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¡Gana amigos!

El 90% de lo que hacemos (ya sea dar consejos, vender o arreglar cosas)
tiene que ver con
las relaciones interpersonales.
-Tom Peters, coAutor de "En Busca De La Excelencia"

Las relaciones humanas son conexiones que se forman entre las personas. Si quieres tener amigos y explotar tu potencial, debes autoanalizarte, conectarte y dar mantenimiento a los lazos que te unen con las personas. Si no reflexionas en tus actitudes, no te abres cuando otros quieren llegar a ti y nunca preguntas por ellos, no tienes derecho a quejarte de la soledad.

Miyata Ryôhei, Presidente de la Universidad National de Bellas Artes y Musica de Tokio (Tokyo Geijutsu Daigaku), dice:
"Para evaluar apropiadamente lo que vemos, debemos tener un ojo discernidor. Las circunstancias que nos rodean cambian rápidamente. A menos que nos reflejemos incesantemente en nosotros mismos y en lo que nos rodea, y nutramos nuestro ojo discernidor mediante el diálogo continuo con los demás, dejarán de brotar los capullos de nuestra creatividad y nunca explotaremos todo nuestro potencial." Ese no es un comentario de una persona que habla bonito y nada más, sino de alguien que entiende la estrecha relación que tienen las relaciones humanas con la explotación del potencial de la creatividad.

Por ejemplo, las chicas Mana, Tomoca y Chie del grupo japonés Rin' no son unas improvisadas, sino egresadas de la mencionada universidad. ¿Por qué no las escuchas un momento y te formas una idea pragmática de lo que el Sr. Miyata está diciendo? Ve lo que ellas lograron con su creatividad al cabo de estudiar bajo la dirección de docentes universitarios que se esmeraron por su desarrollo. Una de ellas toca un instrumento parecido a guitarra que nada más tiene tres cuerdas, la otra toca un instrumento de viento, y la otra un harpa especial semejante a piano. Pero se relacionaron entre sí, formaron un equipo y juntas desarrollaron una mente maestra musical capaz de realizar arreglos fantásticos. No estoy haciendo apología de su trabajo, pero solo mostrándote cómo las relaciones humanas están ligadas al éxito de cualquier empresa.


Es irónico que habiendo tantas personas a su alrededor muchos prefieran Internet como un medio para ampliar su círculo de amistades. Porque aunque por un lado se pudiera decir que la red ofrece cierta ventaja al no ver físicamente a la(s) otra(s) persona(s) envuelta(s) en la conexión, y que la(s) otra(s) persona(s) no puede(n) ver a uno, y que antes de conocer a la otra persona uno puede sondear el terreno (sobre todo, los tímidos, a quienes suele satisfacerles el anonimato), por otro lado también es cierto que no pocas veces, cuando finalmente se conocen en persona, muchos se desilusionan, descubriendo que solo se trataba de un engaño, es decir, que la otra persona había estado mintiendo descaradamente sobre su perfil, sus actividades y sus metas en la vida.

Eso puede generar demasiados problemas, algunos de los cuales pudieran complicarse de maneras asombrosas para perjuicio del interesado. Por lo tanto, es arriesgado pensar que Internet es un medio recomendable para asegurar relaciones confiables y duraderas. Por eso, algunos especialistas y asesores sugieren que mejor que tener mucho cuidado con las salas de chat con desconocidos, es evitarlas y aprender a cultivar relaciones humanas por el método natural de hablar con las personas cara a cara desde el primer momento. Pero ¿cómo hacerlo?


Confianza devaluada

Generalmente, las personas que en su fuero interno se quejan de tener pocos amigos piensan que "la confianza se ha devaluado", "nadie puede guardar un secreto", "todos son unos chismosos", "a nadie le gusta lo que a mí me gusta", "hay que andarse con cuidado", "no soporto a esa persona", rodeando su corazón de excusas que funcionan como un cerco alrededor de su vida que impide la fluidez y el desarrollo de sus relaciones.

Conflictivas, difíciles de tratar, exigentes y orgullosas, viven un aislamiento triste que solo mitigan rodeándose de gente, pero sin llegar a establecer lazos afectivos reales y duraderos. Si alguien se atreve a darles un consejo, o a expresar disconformidad, casi lo convierten en un enemigo o en alguien a quien sencillamente no pueden tolerar. Para estas, el único médico acertado es el que les dice lo que querían oír, no el que les dice lo que tenían que oír.

Es verdad que la confianza se ha devaluado y que debemos ser cautelosos, pero no es cierto que todas las personas sean mentirosas, chismosas o egoístas. Y es cierto que todos necesitamos consejos de vez en cuando, pero no avanzaremos mucho si solo escuchamos lo que queremos escuchar.


Lamentablemente, algunas personas son perfeccionistas empedernidas que colocan sin empatía demasiado alto la barra de salto en lo que a objetivos se refiere, de modo que rara vez logran cubrir sus expectativas o llenar sus caprichosos requisitos de lo que significa ser un verdadero amigo. Para estos, todos tienen por lo menos un defecto lo suficientemente grande como para merecer su rechazo total. Son demasiado estrictas consigo mismas y con cualquiera que se les acerque. Se colocan a sí mismas y a sus metas personales conquistadas como si fuera la norma de lo que es correcto. Piensan que los que no armonicen con sus medidas, "no están bien".

No decimos que todos los que tienen una mascota cuadran en el ejemplo, sino que algunas de esas personas no tienen más alternativa que juntarse con nadie. Porque nadie las aguanta. ¿No sería mejor que hicieran un pequeño esfuerzo cada día por extender sus niveles de tolerancia, paciencia y comprensión? Poco a poco irían ganándose la mismísima confianza que sentían que se había estado devaluando. No existe amistad cuando la tolerancia es como una
frágil galleta que se quiebra a cada rato.

El problema es que para estos eternos resentidos que miran a todos con sospecha y para quienes en el colmo de la presunsion y la inmodestia, el único que llena los requisitos del verdadero amigo es nada menos que Dios ("si no eres como Dios, no puedes ser mi amigo") el orgullo les bloquea la sonrisa, y el semblante se les decae. Como no saben ganar amigos, andan con porte imponente y mirada filuda, y por donde van proclaman con sus actitudes su total desconfianza en el ser humano.

Con razón tienen pocos amigos o tal vez ninguno; y si consiguen uno... dales tiempo y verás cómo también terminan enemistándose, echándole la culpa del rompimiento. ¿No serán estos los que contribuyeron a que desde antaño se acuñara el dicho de que "el perro es el mejor amigo del hombre"? Probablemente, porque su perrito era el único que los aguantaba. Los perritos no suelen llevar la contraria a sus dueños, ¿verdad?


Cierto cineasta dijo: "He perdido totalmente mi fe en el ser humano". Y en cierto sentido, es un pensamiento que armoniza con la realidad. No es razonable poner fe en el ser humano, porque no es todopoderoso y, por tanto, no tiene capacidad para prometer nada de manera que pueda predecir que cumplirá su palabra. Hay demasiadas cosas que están más allá de su control.

La realidad nos ha mostrado vez tras vez que los seres humanos no somos infalibles, sino imperfectos, lo que significa que tendemos a fallar una o más veces antes de lograr objetivos de importancia. Un botón de muestra: El descubrimiento del foco de luz incandescente. Tomó literalmente cientos de fracasos. Por eso, toda promesa debe hacerse sin arrogancia y/o aceptando la fragilidad humana.


Es cierto que esta página contiene algunas frases fuertes o directas. Pero ¿por qué algunos nos agradecen con satisfacción haberles ayuddo a descubrir ciertas cosas en su interior que nadie se había atrevido a decirles, contándonos lo mucho que les sirvió haber conocido Oratorianet.com? Porque meditaron en las ventajas y beneficios de ser un poco más tolerantes y empezaron a ganar más amigos, y con ello, a cosechar mayores alegrías y realizar proyectos más interesantes.

Cierta joven nos escribió contándonos lo furiosa que se había vuelto con su madre por haber cambiado de religión. Pero llegó a descubrir que no había sido la religión, sino su falta de tolerancia. Eso fue lo que se había interpuesto entre ellas. Más que eso, al volverse más tolerante se dio cuenta de que su madre ahora era una mejor persona. ¿Valió la pena pensarlo mejor?

Algo para reflexionar: ¿Sabes cuál es una razón por la que algunos necesitan que les pongan una camisa de fuerza? Para que no se hagan daño a sí mismos y porque con la camisa de fuerza no pueden hacer nada salvo pensar en su actitud y controlarse. Es interesante que algunas ideas poco convencionales funcionen nada menos que como camisas de fuerza, que inmovilizan a uno obligándolo a sentarse y ponerse a pensar profundamente en sí mismo, no solo en los defectos de los demás.

Mira esta anécdota. Cierta amiga era tan autoritaria que estaba poniendo su matrimonio en peligro. Pero tenía tan mal carácter que nadie, absolutamente nadie, se atrevía a darle el mínimo consejo. Todos evadían el tema. Pero yo la apreciaba tanto que no me dejé intimidar. Un día decidí hablarle con franqueza. Esperé el momento más adecuado, o sea, cuando estuviera completamente anuente a escuchar, y entonces comencé a dorar la píldora, es decir, a hacer un rodeo antes de ir al grano y darle mi opinión. Pero, de repente, se dio cuenta. Me miró directamente a los ojos y me interrumpió, diciendo: "¡¡Oye!! Tú sabes que soy una persona muy franca. Puedo darme cuenta cuando alguien quiere decirme algo. Así que no le des tantas vueltas. Si tienes algo que decirme, dímelo ya, y punto".

Inmediatamente pensé: "¿Sigo adornando la cosa, o le suelto la bomba?". Pero como ella estaba abierta, se la veía razonable y dijo que prefería las cosas claras, pensé: "Se la suelto y ya". Gran error. Le dije: "Bueno, el punto es que eres una persona maravillosa cuando te muestras flexible; pero cuando te pones autoritaria, no sabes el daño que ocasionas, especialmente a tu esposo y a tus hijos". No puedes imaginarte cómo se puso. No me dejó terminar. Fue como si yo hubiera dejado caer un yunke sobre sus pies. "¡¡¡Ayyyyy, me has ofendido en lo más hondo!!! ¡¡¡Me has dicho que soy una bruja malvada, la culpable de todas las desgracias de ese pobre tarado, y de los estúpidos de mis hijos!!!". Y no puedo transcribir qué más dijo. Definitivamente, dijo que le gustaba que le digan las cosas claras, pero fue eviddente que no para hacer algo al respecto y mejorar como persona, sino para no demorarse en tomar la decisión de descartarte de su vida. Quedé frito.



Tal vez pensó que con ese show me amilanaría y le diría: "Noooo. Te ruego, discúlpame. No quise que lo tomaras así". Pero simplemente me quedé mutis. Pasmado. No añadí ni una sola letra. Ni un suspiro. No dije nada más, no porque no supiera qué más decir ni porque me hubiese atarantado, sino porque quería que resonaran en sus oídos sus propias palabras. Había dicho: "Soy una persona muy franca", "no le des tantas vueltas" y "si tienes algo que decirme, dímelo ya, y punto".




No es la primera vez que me pasa. He comprobado que casi todas las personas que dicen que son francas y prefieren que les digan las cosas claras, es decir, de frente y sin rodeos, son las que peor reaccionan ante las opiniones y sugerencias que tienen que ver consigo mismas. Casi te odian por mucho tiempo, pero después te lo agradecen... el día de tu funeral. De estas personas, unas se quedan en silencio y no responden nada, otras hacen un berrinche total; pero todas ponen el grito en el cielo. Felizmente, algunas lo piensan dos veces, se tragan su orgullo, meditan, reconocen los beneficios y dicen: "Gracias por atreverte a decirme lo que nadie se había atrevido a decirme. Creo que necesitaba oírlo. Gracias por ser de las pocas personas que me han hablado claro. Lo necesitaba. Además, me doy cuenta de que ha sido por mi bien. Realmente me has hecho pensar a fondo. Creo que necesito hacerle algunos ajustes a mi actitud".




¿Parece fácil? No lo es. Las actitudes inadecuadas no surgen de la noche a la mañana. Generalmente los niños a los que no se disciplina con cariño y tolerancia, sobre todo con el ejemplo, aprenden a volverse exigentes e intolerantes, como si todos les debieran algo, lo cual después pudiera convertirse en el eje de una conducta caprichosa que termina aislándolos poco a poco, más y más, hasta que terminan emocionalmente arrinconados, sin saber cómo resolver sus relaciones humanas. Oradores con ese perfil ya no convencen como en los tiempos de los grandes agitadores de masas del pasado, que asustaban a medio mundo. Ahora la gente echa mano a su control remoto, hace clic y cambia de canal.

Muchos no entendemos cuán importante es enseñar a los niños a ser adultos responsables mediante una disciplina amorosa pero firme, hasta que suceden cosas que jamás hubieramos imaginado. Hace algún tiempo apareció esta noticia: "21 viviendas incendiadas". Un niño jugaba con cerillos y les prendió fuego accidentalmente. Hoy es peor. No es raro que, de vez en cuando, una noticia diga: "Niños quemaron vivos a sus padres intencionalmente".


No digo que debería quitárseles de las manos a los niños cuanto objeto encuentran a su paso, pero sí debemos enseñarles a utilizar las cosas de manera responsable. Ellos pueden aprender lecciones valiosas mediante la técnica de acción/consecuencia, causa/efecto. Son muy inteligentes. Pueden percibir muchas diferencias aún mejor que muchos adultos si se les instruye con amor. Pero si los dejamos a su libre albedrío para que experimenten por sí mismos respecto a cualquier asunto, podría costarles hasta la vida. Sin duda podríamos llevarnos sorpresas muy desagradables.

Cierto padre que se había agotado tratando de controlar a sus cuatro hijos, un día decidió no intervenir, sino dejar que entre ellos mismos se agotaran hasta quedar exhaustos y quedarse dormidos. Según él, esa era la manera de disciplinarlos. Pero después de unos años comenzaron a verse los frutos de su particular estilo de crianza. Los niños parecían poder relacionarse solamente con niños tan violentos y malcriados como ellos, constantemente riñendo y trayendo quejas de los maestros. Cuando llegaron a la época de buscar trabajo, no duraban en la nómina. Nadie los soportaba, ya fuera porque unos eran tan tímidos que no podía encargárseles nada, y otros, porque eran tan caprichosos que pronto se convertían en enemigos de todos a su alrededor. ¿Hay remedio? ¡Por supuesto!

Es cierto que un niño puede ir por un jardín y experimentar por sí mismo tocando y oliendo las flores; pero debemos advertirle que no todas las flores son buenas, como a veces se ve en los dibujos animados. Cierta señora fue llevada de emergencia a un hospital por haber inhalado una peligrosa bacteria de una flor. Igualmente, no todas las culebras y serpientes son venenosas, pero es mejor no jugar con ellas hasta aprender a distinguirlas unas de otras. Y ni qué decir del uso de los cerillos. Si un niño ve a papi sacando chispas de una cajita, ¿por qué no sacar chispas él mismo? Si no les enseñamos a usar los cerillos, su natural curiosidad los impulsará a buscar una oportunidad para hacerlo por sí mismos, y las consecuencias pudieran ser desastrozas.

Por eso, la clave del bienestar y la supervivencia es el conocimiento. Debemos incorporar conocimientos verdaderos en la mente del niño, para que les sirva como punto de referencia y orientación. No es prudente seguir el método de dejarles experimentar todo por sí mismos. Todos cometemos errores, aunque seamos expertos en un campo. ¿Los padres no somos perfectos!Pero podemos minimizar los riesgos si adquirimos conocimiento exacto de un asunto. Para eso se fabrican manuales. Por ejemplo, se ha sabido que algunas veces los médicos olvidan trozos de algodón dentro de un paciente luego de una cirugia. Lo suturan y lo envían a casa. Pero ¿alguna vez te enteraste de la delgada plancha de metal, de unos 40 cms de largo, semejante a una regla, que unos médicos olvidaron dentro de un paciente? ¿O de la amputación de la pierna equivocada, y que después debieron amputarle la pierna correcta? ¿Cómo pudo ser eso posible? ¡De Ripley!

Si a un médico le pasa, ¿qué no podría pasarle a un niño con las cosas con las que juega? "Pero es muy chico. No entiende", ¿dices? Una niña de 2 años salió en CNN porque llamó al 911 cuando su madre entró en un coma diabético. Lo único que hizo fue seguir las instrucciones que su madre le había dado previamente mediante ejemplos y ensayos responsables. ¿Qué dijo a la operadora? "¡¡Mami, ouch!! ¡¡Mami, ouch!!". El sistema automático pudo identificar la dirección de donde procedió la llamada, y los bomberos volaron y la salvaron. Así que, por favor, no apoyes el cuento de que los niños son muy pequeños y no entienden nada. No los subestimemos. Tomémonos la molestia de disciplinarlos con cariño y sentido de responsabilidad cuando todavía son pequeños.

¿Por qué crees que muchos chinos son tan hábiles? Porque comenzaron con disciplina más temprano que los niños del resto del mundo. Para ganar amigos, tienes que ser amigable. No basta con responder "¡Hola!". Hay que añadir: "¿Cómo estás?", o "¡Qué gusto verte!", o "¿Te puedo hacer una pregunta?". En el ámbito emocional todo tiene una consecuencia directa o indirecta, a corto, mediano y largo plazo, ya sea en beneficio o perjuicio de nosotros mismos o de los demás. La vida es como la oficina de impuestos. O pagamos hoy o pagamos mañana, pero pagamos o nos meten presos. Si arrojas una piedra justo hacia arriba de ti, te caerá en la cabeza. Por eso, no hay mérito en impactar a los demás con una mirada fría y desconfiada, porque el único que sale perdiendo es uno mismo. La desconfianza refleja inseguridad, y bien pudiera ser síntoma de una carencia de habilidades para las relaciones humanas. Si uno mira a los demás con cara de león, es decir, con cara de "conmigo no te metas" o "cuídate de mí", sin duda nunca experimentará la felicidad que resulta de tener amigos verdaderos. No es natural iniciar ni edificar una amistad sobre la base de 'primero desconfía de mí, que yo desconfiaré de ti'. Es mejor sonreír un poco.

Puede que digas: "Pero es que en la vida todos me han fallado, excepto dos o tres". Sin embargo, ¿alguna vez te preguntaste si no será al revés, o que quizás fuiste demasiado lejos y no tuviste en cuenta que todos somos imperfectos y fallamos, es decir, esperaste demasiado de los demás? Los hijos no hacen bien culpando a sus padres de todas sus desgracias, ni los padres culpando a sus hijos. Los cónyuges son imperfectos. No muestra sabiduría pasar por alto ese hecho, esperando que nunca fallen. Como dije antes, si colocas la valla muy arriba, será solo una consecuencia lógica el que nadie pueda saltarla. Terminarán desanimándose de querer llegar hasta ti. Ser poco indulgente demuestra estrechez de miras.

Charles Handy, en su libro La organización por dentro, menciona al director general de cierto banco, cuando este le preguntó cuál era su política de personal: "Ser indulgente", respondió. Y luego comentó que si no concedemos a los individuos suficiente libertad para tropezar, cometer errores y fracasar, dando a entender que ellosno tienen derecho a fallar, lentificamos el proceso de aprendizaje.

Algunas personas reclaman su espacio y exigen mayor libertad. Pero si al mismo tiempo no perdonan ni procuran pasar por alto los errores, es decir. siguen rumiando y dando vueltas a las malas experiencias, en realidad están reduciendo enormemente el espacio de los demás, cometiendo el mismo error del cual se quejan. Todas las personas necesitan un espacio para desenvolverse y seguir respirando y viviendo. Para aprender necesitamos sentir la libertad de ensayar nuestros comportamientos. Eso significa una sola cosa: Equivocarnos y ser, al mismo tiempo, indulgentes, sobre todo en el hogar. Esa es la única manera de demostrar que verdaderamente comprendemos que no somos perfectos, mucho menos nosotros mismos. Acosar a los niños con la frase: "¡Debiste tener más cuidado!" o "¿Cómo se te ocurre equivocarte de esa manera?", los maltrata emocionalmente, porque el ser humano tiende por naturaleza a evitar el fracaso. Si los acosamos con la frase: "¡Debiste tener más cuidado!" o "¿Cómo se te ocurre equivocarte?", estamos desorientándolos, porque les hacemos creer que no tienen derecho a equivocarse ni a cometer errores, o que lo hicieron intencionalmente ("¿Acaso creen que soy tan estúpido commo para querer equivocarme?").

Si alguien comete un error, es casi siempre por descuido o debilidad, no por querer causar problemas. Y los que lo hacen adrede, es decir, con plena conciencia del daño, generalmente están ejecutando, consciente o inconscientemente, alguna clase de venganza, como un efecto o consecuencia. Por otro lado, no debemos negar que hay errores que no pueden ser perdonados tan fácilmente como algunos quisieran. Tanto los errores como las muestras de comprensión tienen grados que varían dependiendo de cada quién. Perdonar es tan bueno como comprender por qué a alguien le cuesta mucho perdonar.

Cierto conferenciante experimentado animó a su auditorio a esforzarse por adaptarse a la realidad de la imperfección humana y a comprender que, quiéranlo o no, tarde o temprano, decepcionarían a alguien... y alguien los decepcionaría a ellos. Y concluyó con una frase que se grabó en mi memoria: "¡Todos somos decepcionantes!". No lo decía en un sentido pesimista, sino realista. Quiso decir que tarde o temprano decepcionaremos a alguien en algún sentido. Ahora, cuando alguien me decepciona, recuerdo a aquel orador y me resulta más fácil superar el impacto de un hecho decepcionante. Por otro lado, me esfuerzo por no decepcionar a nadie ni hacer promesas que no pueda controlar ni cumplir. Ningún ser humano es todopoderoso. Aunque John Nash tenía un tremendo potencial para resolver ecuaciones matemáticas extremadamente complicadas y se había graduado con honores, hasta el punto de ganar una beca universitaria muy importante, y con el tiempo, un Premio Nobel en Ciencias Económicas, su carácter y personalidad no lo ayudaban con sus relaciones humanas. Reconocía que no le gustaba la gente, y que a la gente no le gustaba estar con él porque "tendía a acelerar el flujo de información siendo muy directo, con resultados no muy agradables". En otras palabras, era tan franco y escueto al decir lo que pensaba que nadie soportaba estar con él. No entendían que solo estaba diciendo lo que había en su mente y corazón. Lamentablemente, pensar en voz alta no es lo que quieren que hagas los que no toleran que les digan la verdad. Hasta Jesús de Nazareth dijo una vez: "Aún tengo mucho que explicarles, pero no lo pueden soportar ahora". Estaba consciente de que, si les decía todo de una vez, no lo entenderían, ni mucho menos lo asimilarían, es decir, no les sería de ningún provecho.

El célebre psicólogo Wayne D. Dyer dedicó uno de sus famosos libros a su esposa con esta frase: "Delante de ti puedo pensar en voz alta", demostrando su absoluta confianza en que ambos respetaban sus espacios, franqueza de expresión incluida. ¿Puedes pensar en voz alta delante de alguien? ¿O pueden los demás pensar en voz alta delante de ti con la confianza de que se los permites?

Si quieres amigos de verdad, empieza por ser amigable. ¿Y qué significa ser amigable? Ser amigable significa ser capaz de dejarse amar. No hay vuelta que darle: Para ganar amigos es necesario ser amigables y procurar no decepcionar a las personas. El conocido dicho: "No hagas a otros lo que no quieres que hagan contigo" no significa que los demás no nos harán lo que nosotros no les hagamos a ellos, sino que no tenemos derecho a esperar un mejor trato del que nosotros mismos estamos dispuestos a dar. Para meditar.

Por lo común, el concepto de ganar algo se relaciona con la obtención de un beneficio y ventaja, o con el triunfo y la prosperidad, o con las felicitaciones y las alabanzas, o con el reconocimiento y el aplauso. Entre otras cosas, para muchos significa sacar un provecho, conquistar o aventajar a los compañeros de clase o de trabajo, superarse y ascender por lo que consideran la escalera del éxito. Solo que nada de eso puede conseguirse sin amigos. De modo que una de las primeras habilidades que a todos nos conviene adquirir es la de aprender a ganar y conservar amigos, los frutos de lo cual vendrán como consecuencia natural de mejorar nuestro patrón de actitudes.

Una actitud es la manifestación o expresión de un estado de ánimo en particular, y algunos creen que modificando una actitud se puede aprender a ganar amigos. Pero más que hacer ajustes en una actitud en particular, la verdadera cuestión consiste en trabajar en el patrón de actitudes. Un patrón (en inglés, "standard") es un modelo o sistema a partir del cual se produce todo lo demás, ya sean productos, servicios, objetos, ideas o actitudes. Por ejemplo, si "soy una persona amargada", todas mis actitudes brotarán a partir del modelo o standard que me he acostumbrado a cultivar, y mi tendencia en casi toda ocasión será reaccionar con fastidio ante los estímulos de los demás ("Fulano hizo esto mal", "nadie hace lo que le pido", "todos llegan tarde", "todo huele mal", "todo sabe mal", "todo suena mal", "cuatro negros en un auto son sospechosos", "los caballos son peligrosos", "este lugar es una ruina", "mi marido no tiene arreglo", "mi esposa es un desastre", "mis hijos no me quieren", "mi abuela tiene la culpa de todo"). Y eso lleva a una conclusión: "Para que todo huela bien, sepa bien y suene bien, solo me queda UNA opción: ¡Siempre tengo que hacerlo yo, con mi estilo, con mi punto de vista, con mi mimi y mi yoyo". en otras palabras, una erupción de egotismo. No sería raro que el siguiente paso fuese concluir que "todos son unos convenidos, hipócritas, tarados y estúpidos". En otras palabras, "soy el único de mi clase que sobrevivirá al fin del mundo". Pero si ese fuera el caso, las actitudes se teñirían de amargura, uno se encerraría en su cúpula y no dejaría entrar ni salir a nadie, solo para después quedarse solo.

Cuando yo era niño, un amiguito salió a jugar con su nueva pelota. Cuando otro niño comenzó a patearla, se molestó tanto que corrió a quitársela, y no volvió a permitirle tocarla. Entonces, cuando todos nos fuimos, se puso a llorar por no tener con quién jugar. Muchos adultos con así. "Aquí mando yo. Todos hacen lo que digo, o se van". Y cuando se van, llaman a otros y los capacitan, y el ciclo se vuelve interminable. El típico jefe que no para de reciclar personal ineficiente. Refunfuña en su sillón, refunfuña en el ascensor, refunfuña en su automóvil, refunfuña en su cama, refunfuña en la ducha, refunfuña contra todo el mundo. El día que todos se ponen de acuerdo y renuncian juntos o se van a la huelga, llora y ruega en silencio que regresen.

Es cierto que alguien tiene que asignar las tareas, y los otros, hacer lo que se les dice. Pero es mejor provocar el deseo de cooperar. Es una realidad el que a nadie le agrade someterse a la fuerza. A menos que uno haga un esfuerzo sincero por modificar su patrón de actitudes, de poco sirve una mejora superficial o aparente. Por ejemplo, en un momento mostrarse amable, pero en otro, permitir que un factor subyacente detone la carga explosiva y seguir produciendo la mismas vibraciones que lo alejaban a los demás, impidiendo formar vínculos afectivos duraderos.

Solo por ilustrarlo: Hay uno que tiene tanta plata, belleza o poder que ya no sabe quien es sincero, porque adula a todos, y en consecuencia, todos lo adulan en cambio).

"Pero yo soy así, siempre he sido así y no puedo cambiar", dicen. Pero, hablando francamente, ¿se trata de "no puedo", o "no quiero"? Para empezar, decir con firmeza que "uno es así" indica, precisamente, que efectivamente tiene un patrón o standard claramente definido. Si dicho patrón es destructivo, las actitudes también lo serán, como reflejo de su mentalidad. Por la misma razón, si el patrón es constructivo, las actitudes serán constructivas. Por eso se dice que "la persona negativa es tercamente negativa, y la persona positiva es tercamente positiva". Porque tendemos a reforzar un patrón y dar nuestra aprobación a quienes están de acuerdo con nosotros, rechazando a los que no sintonizan nuestra frecuencia modulada.

No está mal que uno sea así, que siempre haya sido así, y no quiera cambiar, en caso de que dicho patrón siempre haya sido constructivo, produciendo buenas asociaciones, haciendo felices a las personas. Pero si se percata de que solo ha dado golpes de hacha contra el piso de un bote que, precisamente, puede llevarlo a la playa, es tiempo de modificar algunas cosas. No hay ningún mérito en envejecer aislado debido a un mal carácter.

Por eso, cuando se trata de un gran cambio, no debemos pensar en función de cambiar todo de golpe, sino de hacer pequeñas modificaciones aquí y allá, poco a poco, de modo que, con el tiempo, el patrón se incline cada vez más en una dirección edificante. ¿Alguna vez te atreviste a preguntar a otra persona cómo cree que te ven los demás, en cuanto a qué reputación tienes? Y si algún día lo hiciste, ¿lo hiciste últimamente? Por supuesto, pregúntaselo a una persona segura de sí misma e inteligente, que sepa enfocar la respuesta lo más objetivamente posible, no a alguien a quien pudieras intimidar, porque no te diría la verdad por temor a una reacción hostil de tu parte.

¿Te atreverías a tragarte el orgullo y callar si la respuesta es terrible o impacta en tu ego? Por otro lado, no me malinterpretes. Lo anterior no significa que necesites modificar tu patrón si estás al frente de un proyecto o de una compañía, y tus obras han demostrado que hiciste un buen trabajo, aún mejor que todos tus antecesores o competidores. Solo que no faltarán personas descontentas, envidiosas, prejuiciosas o hasta malintencionadas. No porque atraigas el mal como un imán, sino porque no podrás evitar que por sus propios traumas vean en ti un chivo expiatorio, que sirva de pretexto para dar rienda suelta a sus berrinches y quejas. No porque necesariamente estés dirigiendo mal la compañía o el proyecto, sino porque tal vez ellas necesitan desfogar sus propias frustraciones y andan buscando excusas para justificar su mala actitud.


¿Cómo están las estacas de tu carpa?

Imagina las estacas de una carpa. ¿Cómo las cambiarías todas sin que la carpa se caiga? ¡Correcto! Una por una. Lo mismo puede hacerse con los aspectos desagradables de la personalidad. Uno no tiene que dejarse llevar por la creencia de que "tiene que ser como es" solo "porque siempre fue como fue". La inteligencia nos enseña que uno puede progresar. No es imposible modificar un patrón de actitudes si uno tiene un verdadero deseo de mejorar, improvisar y probar comportamientos más constructivos. Pero ha de hacerlo poco a poco, con pequeños ajustes aquí y allá, consistentemente, permenantemente. Tal como un edificio, una casa o un automóvil requiere matenimiento para no deteriorarse pronto, la personalidad también requiere mantenimiento. Y un indicio de deterioro es cuando uno toma conciencia de que tiene pocos amigos, o tal vez ninguno. Por eso, una pregunta clave sería: "¿Quieres tener más amigos?". Si tu respuesta es "no", no tienes de qué preocuparte. Simplemente disfruta tu soledad. Eso no es necesariamente incorrecto. Uno puede disfrutar de la vida con pocos amigos. Pero si la respuesta es "sí", porque la soledad no te hace ninguna gracia, entonces, debes darle mantenimiento a tu personalidad mediante mirarte en el espejo de la consulta y hacer pequeños ajustes aquí y allá, como una cirugía estética en el alma. ¿Por dónde empezar? Te será más fácil ganar amigos si aprendes algunos principios que rigen las relaciones humanas. Te automotivarás positivamente y comenzarás a hablar con más entusiasmo. Si los cumples, tendrás todos los amigos que desees, y si los violas, los perderás, porque la amistad verdadera se edifica sobre cimientos que soportan los terremotos emocionales. Cuando pierdes un amigo, en realidad lo pierdes todo, porque en su huida quedan grabadas, como si fuera sobre piedra, tus propias malas actitudes que lo pusieron en fuga.

Por ejemplo, algunas personas cuya vida fue sacudida por demasiadas experiencias negativas o algún hecho insólito, pudieran desarrollar algo así como un reflector de la crítica de los demás, defensivamente, para protegerse. Pero, lamentablemente, algunos lo usan para darse a sí mismos licencia para aprovechar toda oportunidad para criticar a los demás. Si les preguntas "¿qué opinas de mí?", tal vez te digan cosas buenas, o probablemente iluminen tu camino diciéndote qué te falta, qué es lo que estás haciendo mal, lo que te está dificultando ganar amigos, y pongan el énfasis en lo poco que te esfuerzas por ser amigable. Probablemente no destaquen tu mejor ángulo, es decir, lo que hiciste bien, pero podrías usarlo para revisar tu desarrollo, tus enfoques, tus expresiones, tus metas y tus métodos para lograrlo. Claro que lo anterior de ninguna manera debe interpretarse como "agradar a los demás sin importar las consecuencias". No es un secreto que gran parte de la humanidad ha convertido el mundo en un lugar muy peligroso donde vivir. Muchos procuran hacer amigos solo para aprovecharse de ellos más tarde. A veces la desconfianza está justificada cuando alguien nos da claras evidencias de querer sacar provecho egoísta de la relación. Buscar la aprobación de los demás puede ser muy peligroso cuando "los demás" no son personas que procuran tu bienestar. Pero no es así en la mayoría de los casos.

No lo olvides: Para tener amigos tienes que comenzar por ser amigable y apreciar el esfuerzo de los demás, mostrarles comprensión más bien que una exigencia intolerante. Interésate sinceramente en sus necesidades, sé una persona generosa, y sobre todo, respeta el derecho que todos tienen a la privacidad y a la intimidad. Porque la amistad es un puente que conecta a la gente entre sí, y como todo puente, para no derrumbarse con el soplido de los vientos de la adversidad ni con las vibraciones de una crisis emocional, necesita mantenimiento.

Sobre todo, reflexiona sinceramente en el efecto que causan tus palabras, acciones y actitudes, y recuerda que siempre es más recomendable formar relaciones sinceras cada a cara, no escondiéndote tras una máscara, un monitor de computadora o de un perfil falso.

Libro recomendado: EL EFECTO, de Sonia González A.

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