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Motivación
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Motivación desde el interior
Gana tus batallas interiores
Motivación desde fuera
Motivación destructiva
Motivación emocional
Motivación espiritual
Motivación física
Motivación intelectual
Por qué la motivación espiritual es la más completa y abarcadora
La frustración es un hoyo profundo
Autodominio o desequilibrio
La motivación interior es más poderosa y productiva que la exterior
La motivación es más productiva y útil si uno coopera con ella
La motivación constructiva implica inyectar esperanza y optimismo
La motivación optimista se opone a la impotencia y la a desesperación
Trázate metas alcanzables



Motivación desde el interior
©Miguel Ángel Ruiz Orbegoso

La motivación es un acicate o estímulo que te da otra persona, o puede provenir de tu interior. Por ejemplo, si tus padres te dicen que te portaste muy bien, de modo que por esta vez te darán un premio especial, puedes ver que hay beneficios tras el buen comportamiento; pero si no te dicen nada, o solo continúan recriminándote por lo que no hiciste bien, no le ves ninguna ventaja.  Igualmente, si terminas un trabajo y tu jefe te felicita, te sientes bien, con las fuerzas renovadas para seguir mejorando la calidad de tu trabajo. Te motiva la alabanza de aquellos a quienes quieres agradar. Y si te asaltan unos delincuentes y te amenazan con matarte a menos que les entregues todo lo que tienes, probablemente te sientas mal, sopeses tus opciones y les entregues todo para librarte de ellos lo antes posible.

También puede darse el caso de que alguien te impresione mucho por su actitud y comportamiento desbordante, por la energía que irradia en su discurso cargado de emoción. Llegado el punto culminante, realiza un acto de valor y pide a todos que lo imiten y se atrevan a hacer lo mismo que él hizo
("¡Wow! ¡Qué tipo! Haré todo lo que me diga, porque yo quiero ser como él!", piensas) . Pero en realidad no es un acto de valor, sino un despliegue de arrojo basado en un truco o técnica que él les explica. Logra que otros lo intenten, ¡y lo hacen bien! Entonces usa la presión social ("Si otros pueden, tú también puedes") para que te sientas animado a hacerlo, y lo haces. Todos te aplauden a rabiar, y sientes que un poder especial llena tu corazón. ¡¡Fuiste capaz de hacerlo!! Sientes una gran motivación.

Pero, en realidad, ¿qué quedó demostrado? Lo mismo de siempre: 1) Que otra persona tuvo que motivarte, 2)  que la persona que te motivó tiene una gran personalidad y te hizo hacer algo que no hubieses hecho sin que te estimularan, 3) y que todos en la sala eran personas que se dejan manipular fácilmente, hasta el grado de arriesgarse. ¿Y respecto de los que tuvieron una personalidad lo suficientemente fuerte para no dejarse manipular, de modo que se negaron a seguir las instrucciones? En su caso, se manifestó una falsedad: Que eran unos cobardes que se echaron atrás. Es una falsedad porque es mentira que resistirse a la presión social sea un acto de cobardía. ¡Es todo lo contrario! Resistirse a hacer lo que un supuesto líder nos ordena no es un acto de cobardía, sino de enteresa moral y emocional. Sobre todo si se trata de un capricho absurdo.

Por eso muchas pandillas se componen de seguidores que, por no querer pasar por cobardes, cedieron a la presión del líder y realizaron toda clase de supuestas 'pruebas de valor', y muchos de ellos terminaron en la cárcel, enrejados por todas partes y rodeados de otros que igualmente siguieron al líder motivados por una supuesta prueba de valor, lamentándose después, diciendo que los carceleros los tratan injustamente.

En todos esos casos, la motivación provino del exterior, es decir, de otras personas.  Otros te inspiraron sentimientos de culpa y temor, o de arrojo y valentía. ¡No fue tu propia motivación, tu propia convicción, tu propia fe! Dependiste de la motivación de otra persona. Por tu cuenta, tal vez nunca lo hubieras hecho (y tal vez te hubieras evitado muchos problemas).

No quiere decir que en todos los casos la motivación exterior sea mala o inadecuada, pero debes tener cuidado de no dar tu obediencia y lealtad a quienes solo te someten porque necesitan fortalecer su propio ego.

La motivación interior, en cambio, es un acicate o estímulo que brota de tu interior como si se tratase de una fuente. ¿Cómo funciona? Bueno, en el primer caso, la motivación resulta de ideas que otros te meten en la cabeza, mientras que en el segundo las alabanzas y sentimientos de culpa o temor bullen en tu interior cuando piensas en cosas positivas o negativas. En otras palabras, la motivación interior proviene de ideas que abrigas sin necesidad de que otros te las recuerden o introduzcan.

No puedes evitar la motivación exterior, por lo menos durante la niñez, sino que recibes toda la influencia de los demás, del ambientes donde vives, de las cosas que ves y oyes: Sin embargo, puede ser tan fuerte que la interiorices en tu mente y corazón de manera que, aunque los demás ya no te digan nada, continúes pensando en ello, motivándote interiormente, siguiendo las mismas çordenes y prohibiciones (así hicieron mis padres y abuelos y yo seguiré haciendo lo mismo y moriré en mis trece aunque esté equivocado).  Si tomas conciencia de ello, puedes hacer algo para contrarrestar cualquier tendencia negativa; pero si no, simplemente te dejas llevar por la corriente. En tal caso, sigues siendo el foco de una motivación externa.

Por ejemplo, si tu padre te dice: "¡Eres muy inteligente!" introducirá una idea en tu mente y reaccionarás de alguna manera. Si te la crees y luego la repites vez tras vez frente al espejo, reforzarás tu autoestima, lo cual te ayudará a alcanzar nuevas y mejores metas. Pero si te dijo: "¡Imbécil!", introducirás esa idea en tu mente y reaccionarás de otra manera. En otras palabras, si te la crees y luego la repites vez tras vez frente al espejo, debilitarás tu autoestima, y tu desempeño será estorbado cada vez que vayas tras una meta, porque no te das una oportunidad de negar aquella creencia.

Recuerdo un día crucial en mi vida cuando era un niño de unos 7 años y mi padre se quitó el cinturón y comenzó a fajarme por algo que ya no recuerdo. Terminada la sesión, me metí al baño, cerrré la puerta con llave y me puse a llorar y llorar frente al espejo. Pero al verme la cara de tonto, después de un rato me quedé callado y me dije a mí mismo: "¿Qué? ¿No tienes otras caras?". Y comencé a hacer muecas, una tras otra, cada cual más graciosa que las anteriores. Era increíble cuán creativo podía ser con los gestos. El resultado fue que terminé riendo a carcajadas. ¿Y el dolor? Ya no me importó tanto. Simplemente me dije a mí mismo "No conviene portarme mal", y seguí con mis cosas.

La motivación interior, es decir, la que brota en tu interior a partir de tus puntos de vista, puede ser positiva o negativa, y ayudarte a tener éxito en la vida o perjudicarte. Por eso, aprende y cultiva puntos de vista constructivos para producir mejores resultados en tu vida. Entonces dependerás más de lo que tú crees, que de lo que los demás crean de ti.
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Gana tus batallas interiores

©Miguel Ángel Ruiz Orbegoso


Los hombres y mujeres que obtienen las calificaciones más altas en la escuela y la universidad de ninguna manera alcanzan siempre el éxito más grande, como comúnmente se cree, sino aquellos que también desarrollan capacidad para capear las decepciones, controlar sus emociones y llevarse bien con los demás.

Por ejemplo, tal vez presentes un discurso impresionante ante un gran auditorio y aún así reaccionar inadecuadamente ante los altibajos de la vida en lo personal. Es un hecho que muchos egresados de la universidad alcanzan una gran inteligencia académica, aunque rara vez desarrollan habilidades de valor práctico para enfrentarse con éxito a los trastornos emocionales. Por decirlo así, su carácter se mantiene subdesarrollado.


Por lo general, una decepción nos toma por sorpresa y desalienta profundamente. Es un fiasco y una desilusión. Puede tener un defecto multiplicador y arrastrarnos, si lo permitimos, por un tobogán hasta convertirse en una verdadera desgracia. Por eso, imagina que se trata de un toro, tú eres el torero. ¿Qué harás? ¡Hazle un pase, gritando: "¡¡¡Ole!!!", y continúa con tu vida, remóntate tras nuevas metas. La próxima vez procura ser más realista y nunca esperes demasiado de los demás.


Los niños que se sujetan a sus padres crecen seguros hasta llegar a adultos y adquirir su independencia. Poco a poco se les entrena a responder eficazmente ante cada circunstancia. Lo mismo puedes hacer con tus emociones. Mantenerlas en sujeción, y evitar por todos los medios que se apoderen de ti.


Para llevarte bien con los demás evita mantenerte al margen, apartándote y dando la impresión de que los menosprecias. Por lo contrario, asígnales el mérito y la reputación que se merecen. Ten consideración por sus limitaciones y carencias, y toma la iniciativa al saludarlos y compartir de lo tuyo, un gesto, unas felicitaciones, un consejo. Obséquiales algo de vez en cuando como símbolo de tu aprecio y, sobre todo, conserva una distancia respetuosa y concédeles el derecho a una vida privada.

Por eso, si quieres tener éxito en las batallas que libras interiormente, piensa con claridad, pon orden en tu vida emocional y desarrolla la capacidad para capear las decepciones, controlar tus emociones y llevarte bien con los demás.
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Motivación desde fuera

©Miguel Ángel Ruiz Orbegoso

La motivación desde fuera es la que te dan los demás, sea buena o mala, positiva o negativa, constructiva o destructiva. Nadie puede sobrevivir emocionalmente sin motivación externa, porque somos interdependientes por naturaleza, nos necesitamos unos a otros.

Lamentablemente, la mayoría motiva destructivamente mediante inspirar sentimientos de culpa, inferioridad, preocupación, temor y ansiedad. Por una extraña razón, aparentemente muchas personas usan esta clase de motivación para aliviar sus propias faltas y sentimientos de culpa ("En lo que te culpo a ti me exculpo a mí)". Solo que le pega de rebote y les resulta en su propia infelicidad.

Por eso, cuando pienses en motivar a otros, usa ideas constructivas para fortalecer su autoestima y obtener mejores resultados. Solo cuídate para evitar caer en el juego de los que parecen necesitar motivación negativa para funcionar. Por ejemplo, si una persona tiene un sistema de apoyo mental de tipo 'patéame', difícilmente rendirá un trabajo de calidad si la felicitas, porque espera que alguien le diga "imbécil". Entonces tal vez se esfuerce por meter la pata, hasta que alguien le recuerde que es un "imbécil". Por otro lado, de ninguna manera estoy promoviendo que maltrates a las personas.

Cuando tratas bien a la gente, te sientes mejor y vives feliz, porque todos te dicen cosas buenas y te desean cosas buenas, tú sabes que te aprecian. En cambio, cuando la tratas despóticamente, sabes que te detestan y que a tus espaldas te maldicen todo el día. Es imposible que seas feliz, aunque digas: "¡Me resbala!".


La motivación externa se basa en premios y castigos. Si haces lo que la gente espera de ti, te darán premios en la forma de felicitaciones o regalos. Y si obras contrario a lo que esperan de ti, te maldecirán o restringirán algún privilegio.

Por ejemplo, cuando terminabas tu comida, te daban el postre. Si comías a regañadientes, tal vez te aplicaban un castigo. Si siempre llegas temprano a la oficina, tal vez te feliciten o hablen bien de ti. En cambio, si siempre llegas tarde, te amenazarán con aplicarte una multa o despedirte.

La motivación externa también tiene mucho que ver con tres posturas sociales muy comunes: Ser víctima de alguien, perseguir a alguien o salvar a alguien. Lo más saludables es evitar esas posturas evitando involucrarte demasiado. Mantén un actitud equilibrada. Ni te dejes atrapar en una cárcel emocional por las manipulaciones de otros, ni manipules a otros por medio de perseguirlos con sentimientos de culpa y preocupación. Enseña a la gente a defenderse por sí misma y resolver sus propios problemas. En otras palabras, estimúlalas a producir motivación interna constructiva.

De todos modos, en vez de castigar emocionalmente a los demás por medio de hacerles sentirse culpables por cada pequeño error que cometen, busca sus buenas cualidades y procura alabarlos más a menudo. Eso es motivación externa constructiva.
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Motivación destructiva

©Miguel Ángel Ruiz Orbegoso

Destruir es derribar, aniquilar, exterminar.

Así como en un plano físico las personas se matan en la guerra, también ocurre en el plano emocional. De hecho, Weisinger y Lobzens publicaron su éxito de ventas "Nadie es perfecto, cómo criticar con éxito" para mostrar detalles que la gente común suele pasar por alto al criticar a otros. Dicen que la crítica que derriba a otra persona es peor que utilizar un hacha en su contra, porque el daño es profundo y a veces irreversible.

Eso también se relaciona con la opinión de Oliver Stone, cuando dijo que se hablaba mucho del control de armamentos y rara vez se decía algo sobre el control de la palabra, debido al impacto que ha causado en la humanidad.

La crítica que lejos de estimular derriba a las personas es causante de muchos accidentes en las relaciones humanas y en la producción industrial. Por ejemplo, si dices a tu hijo: "eres un rebelde", reafirmas o refuerzas un rasgo negativo de su personalidad. Igualmente, gritas a un empleado, diciéndole "¡Qué torpe que eres!", aumentas las probabilidades de que cometa más torpezas, porque estás fortaleciendo un rasgo incorrecto. La persona que dice a otra: "Eres una estúpida" probablemente sea tan estúpida como su crítica, porque en vez de ayudar a mejorar, reafirma el comportamiento indeseable volviéndose cooperadora con el problema mismo que aparenta atacar. ¡Nunca alcanza, por decirlo así, el ISO 9000 de la calidad en sus relaciones públicas!

Por eso, nunca le digas a tu hijo que "es" lo que te parece inconveniente que sea. ¡Espera que haga un trabajo eficiente y refuerza ese aspecto de su personalidad, el rasgo positivo, resaltando sus buenas cualidades! Entonces verás, con el tiempo, cómo también comienza a esforzarse por corregir los malos rasgos, porque deseará recibir encomio respecto a esos puntos también. Comenzarás a notar el excelente efecto de tu nueva manera de estimular el reajuste.

Y si dices: "Todo suena muy bonito, solo que este tarado jamás hará algo bien!", es un hecho que quien necesita reajustar su modo de ser eres tú, porque continúas apoyando una inadecuada manera de motivar a las personas. La gente mejora cuando se la motiva constructivamente.

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Motivación emocional
©Miguel Ángel Ruiz Orbegoso

Motivación emocional es la que se dirige a las emociones y hace sentir emocionalmente bien o mal a las personas. Por ejemplo, cuando ríes o lloras estás reaccionando a una motivación emocional. Por supuesto,
a veces la motivación espiritual puede confundirse con la emocional.

Muchos grupos de motivación emocional cautivan a millones de personas con cantos y causas de aplauso. Los que presentan discursos solo dicen lo que el auditorio quisiera escuchar, ya sea para sentirse profundamente heridos y recapacitar por algún comportamiento, o tal vez descollar de regocijo por alguna esperanza o sentimiento de conciliación. En otras palabras, les regalan los oídos. El problema es que aunque los oyentes se van muy agradecidos por la inspiración del momento, o ya sea que formen una chusma embravecida capaz de arremeter con todo con tal de establecer sus decisiones, en realidad ha sido una motivación puramente emocional. Es una energía se desvanecerá cuando caduque el estímulo, o cuando el caudillo sea sorprendido in fraganti haciendo cosas dignas de un titular en las noticias; o cuando el receptor del estímulo se enfrente a la realidad y carezca de los elementos de juicio y puntos de vista suficientes como para hacer frente por sí mismo a sus verdaderos problemas. Es una motivación que puede arder como un fogonazo por un tiempo, pero después desaparece con la misma facilidad, dejando a la persona nuevamente donde estaba antes, o peor.

No negamos que la motivación emocional constructiva es en sí misma necesaria e indispensable, pero tienes que estar acompañada con información de utilidad práctica que permita a uno continuar automotivándose después de terminado el discurso. En otras palabras, si el estímulo solo está presente cuando te estimulan, no durará; pero si lo haces tuyo gracias a un razonamiento bien estructurado, perdurará.

Ilustrémoslo con unos hijos a quienes sus padres engríen, es decir, satisfacen todos sus caprichos. Cuando hacen cosas dignas de una reprensión o censura, estos hacen la vista gorda y les permiten continuar en 'lo suyo', diciendo: "¡Déjalos que hagan lo que quieran! ¡Tienen que divertirse!". Cuando son jóvenes y se meten en problemas, sus padres pagan las fianzas, tapan los huecos, es decir, los cubren protectoramente y contratan a los mejores abogados, aun a costa de todo su patrimonio, quedándose en la indigencia. Pero después, cuando alcancen la edad adulta, probablemente tiendan a comportarse de manera desagradecida porque terminan dándose cuenta de que muchas de sus desgracias personales se debieron a que fueron criados mal. Nadie les enseñó a forjar los instrumentos y recursos humanos necesarios para causar buenos resultados. Entonces sobrevienen los efectos a largo plazo (comienzan a recordar el engaño del gordito que entra por las chimeneas cargado de regalos, el ratoncito que cambia los dientes por monedas, el cuco que se lleva a los niños que no terminan su comida).Los niños han crecido y se dan cuenta de que mucho de lo que les dijeron fueron mentiras. Y reacionan.

La verdad es que si mentimos a los niños, tarde o temprano nos lo demandarán con hechos. Un niño mal criado suele acabar mal, y suele culpar a sus padres. No es justo, pero es muy real.

Por eso decimos que la motivación emocional es momentánea y pasajera, y, como hemos visto, ren algunos casos puede ser hasta peligrosa. Por eso, si quieres que tus estímulos emocionales sean profundos, duraderos y beneficiosos, acompáñalos con información que sea capaz de soportar las tormentas de la realidad y ayudar a tus oyentes a producir una automotivación constructiva, una retroalimentación positiva.
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Motivación espiritual
©Miguel Ángel Ruiz Orbegoso

La motivación espiritual tiene características que la distinguen exclusivamente. Se relaciona con cosas más profundas que los motivos para reír o llorar. Algunas personas suponen que tocando panderetas y tambores, o gritando algunos lemas y aplaudiendo hasta que se les revienten las manos están motivándose espiritualmente. ¿Pero se trata de una motivación espiritual o emocional?

Pocos campos y términos han sido objeto de malinterpretaciones tan extendidas y enredadas como el espiritual. Se lo ha usado incontables veces y a través de incontables tiempos para justificar en el nombre de Dios la mar de prejuicios, odios, enfrentamientos, guerras, persecuciones, tortura y demás acciones de fuerza que nunca tuvieron nada que ver con la espiritualidad. Y no pasemos por alto el hecho de que para definir la espiritualidad tampoco basta con buscar un significado en el diccionario. Es importante entender las diferencias.

De acuerdo con su naturaleza, la motivación espiritual sintoniza con el fondo de la naturaleza humana, sondeándolo todo de una manera equilibrada y sublime hasta conseguir respuestas razonables a preguntas importantes relacionadas con los más profundos incentivos y motivaciones, como, por ejemplo:

¿De dónde vine? ¿Qué hago aquí? ¿A dónde voy? ¿Qué propósito tiene mi vida? ¿Qué es la vida? ¿Qué es la muerte? ¿Qué significa trascender? ¿Cómo se me presenta el futuro? ¿Existe Dios? ¿Cómo es? ¿Cómo se comunica uno con Dios? ¿Cómo entiendo lo que significa la fe? ¿Realmente existe esperanza? ¿Qué es el amor verdadero? ¿Qué es la ética? ¿Será correcto o incorrecto hacer esto o aquello? ¿Qué es la moral? ¿Qué es la conciencia? ¿Cómo está mi escala de valores? ¿Cómo se supone que debo comportarme? ¿Qué cosas debo poner en primer y segundo lugar? ¿Por qué me preocupo tanto? ¿Por qué a veces me siento culpable? ¿Cómo puedo resolver determinado problema religioso? ¿Cómo tomar decisiones prudentes? ¿Por qué pedir disculpas? ¿Por qué perdonar? ¿Qué puedo hacer para alcanzar la paz con mi hermano(a)? ¿Me conviene ser más tolerante? ¿Por qué hacer el bien a otros? ¿Por qué confiar en que todo tiene una solución? ¿Para qué ejercer autocontrol? ¿Es necesario meditar en las consecuencias de cierto proceder? ¿Debería dedicar más tiempo a pensar en asuntos espirituales? ¿Por qué creo que las personas deberían ser así o asá? ¿Hasta qué punto debo aplicar las reglas que se me han enseñado? ¿Hasta qué grado situar los principios sobre las reglas? ¿Hasta dónde llega mi responsabilidad en cierto asunto? ¿Cuáles son mis deberes y derechos? ¿Cómo puedo cultivar mi personalidad? ¿Cómo puedo mejorar mi carácter? ¿Cómo podría modificar cierto mal hábito? ¿Puedo superar mis fobias? ¿Realmente tengo una obsesión? ¿Debería pedir consejo? ¿Qué es la justicia? A un babuino no le preocupan estas cosas.

Por eso, estimulas de manera espiritual al auditorio cuando lo invitas a reflexionar seriamente en el universo y en sus intrincados ecosistemas de modo que preste atención profunda a los procesos de la vida; cuando invitas a tus oyentes a procurar una transformación personal de manera que aprecien más la naturaleza, para que sean más tranquilos, apacibles, amorosos, perdonadores, respetuosos, controlados y seguros, inspirando confianza en el futuro. Pero sobre todo, cuando compartes con otros lo que aprendes y fomentas la comunicación con la persona que diseñó todas las estructuras y leyes naturales que nos rodean. Un orador espiritual estimula al auditorio a obrar rectamente, porque un aspecto de la motivación espiritual es la motivación por hacer lo que es correcto o motivación basada en la ética. Su objetivo e incentivo es obrar rectamente a pesar de la crítica, la burla o cualquier otro estímulo negativo.

De hecho, el dicho "haz el bien sin mirar a quién" no significa "beneficiar a cualquiera a ojos cerrados", sino "realizar a conciencia el trabajo que le encarguen a uno, al margen de quién se lo haya encargado", es decir, hacer uno su mejor esfuerzo por el placer de hacer su mejor esfuerzo, no por dinero, soborno, felicitaciones, premios ni menciones honrosas, tampoco por evitar castigos, represalias u ofensas. Para las personas motivadas por la ética, cualquier pago o felicitación es una consecuencia natural o adicional, porque su trabajo eficiente es en sí mismo el factor que las motiva. Muchas no perciben una compensación justa por su elevado nivel de rendimiento, ya sea porque ignoran su verdadero valor, o porque se abusa de ellas; otras han sabido obtener excelentes ingresos, aunque su motivación siga siendo el resultado de sus esfuerzos.

Cuando entrevistan por televisión a un "héroe" (por haber rescatado de manera espontánea a alguien del fuego o de que se ahogara en el mar o en un río, o por haber ofrecido su vida de otras maneras para ayudar o salvar a una persona o a un animalito), solemos escucharlo decir con modestia: "Solo hice lo que me pareció correcto". No tuvo más motivación que la ética y el sentido de compasión por su hermano (está cada vez mejor documentado que todos tenemos un antepasado común). Nadie lo empujó diciéndole: "¡Anda tú y sálvalo!". Nadie le ofreció dinero, y seguramente tampoco pensó en obtener alguna recompensa. Sencillamente se lanzó y entregó su vida motivado por la ética. Y lo más probable es que haya sido una reacción espontánea basada en principios morales aprendidos en el hogar a temprana edad, o bien después, con el paso de los años, con la acumulación de experiencias agradables.

Estas son algunas de las cosas que distinguen lo espiritual de lo puramente emocional. Por ejemplo, cantar y bailar puede ser muy bonito y estimulante, pero permanece, por decirlo así, en la superficie de lo emocional. En cambio, los estímulos espirituales responden a preguntas inquietantes acerca de la vida y llevan al intelecto y a las emociones a un nivel mucho más profundo. Son incentivos que procuran satisfacer la necesidad de conocer nuestras raíces, nuestra verdadera historia humana; satisfacer la necesidad de aprender a manejar nuestra vida tomando decisiones más acertadas para producir consecuencias más agradables; satisfacer la necesidad de orientación y guía respecto al futuro. Los estímulos puramente emocionales solo te hacen sentir bien o mal, y duran, por decirlo así, hasta la próxima crisis o hasta cuando la presión te vence. En cambio, el estímulo espiritual trasciende todos los demás estímulos, porque llega tanto a la mente como al corazón con respuestas a las cuestiones más importantes de la vida, y produce un sentimiento perdurable, no temporal. Cantar y bailar no responde la pregunta "¿de dónde vine?" o "¿acaba todo con la muerte?".

Por eso la meditación profunda está vinculada a un ambiente tranquilo y apacible, no al ruido. Cada vez que expones un argumento espiritual, estás tocando fibras sensibles de la más profunda naturaleza humana, causando más que un sublime chisporrotaso espiritual en el auditorio.

Por ejemplo, ningún perro se pregunta si tiene pedigree o si sabe ladrar en público; ningún gato evita salir a la calle por tener las uñas despintadas, ni le preocupa si su cola está despeinada. Los llamados animales inferiores son criaturas sensibles y perfectamente instintivas, pero carecen de espiritualidad, es decir, no les podemos exigir sentido de responsabilidad ni de que saquen conclusiones razonadas. Son inconscientes. Sus acciones y reacciones, o las cosas que pueden aprender, siempre son similares a los de su especie, con limitaciones parecidas. Si aparentemente 'aprenden' algo nuevo, solo se trata de un recurso instintivo. Una gaviota jamás aprenderá por sí misma a maquillar a un oso, ni un oso a tejer una bufanda. Todas las gaviotas vuelan de modo similar a los de su especie (salvo Juan Salvador Gaviota), y todos los pelícanos lo hacen de modo similar a los de su especie, el estilo de una gaviota y un pelícano se mantienen diferentes, sin preocuparles si se parecen el uno al otro; y a pesar de que una tarde el cielo se nuble, a ninguna paloma le preocupará si podrá orientarse en el aire. Simplemente lo sabrá por instinto, se lanzará al vacío y llegará sana y salva a su destino.

No se sabe de animales inferiores que muestren inclinación hacia lo espiritual. Según la teoría de la evolución, de Darwin, existe un gen egoísta que impulsa a todos los seres hacia la supervivencia del más apto. Sin embargo, eso se contradice con la inclinación del ser humano hacia la bondad y la motivación por la ética, es decir, con la tendencia hacia hacer lo que cree que es correcto. Por ejemplo, cierta persona que sufre de epilepsia cae de repente a los rieles del tren en una estación subterránea justo cuando van a pasar dos trenes de ida y vuelta; un padre de familia se da cuenta, de modo que les dice a sus hijos: "¡Quédense aquí y no se muevan!", y se lanza a las vías, coloca rápidamente al hombre entre las dos vías y lo cubre con su cuerpo hasta que pasan los trenes. Luego que pasa el peligro lo aclaman como héroe, pero él rehusa el calificativo diciendo que solo hizo lo que era correcto. Definitivamente contradice la teoría de que entre los seres humanos solo los más aptos sobreviven. La disposición a ayudar a otro aun a costa del propio bienestar, es un rasgo tan distintivo en los seres humanos que hasta se lo ha denominado acto de humanidad.

Por supuesto, no todos los seres humanos se muestran tan sensibles a los dictados de su conciencia que se sientan impulsados a sacrificar la vida por otra persona, pero en términos generales, tendemos a sintonizar con empatía y responder a las necesidades de los demás, ya sea desde el acto simple de decir la hora u orientar a un desconocido cuando nos lo pregunta en la calle, o algo tan dramático como saltar a una vía férrea para salvar a un perrito cuando el tren se acerca. ¿A qué otra cosa puede obedecer sino a un impulso espiritual el que un vecino tome la iniciativa de llamar a la puerta de un desconocido para ofrecerle algo que cree que podría beneficiarle? La inteligencia y empatía de los perros son solo instintivas, no razonadas. Si un perro comienza a ladrar en medio de la noche, quizás otros perros del vecindario comiencen a ladrar. O si un recién nacido comienza a llorar en el pabellón de recién nacidos, tal vez los demás recién nacidos comiencen a llorar por reflejo. Es una empatía instintiva. Pero lanzarse a las vías del tren para rescatar a un desconocido es más que un instinto o impulso emocional.

Según
Francis S. Collins, que estuvo a cargo del Proyecto Genoma Humano (PGH), la teoría de la evolución no tiene la respuesta. El león comería paja como el toro y jamás se le ocurriría morder el cuello de una gacela, ni mucho menos le cedería el paso amablemente a una hiena para que se la coma primero. El cariño, la compasión y la decencia, por citar solo algunas cualidades y virtudes, son características de los seres humanos. Contradicen la teoría de la evolución, que se basa en la supervivencia del más apto o más fuerte.

César Millán,
experto famoso en entrenamiento canino, se desgañita procurando que los amos de mascotas entiendan uno de los más importantes principios en el adiestramiento de perros: "No humanice a su perro". Y explica: 'Cuando vemos nervioso o asustado a nuestro perro, por ejemplo, ante los estruendosos sonidos de unos petardos, solemos consolarlo y darle cariño, lo cual sería correcto para un ser humano. Pero en el caso de un perro es un error, ya que estamos recompensando y promoviendo un comportamiento inestable. La manera adecuada de actuar ante el miedo a los petardos  es quedándonos a su lado, pero ignorando por completo su ansiedad ante el estímulo". Nuevamente, la teoría de la evolución no tiene una explicación para ese fenómeno.

Collins (citado antes) dijo una vez que la motivación altruista, es decir, el que alguien tienda a sacrificarse por otro, hasta por alguien muy ajeno a su grupo social o por quien no tuviera nada en común, contradice frontalmente la idea darwiniana de que exista en nosotros un gen egoísta, uno cuyo único propósito sea perpetuar la especie. Y Owen Gingerich, astrónomo y profesor investigador de la Universidad de Harvard, se preguntaba por qué la observación de los animales inferiores no conducía a una respuesta científica acerca del altruismo entre los humanos. Comentó que tal vez la respuesta se halle en el ámbito espiritual, es decir, en la conciencia [del ser humano].

En la naturaleza animal, una Gacela de Thompson seguramente se quedará parada a la distancia observando cómo una leona atrapa y devora a su cachorro, pero hemos visto cómo algunos seres humanos a veces se sienten impulsados por conciencia, es decir, por una motivación ética, a sacrificarse por otros seres humanos aun a riesgo del bienestar propio. Eso contradice la teoría evolucionista. Una motivación basada en hacer lo que es correcto es innegablemente una motivación espiritual.

Por otro lado, ¿de qué sirve contar mentiras o medias verdades a un niño, como, por ejemplo, decirle que los ratones canjearán sus dientes por monedas; que la cigüeña lo trajo de París; que si rehusa terminar su comida se lo llevará El Cuco; que sus primos son sus primos (cuando en realidad son sus medio hermanos); que San Nicolás o Papá Noel le traerá regalos a fin de año si se porta bien; que Dios 'se llevó' a su abuelita (o a su hermanito menor o a su mamá) porque necesitaba un ángel más en el cielo; o que fue 'la voluntad del Señor' que atropellaran a su mascota, para poner a prueba su fe en el Señor? Eso no es motivar, porque nada se eso responde a ninguna de las preguntas fundamentales que producirían en él una motivación espiritual sostenible y verdadera?

El ser humano solo halla satisfacción en la profundidad de su naturaleza cuando obtiene respuestas sólidas, correctas, fundamentadas en la realidad, no simples teorías, leyendas, mitos, tradiciones, paradigmas o dogmas. Por ejemplo, ¿cómo te motivaría ver un bonito dibujo en la ventana de un automóvil, que diga: "¡Sonríe, Dios te ama!", si te acaban de despedir del trabajo y en el fondo sigues preguntándote por qué hay tanta maldad en el mundo? Probablemente, en vez de hacerte sonreír, exacerbaría tu frustración o te provocaría algo peor.

Por eso, cuando quieras impartir un estímulo espiritual, ten presente evitar confundirlo con un simple estímulo emocional. Entonces, el efecto, en vez de ser superficial y pasajero, será profundo, útil y significativo para tus oyentes.
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Motivación física
©Miguel Ángel Ruiz Orbegoso

En este contexto, y teniendo en cuenta que puede ser constructiva o destructiva, considero motivación física al estímulo que consiste en tocar de alguna manera a las personas, ya sea estrechando las manos, abrazándolas, dándoles palmadas en la espalda, saludándolas con un beso, acariciándolas, bailando muy pegados, dándoles un empujón, pellizcándolas, golpeándolas o agrediéndolas.


Dependiendo de las costumbres y tradiciones locales, desde un punto de vista correcto, aunque pienses que tu intención sea buena, te sugiero nunca tocar a las personas sin su consentimiento, o a menos que exista una razón que lo justifique. Es mejor respetar una distancia. La confianza debe crecer mutuamente y edificarse poco a poco.

Por instinto el ser humano conserva una distancia prudente con otros seres humanos. Si un extraño se acerca mucho a ti, seguramente darás un paso atrás para conservar dicha distancia. Si se trata de tu pareja, seguramente le permitirás un mayor acercamiento a medida que crece la confianza. Los padres abrazan a sus hijos, y los hijos a sus padres, y se sienten bien por ello. En cambio, si un extraño intenta abrazarte, pensarás que es un aprovechado, un loco o que te ha confundido con alguien de su confianza. Tocar a las personas es una motivación muy fuerte.

Desde un punto de vista incorrecto, las personas que juegan de manos sin el consentimiento de otras, o que acostumbran agredir a otros justificando su proceder echándoles la culpa ("¡Tú haces que me enfurezca!") o diciendo que 'están haciendo catarsis', en realidad están pisoteando sus derechos. Seguramente están necesitando urgentemente algún tipo de terapia. La agresión física que adquiere ribetes de abuso, por inocente que parezca, es un claro indicio de que la persona ha perdido el respeto por su víctima.

Por otro lado, tal vez el acto de agresión sea perpetrado contra una puerta, una mesa o una pared (con puñetazos, cabezasos, arrojando cuchillos, platos u otras cosas). La pregunta es: ¿En quién pensaba cuando lo hizo? Aunque haya golpeado la pared, en verdad estaba agrediéndola en su imaginación, lo que significa que en cualquier momento, dependiendo de su capacidad de autodominio, podría cambiar la pared por la persona misma.

De modo que el contacto físico puede resultar en estímulos positivos o negativos. Procura siempre los positivos, manteniendo tu distancia para evitar malentendidos.

Algunos políticos y clérigos, ¡aun Santa Claus!, se toman la atribución de cargar y abrazar a los niños y tomarse fotos con ellos. Otros esperan o hasta exigen que se les bese la mano o hasta se arrodillen ante ellos. Un ritual tradicional que la mayoría apoya y festeja.

Mi consejo es que guardes tus distancias y de ninguna manera te tomes confianzas que nadie te dio. Y si decides tocar a un extraño, por ejemplo, estrechando su mano, deja que sea él quien tome la iniciativa.
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Motivación intelectual
©Miguel Ángel Ruiz Orbegoso

La motivación o el estímulo intelectual enriquece, corrige o elimina los puntos de vista de las personas. Por ejemplo, después de aprender que los números crecían desde el +1 hasta el infinito, seguramente te asombraste cuando te explicaron que también se podía contar y fraccionar hacia atrás, desde el -1 hasta el infinito. O cuando te dijeron que Plutón era el último planeta del Sistema Solar y después te enteraste de que cada cierto ciclo cambiaba de lugar con Neptuno. Hoy en día, se reconocen nuevos descubrimientos y se han profundizado mucho más los conocimientos sobre esos asuntos. A estas cosas llamo estímulos intelectuales, te estimulan a razonar y sacar nuevas conclusiones lógicas.

Algo similar puede decirse de las explicaciones que te ayudan a entender un proverbio difícil. Por ejemplo, los refranes forman parte del sistema educativo universal. Ha habido personas que mejoraron su calidad de vida gracias a la motivación intelectual que les proveyó una sola frase célebre o cita literaria.

Por otro lado, como todo estímulo, la motivación intelectual también puede ser positiva o negativa. Por ejemplo, si lees u oyes material que te ayuda a edificar tus puntos de vista, de modo que te ayuda a mejorar tu relación con los demás, desarrollarás y alcanzarás mejores metas cada día. En cambio, si te habitúas a leer u oír material que denigra a las personas o que de otras maneras destruye los buenos conceptos que tenías de ellas, irás mentalmente en reversa, aunque sea lentamente, hasta despeñarte moralmente. Te saldrá un callo en la conciencia y nada te impresionará, porque habrás ido más allá de todo sentido moral.

Por eso, procura motivar intelectualmente a las personas por medio de considerar con ellas información que las edifique y fortalezca su autoestima. Y si otros procuran inyectarte basura en la vena intelectual, quítate las agujas pronto y escápate tal como lo haría una gacela de un león. Solo así llegarás hasta el infinito.
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Por qué la motivación espiritual es más completa y abarcadora
©Miguel Ángel Ruiz Orbegoso

De todas las clases de motivación, la espiritual es la más completa y abarcadora de todas porque satisface de un modo u otro
todas las necesidades de una persona.

Materialmente

Es más completa materialmente porque le infunde confianza absoluta en que, sin importar cuáles sean las circuntancias por las que atraviese, se sentirá agradecida por la vida, ya sea que posea poco o mucho en sentido material, porque su vida y esperanza no depende de sus posesiones materiales.

Cuentan de cierto rey que sufría de insomnio y observaba a un mendigo que todas las noches dormía plácidamente a la intemperie, bajo un enorme árbol. Un día lo mandó llamar y le preguntó cómo lograba conciliar el sueño. "Yo tengo una gran riqueza, una vasta servidumbre y una cama muy cómoda -dijo-, pero no puedo dormir. En cambio, tú no tienes nada, eres pobre, y duermes muy bien. Dime ¿cómo lo haces?". El hombre respondió: "¡Ah, rey! A veces logro dormir como un rey, y otras veces, mejor que un rey". Al dormirse se sumía en la inconsciencia.


Es más completa intelectualmente porque la impulsa a documentarse, conversar y leer mucho, lo que resulta en un importante intercambio de ideas y pensamientos, proverbios y frases célebres que amplían su perspectiva respecto a todas las cosas. Cuando el sabio dijo: "Solo sé que nada sé", no se refería a que era un ignorante, sino a que reconocía humildemente que la sabiduría era tan inexpugnablemente grande que nadie podía presumir de ser sabio sin caer en la arrogancia, lo cual le hacía sentirse bien consigo mismo y con los demás.


Es más completa físicamente porque se relaciona con los demás para enseñarles a otros lo que sabe, con quienes seguramente intercambiará saludos, apretones de mano y abrazos, todo lo cual la mantiene cerca de la comunidad, imbuida en un sentimiento profundo de aprecio y satisfaciendo las importantes necesidades básicas humanas de cariño y hermandad.


Es más completa emocionalmente porque es imposible hacer todas esas cosas y no sentir el gozo y la satisfacción de saber que se esfuerza en todo momento por hacer lo que es correcto, los resultados de lo cual se convierten en una fuente de motivación. El dicho: "Haz el bien sin mirar a quién" no solo significa  para ella ayudar a los demás sin importar de quiénes se trate, sino realizar responsablemente cualquier trabajo que se le encomiende, porque la ética es su consigna, no la ganancia impropia.

La parafernalia de las festividades, que están cargadas de motivación emocional pudieran confundirse una motivación verdaderamente espiritual y producir efectos que a largo plazo pudiéramos lamentar. La típica motivación que estamos acostumbrados a ver en la televisión o en las películas. Pero tengamos en cuenta que un ritual en sí mismo, por impresionante que parezca, no convierte una motivación puramente emocional en espiritual. En otros artículos hemos destacado dichas diferencias.
Una persona puede motivar o motivarse emocionalmente por un poco de tiempo, pero perder la motivación con la misma facilidad como se motivó inicialmente. Por eso, un peligro de tomar decisiones con base en las emociones es que tienden a cambiar con el tiempo. En cambio, la motivación espiritual es más duradera y abarcadora .Cuando te automovitas o motivas a otros en sentido espiritual estás abarcando más que si solo lo haces en otros sentidos.

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La frustración es un hoyo profundo
©Miguel Ángel Ruiz Orbegoso

El Dr. Maxwell Maltz compara la frustración con un hoyo profundo y con un trampolín al éxito. Con un hoyo profundo en el sentido de que uno puede caer y perder toda esperanza de poder salir. Cuando cae, su primera reacción es como si gritara en silencio: "¿Hay alguien allí afuera que me tienda una cuerda o traiga una escalera!", hasta que se agota y se da cuenta de que nadie lo va a ayudar. Entonces, su segunda reacción es comenzar a pensar en una manera de salir, hasta que realmente halla la manera de salir. Tom Hanks ganó un Oscar en la película "Náufrago", en la que se entiende bien ese punto.

En otras palabras, cuándo los niños que recién han aprendido a caminar tropiezan y caen aparatosamente, mamá o papá vienen pronto en su auxilio con una exclamación de horror y los levantan, consolándolos y hablándoles como si, en realidad, jamás debiera suceder. Los niños, desconcertados, aceptan la ayuda y siguen andando. El día que caen y nadie los levanta, permanecen tirados por un buen rato, llorando y clamando desconsoladamente, sin saber qué hacer. Después se percatan de que tienen la capacidad de alzarse por sí mismos, lo intentan, se yerguen sobre sus pies y siguen andando.

Algunos adultos tienen la mentalidad de esos niños. Cuando todo les sale mal y sienten que las circunstancias los arrojan en el hoyo profundo de la frustración, se dejan arrastrar por la corriente del desaliento durante mucho tiempo, diciendo cosas como: "He presentado mi registro de trabajo en cuanta empresa se me ha ocurrido y nadie me ha llamado", o se enfrascan con los amigos en largas conversaciones sobre el tema: "Nadie me da trabajo", hasta que se dan cuenta de que en realidad nadie las ayudará como ellos esperan. Cuando finalmente sucede que alguien los llama, "la paga es insuficiente", "las condiciones son terribles", "la distancia es muy grande", "los horarios son matadores", "las comisiones son muy bajas", "en cualquier otro sitio consigo algo mejor", "¿acaso he estudiado en la universidad para terminar lavando platos?". Entonces comienzan a sacar conclusiones y a pensar en alguna manera de hacer algo por sí mismas, para salir adelante, ¡y saltan afuera del hueco!

No podemos experimentar ningún proceso de cambio sin que al mismo tiempo asome la frustración. Usualmente, la realidad resulta diferente, mejor o peor, a como la hubimos calculado; y nos desilusionamos y frustramos ante sus elementos desagradables. Pero es la cuota que tenemos que pagar por vivir la realidad. El libro "Go team! (Trabajo en equipo)", de Blanchard, Randolph y Grazier, nos da a entender que la frustración conlleva una fuerza poderosa que puede utilizarse eficazmente si uno la focaliza para acelerar la modificación de cualquier cosa.

Una equivocación, una demora, un exabrupto, aprender una nueva habilidad (como montar bicicleta, cocinar o aprender a hablar en público) puede generar frustración. El citado libro menciona como ejemplo varias fuentes de frustración:

- Las cosas no salieron como pensaste
- Sientes que la manera como se decidió proceder no va a funcionar en absoluto
- Interpretaste mal algunas cosas o ciertas actitudes
- Crees que la orientación o preparación que recibiste no es la más adecuada
- Temes fallar por no estar a la altura de lo que se te exige, de no poder cumplir con la tarea

Y podríamos añadir los temores que tipifica Kerry L. Johnson en su libro "Cómo lograr la excelencia en ventas": Temor a hacer el ridículo, temor al rechazo, temor al fracaso y temor al éxito.

Una clave para contrarrestar la frustración, entender mejor los asuntos, estar en mejor condición de acometer la tarea y lograr la satisfacción que deseas es adquirir, recopilar, analizar y compartir más información relacionada con el problema. Como afirma Grace Murray Hopper: "[...] en muchos casos, la información es más valiosa que la maquinaria que la procesa". La frustración te nubla la visión temporalmente; la satisfacción que obtienes ajustando tus conocimientos, la aclara.

Por eso Maltz comparaba la frustración con un trampolín, porque a pesar del profundo y prolongado malestar que a veces puede causar, hasta sumir a algunos en depresión, muchos acaban sintiendo el aguijonazo necesario para hallar una fórmula personal y honrada de hacer frente a sus circunstancias, ¡y la hallan! Entonces miran atrás, al día en que, gracias a la frustración, aprendieron a triunfar sobre el desaliento y la desesperación.
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Autodominio o desequilibrio
©Miguel Ángel Ruiz Orbegoso

"Lo que se debe buscar es la emoción adecuada".

Aristóteles

Comentando algunos apuntes de Daniel Goleman en su Inteligencia emocional sobre el autodominio, desde tiempos remotos se considera esta virtud como la capacidad de sobrellevar una tormenta emocional sin dejarse arrastrar por la pasión. Según se traduce del griego sofrosine, el autodominio es la capacidad para conducirse con equilibrio y sabiduría templados en medio de toda circunstancia.

Añade que dominar el exceso emocional de ninguna manera significa suprimir toda emoción. En realidad, cada emoción tiene su lugar y momento, "cada sentimiento tiene un valor y significado". La vida sería aburrida sin pasión. La gente se distanciaría. La clave para alcanzar el bienestar emocional consiste en poner en cautiverio las emociones perturbadoras o, por citar a Aristóteles, lograr la emoción adecuada, sentir de manera proporcional a cada situación.

El maestro de venta profesional Tom Hopkins habla de la fascinante fluctuación de la senda del campeón en ventas entre las cumbres del éxito y las profundidades del fracaso. Es decir, hay momentos de decaimiento y momentos de entusiasmo, solo que se requiere equilibrio. Los momentos de felicidad harán que se soslaye u olvide cualquier sentimiento de ira o depresión que una persona haya sufrido.

Es cierto que a veces se tiene que recurrir a una actitud desagradable actuando con firmeza y decisión cuando alguien se muestra reiteradamente irresponsable, solo que la mejor tónica es mantener el estado de ánimo bajo el control del autodominio. Porque de lo contrario, el desequilibrio tomaría las riendas y socavaría nuestra tranquilidad. Bowlby y Winnicot consideran a este esfuerzo por mantener el equilibrio emocional como una herramienta importante para la vida.
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La motivación interior es más productiva y poderosa que la exterior

©Miguel Ángel Ruiz Orbegoso

¿Qué es la motivación?

Solo por decirlo en pocas palabras, la motivación es la causa, motivo o influencia que nos orienta en una dirección y nos mueve a actuar en armonía con ello. 

¿Qué es la motivación interior?

Motivación interior es la causa o motivo que brota dentro de nosotros a partir de los puntos de vista que sembramos, cultivamos y cosechamos en nuestra mente y corazón. Es el motor de puntos de vista que potencia todos nuestros actos. Sin embargo, vale mencionar que aparte de todas las formas de motivación en que podríamos pensar, hay una motivación correcta y una motivación incorrecta. Por eso los resultados finales de la mayoría de nuestras obras tiene como punto de partida una motivación correcta o incorrecta, y para que las consecuencias sean buenas, debemos cultivar una motivación correcta. 

¿Qué es una persona productiva?

Persona productiva es la que obtiene o provee beneficios de lo que hace, dice, piensa o siente. Produce fruto a partir de la motivación que abriga.

Más poderosa que la exterior

La motivación interior es más productiva y poderosa que la exterior porque, en vez de depender del estímulo de otras personas, la persona hace lo que hace por el placer mismo del resultado de su labor. Su obra y terminarla con un alto grado de calidad es su propio incentivo. Aquí es donde se entiende cabalmente el refrán: "Haz el bien sin mirar a quién", es decir, 'lleva a cabo un trabajo de calidad sin importar quién te lo encargue'. La persona automotivada se deleita en rendir un servicio excelente por el placer que le da el buen resultado de su labor.

La motivación exterior, o que proviene de otras personas, de ciertos sucesos y circunstancias, le es importante, porque confirma su utilidad como persona, aunque lo que verdaderamente la motiva es su propia satisfacción, el saber que se ha desempeñado eficazmente. Por eso es casi innecesario supervisarla constantemente, porque trabaja a conciencia y es feliz haciendo lo que hace. Rinde un trabajo de mayor calidad y produce más.

Ahora bien, Tom Hopkins, extraordinario maestro de venta profesional, sucesor del Padre de las Ventas de Estados Unidos, reconoce tras clases de persona: La que aprende a motivarse a sí misma y a rendir al máximo buscando en su interior el incentivo que necesita para tener éxito ("sé que puedo salir adelante"); las que siempre necesitan que otra persona las motive, es decir, que se siente con ellas, revise sus metas y escala de valores y las anime a salir adelante ("la verdad es que no sé qué hubiera sido de mí si no me hubieras ayudado"); y las que no suelen agradecer la motivación que se les ofrece, sino que por el contrario usan toda su energía para oponerse con firmeza al estímulo que alguien quiera darles ("así soy yo, siempre he sido así y no pienso cambiar, y al que no le guste, que se largue de aquí").

Las primeras suelen alcanzar un grado razonable de autosuficiencia emocional; las segundas suelen volverse emocionalmente dependientes; y las teceras suelen seguir metiendo la pata en los mismos huecos vez tras vez... para su propia frustración, amargura y soledad.

Por eso, cualquier sentimiento de temor al fracaso, al éxito, al rechazo, al ridículo, al qué dirán, a la pobreza, a la crítica negativa, a la enfermedad, a la vejez o a la muerte, siempre considéralo pasajero y contrarréstalo con la fuerza de puntos de vista constructivos. El temor de ninguna manera hará presa de ti si cultivas la motivación interior, porque siempre hallarás un incentivo que te permitirá recuperar el tono y equilibrio mental, aun en medio de las circunstancias más difíciles.

Evita castigarte o automutilarte por tus errores. En vez de autorecriminarte y rumiar la culpa o la preocupación por lo inadecuado de tu desempeño, sé optimista en cuanto al futuro, saca una lección de tus errores y tira palante. Después lo harás mejor. Piensa que eres de la clase de persona que tiene la buena disposición de reconstruir aquello que fue demolido, y de hacerlo cuantas veces sea necesario solo por el placer de ver el trabajo bien hecho. Recuerda: Si solo resbalaste tres escalones de una escalera de veinte, no tienes que bajar y empezar a subir nuevamente desde el primero. Comienza desde donde te quedaste y continúa desde allí valiéndote de toda la experiencia acumulada.

Mira las hormigas. Si las desordenas, se confunden un rato, pero pronto se reorganizan y siguen adelante como si nada hubiera pasado. Así también ocurre con la persona que se motiva internamente. No esperes a que otro te motive, ¡motívate interiormente! Sigue adelante pase lo que pase... mientras tu meta sea loable y tenga sentido para ti.
©Miguel Ángel Ruiz Orbegoso

Encausar emociones negativas


Tom Hopkins, maestro de maestros en el arte de la persuasión, declara que algunas personas carecen de la disposición de cambio, porque cuando se las motiva, transforman el estímulo en una fuerza negativa. ¿Cómo puede ocurrir esta ironía? Se debe a que es imposible modificar a alguien que ensalza el dicho: "¡Yo soy así, siempre he sido así y de ninguna manera pienso cambiar!", porque se resiste a hacer modificaciones y mejoras en su personalidad. La verdad fundamental es que solo pueden progresar quienes desean progresar y ser mejores. Además, Hopkins dice que si tratas de forzar una transformación en personas así, se resistirán y producirán una fuerza opuesta a la motivación que quieres darle, y usarán toda sus fuerzas de maneras negativas.

¿Cómo eres tú? ¿De la clase de personas que dicen que nunca van a cambiar, porque siempre han sido así y no piensan cambiar? ¿O de las que aprenden a canalizar sus emociones negativas por causa de objetivos más importantes?

Impulsos vs. Restricción
Diariamente todos somos impulsados o movidos a hacer cosas. Unas personas se dejan llevar por cualquier clase de impulso, otras, se controlan cuando se dan cuenta que podrían sufrir consecuencias perjudiciales. El arte de controlar o restringir los impulsos se llama autodominio, y algunos lo han catalogado como la cumbre del logro humano.
Por eso, recuerda que hay ventajas en restringir, demorar o posponer algunos impulsos, emociones o deseos cuando lo haces teniendo presente tus objetivos. Reconoce que a veces hay mayores satisfacciones tras el autodominio. En otras palabras, la mente controla el corazón al servicio de las metas. Por ejemplo, tal vez te convenga posponer un viaje de vacaciones para terminar un proyecto del cual depende el resto de tu vida.

Por eso, coopera con la buena motivación que otros te ofrezcan y cosecha los excelentes resultados de tu autodominio, sabiendo que los beneficios superarán por mucho cualquier sacrificio.
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La motivación contructiva implica inyectar esperanza y optimismo
©Miguel Ángel Ruiz Orbegoso


¿Qué es la motivación?

En pocas palabras, la motivación es la causa, fuerza o incentivo que nos mueve a actuar y hacer lo que tenemos que hacer.

¿Qué entendemos por 'constructiva'?

Decimos que algo es constructivo cuando es útil, provechoso, beneficioso y edificante. La motivación constructiva levanta y fortalece el ánimo de quien la recibe, aunque superficialmente implique algún dolor pasajero, como en una exhortación o amonestación. Por ejemplo, un padre permitiría que su hijo pase por el sufrimiento y las molestias que le puede ocasionar una intervención quirúrgica difícil con tal de lograr su recuperación.

Esperanza

La esperanza es una certeza y convicción de que puedes y vas a lograr una meta mediante hallar maneras lícitas de alcanzarla. Fortalece tu seguridad de que las cosas van a mejorar. Aun cuando la tarea parezca muy grande, te da fuerzas para resistir ante las pequeñas y grandes derrotas, o a dejarte aplastar por la ansiedad y la depresión. Da lugar al optimismo y desplaza al sentimiento de impotencia ayudando a dividir las metas en sub metas que, poco a poco, sean más manejables.

Optimismo

El optimismo es un estado de ánimo que provee aliento, brío y confianza, una emoción al servicio de tu mejor actuación. Pero depende mucho del concepto que tengas sobre el éxito o el fracaso. Por ejemplo, a unos, el fracaso los desmorona, se sienten culpables, y rumian pensamientos negativos vez tras vez como si hubiesen quedado incapacitados de por vida. Otros, en cambio, lo consideran como una oportunidad para reflexionar y hacer ajustes pertinentes, a fin de evitar repetir los mismos errores en el futuro, emprendiendo con más fuerza sus tareas, aunque tenga que empezar de cero.

Por eso, acepta y reconoce el rechazo con elegancia, sabiendo que solo se trata de una reacción pasajera, fruto de alguien que opina de manera diferente. Lo que importa es volver a la carga y superar el desafío que, a la larga, te hará ser más eficaz. Ejerce autodominio hasta cuando te encuentres en un estado de gran felicidad, impidiendo que se convierta en un simple arrebato de alegría superficial. ¡Y jamás olvides caminar con dignidad aunque tengas en ánimo en el piso!

Cuando cultivas esperanza y optimismo derrotas a la impotencia, la depresión y los sentimientos de inutilidad. Asumes tus fracasos como lecciones y experiencias, y mantienes una actitud de fortaleza y empeño que te lleva de la mano hacia el verdadero éxito. Ves las cosas con mentalidad vendedora, siempre poniendo la vista en un futuro mejor.
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La motivación optimista se opone a la impotencia y a la desesperación

©Miguel Ángel Ruiz Orbegoso

¿Qué es la motivación?

Dicho en pocas palabras, la motivación es la causa o motivo que nos mueve a actuar.

¿Qué es oponerse?

Oponerse es enfrentar, chocar y arremeter contra algo o alguien.

¿Qué es la impotencia?

Impotencia es el sentimiento de sentirse incapaz, de ser insuficiente, de carecer de los medios para enfrentar una situación, la persona se queda tiesa y fría, sin atinar a nada.

¿Qué es la desesperación?

La desesperación es un sentimiento de abatimiento, desmoralización y decepción que sume a la persona en un estado de desconcierto. Parece perder de vista, de repente, muchas de sus verdaderas opciones y probabilidades, y llega a convencerse con el razonamiento equivocado de que carece de medios para enfrentar el problema o situación. Entonces imagina los  retos como olas imposibles de cruzar y, generalmente, se derrumba ante la mínima derrota. La ansiedad la sume en depresión y piensa que ya nada mejorará. Pierde el incentivo que la mueve a acción. Las consecuencias varían según la seriedad del caso. Si solo se trata de un sentimiento pasajero, no debe preocupar. Pero si el asunto se nos está yendo de las manos, ¿no sería mejor buscar ayuda?  Un autoanálisis no servirá de mucho. Tampoco si consultamos con un especialista y no seguimos sus recomendaciones.

En marzo se 2015 se precipitó contra una montaña un avión con 150 personas a bordo. Según los expertos, todas las evidencias apuntaban al hecho de que aparentemente el copiloto lo estrelló a propósito. La investigación arrojó luz y se descubrieron pruebas de que había estado bajo tratamiento psiquiátrico a escondidas de la compañía aérea. Antes de eso, nadie se había percatado de su depresión. Era un hombre alegre, deportista, positivo y confiable. Pasó con éxito las pruebas de la aerolínea. La noticia dio la vuelta al mundo. La lección es que la depresión puede ser leve o grave, y que no debemos subestimarla. Hay que darle atención, sobre todo si notamos que no logramos nada por nuestros propios medios. No sería apropiado resolver el problema estrellando aviones.

Oponerse al enemigo

Si vivieras en una zona de huracanes y anunciaran por la radio que se aproxima uno, ¿qué harías? Seguramente tomarías medidas inmediatas para contrarrestar su ímpetu. Por ejemplo, probablemente recubrirías tus ventanas con placas de madera, guardarías tus cosas en un lugar seguro de la casa y protegerías a tu familia en el sótano o algún lugar que ofreciera la máxima seguridad. Considerarías una insensatez cruzarte de brazos.

Algo similar ocurre con la persona reconoce que vive en un mundo peligroso en el que sus circunstancias personales pueden variar de la misma manera como los vientos que producen un huracán. Entonces se prepara para enfrentar situaciones que de otro modo la dejarían impotente y desesperada. Porque entiende que o se enfrenta al enemigo eficazmente o saldrá perdiendo.

Contrarrestas la impotencia cuando por costumbre analizas tus recursos humanos ante situaciones hipotéticas y reales y tomas conciencia de tu verdadera habilidad para hacerles frente y de las muchas opciones que puedes visualizar para enfrentarlas. Ensayas imaginariamente todo lo que podrías hacer ("¡Qué haría si...?"). Prepararte para contrarrestar la impotencia es una buena idea.

Y contrarrestas la desesperación cuando acumulas todas las razones que puedas hasta creer en tus verdaderas probabilidades de hallar maneras de alcanzar tus metas o modificarlas, por ejemplo, avanzando por etapas más manejables para tener pequeños éxitos que retroalimenten tu convicción, a fin de sacar tu automóvil del fango. Te resistes a dejarte succionar por el agujero negro de la depresión, aunque esta te envuelva en su remolino por algún tiempo, porque quieres salir adelante.

¡Sí! Arremete inteligentemente contra los sentimientos de impotencia y desesperación con una motivación optimista por medio de buscar, hallar y reafirmar causas, puntos de vista e incentivos alcanzables. Luego actúa y acepta el desafío ensayando, hasta donde te sea posible, un comportamiento eficaz.

Cuando un flaco se inscribe en un gimnasio con el fin de desarrollar su musculatura, porque está harto de que le digan "¡¡Oye, flaco!!", sobre todo los extraños, lo hace con la disposición mental de hacer todos los esfuerzos por seguir las instrucciones del entrenador, desde el nada sencillo régimen de ejercicios físicos con pesas hasta la más sofisticada dieta, incluido un estricto horario para cada cosa desde el amanecer hasta el anochecer. ¿Y por qué las órdenes y prohibiciones no le duelen tanto? Porque su resolución y sus actos armonizan con sus más sinceros deseos. No aceptará nada menos que el éxito, es decir, subir de peso y sentirse bien consigo mismo. Y lo mismo diríamos de cualquiera que se siente impotente y desesperado por cualquier cosa. Hace lo que fuera con tal de aliviar su sentimiento de fracaso. No se deja vencer porque lo picó un mosquito.

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Trázate metas alcanzables

©Miguel Ángel Ruiz Orbegoso
Si una persona puede nadar 80 metros en una piscina antes de quedar exhausta, podría engañarse creyendo que lo mismo podría hacer en el mar y pasar por alto otras variables, como el frío intenso y la energía redoblada que requeriría para nadar contra las corrientes marinas. La realidad es que si puede nadar 80 metros de ida y vuelta como máximo en una piscina, no significa que pueda hacer lo mismo en el mar. Por eso los que practican el surf le dedican una buena parte de su vida, porque su vida es el mar, lo que indica que deben convertirse en muy buenos nadadores en aguas marítimas.

Muchas personas sueñan con una vida mejor. No es incorrecto abrigar el deseo de mejorar uno su situación o alcanzar nuevas metas en la vida. Pero ha de estar a su altura. En sentido figurado, debemos tener en cuenta 'las corrientes de la vida' y 'el trato frío de los seres humanos endurecidos que se nos cruzarán en el camino'. Por ejemplo, María soñaba con lo que ella llamaba 'una vida mejor'. Decidió viajar a la ciudad de Puebla para dirigirse desde allí a la localidad de Matamoros y alquilar los servicios de un 'coyote', como se denomina a quienes ayudan a los que quieren cruzar la frontera ilegalmente hacia los Estados Unidos de América. Se le advirtió seriamente que el trayecto implicaría caminar por el Río Grande, una distancia de unos 480 Kms. con solo una botella de agua y un maletín pequeño como único equipaje, con la condición de que se le dejaría abandonada a su suerte si desfallecía o enfermaba. Y así fue. María solo pudo andar la tercera parte del camino, unos 160 Kms. Se agotó y fue dejada atrás. Al poco tiempo entregó su último aliento en el desierto. Su sueño de 'una vida mejor' se evaporó bajo un sofocante calor de 40°C.

Por eso, aunque es importante que te motives y te traces metas interesantes, toma en cuenta con modestia que la realidad a veces puede resultar muy cruel. Evita confundir lo que podría ser una meta loable con un sueño irrealizable. En el caso específico de María, su sueño resultó imposible. A pesar de tener presente tus ideales, jamás pierdas de vista tu verdadera capacidad para alcanzarlos. Ni te menosprecies ni te sobrestimes. Entonces lograrás muchas cosas buenas.

Tu vida es como un edifico que construyes poco a poco, paso a paso, y, dependiendo de los materiales que le pongas, soportará o no los terremotos, incendios, inundaciones o huracanes que le sobrevengan. ¿Te arrepentirías el día de mañana por haber escogido materiales de baja calidad, o de haberle puesto menor cantidad que la requerida por las autoridades? Aun si así hubiese sido, todavía podrías empezar de nuevo si te lo propusieras, si cultivaras la disposición mental apropiada y aceptaras las consecuencias. En los países desarrollados implosionan los edificios que ya no llenan los requisitos, limpian los escombros y levantan unos nuevos. Es cierto que se levanta mucho polvo, pero se puede, y el resultado es extraordinario. Parece increíble que hubiera habido otros edificios en aquellos lugares.

¿Y si descubres que te alejaste demasiado de tus verdaderas metas y que de hecho estrellaste tu vida contra las rocas? Bueno, no pienses que ya terminó tu vida. En realidad, recién comienza, ya que,
en tal caso, lo anterior no fue vida. Ahora que has descubierto que tu edificio está en ruinas, ya no tendrás que implosionarlo, sino solo quitar los escombros. Pero asegúrate esta vez de ponerle buenos materiales, es decir, cultivar puntos de vista apropiados, amigos apropiados y un ambiente apropiado. Nada de lo anterior.  Porque para alcanzar una meta, debes trazarte metas alcanzables.

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