La oratoria y el espíritu de competencia
©Miguel Ángel Ruiz Orbegoso
Un
tema recurrente que a veces recibo en forma de pregunta, generalmente
de parte de estudiantes, es "¿Cómo ganar un concurso de
oratoria?"; y una pregunta recurrente de parte de maestros es:
"¿Cómo ayudar a un estudiante a participar y/o ganar en
un concurso de oratoria?". Por eso de vez en cuando escribo un nuevo
comentario al respecto.
¿Promueve Oratorianet competencias de oratoria?
Aunque
Oratorianet es un web site que provee pautas específicas para
cultivar la oratoria como arte y como un medio eficaz de
comunicación, no ha sido diseñado para estimular el
espíritu de competencia ni para regalar los oídos a
quienes quisieran hacer de la oratoria un medio para manipular o
dominar al auditorio. Dale Carnegie consideraba que toda
expresión artística era autobiográfica, y de hecho
recomendaba huir del debate como de una serpiente venenosa. La oratoria
como arte no puede menos que compararse con otras expresiones
artísticas, como la pintura y la música.
La oratoria y el arte
En
mi opinión, cada expresión artística es en
sí misma un espejo de ciertas cualidades de su creador, ya se
trate de un dibujo, una canción o un discurso. Su obra nos deja
percibir su carácter, personalidad e inclinaciones.
Además, se convierte en una especie de huella digital o anillo
de sellar que nos revela aspectos específicos de lo que hay en
el interior del artista. En la pintura, por ejemplo, esto puede
revelarse por los colores seleccionados o la suavidad o tosquedad de
los trazos; en la música, por los acordes, la melodía o
el ritmo; y en la oratoria, por el tema, los adjetivos y ademanes, la
intensidad o el tono de voz, por citar solo unos aspectos. Por la misma
razón, cuando seleccionamos voluntariamente una
exposición de pintura, concierto musical o conferencia para
asistir como espectadores, pudiéramos estar reflejando ciertas
tendencias o rasgos de nuestra personalidad que sintonizan o armonizan
con los autores o promotores de la obra.
Para
el artista, el arte es simplemente la 'habilidad que alguien tiene para
hacer algo', una expresión humana desinteresada, con o sin
conocimiento especializado, que ofrece una óptica o punto de
vista personal como interpretación de la realidad
valiéndose de recursos plásticos, sonoros y/o
linguísticos; y para el maestro de una corriente
artística, es la 'habilidad que alguien tiene para hacer algo',
que se basa en principios y normas, ya sea que sea o no una
imitación de la realidad. Hasta la ruptura de las reglas ha
obligado de vez en cuando a los maestros a ampliar la aplicación
de los principios, reconociendo que hasta los trazos espontáneos
de un niño de corta edad pueden producir placer en los
espectadores.
Ya
se trate de un dibujo, una canción o un discurso, la obra del
artista nos deja percibir un reflejo de su carácter,
personalidad y motivación dominante. Además, se convierte
en una especie de huella digital o anillo de sellar que puede revelanos
aspectos específicos de lo que hay en su interior.
¿Hasta qué punto exigir al estudiante?
De
hecho, hay quienes rompen alguna regla de vez en cuando,
intencionalmente, para mostrar que las normas que tuvieron vigencia en
otra época, pueden cambiar. Por ejemplo, tal vez una persona
educada se horrorizaría si oyera decir que "Fulano es un
cristiano light",
es decir, un cristiano nominal, que ha perdido sus
características cristianas esenciales. Pero se
escandalizaría aún más si viera incluida la
palabra "light"
en la última versión del diccionario de la Real Academia,
sobe todo porque tendría que ser flexible y aceptarla como
válida.
¿Estamos autorizados para utilizar libremente la palabra "light"
al expresarnos porque el diccionario ahora la incluye? ¿O es que
su uso generalizado ha autorizado finalmente a la Academia a incluirla
como aceptada? ¿Son los pueblos los que deben hablar como mandan
los académicos, o son los académicos que deben respetar
cómo se expresan los pueblos? Bueno, la Academia ha reconocido
públicamente de vez en cuando que nunca podrá ofrecer al
público una obra terminada. Por eso debemos considerar que el
Diccionario es un instrumento perfecto solo en el sentido de haber
alcanzado su mayor grado de excelencia en su línea al tiempo de
su publicación. Pero no en el sentido pleno de haber alcanzado
el grado máximo en términos generales, porque siempre
seguirá añadiendo palabras. ¿Sobre qué
base? ¿El capricho de los académicos? De ninguna manera.
El
idioma es como los instrumentos de una carpintero. Cuanto mejor conozca
uno cómo funcionan, más provecho les sacará; y
cuanto menos familiarizado esté con su uso, menos calidad
alcanzará su obra. De modo que el propósito de conocer el
idioma es habilitar la mente para dar un mejor uso a la lengua. No fue
diseñado para competir unos con otros y ver quién hablaba
mejor, sino para integrarnos y capacitarnos mejor para poder ofrecer
una contribución más eficaz a la sociedad.
Debemos
aprender a ser más flexibles en este asunto imitando el ejemplo
de la Academia, es decir, reconociendo que un idioma es de suyo
expansivo y que no se perfecciona por instinto, sino porque otros nos
lo han transmitido.
¿Fuente de malestar o bienestar?
Un
concurso de oratoria puede convertirse en una extraordinaria fuente de
depresión para los que concursan, no solo por la probabilidad de
perder la aprobación del público, sino porque
generalmente no se elige a la persona que aplicó mejor los
principios, sino a la que gustó a los jueces o a la
mayoría, como si gustar fuese en sí mismo lo más
importante en la comunicación.
En
mis más de 30 años enseñando oratoria a miles de
personas siempre he transformado a cada alumno, individualmente, en un
ganador frente a su pasado, y les he entregado un diploma a cada uno,
no en comparación con los demás, sino sobre la base de
sus propios méritos. Opino que no me sentiría agradecido
por el don de la enseñanza si alguna vez hubiera exhibido a mis
alumnos ante un auditorio como perdedores frustrados solamente para
satisfacer el ego de uno de ellos y de sus parientes y allegados. La
palabra griega para "promover competencias" es "provocándonos
unos a otros".
Si
un premio tiene el poder de robar el desinterés que
debería caracterizar al artista, y hacer que el 99% de los
participantes, que también se ha esforzado mucho por dar todo de
sí para mostrar su habilidad para hablar, con o sin conocimiento
especializado, para ofrecer su óptica o punto de vista personal
de la realidad valiéndose de un tema, no deseo ser parte de
ello. "¿Y las pautas que provee Oratorianet para los
concursos?", dirá alguien. Sirven para que, en caso de que a
jueces y participantes no les quede otra opción que cumplir,
tengan una visión más objetiva de las diferencias entre
los principios y las reglas, para que los usen con flexibilidad y hagan
un trabajo más consciente, pero como instrumentos
mayéuticos, no marciales.
Por
eso la esencia recurrente de mi respuesta a las preguntas
"¿Cómo ganar un concurso de oratoria?" y
"¿Cómo ayudar a un estudiante a participar y/o ganar en
un concurso de oratoria?" es que, en vez de estimular, un concurso de
oratoria puede convertirse en un medio para generar depresión en
los participantes, porque produce un ramillete de perdedores que no
necesariamente tenían que perder, si hemos de creer que la
oratoria, como cualquier arte, es simplemente la habilidad para hablar
con elocuencia, una expresión humana que expresa un punto de
vista de la realidad mediante el habla y/o la escritura. Y si en
algún momento digo que debes hablar con entusiasmo semejante a
fuego controlado y aplicar, de ser posible, la mayoría de los
principios, es porque si el público no ve entusiasmo ni
habilidad, usualmente tiende a desaprobarte.
"Pero competir es saludable", se dice
Aunque
ciertas personas toman como ejemplo los antiguos Juegos
Olímpicos griegos o los juegos de ajedrez para justificar los
concursos y competencias de oratoria como 'incentivo para el progreso
individual y colectivo', otras no estarían del todo de acuerdo.
Hay algunos factores que conviene repasar. Sin ánimo de
despertar rechazo por los juegos físicos o intelectuales,
¿cuánto sabes acerca de las competencias y concursos y su
influencia en la historia de la humanidad?
Por
ejemplo, la celebración cuatrienal de los juegos
olímpicos tuvo su origen en la intención de aglutinar a
las ciudades-estado que estaban divididas políticamente, y de
base para establecer la cronología de la era griega.
Actualmente, y por lo menos en teoría, los Juegos
Olímpicos deberían reflejar "cooperación
internacional y buena voluntad," según afirmó un
presidente del Comité Olímpico Internacional (IOC). Pero
¿cuándo ha edificado la competencia la amistad entre los
competidores? En realidad, antiguamente los Juegos Olímpicos
eran peligrosos y brutales, y los competidores rogaban para recibir o
la corona [de la victoria], o de la muerte, según
escribió Enoch Powell en su libro Los juegos olímpicos:
Primeros mil años. Una vez cierto corredor de Estados Unidos
dijo: "La pista y el campo hacen divertido el deporte, pero aquí
todos parecen hacer lo posible para que comience a odiar a mi
competidor."
Según
un editorial del Times de Nueva York del 25 de junio de 1969,
"continuamente la competencia está comenzando más
temprano y está aumentando: Para ingresar en las mejores
escuelas, para ingresar en las mejores universidades y para enfrentarse
a las pruebas de una sociedad apremiante e impelente". En otra
ocasión, este mismo órgano comentó: "Varios grupos
internacionales todavía tratan de sanar las cicatrices que
dejó la guerra entre Honduras y El Salvador que comenzó
con un juego de fútbol."
Y
¿qué decir del ajedrez? Aunque es un juego muy
interesante, el famoso campeón mundial de ajedrez Boris Spassky
declaró: "Por naturaleza no tengo impulso combativo... Pero en
el ajedrez uno tiene que ser un luchador, y yo me convertí en
uno por necesidad." Y otro famoso jugador de ajedrez, Stuart Marguiles,
dijo que 'no hay comparación con ningún otro deporte en
lo que se refiere al esfuerzo por destruir la psiquis del oponente". Y
añadió: "Nunca oí a nadie decir que venció
a su oponente. Siempre se trata de 'lo aplasté', 'lo
destruí', 'lo maté' o 'lo asesiné'." Y la revista
Times de Nueva York declaró: "La mayoría de las familias
se las arreglan para confinar al tablero de ajedrez los inevitables
conflictos que surgen en el juego. Pero en algunos hogares, las
tensiones permanecen mucho después del jaque mate."
Horowitz
y Rothenberg, en su libro The Complete Book of Chess, bajo el
subtítulo "El ajedrez es una guerra", dijeron que "las funciones
que se asignan a [las piezas de ajedrez], los términos que se
usan para describir estas funciones, la meta final, la brutalidad
justificada para lograr el objetivo... todo se traduce nada menos que a
guerra."
Y es interesante que por lo general se acepte que la cuna del ajedrez
fue la India de hace muchos siglos, llamado chaturanga, o "Juego del
ejército". Los cuatro elementos del ejército de la India
—carros, elefantes, caballería e infantería—
estaban representados por las piezas que con el paso de los siglos se
denominaron torres, alfiles, caballos y peones. La actriz Sylvia Miles
declaró: "Para ser un jugador de ajedrez profesional, uno tiene
que ser un asesino. Si el espíritu de competencia en las mujeres
norteamericanas alguna vez llega a ser tan fuerte, entonces creo que
tendremos algunas importantes jugadoras."
¿Cómo lograr que el entrenamiento en oratoria sea eficaz?
El
diario Latin America Daily Post dice que ‘el espíritu de
competencia y la conducta orientada hacia el éxito suponen un
factor de alto riesgo en el desarrollo de afecciones
cardíacas’. Y un joven contador confiesa: "Tengo mucho
miedo de cometer un error en la oficina. Trabajo sin descanso, y me
siento frustrado al ver que no se reconoce mi esfuerzo". (Otros tipos de miedo, puedes buscar en http://www.fobias.net).
El
Dr. Arnold Fox aconseja: "Querer ser el primero es una meta loable,
pero no permita que esta idea domine su existencia. Si resulta en que
le vuelva la espalda al amor, la risa, el goce de la vida, o si por su
obsesión de triunfar se olvida de disfrutar de la vida, usted
está generando estrés".
Veamos
cómo la deportista Willye White, atleta de salto largo de
Estados Unidos, desplegó un verdadero espíritu deportivo.
En los campeonatos nacionales que se celebraron en 1965, apeló
ante los oficiales cuando creyó que habían eliminado
injustamente de la competencia a su principal rival, logrando su
reintegración. ¿Le convino? Su rival ganó el
campeonato. Pero más tarde Willye declaró: "Aunque yo
deseaba ganar igual que los demás, ¿qué
mérito hubiera tenido ganar gracias a una injusticia?"
El
que una persona saque lo mejor de sí y se convierta en una
oradora eficaz depende mucho de su motivación, del desarrollo de
su personalidad y del estudio y práctica de los principios y las
técnicas, y del grado que quiera alcanzar. Pero desde un punto
de vista natural, la oratoria es una manifestación
artística que no necesariamente tiene que sujetarse a reglas
caprichosas que otros impongan a un grupo, ni mucho menos convertirse
en un agente productor de estrés o depresión.
En
mi opinión, un maestro que enseña oratoria ha de ayudar
al estudiante a sacar de su interior lo mejor de sí, tal como
haría un maestro de pintura o música, reconociendo que
toda pieza de oratoria es una interpretación única,
cargada como está de la manera que tiene el propio orador de
interpretar la realidad valiéndose de su palabra, una
expresión humana desinteresada, al margen de si tiene o no
conocimiento especializado. El maestro debe evaluar cada
exposición como una autobiografía artística
única, sabiendo que hasta los trazos espontáneos de un
niño de corta edad tienen un elevado valor en sí mismos,
por ser de interpretación propia.
Por
estas razones Oratorianet no ha sido diseñado para estimular el
espíritu de competencia ni para regalar lo oídos a
quienes quisieran seguir poniendo el énfasis en "perder el
miedo", "dejar de sentir nervios" o "dominar al público", lo
cual perpetúa el tabú que Dale Carnegie derribó a
comienzos del siglo pasado. La realidad es que el miedo no es malo, los
nervios son muy útiles y el público no quiere que lo
dominen, sino que lo inspiren. Pero para enfocar el miedo, los nervios
y el control de la situación desde una perspectiva edificante,
conviene conocer los principios y las técnicas que, como
herramientas, pueden hacer que uno saque lo mejor de sí.
Oratorianet
es un web site diseñado como una fuente de bienestar para el
aficionado y el principiante que necesitan que se les expliquen las
cosas sin terminología técnica ni enredada, para
facilitarles el entendimiento de que cualquier persona puede
diseñar un discurso breve y causar una impresión
agradable en sus oyentes, y que no necesita concursar para saber si
resulta mejor o peor que los demás. Provee pautas
específicas para cultivar la oratoria como arte y un medio
eficaz de comunicación, no para competir ni generar
estrés en sus lectores.
Por
tanto, debido a que la oratoria, vista desde un punto de vista
artístico, no puede menos que compararse a otras expresiones de
arte, como la pintura, la escultura o la música, valora tus
discursos en su verdadera dimensión, al margen del tema y de si
es espontáneo o preparado, en vez de exponer solo por competir.
Porque simplemente es una manifestación propia mediante la cual
brindas a los demás una interpretación lo que piensas y
sientes.
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