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¿Cómo puedo hacer
para no sentir tensión

cuando hablo en público?

A pesar de mi experiencia de 30 años exponiendo en público, me pongo tenso cada vez que doy un discurso. La famosa cantante Barbra Streisand se pone tensa cada vez que sube al escenario, y el famoso actor Antonio Banderas no teme confesar la inseguridad que siente cuando tiene que salir a actuar.

En Oratorianet.com enseñamos que la tensión es normal cuando un ser humano tiene que enfrentar una situación que implica una gran responsabilidad. Hasta los boxeadores, campeones de tae kwon do, paracaidistas, corredores de autos y de motocross, que figuran entre las personas más recias de la Tierra, también se ponen tensas antes de un campeonato.
Observa detenidamente la foto. ¿Qué ves? Es una cena de fin de nuestro curso de oratoria. Todos están atentos al niño que acaba de subirse a una silla y pedir la palabra para hablar ante cerca de 200 personas reunidas en un importante hotel. ¿Qué pudo mover a un simple niño a lanzarse de esa manera y disparar un discurso de despedida entre tanta gente ¡y a viva voz, sin micrófono! La respuesta es: La fuerte motivación propia que desarrolló durante el curso (nadie le pidió que se pusiera de pie y dirigiera la palabra a todos), el conocimiento de las técnicas dinámicas aprendidas durante el curso (lo que le permitió saber qué hacer con sus cualidades), el deseo de relacionarse con sus nuevos amigos de la promoción (compuesto de varios grupos de estudiantes), y el placer de compartir una idea con los demás.

¿Sintió miedo? No, pero confesó que temblaba de nervios. Y cuando tomó asiento sintió que se había librado de las ataduras que impone el miedo. No tuvo reparos en confesar ante todos lo nervioso que estaba, pero no le importó en lo mínimo. Fue mayor su deseo de hacer lo que tenía que hacer: Pedir la palabra y lanzar un discurso motivador en el último día que vería a sus compañeros del curso de oratoria. 

Han pasado más de 20 años desde que aquel niño experimentó el placer de portarse como un hombre; y si comenzó así hace 20 años, ¿cómo crees que le sirven hoy sus cualidades en el mundo labora y social? Definitivamente fue una gran idea que comenzara desde tan joven a estudiar y cultivar la oratoria, ¿no crees?

Recuerda esto: Los únicos que nunca se ponen tensos son los muertos. No es así con la persona responsable. Por eso a veces sientes tensión. ¡Es normal! No tienes que luchar contra tu naturaleza. Cierta hormona en el cerebro desencadena otras hormonas que tu cuerpo segrega cuando necesita actuar eficazmente. Sentir tensión no es un síntoma de desorden de la personalidad, sino todo lo contrario. Suponer que las personas que dan discursos no se ponen tensas es idealizarlas. Casi todas te dirían que experimentan alguna clase de aprehensión un rato antes de subir a la plataforma de los oradores.

Lógicamente, si quieres ser un neurocirujano necesitarás mucho entrenamiento y un pulso de acero. Pero no se exige tanto a un orador, que tiene muchas oportunidades para improvisar. De modo que, ¡adelante!

 
Ahora bien, unos sienten más tensión que otros, dependiendo de muchos factores personales. Por ejemplo, si un joven que tiene que dar un importante examen universitario, tal vez sienta una tensión insoportable. Pero ¿por qué no siente tensión cuando juega un partido de fútbol con sus amigos? Simplemente entrena y canaliza cualquier tensión en un sentido positivo.

Lamentablemente, algunas personas suponen que tomando un curso de relajamiento ya no sentirán ninguna tensión... ¡nunca! Y tal vez lo consigan. Pero si llegan al un punto de salir a hablar en público sin sentir tensión ni pasión alguna, tampoco inyectarán motivación alguna. Por eso dije "lamentablemente", porque si están tan relajados que pierden absolutamente toda la energía y el entusiasmo que necesitan para parecer seres humanos normales, ¿cómo hablarán persuasivamente? Todo auditorio necesita sentir energía y poder de persuasión, nadie quiere oír a una persona que se vea tan relajada y aburrida que cueste creerle.

Es poco probable que alguien pueda hablar en público eficazmente sin sentir pasión, y si algún día lo logra, tal vez su falta de tensión también acusaría falta de emoción e interés en el auditorio, lo cual no le ayudaría a persuadir a nadie. Sin pasión por el tema, no quedan ganas de hacer nada.

Por eso, en vez de pensar en función de "dejar de sentir tensión", te sugiero pensar en función de "aprender Las 4 Leyes de Técnicas Dinámicas", para que sepas cómo canalizar la tensión de una manera que te haga hablar con persuasión.
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