Son muy pocos los padres que se dan cuenta, a tiempo, de que deberían usar esa técnica para disciplinar o controlar al niño. En este sentido, los niños son vendedorasos en comparación con sus padres. Instintivamente aplican algunas de las técnicas de ventas más efectivas. Pareciera que el niño supiera que la madre pensará: "Es que todavía no entiende", "Es que es muy chiquito", "No hay otra manera de controlarlo", "Se me acabaron los dulces", "Olvidé traerle su juguete", "Ya he probado todo y no funciona", "El médico me ha dicho que es hiperactivo", y el niño saca partido de la debilidad emocional o falta de discernimiento de sus padres. ¿No entiende? ¿Todavía es muy chiquito? ¡Ja! ¿Y entonces, cómo logró lo que quería, salir a jugar? ¡Es más vivo de lo que imaginas!
¿De qué te sirve heredar una fortuna o un próspero negocio si lo echas a perder con decisiones inadecuadas que te llevarían a la quiebra? Así sucede con el niño engreído y mal criado. Termina despilfarrando todo el bien que sus padres acumularon para su futuro. En vez de oír la voz de la experiencia, de personas maduras que saben lo que hacen, tienden a seguir aplicando instintivamente la técnica de ventas, saliéndose con la suya... pero para su propio desastre.

No digo que las madres en general no saben criar, ni que los niños en general terminarán siendo un fracaso. Pero sí digo que tanto los hijos como los padres aplican las técnicas de ventas instintivamente cuando se dan cuenta de que es la única manera de conseguir lo que necesitan.

De hecho, muchas madres que no supieron criar a sus hijos terminan afiliándose a compañías de ventas que las capacitaron. Y acabaron controlando muy bien sus vidas y a sus familias porque recuperaron el control porque reaprendieron a actuar más eficazmente.

¿Qué es vender?
Pero ¿qué les hace perder con el tiempo dichas cualidades naturales? El roce constante con la respuesta "no" y la exigencia a veces exagerada de sus padres. Porque tarde o temprano, los padres se dan cuenta de que deben ejercer más control y terminan haciendo lo que debieron hacer desde el comienzo: Adaptar al niño a la vida social, en vez de adaptarse al capricho del niño. Desgraciadamente, por haber tardado años en tomar el control y haberlo hecho de manera inadecuada, el niño, ya convertido en muchacho, reacciona como un resorte que estaba aprisionado en la mano de sus padres y sale disparado hacia cualquier lugar, a veces con consecuencias desastrozas. Cuando la disciplina no se inculca temprano, posteriormente suele ser imposible.
Lamentablemente, cuando los niños crecen, muchos pierden algunas de las cualidades innatas para vender y terminan imitando a sus padres, es decir, se vuelven inadecuados no solo para vender un producto o servicio, sino para controlar a sus propios hijos, y lo que es peor, hasta sus propios destinos.
Cuando un niño comienza a inquietarse, moverse y hacer ruido en una reunión, generalmente la madre lo saca afuera para que se distraiga, corra, juegue y deje de molestar. Pero en esos casos, pregúntate quién sacó a quién. ¿La madre al niño? ¿O el niño a la madre? En realidad, ¿quién controló a quién? ¿Quién vendió la idea a quién? Si crees que la madre sacó al niño, te equivocaste. Fue el niño quien controló la situación. La madre simplemente obedeció los dictados del niño, que instintivamente la coaccionó, como diciendo: "Si no me sacas que aquí ahora mismo, lloraré, gritaré y te fastidiaré hasta que me saques". La madre cree que no tiene otra opción y le obedece.
Dar la vuelta al mundo en dos meses navegando hacia el oeste en el siglo XV fue una propuesta disparatada desde el punto de vista de los entendidos. A pesar de todo, Cristóbal Colón vendió la idea a un rey.

Un niño que logra que su padre le compre un helado. El hombre que obtiene el sí de su novia. La joven que consigue que sus padres le den permiso para hacer una fiesta. El gerente que convence a los empleados para que trabajen algunas horas extras voluntariamente y terminen un trabajo. Lo que estas personas tienen en común es que vendieron una idea.
Para conseguir lo que quieres tienes que vender una idea.
Aunque generalmente se considera que vender significa traspasar un bien a otra persona, también puede significar traspasarle una idea, negociar con ella o llegar a un acuerdo.

Aunque te cueste creerlo, todos somos vendedores porque vendemos cosas, servicios o ideas. El que alguien se dedique a las ventas es solo una manera de reafirmarse en ello. Nadie puede conseguir cosa alguna a menos que haga un trato con otra persona. Para lograrlo, todos recurrimos a argumentos convincentes u ofrecemos incentivos, tal vez presentemos un ejemplo o hagamos una promesa.
¿Cuándo empezaron las ventas?

La más antigua forma de intercambio se remonta hasta el día en que el primer hombre dio algo a otro a cambio de una cosa. Aunque seguramente al igual que hoy un obsequio se daba a cambio de nada, hubo ocasiones en que la necesidad mutua por bienes diferentes hizo necesario un intercambio equilibrado. El concepto de vender es tan antiguo como el género humano.
Un mundo comercial

Hoy casi todo todo se resume a las ventas. Vender es una actividad básica de la vida de la comunidad, ya sea por dinero, por intercambiar favores o por algún otro beneficio. Niños, jóvenes, adultos, ancianos, sabios e ignorantes, todos venden algo. Por ejemplo, una madre de familia vende una idea a sus hijos cuando los convence para comer, estudiar, bañarse, ayudarla con las tareas del hogar o hacer alguna otra cosa, y sus hijos le venden una idea cuando se salen con la suya. La diferencia con un vendedor estriba en que el vendedor estudia el procedimiento, la madre de familia lo hace instintivamente.

Un orador que entiende claramente cómo funciona la técnica de ventas podrá llegar más eficazmente a sus auditorios, porque sabrá armonizar las verdaderas necesidades del público con la delicadeza y la empatía del vendedor profesional. 

Aunque Oratorianet.com trata de oratoria, no puede dejar de lado la técnica de ventas, porque algunas cualidades necesarias para hablar en público también son aplicables a la venta de productos o servicios. Porque el verdadero arte de exponer en público es una forma de vender, y lo que sirve para persuadir a un auditorio, también sirve para vender ideas a personas individuales.
Aparentemente, las compañías de seguros fueron las primeras que estudiaron científicamente las ventas. Compilaron los resultados en manuales y enseñaron a sus agentes a aprovechar mejor el tiempo. En otras palabras, les enseñaron a aplicar un procedimiento de ventas, para producir más con menos inversión de tiempo, dinero y esfuerzo.
La técnica de ventas es una sola, pero el estilo de cada vendedor y la política de las compañías exigen al vendedor ciertos criterios y variaciones adecuados a cada marca, producto o servicio en particular teniendo en cuenta el tipo de mercado al cual va dirigido. Por eso el brand manager o director de marca disciplina a los vendedoresa coordinando diferentes sistemas de comunicación para alcanzar los objetivos de la compañía.

Este no es un site especializado sobre administración de ventas, pero te contamos los secretos básicos para hablar en público y vender cualquier cosa, lo cual también puede servirte para salir a vender o hablar ante un gran auditorio. Por eso, si descubres que la oratoria o la técnica básica de ventas es una debilidad en tu formación profesional, ¿qué estás esperando? Echa mano de Oratorianet.com, un verdadero autoservicio de recursos fundamentales de oratoria para ayudarte a alcanzar tus objetivos.

ARRIBA
En el ejemplo del niño, el argumento convincente y la promesa implícita son: "Si me sacas ahora mismo de este lugar y me dejas jugar afuera un rato para hacer lo que yo quiera, te prometo que no te daré más problemas". ¿Acaso el niño razona para llegar esa línea de razonamiento? ¡De ninguna manera! Lo ha aprende por instinto, observando detenidamente cómo reacciona su madre cada vez que le exige algo. Por ejemplo, muchas veces ha analizado intuitivamente la manera como reaccionan los adultos cuando le dan un objeto y lo arroja. Ellos van, lo recogen y se lo devuelven. Lo hacen cuantas veces el niño arroje el objeto. Esa es una manera como los niños aprenden a controlar a los adultos. El premio es la sonrisa encantadora del niño. Por otro lado, si notan que no eres un adulto controlable, no te buscarán ni se llevarán bien contigo. Te evitarán, porque saben que contigo no funciona la cosa. Es un juego de intereses creados. Por eso, cuando un vendededor pone las ventas sobre las relaciones humanas, suele evitar a las personas que no compran, y así comienza a tener problemas sociales. Se vuelve mezquino y manipulador.