lee de corrido en voz alta con un solo ojo. A medida que avance la lectura, aleja la mano que cubre el ojo unos 10 centímetros en dirección al escrito. Tomarás  conciencia de que es perfectamente posible leer a pesar del obstáculo. Lógicamente,  este truco no funcionará si tienes disponible un solo ojo. en tal caso, tienes que apartarte para leer.

El teléfono


Ten en cuenta que un teléfono es un aparato que contiene tanto un pequeño micrófono como un pequeño altavoz. El micrófono va directamente a la boca, y el altavoz, directamente al oído. No te engañes: Aunque son pequeños, son mu potentes. Están diseñados especialmente para percibir y reproducir el sonido eficazmente. Gritar o alzar mucho la voz por teléfono es un acto que refleja falta de entendimiento de lo que es un teléfono.

¿Dices: "¡Pero es que no oigo nada! ¡Por eso alzo la voz!"? Eso es absurdo porque "oyes" la voz de la otra persona, la cual ingresa por el micrófono de
"su" teléfono. Si tú gritas ella jamás sonará más fuerte. Gritar satura el micrófono. Por eso se distorciona la voz. Si ella también dejara de gritar, dejaría de saturar su micrófono y muy probablemente la oirías bien.

Cierta mujer hablaba por teléfono en el interior de su departamento, en el octavo piso de un edificio, y sus vecinos, ¡hasta los del primer piso! podían oír todas sus conversaciones en el
interior de sus departamentos. En cierta ocasión, una señora caminaba por una calle mientras gritaba a voz en cuello por su teléfono celular: "¡Sí! ¡Sí! ¡Estoy yendo al banco justo en este momento! ¡Sí! ¡Para depositar los cincomil que le debo a Lucho!". ¡Qué insensata! ¿Podría culparse a un ladrón de tener tanta suerte?

Por eso, ya sea que
hables por teléfono o des una conferencia ante un gran auditorio, recuerda que el micrófono es un amplificador de sonido. ¡¡No griteeees!!

Por otro lado, pegar la boca al micrófono es un acto absurdo por lo menos por dos razones. La más importante es que tiene microbios (a no ser que te pertenezca y estés seguro de que NADIE lo ha usado aparte de ti), y la segunda, que cuando el equipo no es profesional produce una voz borrosa, muy desagradable. Siempre se recomienda conservar una distancia entre la boca y el micrófono. ¡Y nunca lo cubras con la mano! Eso distorsiona mucho la voz.

Una buena resonancia (uses o no un micrófono) no solo te da volumen, contribuyendo a una pronunciación excelente y a una mejor transmisión del mensaje, sino que te gana la confianza del auditorio e inspira respeto.

Graba tu voz


Una voz débil no motivará a nadie aunque subas el volumen hasta el tope. Tu cuerpo debe comunicar entusiasmo con la voz. Si la voz carece de entusiasmo, el volumen del micrófono no lo suplirá. Solo será una apatía más fuerte. Graba tu voz y evalúala fríamente. Luego haz ejercicios para mejorarla.

¿Cómo saber hasta qué nivel elevar el volumen del equipo al hablar en público? La mejor manera de saberlo es pidiendo que alguien se coloque en la zona más alejada del sector con los oídos tapados. Si logra entender claramente todas tus palabras, el volumen es más que suficiente. No es necesario subirlo más. Subirlo más de lo necesario satura el lugar e impide oír con placer. ¿Para qué subir el volumen de modo que se oiga a 500 ó 1000 metros de distancia cuando solo hay 100 personas en un local de unos cuantos metros cuadrados? Eso molestaría a los vecinos y hastiaría a los asistentes.

¿Para qué decir "uno, dos, tres, probando"? Para acomodar el micrófono y ecualizar el sonido de la voz, es decir, la resonancia, la explosividad de ciertas palabras y la agudeza de otras. Por ejemplo, para probar los tonos graves y la resonancia del equipo son útiles las frases que contienen L, M y N; para probar la explosividad de las palabras son útiles
las frases con B, D, F, P y T; y para probar los agudos y la reverberancia del equipo son útiles las frases que contienen la letra S. Por ejemplo, "Uno, dos, tres, probando amplitud del sonido, probando despacio dos o tres tonos fuertes". De modo que no es por gusto que los equipos se prueban repitiendo claramente la frase: "Uno, dos, tres, probando, uno, dos, tres, probando, uno, dos, tres, probando".  Es para corregir la explosividad de la P, la agudeza de la S y la profundidad de la M.
Entiendo y respeto el poder de una cámara y un micrófono.
Will Smith

¿Gritar al auditorio?

Las 4 Leyes sirven para desarrollar la habilidad de comunicar el mensaje de un modo agradable al oído y al corazón. No están diseñadas para manipular caprichosamente al auditorio ni mucho menos vociferar el mensaje.

La incultura del grito consiste en
adquirir la desagradable costumbre de perder el equilibrio alzando la voz hasta el punto de faltar el respeto. Hablar a gritos (a no ser por alguna excepción que lo justifique, como no contar con un micrófono en un auditorio muy numeroso) no muestra educación ni cultura, rebajando la dignidad del  orador y de su mensaje.

Como dijimos líneas atrás, no tiene nada de malo mostrar entusiasmo. ¡Es esencial expresar pasión por lo que uno dice! Pero hay una diferencia entre expresar pasión o entusiasmo y manifestar  fanatismo y desequilibrio. Es indiscutible que a nadie le gusta que le claven dardos sonoros en los oídos. De nada sirve un equipo de sonido de última generación si lo usamos para alzar la voz hasta el punto de herir o provocar dolor de cabeza al oyente. No muestra consideración hablar gritando, elevando el tono hasta las nubes, llevando el entusiasmo al nivel del fanatismo. Si contamos con un buen equipo de sonido, no tiene ningún sentido elevar exageradamente el volumen. Precisamente, los equipos de sonido existen para no tener que gritar. Usar un equipo sonido
con la finalidad de gritar es una de las cosas más absurdas que pueden pensarse. Contradice las razones por las que se inventó. Solo piensa en esto: Si están oyendo bien, ¿para qué gritar como si fueran sordos?

Al orador experimentado se lo conoce porque mantiene su voz bajo control procurando un tono microfónico, es decir, agradable al oído. Si así lo haces, ningún oyente tendrá que acercarse al técnico de sonido para suplicarle: "Por favor, me están doliendo los oídos. ¿Podría bajar el volumen?".

Los gritos se han usado de manera indiscriminada a través de la historia para inspirar 'respeto' por medio de la intimidación, generando ansiedad, estrés y desesperación, lo que no pocas veces ha conducido a lamentables acciones irreflexivas. Un grito asusta, amedrenta e irrita a cualquiera. Por eso lo usan los agitadores de masas, para que el oyente apague la razón y se deje manipular más fácilmente mediante la pasión descontrolada. Una cosa es hablar fuerte y claro, y otra, gritar.

La voz gritada siempre se oye desagradable cuando se trata de un discurso o exposición prolongada. Genera ansiedad en los oyentes y somete las cuerdas vocales a una tensión innecesaria. No está mal para expresar sentimientos de júbilo, como en una fiesta, al oír una buena noticia o cuando los niños juegan felices. La alegre gritería tiene su lugar. También para advertir de un peligro o enviar un mensaje de advertencia que no podríamos comunicar pronto de otra manera. Pero gritar habitualmente genera ansiedad e indispone al oyente sensato. El prinicipio es simple: A nadie le gusta que lo griten.

Algunos usan el grito para exacerbar las pasiones. Pero ¿acaso no hemos visto los efectos? Una multitud que se deja arrastrar por cualquier cosa que se dice y después acaba suspirando y gimiendo, descontenta  por los malos efectos que resultaron. Dentro de niveles rozonables,
la voz humana es muy agradable por sí misma. Pero si no es para cantar con estilo, más arriba de ciertas frecuencia se puede convertir en un cuchillo sonoro que rasga los oídos y hace fruncir el ceño. Felizmente, podemos cambiar de canal o frecuencia con el control remoto, pero no cuando estamos en un auditorio, en vivo.

En cierta ocasión en que cierto manifestante gritaba arengas contra las autoridades, un amigo mío, de nombre Armando, se dejó arrastrar por la pasión y se envolvió en la manifestación. Poco a poco, simpatizantes de partidos políticos antagónicos comenzaron a gritar y arrojarse mutuamente piedras del tamaño de un puño. Solo cuando uno de los proyectiles le cayó en un ojo y perdió la vista pudo reconocer lo estúpido que fue dejarse llevar por aquella gritería descontrolada.

Sí, los gritos son capaces de exacerbar las pasiones y agitar las masas, pero pocos tienen la perspicacia suficiente como para calcular las consecuencias y sopesar los efectos ulteriores que, en no pocas ocasiones, resultan en toda clase de desventaja, inconveniencia y dolor. Gritar es fácil, pero no lo es controlar lo que ocurre después. ¡A quién le interesa! Muchos comunicadores y productores de programas de televisión se escandalizan a nivel personal del grado al que ha llegado la desesperación de la humanidad, pero pocos son conscientes de que el grito constante contribuye al problema por medio de ensalzar una cultura que cada vez tiene menos razones y motivos para cultivar el autodominio.

Bien se comparó una vez la conversación con un juego en el que dos personas juegan con una pelota. Si uno la arroja con demasiada fuerza, puede causar daño a su compañero. Lamentablemente, todos fracasamos en este sentido. Tarde o temprano herimos a alguien por el uso indiscriminado del tono de voz. Pero ¿podríamos mejorar? Gritar no es la forma de llegar al entendimiento de un asunto.

En el marco de un discurso público, si los oyentes permiten o toleran que los griten, pudieran estar enviando el mensaje: "Somos manipulables" o "Puedes faltarnos el respeto". Por lo tanto, las personas inteligentes tal vez procuren retirarse del lugar ("¿Quién se creerá este para venir a alzarme la voz de esa manera?"). En este portal, tanto gritar como aceptar que lo griten a uno son comportamientos que no recomendamos como recursos de comunicación. Porque
según la reglas tácitas sobre el uso y costumbres de los pueblos civilizados, no conllevan la marca de la sabiduría. El sabio rey Salomón decía: "Todo su espíritu es lo que el estúpido deja salir, pero el sabio lo mantiene calmado hasta el último". Y como bien dijo cierto observador de debates: "Cuando veo que uno de los contendientes comienza a alzar la voz desesperadamente, incluso recurriendo al insulto, por sutil que parezca, no necesito saber si tiene o no la razón. Invariablemente me da la impresión de que no la tiene".

Si tu auditorio está compuesto de personas inteligentes que sopesan las ideas y evalúan los argumentos, gritar no te acercará a ellas. ¡Te alejará! Si quieres entrar a un corazón, no lo lograrás a patadas. Gritar es al alma lo que una pateadura es para el cuerpo. Esto es así porque en algunos casos la falta de autodominio (que es lo que suele suceder cuando uno grita) puede interpretarse como falta de criterio, educación y cultura, aun como una muestra de falta de discernimiento o sentido común, lo cual atenta contra la persuasión. Mover a alguien
a gritos no significa que lo convenciste ni persuadiste, sino que lo intimidaste. Tarde o temprano se rebelará.

Algunas personas entendidas en la materia han comentado que cuando uno grita, cierra las puertas a la reflexión. ¡Y eso es precisamente lo que suelen hacer quienes solo buscan manipular a otros para conseguir sus fines egoístas! Por lo tanto, no sigas tal ejemplo, o podrían confundir tus intenciones. ¿No has notado que cuando alguien grita, otro quiere gritar más fuerte, y, de repente, otro grita aún más fuerte, hasta que todos se ven envueltos en una incontrolada gritería? Todo tiene su momento y su lugar.

Un libro muy antiguo contaba acerca de un hombre que solía asistir a ciertas discusiones en latín, que se llevaban a cabo en su ciudad.  Un día, uno de los contendientes lo abordó y le preguntó qué le había parecido la discusión. Él dijo que había sido muy interesante, pero que lo disculpara si no comentaba al respecto, porque no sabía latín. "¿Entonces, cómo sabe quién tuvo la razón?", preguntó asombrado. "Eso es fácil -dijo-. No soy tan bruto como para no darme cuenta de que no la tiene el que comienza a agitarse y a gritar".

A los niños les encanta gritar, y para todo hay un tiempo y lugar. Pero no nos referimos a las manifestaciones naturales y espontáneas de los niños, ni a ciertas emociones que brotan del entusiasmo o la sorpresa; tampoco al tono firme que a veces se requiere para dar énfasis a un mensaje de peso, sino al uso indiscriminado de un tono de voz que no inspira confianza en las mentes razonables que esperan oír un discurso equilibrado y orientador. Sin duda, vociferar contradice la Tercera Ley, que indica usar un tono de voz agradable al auditorio.


En oratoria, el énfasis adecuado es una cualidad que se debe cultivar, y el menor o mayor grado de elevación de la voz es uno de los recursos para enfatizar las ideas. No obstante, sería desagradable al oído pasar bruscamente, de un momento a otro, de un volumen razonable a un grito ensordecedor, sobre todo si se usa un micrófono. Para lograr el énfasis basta con una leve variación del volumen. No es necesario elevar mucho la voz.

Por otro lado, elevar mucho la voz usando un constante tono agudo que pone énfasis a todas las palabras, pronunciando exageradamente todas las letras del discurso de principio a fin, además de contar con un montón de altavoces alrededor de un recinto cerrado y un buen equipo de sonido pero con un técnico bruto que sube el volumen más allá de lo que un otorrinolaringólogo consideraría saludable, es la combinación perfecta para causar daño al oído de cualquier auditorio, no para llegar al corazón y conmover a personas razonables que quieren oír un buen discurso.

Por supuesto, si el auditorio desea, espera o quiere que lo griten, será decisión del orador si opta por gritar su mensaje. Pero dejamos en claro que no lo recomendamos. Porque contradice una actitud razonable y equilibrada. Alzar un poco la voz en el marco de una sesión de ejercicios de respiración, resonancia o modulación, o para decir con firmeza y énfasis una frase durante un discurso importante, pudiera ser aceptable hasta cierto punto. Pero dar el mensaje a gritos de principio a fin, dando la impresión de que se quiere imponer la idea sí o sí, no es una técnica que promovemos ni recomendamos en Oratorianet. Porque estamos convencidos de que los seres humanos razonables no suelen aceptar ni asimilar las ideas porque se las griten, sino por encontrarlas, precisamente, razonables. Si gritas, excediste del entusiasmo.

 
"Un paso más allá del entusiasmo y se cae en el fanatismo".

El volumen y tono ideal para una conferencia digna es el conversacional. Uno no grita a la otra persona cuando conversa con ella. Igualmente, uno no debe alzar demasiado la voz cuando expone en público, porque los oyentes pueden oír perfectamente gracias al equipo de sonido y al sistema de altavoces. Si hay un altavoz por cada grupo de oyentes, proporcionalmente, carece totalmente de sentido alzar mucho la voz o usar un tono agudo. Sería semejante a hablar a gritos por teléfono. Totalmente innecesario. Porque el oyente tiene el altavoz prácticamente sobre la oreja.

Exagerar el volumen solo produce incomodidad y resta dignidad a la ocasión. Haz esta prueba sencilla: Conversa con otra persona elevando mucho el volumen de tu voz, y notarás que su expresión facial se frunce
inmeditamente, como diciendo: "¿Qué te pasa?". Elevar demasiado el volumen de la voz distancia al orador de sus oyentes y levanta barreras en la comunicación, porque la molestia lo distrae haciendo que su mente se dirija a criticar su volumen y tono, en vez de ayudarlo a concentrarse en la información. Y lo pero de todo: No promueve calor de amistad, y por tanto, no contribuye a la persuasión. Es interesante también que gritar un discurso no manifiesta autocontrol, ¡y el autocontrol es un requisito esencial para el liderazgo responsable!

Por otro lado, siendo que la voz del presidente de la reunión es la primera voz que se oye
por los altavoces al inicio de la sesión, este debe sonar muy agradable al oído, no como un taladro que perfora los oídos del auditorio con gritos agudos que piden atención y saludan a los presentes. Por lo contrario, una voz de bienvenida debe sonar muy grata al oído, con un tono melodioso que atraiga al corazón. No se está arriando caballos ni vacas en una pradera. Presidir con una voz exageradamente fuerte y aguda demuestra una total falta de experiencia en oratoria, porque sobresalta y asusta despertando renuencia y disgusto, sobre todo si hay niños y gestantes en el auditorio, para quienes el ruido está particularmente contraindicado. Una voz aguda y fuerte se vuelve naturalmente detestable al oído, mientras que una voz modulada y suave tiende a gustar y atraer. Es lo que llamamos una voz microfónica.

Ten en cuenta que si gritas a tus oyentes, te alejarás mucho de la zona de calma que requieres para provocar un estado de total receptividad. Social y psicológicamente, a nadie le gusta que lo griten. Gritar a las personas las humilla y dispara sus niveles de estrés indisponiéndolas emocionalmente. Por ejemplo, si se trata de un locutor de publicidad que grita, desearán cambiar inmediatamente de canal de televisión o de estación de radio, derrotando la inversión publicitaria para comunicar el mensaje, ¡sobre todo si se trata de publicidad o propaganda! ¿De qué sirve un mensaje si el oyente apagará el volumen? ¡¡De nada!!

Gritar a alguien evoca a los padres cuando se exasperaban y gritaban a sus hijos, lo cual trae recuerdos desagradables de la niñez. Eso significa evocar imágenes desagradables, negativas, en la mente profunda. Por eso, gritar estimula el rechazo. Gritar molesta los oídos. Gritar insensibiliza a las personas respecto a las cosas importantes. Gritar es un acto salvaje. Gritar es un recurso valiosísimo solo cuando se trata de una emergencia que no podría resolverse de otro modo, como advertir un peligro, solicitar ayuda urgente, comunicar un mensaje a distancia en un lugar donde no hay recursos de comunicación apropiados.

A veces algunos han preguntado: "Entonces, ¿por qué gritan los oficiales a los soldados cuando los entrenan?". Sus razones tienen. Puedes tener la seguridad de que cuando el enemigo capture y grite a un soldado, o lo maltrate de otras maneras, no sentirá tanto miedo ni temor porque fue entrenado a gritos. Sin embargo, en oratoria eso no aplica. Tus oyentes no son soldados ni enemigos, ni tu discurso es una guerra, ni los aplausos del auditorio, balas que te causarán la muerte.

Se supone que un orador, locutor o relator de noticias debe estudiar modos interesantes y agradables para atraer al oyente, no para ahuyentarlo ni repelerlo. Además, el micrófono se inventó para no tener que elevar la voz innecesariamente. Ten en cuenta que los aparatos de televisión o radio no solo tienen un botón para subir y bajar el volumen, sino para cambiar de canal o de estación. ¡Qué desagradable es estar escuchando un programa interesante sobre naturaleza, disfrutando de la paz que comunican bellos paisajes y que, de repente, comience un segmento en que gritan y gritan y gritan una publicidad o propaganda! De seguro, el televidente no lo pensará dos veces: ¡Bajará el volumen o cambiará de canal por un par de minutos! ¡Porque puede presionar el botón "cállate"! No lo dudes. Si gritas a tus oyentes, ellos seguirán mirándote, pero mentalmente presionarán el botón "cállate" y se pondrán a pensar en otra cosa.

Eso sucede en la mente de los oyentes cuando no se sienten respetados por un orador que los grita. Lo miran, pero su mente se va a otra parte. ¿No recuerdas a algún orador famoso que gritaba sus mensajes
como un perro que ladraba? ¿Dónde quedó su reputación? ¿Cómo lo recuerda la historia? ¿Con honor o deshonor? En cambio, ¿recuerdas a algún orador que hablaba al corazón, con una voz agradable? ¿Cómo recuerdas a ese? Por eso, los maestros experimentados procuran producir un volumen agradable al oído al usar un micrófono, y jamás utilizarlo para vociferar mensajes, órdenes o prohibiciones a sus estudiantes, ya que, bajo esas circunstancias, el grito despierta animadversión y falta de cooperación.

Nunca olvides este peligro: Confundir el arte de hablar con tratar al auditorio con excesiva firmeza. Endurecer el tono, lo vuelve áspero y duro, ya se trate de una voz grave o aguda. Especialmente los novatos y oradores que nunca ejercitaron la impostación (natural o académica), tienden a exagerar. Unos elevan la voz agudamente para alcanzar niveles forzados de énfasis, solo para después bajar bruscamente forzando el tono más grave posible, para parecer elocuentes. Impresionan, pero no logran más que si aprendieran a exponer en público mediante valorizar las ventajas de manifestar calor de amistad sin forzar la voz ni los resultados.

Así, al ver que todos están absortos prestándoles atención, se dejan llevar por la pasión, pierden el control de sus emociones y van un paso más allá del entusiasmo cayendo en una entonación fánatica, no pocas veces dogmática. Lanzan frases muy interesantes, pero con un volumen tan fuerte que parecen molestos con el público o resentidos con la vida. 

Especialmente el maestro de oratoria debe ayudar a sus discípulos a controlar su volumen mediante controlar su entusiasmo, su respiración y su resonancia. Algunos de los peligros de perder el control son: Inflar su ego y volverse egotistas, presumidos y hasta fanfarrones; o cautivar tanto al auditorio que sus oyentes pierdan de vista la información y les baste con dejarse arrastrar por simples despliegues emocionales. Eso sería contraproducente y engreiría al orador. No es poco común observar esta clase de abuso de confianza de parte de ciertos oradores que parecieran dar a entender que volumen fuese sinónimo de iluminación ("el que grita más fuerte es el más capacitado").  ¡Nada más falso!  A través de la historia siempre se ha sabido que los sabios siempre destacaron por su tranquilidad, amabilidad y equilibrio, no por gritos, dogmas ni bullicio.

Al orador tenso y desesperado se le acaba el aire a cada rato y tiene que jadear para no quedarse mudo. Se atasca y entra en lagunas, agolpa las palabras y empapa de sudor su pañuelo (si es que se acordó de llevar uno). En cambio, el que cultiva el autodominio, haciendo pausas apropiadas, tiende a respirar y fluir cómodamente tanto física como mentalmente. ¿Qué crees que resulta más ventajoso?



Uso del megáfono y micrófono

Un megáfono es un aparato sencillo y portátil, semejante a una enorme corneta, que sirve para amplificar el sonido de la voz. Es especialmente útil para impartir directrices o instrucciones a una multitud reunida. Pero su mal uso puede tener consecuencias desagradables.

Ten presente que las palabras y frases cortas dichas a toda velocidad, con brusquedad, con una voz chillona y ansiosa distorsionan el mensaje, promueven confusión y ponen nerviosa a la gente, las personas tienden a reaccionar impulsiva y egoístamente velando por sus propios intereses y generando más confusión. La masa no se concentra ni reflexiona. Donde hay una voz chillona, jadeante y apresurada, tiende a haber nerviosismo y tensión, la gente se pone a la defensiva, se imagina lo peor y no tiende a cooperar, sino a salvar su propio pellejo.

Para comunicar el mensaje por un megáfono, lo mejor es asignar a una persona equilibrada, de voz grave y calmada. Una voz calmada y grave inspira confianza y respeto, sobre todo si el mensaje se comunica con pocas palabras, sin ansiedad y con suficiente lentitud como para que el eco del lugar no cause distorsiona. De esa manera, el oído de la multitud entenderá, se sentirá segura y tenderá a cooperar.


Un ejemplo de mensaje inadecuado sería: "¡¡¡Vayan saliendo uno por uno!!! ¡¡¡Cálmense!!! ¡¡¡No corran!!! ¡¡¡Por la derecha!!!". El eco, los nervios y la confusión podrían generar una peligrosa ilusión auditiva en quienes no oyeran bien ("¡¡Está saliendo humo, sálvense, corran por la escalera!!"), lo que bastaría para que entraran en pánico y comenzaran a empujar y gritar: "¡Incendio! ¡Incendio!". Es mejor decir con voz suave y lenta: "Poor faavoor... uunoo poor uunoo... poor laa deereechaa". Las personas entenderán el mensaje, no se pondrán nerviosas y tenderán a cooperar.

Los maestros en especial deben evitar gritar por el micrófono cuando se dirigen a sus estudiantes. Un maestro no solo enseña en las aulas, sino con su conducta. Si gritaran,  estarían poniendo un mal ejemplo y dejando un patrón de comportamiento respecto de la manera como debe usarse un micrófono, y al crecer los estudiantes, lamentablemente repetirán
tan absurdo comportamiento. Por lo contrario, deberían dar el ejemplo de cómo se debe uno dirigir al público: con respeto y buenos modales. Eso solo se puede transmitir con una voz agradable. No es necesario gritar. A no ser que se trate de jugar y divertirse, el grito como forma de comunicación habitual nos asemeja a las fieras.

El micrófono se inventó precisamente para no tener que girtar. Lo apropiado es subir el volumen del equipo y dirigirse a los oyentes con una voz agradablemente melodiosa, una que dé gusto escuchar. Lo mismo aplica a los establecimientos comerciales que perifonean mensajes a los clientes o a los empleados. Pocas cosas son tan atrayentes como una voz agradable que llegue al corazón, ni nada tan horrible y repulsivo como un sonido vocal áspero, que parece carecer de sentimiento.

Novatos o inexpertos en oratoria suponen que porque están ante un auditorio de varios cientos o miles de personas tienen que gritar para dejarse oír por toda la multitud, cuando la realidad es que el equipo de sonido está llevando su voz amplificada hasta el último rincón de la sala a través de altavoces convenientemente ubicados para que los oyentes escuchen con total comodidad. Alzar la voz en tales circunstancias
es por demás tonto e hiriente, sobre todo si el equipo de sonido está en muy buen estado y el técnico de sonido es una persona experimentada que ha dispuesto todo lo necesario para que no sea necesario gritar.

Es absurdo e irónico celebrar un acontecimiento en un auditorio de 400 metros cuadrados para 200 personas y usar un volumen que se escuchará 3 kms a la redonda, molestando a quienes no tienen nada que ver con la celebración. En tal caso, basta con que el micrófono y el equipo de sonido proyecten la voz agradablemente hasta la última fila del auditorio, no hasta el estacionamiento ni hasta el cuartel de  bomberos.  Es un acto salvaje usar micrófono y altavoces en un auditorio pequeño, de menos de 50 asistentes. ¡No es necesario!

Por eso, un organizador eficaz no debe permitir que una voz apresurada y jadeante, o que no tenga sentido de lo que es agradable al oído, transmita mensajes importantes por un megáfono o micrófono, sobre todo en casos de desorden o emergencia. Un mensaje confuso y chillón equivale a disparar una pistola detrás de una manada de toros. La gente hará lo que más le convenga individualmente, no lo que le recomienden. Si usas un megáfono, la regla es: Voz calmada, no jadeante ni ansiosa, palabras lentas y oraciones cortas, para que no se presten a confusión.

¿Jadear por aire?

Si bien los signos de puntuación indican cómo se relacionan las diferentes secciones de una oración, así como los lugares donde termina cada idea, también pueden interpretarse mal y servir de tropiezo.

 

Adecuado Inadecuado, inconveniente
"Interrumpir las ideas en lugares inadecuados causa tropiezos en el entendimiento y proyecta una imagen de incompetencia sobre el lector." "Interrumpir las ideas en (respirar) lugares inadecuados causa (respirar) tropiezos en el entendimiento y (respirar) proyecta una imagen de incompetencia sobre el lector."


También es inadecuado poner énfasis mediante el uso de pausas es lugares que no merecen recibir énfasis. Es tolerable una pausa después de terminar parte de una idea, pero nunca en lugares irrelevantes.
 

Aceptable Inadecuado, exasperante
"Interrumpir las ideas en lugares inadecuados causa tropiezos en el entendimiento (pausa breve) y proyecta una imagen de incompetencia sobre el lector." "Interrumpir (pausa breve) las (pausa breve) ideas en lugares inadecuados causa tropiezos en (pausa breve) el (pausa breve) entendimiento (pausa breve) y proyecta una imagen de (pausa breve) incompetencia (pausa breve) sobre (pausa breve) el (pausa breve) lector."


Aunque un lector reconozca las pausas gramaticales o sepa colocar el énfasis adecuado mediante pausas, pero que no ejercita su respiración y resonancia, jadeará a cada rato por la falta de aire en sus pulmones y causará pausas inadecuadas, interrumpiendo la fluidez de la idea.
 

Aceptable, razonable Inadecuado
"Interrumpir las ideas en lugares inadecuados causa tropiezos en el entendimiento y proyecta una imagen de incompetencia sobre el lector."

"Interrumpir las ideas en lugares inadecuados (respiración breve, imperceptible al oído del oyente) causa tropiezos en el entendimiento y proyecta una imagen de incompetencia sobre el lector."
"Interrumpir las ideas (respirar) en lugares inadecuados causa (respirar) tropiezos en el  entendimiento y proyecta una (respirar) imagen de incompetencia sobre (respirar) el lector."

 

Adecuado o aceptable
"Interrumpir las ideas en lugares inadecuados causa tropiezos en el entendimiento y proyecta una imagen de incompetencia sobre el lector. (En este caso, el lector tiene gran capacidad de respiración y puede leer cómodamente una o dos líneas sin sentir la necesidad de volver a respirar)."

"Interrumpir las ideas en lugares inadecuados (respiración corta, imperceptible al oído del oyente) causa tropiezos en el entendimiento (respiración corta, imperceptible al oído del oyente) y proyecta una imagen de incompetencia sobre el lector (en este caso, el lector tiene una gran capacidad de respiración, pero inhala brevemente de manera imperceptible al oído del oyente al final de cada sección de pensamiento para mantener un suministro constante de aire en sus pulmones, inacabable)."


La respiración de un lector capacitado casi no se percibe con el oído ni con el micrófono, porque la respiración torácico-diafragmática le permite disponer de un gran suministro de aire. En cambio, el lector no entrenado deja oír su respiración durante la lectura.

Lógicamente, habrá lugares donde físicamente será imposible respirar sin jadear o sin que se oiga la respiración. Por ejemplo, a altitudes a las que el lector no estaba acostumbrado o en ambientes fríos que le hacen tiritar.

 

Adecuado Inadecuado, absurdo
"Y así llegamos al final de nuestro programa." "Y así (pausa o respiración) llegamos (pausa o respiración) al (pausa o respiración) final (pausa o respiración) de (pausa o respiración) nuestro (pausa o respiración) programa."


Por regla general, hay que respirar o hacer pausas en los lugares adecuados, esto es, 1) cuando termina una sección de pensamiento y/o 2) cuando debe enfatizarse una palabra o frase que debe resaltar. Respirar en cualquier momento, sin tener en cuenta el efecto en la mente del oyente, no es adecuado.

El impacto, el silencio y el volumen de voz del orador

¿Cómo influye en el entendimiento del oyente la habilidad del orador para impactar con su tema? En auditorios muy grandes, contribuye al entendimiento porque capta mejor la atención de sus oyentes impidiendo que se aburran y adormezcan. Y si hay niños ruidosos, el deseo de sus padres por prestar atención hará que ejerzan un mayor control sobre estos. Pero si el discursante habla de manera insípida y aburrida, no sentirán motivo para prestar atención ni tampoco se esforzarán por mantener a sus niños en silencio, sino que los dejarán llorando y molestando.

Al mejorar el nivel de atención disminuye la tentación que siente el oyente a murmurar y conversar durante la presentación. De modo que el impacto favorece el silencio en la sala, y la falta del mismo promueve la murmuración y el ruido.

Puedes hacer clic aquí y oír la voz de Ted Williams. Ted era un locutor extraordinario, pero en una etapa de su vida el alcohol y las drogas fueron consumiéndolo hasta dejarlo en la indigencia. Felizmente, una actitud humilde y una voz que nunca lo abandonó le devolvieron su lugar en la comunidad dándole una nueva oportunidad. Es una de las voces más agradables que puede producir la voz humana gracias al uso adecuado de la respiración, la resonancia, la modulación y la pronunciación. Una prueba viviente de que la voz puede abrirte caminos en la vida, y de que gritar no es la mejor forma de usar la voz. Al oírlo, ten en cuenta que los mismos principios aplican a las mujeres, con la diferencia de que ellas tienen un registro vocal más agudo.

 
Tener una voz potente no es la clave,
sino solo una característica interesante
que podría servir cuando no se dispone de un micrófono.
La clave consiste en llegar al corazón.

ARRIBA





"¡PRONUNCIA CORRECTAMENTE!"


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LECCIÓN 3




SIGNIFICADO
 
Di cada palabra con claridad para comunicar un mensaje exacto, evitando malentendidos, ambigüedades o demoras en el entendimiento.

Una buena pronunciación es una excelente carta de presentación porque proyecta una imagen de buena educación, un elevado nivel cultural y entendimiento de este requisito esencial de la comunicación eficaz.  "Hoy cenaremos pejcado" no comunica lo mismo que "Hoy cenaremos pescado". En el primer caso, comunica falta de atención a la cultura y educación, si bien se entiende lo que quiso decir.

Una mala pronunciación, sumada a un exceso de velocidad, causa malentendidos y lagunas en la mente del oyente, quien no logra la concentración necesaria para entender lo que se dice. En realidad, es una seria interferencia en la transmisión del mensaje. Podríamos asemejarlo a la estática en la comunicación por radio, que impide que el receptor capte el sentido de las palabras. No es lo mismo chana que Juana.

En Oratorianet consideramos la pronunciación y el idioma dentro de la misma ley porque se complementan, pero no significan lo mismo. El lenguaje tiene que ver con la corrección y el orden de las palabras cuando expresamos una idea (
"martillo con el clavó", "clavó con el martillo"), y la pronunciación tiene que ver con el sonido de las palabras cuando las decimos ("He notado que le duelen los pies", "He notado que le huelen los pies").

La gravedad de un descuido, tanto respecto a la pronunciación como al uso del idioma, es proporcional a la importancia del mensaje, a la dignidad de la ocasión y a la imagen que uno proyecta. Cambiar "pejcado" por "pescado" no es tan serio como cambiar "miel de los panales" por "miel de los pañales". Y no es tan grave si lo dice el portero del club como si lo dice el presidente. Si buscas en el Diccionario Panhispánico de Dudas de la Real Academia, "tal para cual" significa "semejante o parecido", mientras que "un tal por cual" es un insulto gravísimo. Por otro lado, gritar: "¡Cálmense!" al ocurrir un temblor puede costar vidas si todos entienden: "¡Sálvense!".

Lógicamente, un lapsus le ocurre hasta al más versado lingüista y al más connotado locutor. Cualquiera se equivoca. Un lapsus no es un problema de conocimiento del idioma ni de falta de aprecio por él, sino solo un patinazo. No debería preocuparte. Pero hablar descuidadamente por falta de interés en el idioma, es otra cosa. Puede costarle a uno su reputación.

De todos modos y al margen de las normas del lenguaje, es imprescindible que lo que digamos sea razonablemente claro si queremos que nuestros discursos se entiendan bien y causen el efecto que queremos, pero aunada a una velocidad equilibrada. Porque aunque la pronunciación sea excelente, el exceso de velocidad puede echar a perder todo el beneficio, como se explica en la Tercera Ley. Sería como echarle demasiada agua al café, o demasiado café al agua.

Finalmente, tengamos en cuenta que hay sonidos en español que pueden oírse perfectamente bien aunque los escribamos de otra manera. Por ejemplo, podríamos haber escrito el párrafo anterior así: "
De todos modos y al marjen de las normas del lenguaje, es impresindible que lo ke digamos sea rasonablemente klaro si keremos ke nuestros diskursos se entiendan bien y kausen el efekto que keremos, pero aunada a una belocidat ekilibrada. Porke aunke la pronunsiasión sea exelente, el exeso de belocidat puede echar a perder todo el benefisio, como se esplica en la Tersera Lei. Sería como echarle demasiada agua al café, o demasiado café al agua."

¿Qué sería si la Real Academia de la Lengua Española tomara en cuenta esa manera de escribir y la incluyera en sus futuras ediciones oficiales, tal como incluye nuevos fonemos a medida que adquieren el mérito para incluirse. Si la "b" y la "v" no suenan diferente, ¿por qué tienen que escribirse de manera diferente? ¿No sería mejor escribir con la "b"
solamente en todos los casos? Y si los poetas pueden tomarse licencias para volar sobre las normas y decir cosas como "La lagarta", en vez de "El lagarto hembra", ¿por qué no podemos todos decir o escribir "la lagarta" si eso es lo que se entiende mejor?

Lógicamente, eso no significaría que se tendrían que reescribir todos los libros. Pero seguramente se simplificaría mucho la tarea de komunikar las ideas por medio de usar un solo karákter para todas las okasiones en ke se use el sonido "k", por ejemplo. ¿Escandaloso o adaptable? Los más acuciosos estudiosos de la lengua se jalarían los pelos. Simplificación no significa matar el idioma.

No obstante, sea como fuere, la pronunciación seguirá siendo lo más importante para comunicar nuestras ideas en un discurso. El oyente no sabe si estamos diciendo "Tomemos axión" o "Tomemos acción", pero entenderá lo que queremos decirle.  Con esto
no estamos haciendo apología de la anarquía en el habla y la escritura, diciendo que podemos escribir y hablar como nos dé la gana. En Oratorianet somos muy respetuosos de las sugerencias de la Academia de la Lengua. Pero si la misma Academia comenzara a sugerir adaptaciones y cambios, aprenderíamos a adecuarnos a los tiempos y a los giros del futuro del idioma español. "Todos felises, todos kontentos."

Por lo pronto, aunque seguiremos aplicando las normas a las que hemos estado acostumbrados, estaremos alertas a las innovaciones que nos permitan una comunicación más fluida en el futuro, a pesar del dolor que pueda costarnos reconocer la importancia y necesidad de una simplificación más dinámica.


PRON
unciación

En este contexto, la pronunciación consiste en colocar los órganos de la voz (lengua, labios, abertura de la boca) de manera que exterioricemos adecuadamente los sonidos de las palabras y se entienda claramente lo que queremos comunicar.

LAbios
 
Ejercicio de labios. Los ejercicios de flexibilidad de los labios son aquellos que dan elasticidad al movimiento de tus labios. Por ejemplo, proyéctalos hacia delante, como si dieras un beso exagerado, y recógelos completamente, de modo que se introduzcan en el interior de la boca. Hazlo una y otra vez, a toda velocidad. Eso les dará flexibilidad.

Por supuesto, la flexibilidad de los labios no es tan importante como la de la lengua, como muy bien lo ilustra el caso de los ventrílocuos, que se dejan entender muy bien a pesar de moverlos casi imperceptiblemente.

LE
ngua

Ejercicios de la lengua. Los ejercicios de flexibilidad de la lengua son los que dan elasticidad a la punta de tu lengua. Por ejemplo, procura enrollar la puntita hacia arriba y luego hacia abajo, a toda velocidad. Otro ejercicio consiste en golpear las paredes internas de la boca con la punta de la lengua, a toda velocidad, de derecha a izquierda. ¡Suéltala! Dale Carnegie solía decir que la puntita de la lengua debía sentirse tan flexible como un látigo.

Destrabalenguas

Además de entretenidos, los ejercicios destrabalenguas son útiles para cultivar la flexibilidad de labios y lengua. No son imprescindibles, pero ayudan mucho, sobre todo, cuando se dicen a gran velocidad (NI POCO ATÚN CON MUCHO PAN, NI MUCHO PAN CON POCO ATÚN). Lógicamente, si quieres dedicarte a la locución como carrera, sería conveniente que los hicieras por costumbre. Además, te servirá para leer frases extrañas sin equivocarte.

Pronunciación exagerada

Afanándose por hacer bien las cosas, algunas personas que desean pronunciar lo más eficazmente posible caen a veces en la exageración de su articulación y desequilibran otras cualidades importantes de oratoria. Por ejemplo, en el estilo conversacional, las letras "b" o "d" pueden pronunciarse de manera oclusiva (bloqueando completamente la salida del aire por un instante, como en "cambio" o "decir"; esto es más notorio cuando se trata de la primera palabra que uno dice, como "Busco un amigo" o "Dejemos que sus acciones lo delaten") o fricativa (bloqueando parcialmente la salida del aire, como en "caballo" o "salida").

Si se pronuncia de manera oclusiva cuando la naturalidad exige un efecto fricativo, o viceversa, ocurre lo que se conoce como pronunciación exagerada. Por ejemplo, aunque "dedicación" merece una "d" inicial oclusiva al comenzar a hablar, suena ridículo pronunciar oclusivamente la segunda "d", o ambas cuando no se trata de la primera palabra que decimos. Cuando decimos "Dedicó toda su vida a su trabajo", la primera "d" debe sonar oclusiva, por ser la primera palabra; pero si decimos "Toda su vida la dedicó a su trabajo", todas deben sonar suavemente fricativas. Si usamos un sonido oclusivo para todas al "d", causamos el efecto "T" ("Tota su vita la teticó a su trabajo").

Por ejemplo, si un locutor exagerara el movimiento de los labios al pronunciar la D, G y V al momento de una locución, sus oyentes se imaginarán un rostro grotesco y ridículo cuando dijera algo así como: "Estimato cliente, acratecemos su pisita y le teseamos una acratable estatía", "Le hapía tato el trabajo". Usualmente se debe a que no le han enseñado que existe una diferencia entre la pronunciación oclusiva y fricativa de ciertas consonantes. En el ejemplo, la oclusión exagerada de la B o V sonó como P, y la oclusión de la G, como K.

A mi modo de ver, la única justificación para un sonido un poco más oclusivo sería cuando hay mucha interferencia en la transmisión de una telecomunicación, como cuando se transmite por radio. En ningún otro caso. La exageración de la pronunciación no solo distrae la atención, sino que favorece la confusión y el tropiezo.

Por otro lado, es una exageración exigir al estudiante una pausa o una marcada diferenciación del sonido "S" en todos los casos, como hacen algunos locutores profesionales, como, por ejemplo, cuando dicen: "Todos los / sonidos" o "Las / sirenas sonaron toda la noche", produciendo el efecto
"Todos losxonidos" o "Lasxirenas sonaron toda la noche".

Pronunciar al estilo de los españoles, 
"Los / cinco semifinalistas" no genera malentendidos ni tropiezos porque los sonidos diferentes de la "c" y la "s" en estos casos son más que evidentes. Pero no suele ocurrir así con el castellano de los latinoamericanos.

Es imprescindible marcar una pausa o diferencia muy notoria solamente cuando las palabras se prestarían a una confusión si se pronunciaran apretadamente, como, por ejemplo: "Todas sus / obras  fueron mencionadas", porque no es lo mismo que "Todas sus sobras fueron mencionadas". No obstante, se consideraría perfeccionista o exagerado pausar así: "Son lasseis de la tarde". ¡Sería ridículo! Porque que suene "Son lasseis de la tarde"
no da lugar a ninguna confusión ni ambigüedad. Es irrelevante hacer una separación en ese caso. Hacerlo rayaría en un desagradable prurito de pronunciación.

Puedes ampliar esta explicación leyendo el artículo Cómo expresarme mejor cada día, de nuestra Casilla de Respuestas.


La exageración, ya sea suavizando o endurecencido la expresión siempre genera problemas de audio que crean un tropiezo en el entendimiento o en la concentración. En el entendimiento, porque confunde creando malentendidos que desvían la atención del tema causando una momentánea pérdida de contacto intelectual, que puede ser suficiente como para que que se pierda en un signo de interrogación ("¿Dijo corpacho, carpacho? ¿Qué es eso?"). Y en la concentración, porque atrae la atención y la centra en la personalidad y actitud de quien habla despertando crítica innecesaria, lo cual también distrae delt ema ("¡Qué ridículo! ¡Este no sabe hablar!"). Por ejemplo:
 

EN VEZ DE SONAR SUENA
caballo
salida
los grillos
doscientos cincuenta
las botas
tres billones
todos los jueves

concurso
Sucre
momento
amigos
urgente
las tres de la tarde
Santa María
Biblia
capacho
salita
los crichos
doscientos xincuenta
las potas
tres pichones
totos los juefes

gongurso
Sugre
momendo
amíos
urgende
las dres de la darde
Sanda María
Bilia

Por falta de conocimientos de oratoria, ciertos locutores pasan por alto el hecho de que el oyente imagina sus expresiones aunque no puedan verlos, y caen en la exageración, no solo ofreciendo una expresión grotesca de las formas de su boca, sino descuidando el aspecto conversacional, separando innecesariamente todas las palabras y afectando el sonido de las palabras con su resonancia, produciendo sonidos extraños. , "los grillos" pudiera sonar como "los crichos", y "doscientos cincuenta" como "doscientos xincuenta". Exagerarrr es absssurrrdo e innecesssario. Una pronunciación exagerada comunica la idea de ser "poco natural" e interpretarse emocionalmente como "poco sincero" o "falso". Apoyamos el entusiasmo y la pronunciación correcta, pero no la exageración ni el fanatismo. Por ejemplo, el siguiente es un defecto muy común en algunos locutores cultores de la pronunciación perfecta: 
 

EN VEZ DE DECIR DICEN
de color rojo
nuevos relatos
las restauraciones
los rascacielos
tan raros

las laderas
los descubrimientos
los robots
las rejas
de color orrojo
nuevos errelatos
las errestauraciones
los errascacielos
tan arraros
las aladeras
los edescubrimientos
los orrobots
las errejas


En la conversación habitual, estamos condicionados a equilibrar naturalmente los sonidos oclusivos y fricativos, pero cuando rompemos el equilibrio y exageramos el uso de los sonidos oclusivos, no solo sonamos extraños, sino que tendemos a tropezar en la pronunciación, especialmente cuando leemos, porque en nuestro fuero interno percibimos que no es natural. Por eso, nunca sugiero perfeccionar tanto la pronunciación que se pierda la naturalidad del habla contidiana. La naturalidad es esencial para persuadir. Exagerar la pronunciación es una debilidad, no una fortaleza. Pronunciar correctamente de ninguna manera significa exagerar la articulación.

Cuidado con el mayor golpe de aire

A veces el acostumbrarse a producir un mayor golpe de aire en la primera o la última parte de las palabras puede fomentar confusión en el oyente. La pronunciación de las palabras debe tener en cuenta la claridad de todas sus letras y no solo de las primeras o las últimas. Por ejemplo, si representáramos con negritas el golpe de aire al pronunciar, diríamos que debería decirse: "Todos quisiéramos que nuestros hijos sean hombres y mujeres de bien y que contribuyan al desarrollo de nuestra comunidad" y no: "To quisié nues hi hom y jer buya rroll dad", sobre todo si usamos un micrófono o sabemos que en el auditorio hay personas que no oyen bien.

LIteratura

Literatura (libros y revistas edificantes). Lo mejor es ejercitar la lectura en voz alta. Aparte de aclarar tu dicción, te instruye. Muerde suavemente un lápiz con los dientes delanteros, imitando el freno de un caballo, y lee un párrafo en voz alta procurando que el sonido de cada letra salga correcto a pesar del obstáculo. Luego, hazlo sin el lápiz. Repite el ejercicio varias veces. ¡Mejorarás de la noche a la mañana! Potenciarás tus ejercicios si grabas tu voz y luego la observas para mejorar.

Leer en voz alta grabando tu voz te permite corregir
defectos comunes, como por ejemplo: "bujcar" en vez de "buscar", o "loj automóviles" en vez de "los automóviles", o "¿Cómo te siente joy" en vez de "¿Cómo te sientes hoy?".

Nada reemplaza a la lectura como medio para mejorar la habilidad lingüística, ni nada reemplaza a la lectura en voz alta de libros de buena reputación para mejorar la dicción. Si no practicas lectura en voz alta por lo menos 10 minutos diarios durante una buena temporada, no mejorarás NUNCA; seguirás hablando siempre con los mismos defectos. Requiere esfuerzo.
 
"La práctica habitual de la lectura es el mejor medio
para adquirir, mantener y ampliar la capacidad lingüística."
 Manuel Seco, experto de la Real Academia Española

Una ayuda para tu pronunciación es el http://es.thefreedictionary.com/inteligente, que te ofrece un botón de audio para oír la pronunciación de un experto. Le das clic y listo, obtendrás la manera correcta de pronunciar la palabra que solicites.

Ejercicios de lectura visual y concentración

Para mejorar tu velocidad de lectura visual, lo cual es importante para la fluidez al leer en voz alta ante un auditorio, lee un párrafo al derecho y luego colócalo al revés, para a leerlo de cabeza. Aprenderás a leer de una nueva manera. Ya no de sílaba en sílaba, sino por reconocimiento de la forma de las palabras y frases, como vieras objetos.

Al comienzo te parecerá una tarea lenta y tediosa, pero después lo harás rapidamente. Recuerda que el propósito es aprender a leer por reconocimiento de la forma de las palabras. Tu meta no es leer siempre de cabeza como ejercicio habitual, sino solo para entender el propósito del ejercicio. La lógica tras esta clase de ejercicio es que, si logras concentrarte y leer un escrito de cabeza, tus ojos volarán cuando lo leas normalmente. Por ejemplo:

Otar manear de auemtar tu veolciad de letcura es pratcicando elctura a dota vloecidad paalbras y farses ecsritas mal a porpósito. No debes elerlas desapcio, lerta pro letar, sion por reocnocimietno de la froma ed als paalbras. Dsepués lee un esrcito onrmal, y notrarás cómo ut vlocidad de letcura y caapcidad ed concetnración han emjoardo muchímiso. ¡Tus joos voalrán sorbe el escrito! 

En otras palabras, cuando cultivas la habilidad de reconocer las palabras al revés y al derecho, también puedes reconocerlas aunque tengan una o dos letras desordenadas... ¡o falten letras, o las mezclen con números! Por ejemplo:

 

recnoocimeinto de la ofrma ed als paalbars
reocnocimietno de la froma de asl plabaras
erconocimiento ed al foram ed lsa aplabras
R3C0N0C1M13NT0 D3 L45 P4L4BR45


Para el centro de interpretación de tu cerebro es casi irrelevante porque entiende el significado a pesar de todo. Es semejante a los errores de pronunciación que comete un extranjero al hablar. Por ejemplo, si Mr. Finck dijera: "¡Un obispo me ha pecado en la ojera!", tú sabrías lo que realmente quiso decir porque tu cerebro obvia tácitamente el error.

Pero alguien dirá que "se dice que la primera y última letras de la palabra siempre deben estar en el lugar correcto para poder discernirla cuando están desordenadas". Respondemos que no necesariamente. Pporque poedmos erconocre als alpabrsa nauqeu las desordenemos mucho, en algunos casos hasta si le afltan lagunas eltras, como sucede con las abreviaturas. Lógicamente, cuanto más difícil la situación, más discernimiento y agudeza se requerirá, como cuando alguien nos escribe un mail preguntando: "En q andas emtido?"; o cuando leemos una redacción y nos percatamos de que el redactor no quiso decir: "Dicho sea de sapo....", sino "Dicho sea de paso...". Especialmente en el caso de las abreviaturas y jergas, es esencial saber lo que significan, de lo contrario no las interpretaremos correctamente, como solía suceder cuando se cerraban las cartas con "Su Atto y SS" (su atento y seguro servidor). Por eso, si cierta abreviatura deja de usarse por mucho tiempo, deja igualmente de tener sentido para quienes las leen.

Abajo hay una lista de palabras dispuestas al revés. Analízalas lo más rápidamente posible y deja que tu cerebro las interprete correctamente. Además, te ayudará a mejorar tu concentración.

 


¿Cómo se pronuncia o cómo se dice?

Si tienes dudas, mejor asegúrate, o no lo digas. De vez en cuando tal vez oigas palabras que despiertan dudas en cuanto a cómo decirlas, o qué significan, y a veces, por no saber lo que significan, pueden meterte en problemas. Por ejemplo, muchos damnificados por una grave inundación en los Estados Unidos no pudieron beneficiarse del seguro cuando solicitaron ayuda porque cuando solicitaron el seguro les dijeron que "no se requería un seguro contra inundaciones porque no era una zona de alto riesgo de inundación", lo cual los clientes interpretaron como "que no necesitaban un seguro contra inundaciones". ¿Por qué fue tan importante notar la pequeña gran
diferencia del significado de aquella expresión?

En el sentido estricto de la palabra, "se requiere" significa lo que la compañía de seguros exige para aprobar un seguro, mientras que "se necesita" significa lo que el asegurado necesita para sentirse seguro. "Se exige" y "se necesita" son cosas muy diferentes, una sutileza que desde el punto de vista legal marcó una gran diferencia cuando necesitaron el seguro. Técnicamente, no se habían asegurado contra inundaciones. ¡Es muy importante entender el significado de las palabras, sobre todo cuando se trata de firmar un acuerdo!

Por otro lado, a veces la Real Academia Española acepta palabras diferentes, pero semejantes, con un mismo significado. En tal caso, siempre es conveniente consultar un mataburro (diccionario). Algunas se pueden decir de dos maneras diferentes, otras de una sola manera, y otras dependiendo de la intención, es decir, de lo que significan. En muchos casos, tal vez usar la cabeza es suficiente. Por ejemplo, es un verdadero disparate decir: "A lo mejor le fue mal" o "a lo mejor se cayó por la ventana". Solo se necesitan dos dedos de frente para reconocer que "a lo mejor" debe usarse solamente cuando el asunto es positivo, no negativo. Decir: "A lo mejor Dios se ha olvidado de mí" refleja una crasa falta de lógica, no es un problema gramatical, semántico ni ortográfico, sino de lógica elemental. ¿Cómo va a ser mejor que a alguien le vaya mal o se caiga por la ventana o que Dios se olvide de él? En tal caso, se debe decir
"Quizá le fue mal" o "probablemente se cayó por la ventana", o "siento como si Dios se hubiera olvidado de mí".

Por otro lado, hay palabras que se parecen mucho entre sí, pero no tienen el mismo significado. Otras son iguales, pero significan cosas diferentes. Otras no tienen nada que ver una con otra. Y cuando depende de la intención, es mejor consultar un diccionario. Por último, no descartes el hecho de que con los avances tecnológicos ahora la Academia puede actualizar el contenido del Diccionario de manera más rápida y eficaz. Tal vez decida aceptar e incluir una palabra que hasta hace poco no aceptaba oficialmente.

Algunos tienen dudas al usar ciertas palabras o frases. Por ejemplo, "la mayoría de esas personas es pedante" o "la mayoría de esas personas son pedantes"? En ese caso, es prudente consultar "mayoría" en el Diccionario Panhispánico de Dudas de la Real Academia. Ahí dice: "La mayor parte de estos cuantificadores admiten la concordancia con el verbo tanto en singular como en plural, dependiendo de si se juzga como núcleo del sujeto el cuantificador singular o el sustantivo en plural que especifica su referencia, siendo, en general, la concordancia en plural". (VER DICCIONARIO, [CONCORDANCIA: 4.8]) Aunque algunos se sientan movidos a criticar que prefiramos
"la mayoría de esas personas es pedante", no juzgamos mal "la mayoría de esas personas son pedantes".

Algo similar sucede con: "En la medida que" y "En la medida en que". Ambas locuciones conjuntivas son aceptables.


Abajo, en la columna de la derecha ("Depende de lo que quieras decir"), puedes situar el cursor o touchpad sobre las primeras cinco líneas para obtener una de las asepciones del diccionario que hemos puesto solo como ejemplo.

Para más información sobre el uso de las palabras, puedes examinar diccionarios académicos, enciclopédicos, etimológicos y/o semánticos.

 
¿Cómo se sugiere decirlo?

LAS DOS MANERAS
SON VÁLIDAS
DE LA SEGUNDA MANERA DEPENDE DE LO
QUE QUIERAS DECIR
¿Amedrantar o amedrentar?
¿Amoniaco o amoníaco?
¿Amplificar o ampliar?
¿Amueblar o amoblar?
¿Antes que vea o antes de que vea?
¿Aparcar o parquear?
¿Asemejar o semejar?

¿Asiduidad o asiduamente?
¿Borbotear o borbotar?
¿Calidoscopio o caleidoscopio?
¿Calosfríos o escalofrío?
¿Cangrena o gangrena?
¿Cardíaco o cardiaco?
¿Chequear o comprobar?
¿Cernir o cerner?
¿Con tal que o contal de que?
¿Concretizar o concretar?
¿Conferencista o conferenciante?
¿Conterráneo o coterráneo?
¿Controversial o controvertido?
¿Decimotercero o decimotercio?
¿Diferencia o diferenciación?
¿Enantes o antes?
¿Encarcerar o encarcelar?
¿Endósmosis o endosmosis?
¿Endrezar o aderezar?
¿Engrosar o engruesar?
¿Enlentecer o lentificar?
¿Enlentecer o ralentizar?
¿Entumir o entumecer?
¿Exabrupto o ex abrupto?
¿Expositor o exponente?
¿Feminidad o femineidad?

¿Figurado o figurativo?
¿Finiquitar o terminar?
¿Fructificar o frutificar?
¿Fructuoso o frutuoso?
¿Glotón o guloso?
¿Grampa o grapa?
¿Grapar o engrapar?
¿Guacamole o guacamol?
¿Hostilizar u hostigar?
¿Ícono o icono?
¿Implementar o implantar?
¿Implicación o implicancia?
¿Infructífero o infructuoso?
¿Menguar o amenguar?
¿Meteoro o metéoro?
¿Palabras clave o palabras claves?
¿Palanquear o apalancar?
¿Palear o apalear?

¿Planear o planificar?
¿Podiatra o podíatra?
¿Por lo contrario o por el contrario?

¿Postrarse o prosternarse?
¿Prestidigitador o prestigiador?
¿Pudrir o podrir?
¿Quilatar o aquilatar?
¿Quizá o quizás?
¿Radioactivo o radiactivo?
¿Respecto a ti? o ¿de ti?
¿Retortijada o retortijón?
¿Semejar o asemejar?
¿Versículo o verso?

¿Vieran o viesen?
 
¿A fin que o a fin de que?
¿A comparación de o en comparación con?
¿Accesar o tener acceso a?

¿Adónde está Luis o dónde está Luis?
¿Aéreopuerto o aeropuerto?

¿Afiatado o afianzado?
¿Alínean o alinean?
¿Amazonía o amazonia?
¿Ambagues o ambages?
¿Anastesia o anestesia?

¿Aperturar o dar apertura a...?
¿Atrás de mí o detrás de mí?
¿Boína o boina?
¿Cada uno tenemos que...o cada cual tiene que?
¿Calosfríos o calofrío?

¿Carácteres o caracteres?
¿Catatonía o catatonia?
¿Cerca a o cerca de?
¿Cerca mío o cerca de mí?
¿Claravidencia o clarividencia?

¿Coberturar o cubrir?
¿Como consecuencia o a consecuencia?
¿Consiste de ocho hojas, o consiste en ocho hojas?
¿Cónyugue o cónyuge?
¿Currícula o currículo?
¿Decifrar o descifrar?
¿Dentrífico o dentífrico?

¿Descendiente o descendente?
¿Eclixar o eclipsar?
¿Eclixe o eclipse?

¿Embuidos o imbuidos?
¿En base a la fuente o con base en la fuente?
¿En mi detrás o detrás de mí?
¿En relación a..., o con relación a...?
¿En relación a..., o en relación con...?

¿Esplosión o explosión?
¿Estean o estén?
¿Etiope o etíope?
¿Expander o expandir?
¿Explicarle de que o explicarle que?

¿Fertil o fértil?
¿Filtrear o flirtear?

¿Forklórico o folklórico?
¿Geneológico o genealógico?
¿Habían cosas o había cosas?
¿Hacer acopio o acopiar?
¿Háigamos o hayamos?
¿Homogenidad u homogeneidad?

¿Impelir o impeler?
¿Impeledo o impelido?

¿Inapto o inepto?
¿Influenciar o influir?
¿Insultativa o insultante?
¿Interín o ínterin?
¿Internalizar o interiorizar?
¿Itsmo o istmo?
¿Kilate o quilate?

¿La mayoría tenemos que... o la mayoría tiene que?
¿Más antes o antes (o más pronto)?

¿Metastatar o metastatizar?
¿Metereológico o meteorológico?

¿Mounstro o monstruo?
¿Muto propio o Motu proprio?
¿Nadies o nadie?
¿Nigueria o Nigeria?

¿Oceano u océano?
¿Poderante (apoderante) o poderdante?

¿Poliomelitis o poliomielitis?
¿Polición o polusión?
¿Postrímero o postrimero?
¿Preveer o prever?
¿Prevenible o previsible?
¿Prioridades o prioridad?

¿Profundizamiento o profundización?
¿Psiquíatra o psiquiatra?
¿Publiselva o pluviselva?
¿Pudrido o podrido?
¿Riunir o reunir?
¿Rumanía o Rumania?
¿Satisfació o satisfizo?

¿Talsimán o talismán?
¿Téjnica o técnica?
¿Testiga o testigo?
¿Transgiversar o tergiversar?

¿Tras mío o detrás de mí?
¿Uno a uno o uno por uno?*
¿Vamos donde Luis o vamos adonde Luis?
¿Abajar o bajar?
¿Adónde o dónde?
¿Aflorar o florecer?
¿Aprender o aprehender?
¿Aterosclerosis o arterioesclerosis?
¿Balear o abalear?

¿Buzo o buceador?
¿Adyuvante o coadyuvante?
¿Apartamento o apartamiento?
¿Casualidad o causalidad?

¿Círculo o ciclo?
¿Coactar o coartar?
¿Coetáneo o coterráneo?
¿Competición o competencia?
¿Consciente o consiente?
¿Década o decenio?
¿Desbastar o devastar?
¿Dónde o adónde?

¿Embestir o investir?
¿En balde o de balde?
¿Encaramar o repantigar?
¿Encarnar o encarnizar?
¿Enjugar o enjuagar?
¿Erradicar o desarraigar?
¿Esotérico o exotérico?
¿Espaldarazo o respaldo?
¿Estático o extático?
¿Estrategia o táctica?
¿Flagrante o fragante?
¿Florecer o aflorar?
¿Flujo o influjo?
¿Fragante o flagrante?
¿Garrotear o agarrotear?
¿Gorgoteo o borboteo?
¿Graduar o gradar?
¿Grapar o engrampar?
¿Hostigar u hostilizar ?

¿ilegible o ininteligible?
¿infundir o fundir?

¿Inmediatez o mediático?
¿Intimar o intimidar?
¿Invernar o hibernar?
¿Lapso o lapso de tiempo?
¿Manar o emanar?
¿Más aún o mas aun?
¿Meteoro o meteorito?

¿Millares o millones?
¿Orbe o urbe?

¿Paliar o palear?
¿Palmada o espaldarazo?
¿Pizarrón o pizarrín?
¿Planchar o planchear?
¿Plausible o posible?
¿Pluvial o fluvial?
¿Polizón o polisón?
¿Práctico o pragmático?
¿Prepósito o propósito?
¿Propaganda o publicidad?
¿Propicio o apropiado?

¿Quizás o a lo mejor?
¿Raciocinar o razonar?
¿Ración o rasión?
¿Radiación o irradiación?
¿Rasar o razar?
¿Rebasar o rebalsar?
¿Rebelarse o revelarse?
¿Rebosar o rebozar?
¿Reflejar o reflexión?
¿Saltante o resaltante?
¿Sinápsis o sinópsis?
¿Socializar o sociabilizar?
¿Tácito o tajante?
¿Tratar o procurar?
¿Trozado o troceado?

¿Ventrículo o ventrílocuo?
¿Vértice o vórtice?
¿Votar o botar?

Ten en cuenta que en versiones anteriores del Diccionario de la Real Academia Española algunas de las palabras arriba indicadas no aparecían, o aparecían con diferente forma o significado. El mencionado libro es una obra en constante cambio y actualización. Para consultar dudas, puedes ir al Diccionario Panhispánico de Dudas, de la Real Academia (antes de escribir tu consulta, asegúrate de haber seleccionado dicho diccionario en la ventana de consulta).

De vez en cuando escucharás una palabra que te sonará extraña. En vez de escandalizarte o ponerte a especular o discutir sobre lo que parece significar, te sugiero callar, anotarla inmediatamente en una hoja de papel (la memoria es frágil) y consultarla luego en un diccionario. Por ejemplo:

 

IMAGINERÍA
RECIPROCAR
GLUCEMIA
ACINTURAR
SUBTERFUGIO
CALISTENIA
GUZPÁTARO
ABADÍA
GIRÓMETRO
AGRAZ
GORGEAR
CAMBRÓN
AARÓNICO
INCONCUSO
ANACOLUTO
AGRAMATICAL
MEGALÓMANO
BARBECHO
AMARSIGADA
CADALSO
ABADESA
CALOSTRO
MENTOR
ENZUNCHAR
GUADAÑA
FRONTISPICIO
EXPLICITUD
FULGENTE
CHÁCHARA
FURCIA


Dónde poner más cuidado

En el asunto de la pronunciación debes tener en cuenta que, así como hay palabras que pueden prestarse a confusión, también hay frases y oraciones enteras que pueden confundirse si no haces un esfuerzo por decirlas de un modo que no altere su significado. A veces tienes que poner énfasis en el volumen, otras en las pronunciación misma, y otras, en las pausas a fin de aclarar bien el sentido. Esto reviste importancia si en el auditorio hay personas medio sordas o con problemas auditivos, o lo que es más preocupante, con limitaciones en el entendimiento, como es el caso de los niños.

Por ejemplo,  a un niño de corta edad tal vez le suene igual "él nos instruye" y "él nos destruye", "parece nuevo" y "parece un huevo", afectando su manera de entender lo que oye. Y sería muy taimado de parte de alguien decir intencionalmente: "Él es una persona muy capaz y competente" sabiendo que está enviando el mensaje opuesto con un sonido subliminal: "Él es una persona muy incapaz e incompetente", que suena MUY parecido a la frase anterior.

Para evitar las confusiones, tienes que dejar muy en claro que estás poniendo cuidado en las diferencias. Hablar por hablar sin tener en cuenta estas cosas demostraría falta de competencia en oratoria. En el caso de "instruye" y "destruye", ins y des son las sílabas clave. Además de pronunciarlas correctamente, tienes que marcar un claro cambio después de nos para evitar que el sonido nosins suene como nosdes, que es lo que se prestaría a confusión. Por eso, lo recomendable sería decir: "él nos / instruye" o "él nos / destruye". Algo similar podemos decir con la frase "me siento con náuseas", que pudiera sonar como "me siento con ansias", y viceversa. El secreto consiste en prestar atención a cómo lo dices y ejercitar los labios, sobre todo, la flexibilidad de la punta de la lengua. Nunca minimices la necesidad de pronunciar correctamente. Porque una mala pronunciación puede ocasionar muchos problemas, aun bochornos desagradables.

Otro error común se debe a la falta de cuidado al expulsar el aire. Lo correcto es que todas las letras, sílabas y palabras reciban suficiente golpe de aire al pronunciar. Pero si solo golpeamos una parte de cada palabra, restando aire a las demás, sobre todo, usando un micrófono, bloquearemos la fluidez del entendimiento. Cierto reportero dijo: "En los últimos momentos de su vida le pidió perdón a su familia". Pero
me tomó algunos segundos decifrarlo. Porque lo que realmente oí fue: "En los últimos momentos de su vida le pidió perdón a su familia". Su voz carecía de resonancia (por falta de ejercicios adecuados) y lo compensaba exagerando el volumen dándole con fuerza solamente a las primeras sílabas de las oraciones, descuidando la pronunciación de las últimas.
 
¿De qué sirve que un orador grite con toda su alma: "¡¡Nun vam tir!! ¡¡Ten muy gur!! ¡Es ra úl"?

No sirve para nada gritar: "¡¡Nun vam tir!! ¡¡Ten muy gur!! ¡Es ra úl" si lo que realmente uno quiere que oigan es: "¡¡Nunca lo vamos a permitir!! ¡¡Ténganlo muy seguro!! ¡Esta se la última vez."

En vez de oír: "Esto nos muestra la importancia de transferir el conocimiento a quienes realmente lo necesitan", pudiera sonar como: "Esto nos muestra la importancia de transferir el conocimiento a quienes realmen lo necesitan". Y esa clase de descuido en la pronunciación y respiración, por no dar suficiente volumen a todas las sílabas de las palabras, seria especialmente grave si se tratara de pedir por radio que nos rescataran de un accidente en una montaña, o si se tratara de comunicar una noticia, o si en el auditorio hubiera personas con deficiencias auditivas que no lograran entender nada sino "Esnosmueslatandeferirelconoaquienesrealmenlositan".

Un descuido así no solo podría poner en peligro la pronunciación y el entendimiento, sino la vida y la salud si, por ejemplo, le aconsejáramos a alguien "no te quejes" y entendiera "no te dejes". No es lo mismo: "¡¡Cálmense todos!" que "¡¡Sálvense todos!!". El efecto será muy diferente.

De no pronunciar claramente esto A algunos podría sonarles así
Declamación
Retumbante
Instrucción
Escritos que explican
Quieren que uno cambie
Fortificar
Redención
Diligente
Inmersión
Modesto
La vamos lavando
Lo vio partir hacia Europa
Sea puesto en la lista
Lo que nos corresponde
Es un canario
Tenemos esa área
Las advertencias de tsunami
Vamos a comenzar
Estos eran usados
Rebalsar
Hagamos esa área
En el campo chino
Comunicación oral
Los mil
Compañeros
Parezca
Nos estaba animando
De manera asombrosa
Una adolescente
¡Haznos sabios!
Debes hacerlo
Se la va a aclarar
Los adultos
El preludio
O hasta más
Un amigo
Razgos o cultos
Comedias
Lo que queremos es animarlos
Una vida normal
Tradición
El marketing
Estofado, Destapado
Nos son muy conocidas
No son como nosotros
Dichos, bichos
No hizo caso
De duelo
Una acción transparente y legal
Ve tranquilo
Las canciones
Su dignidad
Malsanas
Podemos
Estamos sobre la hora
Me esfuerzo con gusto
Exabruptos psicológicos
No es difícil
Desanimar
Pacto
Ex preso
Información clara y lícita de utilidad
Descargar
Se fue por la borda
¿Cuál va?
Nos sorprenden
Folleto
Tener un cargo
Y orando
Staff
Desempeñó
Ellos acudieron al médico
Una mente noble
Aguzar
Nos instruirá
Le dio un mensaje
Animar
Él nos dice
Su risa
El lado
El hogar
Tenemos que co-gestionar los hospitales
Somos gozosos
Datero
Se lo rogaron
Su mami
Quejarse
El cambio corrió
Había nacido
Precaución
Lo hizo por calidad
Está curioso
Un tipo especial y responsable
Y lógicamente
Enrumbaron al sitio
Escondió el loro
He notado que le duele
Es una portería
El nuevo sistema
Quedaron varados
Denme más
Es el oso
La placa luce bien en tu carro
¡Cálmense todos!
Esa mantita
Quiero más sake
Doce tapas
Dos y tres
Los suprime
Sesenta y dos
Hay que iluminarlo
Encima de todo
Ella lo ha pesado
Ha sido una buen elección
Renuncia
Las 3 epístolas
Evitar
Oh, Dios
Eso nos sucede
No se siente bien
Bill
Diligente
Constituir
Instar
La Mar
Queridos
Factura
Cámara
Grupal
Es un efecto
Debemos evitar
Es algo que nos da placer
Estos eran buenos
Nos atrae
Nos solicitó
Estoy muy agradecida
Izaron la bandera
Para que yo no tuviera
Como si lo hubiera asido
Como dije ¿no? ¡Debemos ir!
Tenemos una esperanza y segura
Queremos serte leales
Ahí le parece posible
Sesenta y siete
Diligente
Desenvolvamos
Es una falta
¿Es o no es bueno?
Aplicaciones
Una obra
Miles y más
Apúrate
La fe suya
Katty
Abnegación
Someterme a mi esposo
Contingencia
Nos sea posible
Que la partió
Miembra favorita del club
Nos ama tanto
Someterme a mi esposo
Con diligencia
Nos ama tanto
Atroz
Que la partieran
Círculo
Dos anuncios
Someterme a mi esposo
Con diligencia
Recorre
Refinación
Y visibles
Cúrate
La fe suya
Abnegación
Reformado
Inmersión
Caminos
Un puerto (o un cuerpo)
Y conveniente
Y pertinente
Vandalismo
A la armadura
Alabar
de Saulo
Nos será
Nos sería fácil
Innovamos para servir
Su turno
De existir
No es difícil
Lleva a actuar
¡Vamos, Zapata!
Limpio, incontaminado
Quienes no deseen
Comprar como
Sagaz
De igual forma
Uno, dos, ocho
Tiene una reunión
Nos será
De Saulo
Vamos Zapata
Enterarnos
Agradar
Un horno
Son humos
Cerrando
Tiene una reunión
Las energías
Abnegado
Se lucha
Y portentos
Estamos errando
Del sastre
Redacción
Nos sumimos
Los deporten
O esos largos
Mascar nuez de areca
Y modalidad
Tener ganas
Nos secaron los pantalones
Grandes hebras
Avanzada
De cremación
Repugnante
Destrucción
Espíritus que explican
Quieren que no cambie
Mortificar
Rendición
Dirigente
Inversión
Molesto
Lavamos lavando
Lo vio partido sin ropa
Se ha puesto en la lista
Lo que no corresponde
Es un canalla
Tenemos cesárea
Las advertencias de su mami
Vamos a conversar
Estos serán usados
Rebasar
Hagamos cesárea
En el capuccino
Comunicación moral
Dosmil
Con pañales
Perezca
No se estaba animando
De manera sabrosa
Un adolescente
¡Asnos sabios!
Deshacerlo
Se la va a clavar
Los autos
El peludo
O jamás
Un bandido
Razgos ocultos
Con medias
Lo que queremos es desanimarlos
Una vida anormal
Traición
El mal que tiene
Estafado
No son muy conocidas
Son como nosotros
Dichosos
Nos hizo caso
De vuelo (o abuelo)
Una acción transparente, ilegal
Entra un kilo
Vacaciones
Su divinidad
Manzanas
Ponemos
Estamos sobre Laura
Me esfuerzo por gusto
Seis productos ecológicos
Es difícil
Desarmar
Pato
Expreso
Información clara, ilícita, de utilidad
Descartar
Se fue por la gorda
Cuelga
No sorprenden
Pollito
Tener un carro
Llorando
Estafa
Desempañó
Ellos sacudieron al médico
Una mente doble
Abusar
Nos destruirá
Le dio un masaje
Animal
Él no dice
Sonrisa
Helado
El lugar
Tenemos que congestionar los hospitales
Somos los osos
Ratero
Se lo robaron
Tsunami
Dejarse
El cambio ocurrió
Habían sido
Preocupación
Lo hizo por caridad
Está furioso
Un tipo espeso e irresponsable
ilógicamente
Derrumbaron el sitio
Escondió el oro
He notado que le huele
Es una porquería
El huevo sistema
Quedaron tarados
Denle más
Es celoso
La flaca Lucy viene en tu carro
¡Sálvense todos!
Esa maldita
Quiero masage
Dos etapas
Doce y trece
Los oprime
Setenta y dos
Hay que eliminarlo
Encima del toro
Ella lo ha besado
Ha sido una buena eyección
Renuencia
Las 13 pistolas
Imitar
Odios
Eso no sucede
Uno se siente bien
Vil
Negligente
Prostituir
Incitar
Melgar
Heridos
Fractura
CamaPero e
Brutal
Es un defecto
Debemos imitar
Es algo que no da placer
Estos serán buenos
Nos abstrae
No solicitó
Estoy muy agresiva
Pisaron la bandera
Para que yo tuviera
Como si lo hubiera sido
Como dije, ¡no debemos ir!
Tenemos una esperanza insegura
Queremos ser desleales
A uno le parece posible
Setenta y siete
Negligente
Desempolvamos
Es una paltaPero e
Eso no es bueno
Explicaciones
Una hora
Milésimas
Cúrate
La pezuña
Patty
Admiración
Someter a mi esposo
Con diligencia
No sea posible
Que la parió
Mi hembra favorita del club
Nos ha matado
Someter a mi esposo
Contingencia
Nos ha matado
Arroz
Que la patearan
Ciclo
Los anuncios
Someter a mi esposo
Contingencia
Recurre
Refinanciación
Invisibles
Apúrate
La pezuña
Admiración
Deformado
Inversión
Caninos
Un muerto
Inconveniente
Impertinente
Al abismo
Alarma dura
A lavar
Desagüe
No será
No sería fácil
Y no vamos para servir
Saturno
Desistir
Es difícil
Lleva toalla
¡Vamos a pata!
Limpio y contaminado
Quienes lo deseen
Comprar con
Saladas
Llegó al fondoPero e
Uno, doce, ocho
Tiene un riñón
No será
Desagüe
Vamos a pata
Enterrarnos
Agrandar, agarrar
Un orden
Somos
Serrano
Tiene un riñón
Las sinergias
Anegado
Se ducha
Importantes
Estamos cerrando
Desastre
Reacción
Nos subimos
Los deportes
Huesos largos
Rascarles la oreja
Inmoralidad
Tener canas
Nos sacaron los pantalones
Grandes hembras
Amasar
De no pronunciar claramente esto A algunos podría sonarles así

Si pronuncias correctamente, no necesitas analizar todas las incorrecciones posibles,
tal como no necesitas analizar todos los billetes falsos si conoces bien los verdaderos.
 
Otro problema común tiene que ver con el absurdo de usar palabras o frases inadecuadas. Por ejemplo, sería ridículo decir que "fue una guerra cruenta y sangrienta" porque cruento significa sangriento. Igualmente, decir: "Fue veloz y rápido", o decir: "era de color negro oscuro" o "de color blanco claro", o "estaba desnudo sin ropa", o "pinto casas a domicilio", o "se lo llevamos delivery". Veamos otros casos:

NO ES MUY INTELIGENTE DECIR BASTA DECIR
Salió volando por el aire
Que nos ayude a nosotros
Para que podamos poder hacerlo
Aforo total
En breves momentos
Servirle a él
Ignoramos la causa que causó el accidente
Por qué razón
Para qué propósito
Nos trae a nosotros
Nosotros queremos hacerlo
Es uno de los únicos
Ellos vinieron acá
Una guerra cruenta y sangrienta
Una proporción proporcional
Lo enterró en el agua
Una seguridad muy segura
Con una claridad bastante clara
Lo enterró bajo tierra (o debajo de la tierra)
Debajo de la tierra
Fue hospitalizado en un hospital
Los requisitos necesarios
Es exactamente correcto
Un innumerable número de tiburones
Desalineado
Largos instantes
El santo San Martín
Por sobre encima
Mucho muy importante
Un temporal de lluvia
Una manera de cómo evitar
Se pintan casas a domicilio
Desnudo sin ropa
Se dirigieron directamente al oeste
Está exhausto de cansancio
La situación se salió fuera de control
Todo el hielo está congelado
Es un asunto ve vital importancia
Tenemos que, nosotros, entender
Nos ayude a nosotros
Lo destrozó en pedazos
Es gente foránea de afuera
No entraría dentro de la casa
Seguiremos el seguimiento del caso
Fue dejado en medio de la intemperie
Aun hasta
Aún todavía
Hielo frío
Librería de libros
Los hechos que han ocurrido
Cinco minutos de tiempo
Algunos pocos
En un pestañear de ojos
¿Qué tal si le parece si...?
Le tomó tres horas de tiempo
Nos permita a nosotros
La niñez de los niños
En nuestros tiempos actuales
Hoy en la actualidad
Es un niño precoz a temprana edad
¿Qué nos pide de nosotros?
Está hablando
No se está hablando
Nosostros nos vamos
Incriminar en el crimen
Repatriados a su país
Es terrestre de la tierra
El próximo más cercano
Un exterminio de muertes
Su progreso de ustedes
Sirviéndole a él
Sentir un sentimiento
Algo me pasó en el pasado
Se embarcó en un barco
Sin necesidad de tener que
Ellas ambas
Hubo personas en número de cinco
Los requisitos que se requieren para inscribirse
Hace un par de horas atrás
Hemos venido acá, hemos ido allá
Hemos subido arriba, hemos bajado abajo
No lo tomes a pie juntillas de la letra
Los hallazgos que se encontraron
Colapsó lentamente
Se puede prevenir antes
Lo encadenaron con cadenas
Lo ha visto visualmente
Una tonelada de peso
También no lo hizo
Una actividad muy activa
La maestría la hizo en
Su internado lo realizó en
Gran grandilocuencia
Un gran sombreraso
Como vuelvo a repetir
Se pintan casas a domicilio
Subió arriba
Bajó abajo
Entró adentro
Su perro (casa, hija, esposa, trabajo) de él
Mucha calor
El más elemental elemento
Es importante asegurarnos de la seguridad
El testimonio de los testigos
Su automóvil de él
Están recontra felices
Sus restos fueron repatriados a su país de origen
En el mismo período de tiempo
Lo animé a que se anime
Escuché el teléfono de reojo
Lo que pasó el domingo pasado
En general, es para el público en general
Mi mi mi campo es es es la la la lingüística
La fuga del prófugo
Lo partió en cuatro partes
Es significativo por su significado
Es una invitación en la cual me invitan a...
Hubieron algunas escenas que...
Desde el día de ayer
Una persona que nazca sano
No es momento de tratar de tratar de...
Estamos trabajando en un trabajo
Mi gobierno acaba de decretar un decreto
Un movimiento sindical muy movilizado
¿Cuáles son las necesidades que necesitan?
A continuación, continuaremos con Carlos
Me encargaron iniciar los sondeos iniciales
Están enseñando falsas mentiras
La noche de ayer
El corto será muy tiempo
Un líquido verde de color verdoso
Está sufriendo la agonía de su muerte
Podemos tener la certeza de que es cierto
Lo admiramos con gran admiración
Si nos pensamos a poner en esto…
Para poderles darles lo necesario
Abriéndole los ojos ¿no? por completo
Es un adelanto de lo que veremos más adelante
Estaba deambulando sin rumbo
Entró afuera
Aparentemente, aparentaron
Se me trabó la la la la la la lengua
Para que nos déamos cuenta…
Enterrado bajo tierra
Aterrizó en el agua
Entró adentro y subió arriba
Le prometió una promesa
Sus características se caracterizaban por su...
A veces, siempre cometemos errores
Papel de aluminio
Medio litro gigante
Timbre de luz

Hay reducirlo al máximo
Nos aseguró con seguridad
Gritó con un grito
Él es un experto muy experimentado
Lo repartió en tres partes
Esto prueba que quizás fue así
Hacía las cosas bien hechas
Solamente el único
Se sumergió hacia abajo
Incluso incluyendo
Completa y totalmente
Un período de duración indefinida
Un período de tiempo
Sentí un sentimiento
Un período de duración indefinido
Pero en realidad, la realidad muestra que
Incluso incluyedo
Tenemos que estar seguros de no dudar
Veamos por qué razón
Hacer limpieza del módulo
Tiene el poder para poder ayudarlos
Un poder poderoso
Esto parece un claro caso de envenenamiento
El asesino del muerto
Implicado en ello
Su peso es liviano
La primera prioridad
No quise anticiparme al tiempo
Planear el plan
Cuelgan hacia abajo
El contexto de este texto
Al referirse con respecto a lo que dijo...
La experiencia personal de la persona
Me recordaba de ti
Se preveía que se iba a ver que
Aun aunque se pueda
Hay que hacer frente frente a las adversidades

Encontraron un cadáver muerto
Pusieron por sobre encima
Toda opinión ¿no? es útil
Debemos recordar que
Al parecer, parece que sí
Le pidió a él (o a ella)
Encontraron un cadáver muerto
Son instrucciones muy instructivas
Sin duda que sí
Pero aun aunque
Por su semejante parecido
Tiene una voz ilegible
Es un homólogo parecido
Es un medio periodístico informativo
Nunca olvidemos simpre recordar que...
Lo dirigieron directamente a...
Todos no olvidamos que...
Salió volando por el aire...
Lo enterraron en el hielo
Lo enterraron en el mar
Pernoctar en la noche
Un granero lleno de grano
Lo moldeará a él
Evidentemente aparentemente
Reunidos en la reunión
Tenemos que restructurar las estructuras
En la ribera del río
Para asegurar la seguridad
Puede ayudarnos a poder hacerlo
Recuerdo los recuerdos que tengo de mi padre
Voy a terminar de terminar la canción
Un vendaval de viento
Me quiero resfriar
Le disparó un disparo
Estamos generando una generación
Un lapso de tiempo
Mencionaré algunos, no todos
Salió volando
Que nos ayude
Para hacerlo
Aforo
En un momento
Servirle
Ignoramos la causa del accidente

Por qué
Para qué
Nos trae
Queremos hacerlo
Es el único
Ellos vinieron
Una guerra cruenta
En proporción a
Lo sumergió
Con gran seguridad
Con mucha (o gran) claridad
Lo enterró
Bajo tierra
Fue hospitalizado

Los requisitos
Es exacto
Tiburones innumerables
Desaliñado
Instantes
San martín
Encima (o sobre)
Muy importante
Un temporal
Una manera de evitar
Se pintan casas
Desnudo (o sin ropa)
Se dirigieron al oeste

Está exhausto
La situación se salió de control
Todo está helado (o congelado)
Es un asunto vital
Tenemos que entender
Nos ayude
Lo destrozó
Es gente foránea (o de afuera)
No entraría a la casa
Seguiremos el caso
Fue dejado a la intemperie
Aun (o hasta)
Aún (o todavía)
Hielo
Librería
Los hechos (o lo que ocurrió)
Cinco minutos
Algunos
En un pestañeo  (o en un pestañear)
¿Qué tal si...? o ¿Qué le parece si...?
Le tomó tres horas
Nos permita
La niñez
En nuestros tiempos
Hoy (o en la actualidad)
Es precoz
¿Qué nos pide?
Está blando
Nos está hablando
Vamos
Incriminar
Repatriados
Es terrestre
El próximo (o el más cercano)
Un exterminio
Su progreso
Sirviéndole
Sentir
Algo me pasó hace mucho
Se embarcó
Sin necesidad de (o sin tener que)
Ellas (o ambas)
Hubo cinco personas
Los requisitos para inscribirse

Hace un par de horas
Hemos venido, hemos ido
Hemos subido, hemos bajado
No lo tomes a pie juntillas ( o al pie de la letra)

Los hallazgos
Colapsó (un colapso es breve, no lento)
Se puede prevenir
Lo encadenaron
Lo ha visto (o lo ha visualizado)
Una tonelada
Tampoco lo hizo
Mucha actividad
Hizo la maestría en
Realizó su internado en
Grandilocuencia
Un sombreraso (o un gran sombrero)
Como repito
Se pintan casas
Subió
Bajó
Entró (o ingresó)
Su perro
(casa, hija, esposa, trabajo)
Mucho calor
Lo elemental es
La seguridad es importante
Su testimonio
Su automóvil
Están muy felices
Sus restos fueron repatriados
En el mismo período
Lo animé
Oí el teléfono
Lo que pasó el domingo
Es para el público en general
Mi campo es la lingüística
La fuga del reo
Lo partió en cuatro
Es significativo
Es una invitación a...
Hubo algunas escenas que...
Desde ayer
Una persona que nazca sana
No es momento de tratar de...
Estamos trabajando en...
Mi gobierno acaba de decretar
Un movimiento sindical muy activo
¿Cuáles son sus necesidades?
Continuaremos con Carlos
Me encargaron iniciar los sondeos preliminares
Están enseñando mentiras
Anoche
El tiempo será muy corto
Un líquido verdoso
Está sufriendo la agonía
Podemos tener la certeza
Le tenemos una gran admiración
Si nos ponemos a pensar en esto…
Para poder darles lo necesario
Abriéndole los ojos por completo
Es un adelanto de lo que veremos
Deambulaba
Salió
Aparentaron
Se me trabó la lengua
Para que nos demos cuenta…
Enterrado
Acuatizó
Entró y subió
Le hizo una promesa
Se caracterizaban por su...
A veces cometemos errores
Lámina de aluminio
Medio litro
Indicador de luz (o señal luminosa)

Hay que reducirlo al mínimo
Nos aseguró
Gritó

Él es un experto
Lo repartió entre tres
Esto indica que quizás fue así
Hacía bien las cosas
solamente (o el único)
Se sumergió
Incluyendo (o incluso)
Completamente (o totalmente)
Un tiempo de duración indefinida
(un período es definido)
Un período
Sentí
Un tiempo indefinido
Pero la realidad muestra que
Incluyendo
No dudemos
Veamos por qué
Limpiar el módulo
Tiene el poder para ayudarlos
Un gran poder [o un poder enorme]

Esto es (o parece) un caso de envenenamiento
El asesino
Implicado
Es liviano
La prioridad
No quise anticiparme
Planear
Cuelgan
El contexto
Respecto a lo que dijo...
Su experiencia personal
Te recordaba
Se preveía que
Aunque se pueda

Hay que hacer frente a las adversidades
Encontraron un cadáver
Pusieron sobre

Toda opinión es útil
Recordemos que
Parece que sí
Le pidió
Encontraron un cadáver
Son instrucciones valiosas
Sin duda
Aunque
Por su parecido, o por su semejanza
Tiene una voz que no se entiende (o ininteligible)
Guarda relación con, o se parece a
Es un medio periodístico, o es un medio informativo
Siempre recordemos que... (o nunca olvidemos que...)
Lo dirigieron a...
Ninguno olvida que...
Salió volando
Lo sepultaron en el (o bajo el) hielo
Lo sumergieron (o lo hundieron) en el mar
Pernoctar (o pasar la noche)
Un granero lleno
Lo moldeará
Es evidente (o es aparente)
Reunidos
Tenemos que restructurar
En la ribera (o al lado del río)
Para mejorar la seguridad
Puede ayudarnos a hacerlo
Recuerdo a mi padre

Voy a terminar la canción
Un vendaval (o un viento fuerte)
Parece un resfrío
Le disparó
Estamos creando una generación
Un  lapso (o un tiempo)
Mencionaré algunos
No es muy inteligente decir
Basta decir

Analiza estas y otras expresiones visitando el Diccionario de la Lengua Española, que te ofrece dos tipos de búsqueda: Uno en la parte superior, para palabras sueltas, y otro inmediatamente debajo, el Diccionario Panhispánico de Dudas.

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"¡PLÁNTATE SOBRE TUS PIES!"


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LECCIÓN 4





SIGNIFICADO
 
Ubícate, párate, siéntate y camina de manera que reflejes aplomo, seguridad y confianza.

POSTura

Postura es la manera como te ubicas frente al auditorio, ya sea a pie firme, tomando asiento o caminando. Y siendo que la postura comunica, entre otras cosas, equilibrio y aplomo o la falta de estos, tiene una importancia fundamental. Porque tal como las demás cualidades del cuerpo, no deben distraer sino contribuir a la concentración.


Las piernas de una persona y la manera cómo las coloca comunican estabilidad o inestabilidad, lo cual afecta su imagen y su capacidad para persuadir. Si no puede estarse quieta, es decir, si siempre está bamboleándose, pudiera dar la impesión de ser igualmente inestable en otros campos, lo cual a su vez pudiera originar pensamientos o sentimientos negativos en sus oyentes, que pudieran pensar que es muy nerviosa, no tiene suficiente confianza en sí misma o no puede hacerse cargo de su propia vida. Todo eso afecta la manera como percibirán su influencia. Inestabilidad física pudiera confundirse con inestabilidad emocional, y la estabilidad emocional con la falta de capacidad o habilidad para influir en los demás. En pocas palabras, puede originar un prejuicio negativo que impida que respeten su palabra.

Por otro lado, lo opuesto, es decir, que 
el orador mantenga una postura  firme y sólida semejante a roca también pudiera reflejar falta de aplomo. Cualquier auditorio se inomodaría ante un orador que permanece tan quieto que solo mueve los labios, manteniendo la mirada clavada en el fondo de la sala. Ambos extremos, tanto de estar inquieto como de permanecer inmóvil durante todo el discurso, son extremos poco recomendables. La postura debe reflejar aplomo, no falta de estabilidad emocional, lo cual significa comunicar tanto estabilidad como flexibilidad. Entonces, ¿cuándo se sugiere permanecer quieto y cuándo flexible?

Nadie se para como otra persona. Todos tenemos una manera diferente de ser y actuar. Podemos parecernos, pero nunca será igual a otra persona. Sin embargo, cuando mostramos estabilidad de la cintura para abajo, reflejamos aplomo y confianza personal, lo cual inspira a su vez confianza en nuestros oyentes. Si ellos nos ven confiados, tenderán a confiar en nuestra palabra; pero si nos ven desconfiados, tenderán a desconfiar de nuestra palabra. Si tienes que permanecer de pie frente a un auditorio, ya sea en una entrevista, simplemente como observador o para tomarte una fotografía,  ten en cuenta la siguiente sugerencia:  Si eres varón, manos sueltas, a los lados (si juntas las manos, de preferencia hazlo por detrás); si eres mujer, igualmente manos sueltas, a los lados (si juntas las manos, de preferencia hazlo por delante).


QUIETO

De un varón se espera una postura más sólida que la de una mujer, y de una mujer se esperaría una imagen más bien flexible y encantadora. Lógicamente, si el varón separa mucho sus pies, podría parecer un karateca listo para luchar, o si una mujer se aflojara demasiado, parecería tan inestable que quizás la tomarían por inmadura. Entonces, ¿cuál es un concepto equilibrado?
 

Pensemos en un árbol, una torre, un puente o un edificio. Suelen impresionar por su estabilidad y solidez. Algo similar ocurre con la postura de un orador, ya sea hombre o mujer. El auditorio tiende a respetar más su palabra si este le comunica estabilidad, equilibrio y aplomo. Pero no hay que exagerar.

En el presente contexto, consideraremos la postura de pie
desde la cintura hacia abajo. Estas sugerencias no pretenden ridiculizar a nadie ni establecer estereotipos de clase alguna. Son simples sugerencias basadas en más de 30 años de experiencia observando miles de situaciones relacionadas con la postura.

¡Quieto en los puntos principales! Quédate en un solo lugar cuando menciones o expliques puntos principales, para que la atención del auditorio se concentre en la idea, no en tu persona. Si te bamboleas, balanceas, tiemblas o paseas de aquí para allá a cada rato, es decir,
innecesariamente, como un león inquieto en una jaula, distraerás recursos valiosos del cerebro de tus oyentes, que deberían estar concentrados en el punto principal, no en tu postura. Si no te quedas quieto, se concentrarán en tu cuerpo, en tus zapatos, en tu ropa y accesorios y se perderán el beneficio de tu argumento.

Por otro lado, de una mujer siempre se espera la flexibilidad del encanto femenino. El encanto es una cualidad que no debe pasarse por alto. Si bien es cierto que la mujer también debe comunicar aplomo y solidez en su postura, la comparación con un árbol no sería la más adecuada, sino con una flor. Si un varón asume la postura de una dama, o si una dama asume la postura de un varón, de seguro captará mucho la atención, pero no sobre el argumento, al margen de lo que opines de tus estereotipos y derechos.

Así como los ojos siempre prestan más atención a las cosas que se mueven que a las que están quietas, y a las flores que a los árboles, el auditorio siempre presta más atención a la postura de una dama que a la de un varón. Una postura equilibrada y confiada transmite estabilidad y equilibrio emocional, sobre todo si se habla desde un atril.

No lo olvides: Ya seas hombre o mujer, la razón para mantenerte de preferencia estable al mencionar puntos principales es favorecer una mayor concentración sobre la idea. T
u cuerpo no debería distraer de la idea ni por tu postura ni por un exceso de adornos en el vestir . Al contrario, todo debería coadyuvar a la concentración en el tema y el éxito del discurso, lo cual te ayudará a dar en el clavo siempre que tomes la palabra..

Recuerda: Sobre todo si hablas desde un atril, procura no bailar un vals ni bambolearte como un pigüino. Porque todo lo que se mueve capta y distrae la atención de los ojos con mucha fuerza. Si mueves tu cuerpo a cada rato o por gusto, entiéndase innecesariamente, distraerás la atención y, en vez de concentrarse en el tema, tus oyentes comenzarán a prestar atención a tu postura. Por eso, no te bambolees.

FLEXible

Flexible en los puntos secundarios. Ya seas hombre o mujer, puedes dar más flexibilidad a tu postura y moverte o desplazarte de aquí para allá si lo deseas cuando tocas puntos secundarios o de menor importancia. Solo ten presente que en ningún caso te recomiendo moverte sin sentido ni pasearte de ida y vuelta por gusto, es decir, si no existiera una razón para ello. Si te bambleas o desplazas de aquí para allá, causarás una ilusión óptica pendular hipnótica desde el punto de vista del oyente, que podría adormecer a aquellos que estuvieran cansados. La razón para concederte más flexibilidad y libertad de movimiento cuando mencionas puntos secundarios es que los puntos principales ya quedaron grabados en la mente del oyente y puedes darte el lujo de moverte un poco sin que por ello los confundas o les robes la concentración.

Desde tu asiento


Aplican las mismas precauciones al hablar desde tu asiento. En tal caso, ya sea que te encuentres en el auditorio o en la plataforma, evita agitar nerviosamente las piernas o los pies, y estar moviéndote de aquí para allá, parándote y sentándote a cada rato, porque distrae. Es momento de comunicar aplomo y estabilidad emocional. Siéntate cómodamente y muévete poco. Y en caso de que cruces las piernas, lo cual se considera una postura informal, hazlo de manera que ocultes de la vista del oyente la suela del zapato. Si la situación es muy formal, no se vería bien cruzar las piernas.

Si eres mujer, te sugerimos mantener las rodillas siempre juntas y las plantas de los pies igual a como se sugiere en la postura de pie. Sin embargo, esto no siempre es posible, ya que la altura de la 
silla afecta la imagen dependiendo de la estatura de la persona. De modo que tendrás que ensayar tu postura sentándote en sillas de diferentes tamaños utilizando un espejo para ver cómo te convendrá acomodarte en cada situación y estar prevenida. El punto es que no debes comunicar inseguridad. Por ejemplo, la colocación de los pies en la figura de la izquierda indica inseguridad, como de niña. Evita esa postura.

Si eres varón, recuerda que como orador, también la manera como te sientes afectará la imagen que proyectas como persona, en cuanto a si inspiras confianza o no. De modo que nunca asumas poses demasiado informales, como lo harías en una reunión familiar o en la playa.

Si tienes que ponerte de pie para hablar y desplazarte hacia una ubicación central, mantén la espalda erguida y pon la vista al frente, en el punto hacia el cual te diriges (teniendo cuidado de mirar dónde pisas, porque si hay poca visibilidad, un desnivel o escalón podría causarte problemas).

¿Sientes que tu cuerpo se va hacia un lado?

No te preocupes si sientes un muy pequeño desequilibrio al caminar sobre algunas plataformas de los oradores. Los ingenieros diseñan intencionalmente las plataformas de la mayoría de los grandes auditorios y teatros con un poco de inclinación para que las escenas puedan verse de cuerpo entero hasta la última fila del auditorio, lo que puede darte la impresión de estar yéndote de lado. No es que vas a caer. Es solo la falta de costumbre de andar sobre un plano levemente inclinado.

Todos nos paramos y caminamos con un estilo personal, pero como término medio, la postura que se considerada adecuada para los oradores es erguida, porque inspira respeto, comunica estabilidad y proyecta seguridad tanto al orador mismo como a sus oyentes. Por lo tanto, el punto no es si permaneces quieto o te mueves, sino si proyectas aplomo y seguridad. Si te bamboleas nerviosamente todo el tiempo, el mensaje que tus oyentes pueden malinterpretar es que eres inestable, y por tanto, poco confiable. Si mueves mucho de la cintura abajo, parecerá que estás haciendo ademanes con los pies. No te lo recomiendo. De la cintura abajo es mejor comunicar aplomo y estabilidad.

Lógicamente, si se trata de un desequilibrio debido a un mareo, es mejor tomar asiento cuanto antes o apoyarse en alguien. Nada justificaría una caída por causa de un mareo si tuvimos la oportunidad de hacer algo al respecto.

¿Demostrar algo o compartirlo?

El famoso concertista Yo-yo Ma dijo una vez en una entrevista: "Cuando subo a un escenario, no es para demostrarle nada a nadie, sino para compartir algo", comentario que aplica perfectamente a la oratoria. Si sales a hablar con la intención de lucirte o probar que eres alguien, o que sabes mucho, tu desempeño girará muy por debajo del bueno; pero si subes con el ánimo de compartir, superarás tu mejor marca y el público querrá escucharte de nuevo.

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"¡DIVIDE TUS IDEAS EN TRES!"


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LECCIÓN 5




SIGNIFICADO
 
Divide y organiza tu tema en dos o tres porciones manejables. Te será más fácil armarlo y recordarlo.

Tal como una mesa descansa cómodamente sobre tres o cuatro patas, una explicación se vuelve simple con dos o tres ideas troncales. Aunque casi todos los discursos tienen una introducción, un desarrollo y una conclusión, en esta sección consideraremos la manera de organizar o dividir el desarrollo, el cual siempre debe seguir un orden lógico, fácil de seguir y entender. Aunque al principio el oyente no supiera de qué se está hablando, debería resultarle sencillo aceptar el hilo del argumento y concordar con la secuencia de ideas.

Todos los discursos se dividen básicamente en tres partes: Introducción, desarrollo y conclusión. En esta sección nos ocuparemos del desarrollo.

 

INTRODUCCIÓN DESARROLLO CONCLUSIÓN
1 2 3
CAPTA LA ATENCION Y DESPIERTA EL INTERÉS CON UN DETALLE INTERESANTE EXPLICA EL TEMA  SIGUIENDO UN ORDEN LÓGICO  RESUME LAS CONCLUSIONES A LAS QUE LLEGASTE DILES CLARAMENTE QUÉ ACCION DEBEN TOMAR OFRÉCELES UN BENEFICIO PARA QUE HAGAN LO QUE LES DICES.




DESarrollo

El desarrollo es la sección del discurso que sigue a la introducción. La introducción sirve para captar la atención y despertar interés en el asunto que se considerará, pero el desarrollo contiene la explicación detallada de dicho asunto. Para ser eficaz debe estar organizado lógicamente. Sugerimos 2 ó 3 secciones. Por ejemplo:
 
 

En orden de IMPortancia
 
Dividir el discurso en orden de importancia significa que primero mencionas los menos importante y después lo más importante, o viceversa, dependiendo del impacto que quieras lograr. Por ejemplo, comienzas por los aspectos más simples y vas avanzando hasta lo más complicado, o viceversa. 

De PROBlema a SOLución
 
Dividir el discurso en orden de problema a solución significa que primero mencionas el problema y después la solución, o viceversa. Por ejemplo: Baja producción/Mejorar los incentivos.

De CAUSa a EFECto
 
Dividir el discurso en orden de causa y efecto significa que primero mencionas la causa y después el efecto, o viceversa. Por ejemplo: Exceso de alcohol/Accidentes de tránsito.

Por CONTRaste
 
Dividir el discurso por contraste significa que muestras las cualidades opuestas de dos ideas. Por ejemplo, blanco y negro, caro y barato, alto y bajo, ventajas y desventajas, pros y contras, beneficios y perjuicios, positivo y negativo, temprano y tarde, bueno y malo, verdad y mentira, error y acierto, éxito y fracaso, o viceversa. Es uno de los más potentes ordenamientos lógicos. La idea ingresa a la mente del oyentes con gran fuerza, y cuando el oyente ve claramente el contraste, no le quedan dudas ni objeciones.
Una de las técnicas más eficaces del arte de enseñar consiste en mostrar las diferencias por medio de establecer un contraste entre dos asuntos, destacando sus particularidades. Johann Amos Comenius, pedagogo del siglo 17, solía decir que enseñar no tenía otro sentido que mostrar cómo diferían las cosas en sus diferentes propósitos, formas y orígenes. […] Por lo tanto, quien diferenciaba bien enseñaba bien.

Uno de los aportes más significativos que puede hacer un orador consiste en
mostrar la diferencia entre lo que es imaginario y lo que es real, o viceversa. Tiene el efecto de abrir los ojos a la realidad enfrentando al auditorio a la verdad por medio de destacar claramente la mentira, el error, la falsedad, el engaño, el abuso, la farsa, la estafa, la hipocresía. Pero esto debe manejarse con pinzas, es decir, con un buen plan o una buena estrategia, calculando meticulosamente el efecto general (en este asunto no bastan los argumentos y la lógica. Son imprescindibles las pruebas contundentes, las evidencias palpables, las estadísticas impresionantes y los testimonios confiables). Porque la gente sincera y honrada se sentirá agradecida, liberada y cooperativa, ¡excelente! PERO la gente egoísta, manipuladora y astuta se sentirá insegura, en riesgo de perder poder, y, por tanto, renuente. Hasta podría  podría volverse muy violenta, procurando soliviantar a los ignorantes (que son los más vulnerables ante la demagogia y el discurso meramente emotivo) valiéndose de gritos, aspavientos, lenguaje de bajo nivel, acusaciones, prejuicio, amenaza, miedo o incertidumbre, o de acciones hostiles, como empujar, arrojar objetos, armar peleas, desatar el caos o arremeter contra la autoridad, a fin de desestabilizar a quien está diciendo la verdad, arrojando dudas contra sus declaraciones. Todo por defender lo indefendible.

Por COMParación
 
En Oratorianet decimos que el ordenamiento de ideas por comparación consiste en presentar un caso o ejemplo interesante (real o ficticio) que aparentemente no tiene relación con el discurso, pero que penetra con una enseñanza eficaz cuando explicas su valor práctico. Por ejemplo, "un amigo me dijo que le gustaría ser un pájaro para poder volar por donde quisiera, pero cuando le pregunté si estaría dispuesto a comer gusanos, le dio asco y me dijo que había cambiado de parecer. Algo parecido sucede con las personas que desean tener muchas cosas, pero no están dispuestas a pagar el precio; igualmente con aquellas que quieren resultados inmediatos, pero no quieren realizar el esfuerzo necesario para conseguirlas ni asumir las consecuencias de los riesgos y fracasos implicados". Una comparación consiste en usar una idea concreta (fácil de imaginar) para entender una idea abstracta (difícil de imaginar). Por ejemplo, decir: "¿Qué es más fácil y nos ahorraría más tiempo, conocer una técnica para armar una carpa, o armarla al tanteo?". La mayoría responderá: "Conocer una técnica". Armarla al tanteo nos haría perder tiempo, quizás la armaríamos mal y quedaríamos en ridículo.

En orden CRONOLógico
 
Dividir el discurso en orden cronológico significa que presentas las ideas de acuerdo a un horario. Por ejemplo: Objetivos anuales, semestrales, mensuales, semanales o diarios; lo que ocurrió, minuto a minuto, antes y después, hoy y mañana, primero y segundo. Primero lo anterior o lo más antiguo, después lo posterior o lo más nuevo, o viceversa, porque toda cronología puede presentarse en orden ascendente (1 a 10) o descendente (10 a 1). Por ejemplo, los documentales y noticias que presentan los asuntos minuto a minuto ejercen una poderosa influencia en los espectadores, que se mantienen a la expectativa de comienzo a fin para saber el desenlace.

En orden de GRUPos NATurales
 
Dividir el discurso en orden de grupos naturales significa que seguirás un orden de acuerdo a su naturaleza. Por ejemplo: Mar,cielo y tierra. Oro, plata y cobre. Minerales, plantas y animales. La mente disfruta más cuando los asuntos se desarrollan separadamente pero dentro de un orden natural, porque puede discernir las cosas con más claridad, y por tanto, tomar decisiones más acertadas.

Solo recuerda que todo discurso debe tener un clímax. Una oratoria plana, en la que nada resalta, no sirve para nada. Lo ideal es reservar lo más impactante para el final, a fin de que las emociones vayan incrementándose hasta llegar al punto de satisfacción. Sin importar el tipo de ordenamiento, se recomienda presentarlo de menor impacto a mayor impacto.

Propósito de las secciones troncales del discurso

Además, respecto al propósito u objetivo de la introducción, el desarrollo y la conclusión del discurso, ten presente que:

 
- La introducción sirve para captar la atención y despertar interés
- El desarrollo sirve para presentar razones, explicaciones y pruebas
- La conclusión sirve para motivar (despertar en el oyente el deseo de actuar).

¿Qué ? ¿Cómo? ¿Para qué?

Una forma diferente, pero igualmente práctica, para reflexionar en una manera de armar un bosquejo de ideas consiste en enfocar y responder preguntas que naturalmente se hace el oyente:

Comienza dándoles a entender de qué les hablarás. Luego habla de algunos detalles que se relacionen con el asunto: Cuándo,
dónde, cuánto, quién o quiénes. Y termina explicándoles cómo deben proceder y por qué o para qué hacerlo.  Por supuesto, el orden en que traerás a colación estos asuntos depende de ti y del énfasis que quieras poner a cada explicación, y el diagrama del bosquejo podría ser más o menos así:
 



"¡En primer lugar!"

Es buena costumbre iniciar una serie de aspectos anteponiendo la frase: "En primer lugar", a fin de que el oyente tenga muy claro cada sección que se considere. Pero debe hacerse solamente cuando los aspectos siguientes se consideren con las frases: "En segundo lugar" y "En tercer lugar". De lo contrario, se generará una terrible confusión porque todos, especialmente los que están tomando apuntes, estarán esperando que se diga: "En segundo lugar" y luego "en tercer lugar".

Más imprudente sería hacer una larga explicación y, de repente, decir: "Lo segundo que se debe considerar antes de tomar una decisión estratégica respecto a la innovación tecnológica es...", si anteriormente no se había dicho "Lo primero que se debe considerar antes de tomar una decisión estratégica respecto a la innovación tecnológica es...", porque el oyente se distraerá mucho procurando hallar entre sus apuntes o recuerdos cuál fue el primer aspecto. Proyectarías una imagen de incompentente en oratoria, porque tus oyentes estarían justificados a pensar que les diste una explicación incompleta.

Por regla general, es recomendable dejar muy claras las secciones de una explicación detallada utilizando las frases "En primer lugar", "En segundo lugar" y "En tercer lugar", pero teniendo la precaución de nunca decir "En segundo lugar" si antes no se ha dicho "En primer lugar".


El YEN y el YUAN

El YEN y el YUAN son acrósticos que puedes usar indistintamente para memorizar secciones ordenadas cuando se trata de improvisar un discurso breve y no tienes tiempo para prepararte. Cada una de las letras representa un punto principal del discurso.
   HABLAR DE LO QUE YO SIENTO EN ESTE MOMENTO
E    HABLAR DE LO QUE ELLOS (MIS OYENTES) SIENTEN EN ESTE MOMENTO
N    HABLAR DE LO QUE TODOS NOSOTROS SENTIMOS Y TENEMOS EN COMÚN

Y    HABLAR DE LO QUE YO SIENTO EN ESTE MOMENTO
U    HABLAR DE LO QUE USTEDES (MIS OYENTES) SIENTEN EN ESTE MOMENTO
A    HABLAR DE LA ACCIÓN QUE DEBEN TOMAR
N    HABLAR DE LO QUE NOSOTROS SENTIMOS Y TENEMOS EN COMÚN

Ejemplo:

 

Yo) Es para mí un motivo de gran satisfacción compartir este memorable momento: El quinto aniversario de nuestra compañía.

Ellos) Estoy seguro de que ustedes también sienten una gran satisfacción, puesto que lo que les ha permitido alcanzar tantos éxitos ha sido el trabajo de calidad que han realizado.

Nosotros) Por eso, sigamos siendo conscientes de la necesidad de seguir las instrucciones y continuemos desarrollando nuestro capital humano, para que todos juntos podamos disfrutar el placer de celebrar muchos aniversarios más.


Precauciones al usar el atril

La mayoría de los auditorios tienen una mesa de cuatro patas con una o más sillas para los oradores; algunos tienen una mesita alta de plano inclinado llamada atril que sirve para que el orador coloque sus apuntes o notas a una distancia cómoda para los ojos. Lamentablemente, la mayoría de atriles no son diseñados ni construidos bajo la sugerencia de oradores experimentados, sino con base modelos tomados de revistas u otros auditorios, modelos que, en muchos casos, también se construyeron sin un criterio experimentado. He aquí algunos descuidos o errores típicos:

 
1) Un error o descuido es que el atril sea de un tamaño fijo y elevado, sin que exista un accesorio en el piso para elevar a los oradores de baja estatura. Los atriles para la oratoria deben poder variar tanto la altura como el ángulo de inclinación de la mesa. No todos los oradores utilizan el mismo tipo de ajuste, tanto por su postura como por el alcance de su visión. Si tienes tan alta o baja estatura que supongas que pondría en peligro tu imagen, recházalo. Sería mejor que hablaras de pie sin atril o hacerlo desde tu asiento.

2) Otro error o descuido es adherir o fijar el micrófono a la mesa del atril. A veces los oradores mueven sus documentos, colocan objetos sobre el atril o lo golpean con el dedo o con el puño, sonido que se amplifica retumbando e incomodando a los oyentes. No sugerimos que el micrófono esté adherido al atril, a no ser que se trate de un atril especialmente fabricado para ese orador en particular y bajo sus indicaciones precisas. Si el atril tiene adherido el micrófono, ten cuidado de no golpear el atril.

3) Otro error o descuido es fabricar el atril con materiales endebles. A veces los oradores se apoyan sobre este y, si no sienten que soportará su peso, se ponen muy nerviosos, transmitiendo su inseguridad al auditorio. Al margen del modelo, un atril debe ser siempre estable y fuerte. Si tu atril no es fuerte, no te apoyes en él. Úsalo solo para colocar tus notas.

4) Otro error o descuido es construir el atril con adornos y detalles que distraen la atención. Cuando un atril está excesivamente decorado, el oyente suele enfocar su mente en observarlo detenidamente, distrayendo su atención. Si el tema es muy importante, el efecto será perjudicial. Podría echar a perder el éxito de la presentación. Un atril debe ser siempre interesante pero de diseño sencillo. Si el atril o el auditorio parece recargado de adornos, impacta más, a fin de derrotar su competencia.

5) Finalmente, aunque no es un error construir un atril incorporándole botones y recursos eléctricos y electrónicos para que el orador los controle personalmente (para manejar sus diapositivas, apagar y encender las luces, usar su computadora), es un descuido y una falta de consideración no explicarle de antemano cómo y para qué sirven los controles, lo cual pudiera generarle una sensación de inseguridad. Para que esta clase de atriles cumpla su cometido, lo ideal es explicar brevemente a los oradores cómo hacerlos funcionar y, de ser posible, permitirles ensayar de antemano a su satisfacción. De lo contrario, el atril solo será de utilidad para el que lo diseñó, una pieza de museo que nadie aprovechará. Si el atril tiene estos recursos, solicita que alguien te explique de antemano cómo usarlos; y si no sabes cómo utilizarlo, úsalo simplemente como una mesa. No uses los controles.

El atril no debe considerarse una mesa cualquiera, porque es una proyección de la imagen del organizador así como la de los oradores. El atril debe estar a la altura de la dignidad de los expositores así como de la dignidad de la ocasión. La supervisión de su construcción no debería encargarse a un artesano, por renombrado que sea, sino a un orador experimentado que conozca bien todas las necesidades y limitaciones de los oradores, quien a su vez deberá dirigir al artesano con especificaciones apropiadas, basadas en la experiencia.

Ten en cuenta el efecto que podría tener en el auditorio la colocación de accesorios que pudieran convertirse en factores distractivos. Un atril que pudiera parecer espectacular a un observador casual pudiera convertirse en un tropiezo a los oradores que necesitan un equipo menos llamativo, pero más funcional. Por ejemplo, un atril no debería parecer un burladero de una plaza de toros, es decir, tan grande y aparatoso que casi no se viera al orador, sino parte de un equipo que permite a los oradores cumplir con su cometido.

Es lamentable que un orador tenga que detener abruptamente su conferencia porque golpeó por casualidad el vaso con agua que alguien colocó bajo la mesa, de modo que
se mojaron y echaron a perder los documentos, bosquejos, láminas y organigramas que había diseñado con tanto esfuerzo para ayudar al auditorio a entender su tema. Bienintencionado el organizador, pero un perfecto ignorante de las necesidades de los oradores. "¡Entonces, la próxima vez pondremos el vaso con agua sobre la mesa, frente a su ojos, para que no lo golpee!", dice. Pero eso también es muy inapropiado, porque distrae a los oyentes estimulando en ellos el deseo de retirarse y salir del auditorio para beber un poco de agua. También sería absurdo que el atril fuese tan alto que un orador de baja estatura tuviera que subirse a un banquito para que por lo menos se le vea el rostro; o tan bajo que un orador muy alto quedara en ridículo por que el pedestal del micrófono no sea tan largo. Nada de eso ocurriría con una buena planificación y diseño del equipo.

Y no estés bamboleándote ni moviendo los pies a cada rato. No te engañes creyendo que porque estás detrás del atril no se darán cuenta de tu postura. La inclinación de tus hombros te delatará. (ver
Postura)

Concentra la atención en la información, no en tu persona

Abundan los oradores que solo piensan en figurar y resaltar como estrellas, pero que no dan mucha importancia a sus oyentes ni a sus necesidades. En cambio, los oradores experimentados saben que sus conferencias solo tendrán éxito si sus oyentes siguen sus recomendaciones, lo cual a su vez depende de que hayan entendido bien la información, lo cual a su vez depende de la concentración.

El éxito de un discurso es el último eslabón de una cadena que comienza con el interés. Si el orador fija el interés del oyente en sí mismo
y no en la información, sus oyentes se acordarán de él y de lo lindo que habló, pero no de las sugerencias que impartió. Por tanto, tampoco estarán en capacidad de ponerlas en práctica.

El orador debe convertirse en el principal defensor de la concentración. Evitará todos los factores distractivos posibles y procurará que la información llegue a la mente del oyente de manera clara, entendible y substanciosa.

Mapas Mentales

Los Mapas Mentales, explicados magistralmente por Tony Buzan, son idóneos para todo tipo de situación en la que necesitamos pensar con objetividad, sobre todo cuando se trata de un discurso. Se trata de una disciplina que puede cultivarse con guía experimentada.


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