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¿Cómo va tu trayectoria?
©Miguel Ángel Ruiz Orbegoso

Se ha definido una trayectoria como la línea descrita en el espacio por un cuerpo que se mueve, y, más comúnmente, la que sigue un proyectil. También como el curso que, a lo largo del tiempo, sigue el comportamiento o la manera de ser de un grupo social, de una institución o de una persona. También como la curva descrita en el plano o en el espacio por un punto móvil de acuerdo con una ley determinada. Y también como el derrotero o curso que sigue el cuerpo de un huracán o tormenta giratoria.

Tal como una bala sale disparada por un arma de fuego describiendo una trayectoria o curso en el aire que determina o predice dónde impactará, igualmente el comportamiento de una persona o grupo social describe una tendencia u orientación que puede arrojar luz respecto a los resultados que obtendrá.
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Por ejemplo, si una persona se habitúa a beber alcohol, podría convertirse en alcohólica, la adicción la llevaría a cometer una serie indeterminada de errores, y estos, acarrearle con el tiempo mucha infelicidad. Aunque el alcohol como tal de ninguna manera es responsable, porque solo las personas asumen responsabilidades. El uso que le da, traza una trayectoria que puede determinar su infelicidad, la cual pudiera traducirse en un accidente de tránsito, deterioro de las relaciones humanas, pérdida del empleo o de su patrimonio, abuso de autoridad u otros males terribles. La trayectoria alinea a la persona rumbo a su felicidad o infelicidad dependiendo de lo que decida hacer.

Aunque las trayectorias de las personas pueden ser diferentes en cuanto a tiempo, rapidez u otros detalles que produzcan los resultados, tarde o temprano ocurre un inexorable ajuste de cuentas con la realidad. Las consecuencias se dejan ver claramente como la luz del mediodía. Nadie podrá esconderlas ni disimularlas. A pesar de que tal vez al principio sus efectos sean imperceptibles, como el brote de una planta, después queda claro el tipo de planta que es. Si siembras tomates no esperes que sus frutos se parezcan a cocos.

Lo que en un principio solo parecía ser un acto aislado, con el tiempo se convierte en una tendencia y, finalmente, en una clara alineación hacia el éxito o fracaso. El rumbo queda establecido y se dirige hacia los resultados. Las personas no terminan enfermas, en la cárcel o en la indigencia por causalidad o el destino ciego. La humanidad ha estado experimentando y jugando durante siglos con la contaminación ambiental, las drogas ilegales, las escalas de valores y las teorías filosóficas, hasta el punto de haber puesto en peligro de extinción muchas especies animales, el ecosistema y su mismísima supervivencia. El mundo se ha vuelto tan loco que hasta las personas más justas de la Tierra podrían terminar purgando injustas condenas de por vida.

Con mayor razón, es imposible violar las leyes naturales o morales hasta el punto de fabricar artefactos para la destrucción en masa y, al mismo tiempo, esperar un desarrollo o progreso sostenido de la humanidad. Jugar con los conceptos de lo bueno y lo malo parece haber llegado hasta el límite. Como siempre lo decimos en Oratorianet.com, tarde o temprano, la naturaleza nos pasará la factura. Los agujeros en la capa de ozono en el cielo, el Fenómeno El Niño en el mar, y los desechos nucleares en la tierra, por citar solo algunos, son los resultados de pasar por alto las más elementales advertencias de la naturaleza. También hay, por decirlo así, agujeros, inundaciones y epidemias en el ámbito moral cuyas consecuencias han sido aun más devastadoras.

Cada vez que alguien habla de normas, reglas o escalas de valores, algunos defensores de 'la libertad' ponen el paladar en el cielo y la lengua en la tierra quejándose y diciendo que nadie tiene derecho de fijar normas o leyes en el ámbito moral. La doctrina de hacer lo que a uno le da la gana está cobrando sus víctimas en proporciones cada vez más alarmantes. Mucha gente siente que los anticuerpos de su mentalidad liberal se activan cada vez que oyen la palabra 'debes' o 'deberías', y ese es a su vez un resultado de haber obligado a las personas a guiarse por 'debes' y 'deberías' absurdos y dogmáticos. Siglos de dominación injusta han resultado en que los jóvenes se vayan al extremo de imponer filosofías que ensalzan el dicho: "A mí no me vengas con ninguna regla", lo cual es a su vez también un descuido lamentable.

Hoy estamos a punto de presenciar el impacto de la trayectoria que el proceder de la humanidad ha seguido durante milenios. Las películas Armagedón, Impacto profundo, Titanic, El Día Después de Mañana y otras similares, así como las acciones del movimiento Greenpeace y otras organizaciones que alzan la voz en el desierto, solo son manifestaciones de observadores que perciben que algo malo está a punto de suceder. ¿Es encomiable que casi se haya erradicado la viruela, cuando hay el riesgo potencial de que alguien la suelte por el mundo como arma de guerra con una genética modificada que contrarreste las vacunas existentes, de modo que volvamos a fojas cero en todas las investigaciones? ¿De qué sirvió erradicarla? "El hombre es el símbolo máximo del conflicto y la paradoja" dijeron Peters y Waterman en su libro "En busca de la Excelencia".

"¿Qué podemos hacer?"

"¿Qué podemos hacer?", dicen muchas personas que han logrado darse cuenta de que el cocotero ha crecido hasta el punto de pegarles en la cabeza con una lluvia de cocos.

Lamentablemente, una multitud es incapaz de concentrarse; solo los individuos pueden concentrarse y hallar respuestas. La masa sigue un proceder puramente emocional. Por ejemplo, es más fácil formar una chusma y exacerbar sus pasiones hasta el punto de lograr unanimidad para apederear y saquear una ciudad, que persuadirla a obedecer un conjunto de leyes, normas, métodos, técnicas o reglas cuyo objetivo sea el bienestar futuro de la comunidad. ¿Será porque un saqueo le consigue aquí y ahora muchas cosas que de otro modo le constaría mucho dinero o trabajo conseguir, o porque es incapaz de visualizar su propio beneficio a largo plazo si respeta a su prójimo?

Solo podemos hacer algo a título individual, tal como los pasajeros de un barco solo pueden hacer algo por sí mismos y por los suyos antes de que se hunda. La gente en general, como masa, está en la estratosfera buscando salirse con la suya a pesar de que la trayectoria es para todos evidente. Nadie quiere la viruela, aunque la esparciría con mucho gusto si alguien amenazara sus intereses particulares. El sentido de interdependencia es lo que menos ha logrado entender la humanidad, a pesar de todo el adelanto en las ciencias de la comunicación. ¿Podemos hacer algo individualmente antes de que el barco se hunda completamente en las aguas heladas de la indiferencia colectiva? Sí.

Tal como en toda desgracia suele haber sobreviviente, podemos sobrevivir al impacto final de las consecuencias de los errores del hombre si comenzamos por abrir nuestra mente para despertar del sueño profundo en que nos hemos sumido, contaminados por el temor, el orgullo, la ambición y tradiciones absurdas. Así como la masa siempre ha seguido a la masa, ciertos individuos han sabido percatarse a tiempo del proceder correcto. Se han rendido al hecho de que efectivamente existen normas y leyes físicas, químicas, biológicas, quánticas y morales que rigen la vida. Han despertado al estado sobrio y han aumentado sus probabilidades de ser sobrevivientes. La masa, en su tendencia hacia la autodestrucción, nunca llegará al punto de sacar conclusiones lógicas. Siempre ha votado guiándose por las emociones y ha seguido a la masa, la moda, lo acostumbrado, las tendencias, la trayectoria.

Si quieres tener una oportunidad, tienes que despertar del sueño fantástico de la 'liberación absoluta' y darte cuenta de que existen límites, normas y escalas de valores que han de obedecerse para tener éxito en la vida. Los aviones que aterrizan con éxito han seguido normas de navegación aérea; los barcos que acoderan con éxito han seguido normas de navegación marítima; los astronautas que regresan a la Tierra con éxito han seguido procedimientos de aproximación espacial. Las parejas que tienen éxito han seguido normas que rigen la moralidad y las relaciones humanas; y las personas que alcanzan el verdadero éxito han entendido que existen límites que rigen la vida humana. Han entendido la sencilla enseñanza del cocotero.

Siembra para después

¿Qué clase de árbol has plantado en tu vida? ¿Qué trayectoria sigues? ¿Lo ignoras? ¿Cómo puedes averiguarlo? Así como puedes reconocer cierta clase de fruta por su sabor, y puedes reconocer la trayectoria de un misil observando la estela que deja en el cielo, puedes saber cómo vas si observas el curso de tu vida. Una manera de practicar es observando la estela que dejaron otras personas que hicieron o buscaron lo mismo que tú. Pregúntate: ¿Cómo terminaron su vida? ¿Fueron felices? ¿Estoy imitando o repitiendo el mismo modelo, o uno similar?

¡Hay buenas noticias! Si bien el trayecto de un proyectil es definido, el ser humano de ninguna manera tiene que ser como un proyectil, porque su cerebro es capaz de modificar el rumbo o trayectoria en cualquier punto que se encuentre, y hacer que impacte donde quiera. Si estuviste siguiendo un proceder que te llevaba en dirección a la autodestrucción, puedes presionar los botones apropiados y modificar la trayectoria y, por tanto, los resultados. El secreto está en despertar.

Recuerdo lo que era mi vida antes de 1973, ¡un verdadero desastre! Entonces desperté bruscamente y dije: "¡Basta!". Fue suficiente. Reprogramé mi mente para aceptar solamente ideas, promesas, ejemplos, proyectos, amigos y felicitaciones razonables y adecuadas. Tomé consciencia de la necesidad de readaptar mi manera de pensar, descartando para siempre todo aquello que me sedujera para volverme a adormecer en un proceder irresponsable e inútil, y poco a poco sentí que comenzaba a controlar la trayectoria. Ahora podía dirigir 'mi avión' hacia cualquier aeropuerto que yo quisiera, y no al que la masa determinara para mí.

Sí, es perfectamente posible asumir el control sobre la trayectoria. El primer paso consiste en despertar. El resto es tan sencillo como coger el timón y virar a la derecha o a la izquierda según sea el resultado que uno desee. Una vez que la mente acepta la orden de readaptarse o reprogramarse, todas las piezas comienzan a ordenarse y colocarse automáticamente en el lugar que siempre debieron estar. Cuando canalizas tu mente hacia metas loables, todo comienza a cambiar de forma y color y a rendir dividendos en la forma de una satisfacción profunda y verdadera.

Una trayectoria diferente

El dolor de corazón y la ansiedad son el resultado del temor, la ambición y el orgullo, cualidades que la masa ensalza como vitales para el éxito. La pregunta es: ¿A quién vas a seguir? ¿A la masa? ¿Qué trayectoria ha seguido la masa a través de los milenios? ¿Ha demostrado ella ser confiable? Los siglos han condenado y enterrado muchas de las teorías que antes se irguieron como soluciones y que la masa ensalzó como respuestas a todas las dudas y preguntas. Lamentablemente, muchos nos acostamos sobre almohadas de falsedades que ahora están amenazando nuestra mismísima supervivencia.

El curso seguido por la masa ha demostrado tener un itinerario nefasto que ha tomado un giro o tendencia hacia cada vez más dolor y ansiedad. El suicidio y los intentos de suicidio nunca habían llegado a niveles tan dramáticos. La prostitución de niños, el fraude y el engaño desconciertan a los especialistas en salud mental que antes abogaban por escalas de valores permisivas y desequilibradamente tolerantes. ¿A dónde ha llevado la trayectoria de quienes les hicieron caso? El fracaso de la masa como ente que halle soluciones es evidente, porque ha demostrado ser capaz tanto de eliminar como de diseminar las pestes físicas, mentales y espirituales más atroces, producto de sus temores, ambiciones y caprichos.

La más grande utopía es la de la libertad ilimitada, y la única trayectoria que puede salvar a alguien es aquella que se modifica con base en el reconocimiento de que existen límites que no pueden desafiarse impunemente, que en la naturaleza del universo ya estaban establecidos mucho antes de que apareciera el hombre en la tierra. De modo que ¿cómo va tu trayectoria personal? Si no te detuviste a pensar en ello hasta ahora, te animo a despertar; y si ya lo hiciste, ¡mis más sinceras felicitaciones!
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