ÍNDICE
¿Oratoria para mudos?
Miguel Ángel Ruiz Orbegoso
Se ha
definido la oratoria como la acción de hablar de un modo eficaz
para deleitar, conmover o persuadir. Usualmente se logra aplicando
cierta técnica o pocedimiento. Por eso, muchos dicen que los
mudos no pueden hablar en público, como si un derecho natural
les hubiese sido prohibido, pero esa opinión no tiene asidero
lógico ni natural. Los mudos sí pueden aprender a hablar
en público.
¿Qué es hablar?
Hablar se
define de muchas maneras, como puede notarse en el Diccionario de la
Real Academia Española. Si abrimos sus páginas,
hallaremos que Hablar es articular o proferir palabras para darnos a
entender, o comunicarnos con otros por medio de las palabras (|| 3).
Pero si seguimos leyendo, también descubriermos que podemos
hablar expresándonos de uno u otro modo (|| 6), tratando acerca
de algún asunto por escrito (|| 9), explicándonos o
dándonos a entender por un medio distinto del de la palabra,
como, por ejemplo, lenguaje por señas (|| 14). Por tanto, hablar
es, según el Diccionario, dar a entender algo de cualquier modo
que sea (|| 15).
Ahora bien,
¿significa eso que la oratoria también es para los mudos?
¿Acaso algún mudo ha sobresalido jamás por su arte
de hablar en público? ¿Existen los oradores mudos?
¡Sí! aunque la oratoria es el arte de hablar con
elocuencia, en el sentido de hablar audiblemente, también se
puede hablar con elocuencia de otras maneras, o como lo aclara el
diccionario, de cualquier modo que sea.
Ateniéndonos
a un mejor entendimiento del significado de Habla, puedo afirmar que
hay oradores que, sin ser sordos, han aprendido lenguaje de
señas a fin de exponer ante sordos y sordomudos sin necesidad de
un intérprete, y sordos que exponen en lenguaje de señas
ante auditorios comunes y corrientes con la ayuda de
intérpretes. De modo que la oratoria no es un derecho reservado
solamente para los que pueden hablar audiblemente.
¿Acaso ha habido oradores mudos?
Si no existe
registro de que haya habido alguna vez oradores mudos, sordos,
sordomudos o tartamudos, no fue porque no pudieran expresarse en
público, sino que antiguamente el lenguaje por señas no
era popular, además de que ciertas supersticiones y creencias
religiosas absurdas promovían la marginación de dichas
personas, como si de endemoniados se tratara. De hecho, muchas de estas
personas se sienten tan disminuidas bajo el peso de la absurda
idiosincracia de los demás, basada en el prejuicio, que se
sienten culpables de siquiera intentarlo. Han sido condicionadas,
avergonzadas y condenadas a tomar una posición relegada respecto
a los demás. Felizmente, algunos ya se han liberado y
están hablando en público, diciendo lo que sienten.
Hoy en
día la tecnología ha avanzado mucho, lo cual ha puesto el
lenguaje por señas y otros recursos al alcance de los
audioimpedidos, para que puedan asistir a cursos y conferencias y
desenvolverse con una mejor calidad de vida. Además, la
idiosincracia de la gente ha cedido ante el empuje de toda clase de
discapacitados que, para ser sinceros, no merecen que se les llame
discapacitados. El Muro de Berlín de la discriminación
también ha caído para quienes creían que la
oratoria solo estaba reservada para los que podían articular
palabras con la lengua y se burlaban de que los mudos o sordos no
podían sobresalir por no poder hablar.
Tener habla no lo es todo
De hecho,
irónicamente, uno de los peores defectos de muchos oradores
conocidos y periodistas connotados, alabados por ser comunicadores
sociales, es que sus ademanes son pobres y faltos de vida. Muchos no
pueden expresarse a menos que bloqueen sus manos juntándolas a
cada rato, escondiéndolas en los bolsillos o cogiendo un objeto.
En cambio, los oradores mudos manifiestan una increíble riqueza
en gestos y ademanes que suple con mucho cualquier otra deficiencia de
oratoria. Si los que pueden hablar con la voz menosprecian a los mudos
porque no pueden hablar, podría decirse que los mudos
podrían menospreciar a los que hablan, por ser deficientes en
ademanes. Porque tanto las cualidades de la voz (volumen, velocidad,
tono y pronunciación) como las del cuerpo (ademanes, presencia y
postura) son cualidades esenciales para una oratoria eficaz.
¿Puede un mudo convertirse en orador? ¿Y un ciego?
Entonces,
¿puede un mudo practicar la oratoria y convertirse en un gran
orador? ¡¡Respondo con entusiasmo que por supuesto!!
Pregúntale a José Feliciano si un ciego puede aprender a
tocar guitarra. Quien sea que te haya dicho que los mudos no pueden
hablar en público, no está diciéndote la verdad.
El ser humano no solo puede hablar con la boca, sino hablar del modo
que sea, es decir, por cualquier medio distinto del de la
palabra.
Las 4 Leyes
de Técnicas Dinámicas Para Hablar en Público
están especialmente diseñadas para adaptarse de modo que
sirvan tanto para aprender a exponer como para enseñar a otros a
hacerlo, incluidos los sordos, mudos, ciegos, mancos, cojos,
tartamudos, parapléjicos y toda clase de personas. Solo tienes
que quitar o reemplazar uno o más cualidades de la lista.
Por ejemplo,
si se trata de un mudo, sencillamente quitas las cualidades de la voz y
refuerzas el entrenamiento de los ademanes, la presencia y la postura,
así como el del uso de apoyos visuales, tales como diapositivas,
pizarras y objetos en general. Es todo. Lógicamente, si se trata
de hablar ante un auditorio común y corriente tal vez se
requiera un intérprete. Pero con un uso eficaz de los recursos
mencionados, un mudo podría encargarse solo de su discurso. La
sesión de preguntas y respuestas puede llevarse a cabo por
escrito, con un intérprete o con el uso de una computadora que
proyecte las respuestas del orador en la pared. ¡¡Todo se
puede!! No aceptes el argumento de que un mudo no puede llegar a ser un
gran orador, porque eso no es cierto.
Entonces,
¿también pueden los ciegos llegar a ser oradores?
Respondo preguntando: "¿Es que alguna vez hubo algo que lo
impidiera?". Si un mudo que no puede hablar puede convertirse en
orador, ¿por qué no podría hacerlo un invidente
que tiene sus facultades del habla intactas? ¡¡Con mayor
razón!! En tal caso, solo tendría que poner el
énfasis en los verbos y los adjetivos que usara para describir
cabalmente sus ideas. Lógicamente, tal vez necesite un
entrenamiento más minucioso en lo que respecta a su postura,
presencia y el uso de sus gestos y ademanes, así como de las
cualidades y matices de su voz. Pero las puertas del éxito
también están abiertas para los invidentes.
¿Quién dice que no se puede?
Por
último, ten presente un hecho más importante: En un mundo
en el que las habilidades para la comunicación y la
informática se han convertido en herramientas imprescindibles
del éxito, no saber hablar en público es una verdadera
discapacidad. El que teniendo mucho que comunicar no aprende a hablar
en público, tiene una desventaja más seria que ser mudo,
sordo o ciego.
Nosotros no
hemos hallado ninguna razón lógica que sirva de
impedimiento al dictado del curso de Las 4 Leyes de Técnicas
Dinámicas Para Hablar en Público a mudos e invidentes. Si
tienes alguna pregunta o inquietud al respecto, no dudes en escribirme
mediante el formulario de consulta.
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www.oratorianet.com
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