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Evita las palabras obstáculo
©Miguel Ángel Ruiz Orbegoso

Vivimos en un planeta maravilloso que por todas partes bulle de vida. Nada es igual en todo el universo conocido. La National Geographic y Discovery Channel son solo dos ejemplos de organizaciones que despiertan nuestros sentidos al maravilloso ecosistema que nos rodea, desde las bacterias hasta las ballenas, y nos muestran cómo ciertos ingenieros genéticos ya investigan una probable recuperación de especies extintas.

Solo hace poco, en 2016, se publicó la noticia de que ciertos científicos avistaron lo que denominaron Tierra 2, un planeta que, según afirmaron, tiene un parecido a nuestro planeta.

Sea como sea, la biodiversidad de la Tierra es tan fascinante que sencillamente nos abruma. La NASA y otras organizaciones dedicadas a la investigación del espacio nos muestran un hogar cada vez más ancho y ajeno. Y los incesantes nuevos descubrimientos de partículas subatómicas nos abren la mente a la concepción de un microcosmos insospechado.

Irónicamente, todas las noches los más destacados noticieros del mundo nos muestran cuadros desgarradores. ¡Parece increíble que se trate del mismo planeta! A cada rato surgen nuevos grupos minoritarios para la toma de conciencia, que alzan la voz al unísono en un esfuerzo por detener la autodestrucción física y emocional de la Tierra. Y es paradójico que se diga que las mayorías tienen derecho sobre las grandes decisiones, cuando estas son las que a veces se ciegan a las mismas señales de peligro.

El mundo se ha vuelto cada vez más peligroso y paradójico. Abundan los escépticos respecto a los discursos sobre la paz y seguridad, y ni qué decir de los motivadores. La confianza en la humanidad se está perdiendo a pasos agigantados, al punto que cada vez es más difícil motivar, persuadir y llegar al corazón de la gente. Los instructores tienen que informar, impactar, conmover y entretener en el menor tiempo posible y con la mejor calidad de expresión. Pero pareciera dificultarse la tarea de un modo extraño. ¿Por qué a veces ciertos oyentes reaccionan con sarcasmo, escepticismo y hostilidad?

No podemos controlar la crianza y desarrollo de cada oyente, porque cada quién ha seguido una trayectoria diferente desde su niñez, pero sí podemos controlarnos a nosotros mismos y cesar de provocar situaciones o circunstancias que contribuirían a que otros reaccionaran inadecuadamente.

Por qué ahora es más difícil llegar al auditorio

Un padre experimentado que cría hijos modifica sus métodos al llegar estos a la adolescencia, porque sabe que aunque un niño obedezca para satisfacer sus necesidades elementales (comer, dormir, asearse, recibir aprobación, forjarse una identidad y sentirse amado), un adolescente, en cambio, tiende a seguir a los amigos y a rebelarse imitando a personalidades que los cautivan.

Los adultos de mañana son los niños de hoy, y los adultos de hoy son los niños de ayer. Muchos crecieron en ambientes cargados de órdenes y prohibiciones absurdas que con el tiempo les causaron muchos problemas. ¿Será por eso que algunos líderes maltratan a sus seguidores, y muchos seguidores fomentan los motines?

¿Qué pueden hacer los instructores de hoy?

Si haces una explicación y quieres que te presten atención, te conviene tener en cuenta dicha disposición al rechazo y abandonar la antigua idea de que los auditorios de hoy son tan sumisos como antes. Porque aunque durante los pasados milenios los auditorios hayan sido como niños obedientes, hoy se han convertido en adolescentes rebeldes que solo prestan atención si se les ofrece incentivos de peso y se les habla en tono adecuado. Si les faltas el respeto o les hablas de manera brusca o aburrida, con meras órdenes y prohibiciones, es probable que huyan mentalmente, a pesar de que parezca que están prestándote atención. En términos generales, en el siglo 20 muchos adultos desconsiderados dieron suficiente mal ejemplo a los niños como para que estos crezcan y entren al siglo 21 resistiéndose y desquitándose, optando por apoyarse en su propio entendimiento, aunque estuvieran equivocados.

Por eso, aunque un toque emotivo es necesario al exponer en público, para hacerlo eficazmente es prudente apelar al sentido de nobleza y al razonamiento simple, enfocando la atención en evidencias contundentes. Los oradores que solo pintan de color de rosa sus argumentos con frases poéticas o demagógicas, en vez de hablar coherentemente, con sentido, pisan en terreno resbaloso. Hoy en día los auditorios son más exigentes y suspicaces que antes. Exigen razones que les permitan sopesar los asuntos. Hasta los clientes de hoy exigen que los vendedores sean más persuasivos que antes. "Lo voy a pensar" es una respuesta que antes no se oía tan a menudo y con tanta seguridad; y si el maestro dice: “¿Alguna pregunta?”, no falta quien diga: ¿Puedo ir al baño?”, solo para provocar risa y proclamar su dominación sobre la situación.

Si alguien te pide permiso, es porque reconoce que tienes el control. Para no chocar, en vez de decir: “No”, podrías decir: “Bueno… Cuando termine la explicación". Equivale a “no”, pero es más tolerable. Has negociado y ganado. Eso te permitiría controlar un poco más la situación impidiendo un estallido de risa y recuperando el control. Solo asegúrate de no olvidarte de decirle: “Ahora puedes ir al baño”, cuando termines la explicación.

Pero ¿qué hay si te dice: “No puedo esperar”? Tal vez podrías decirle: “¿No puedes controlarte?”. Tal vez le resulte difícil aceptar el hecho de no tener control sobre su propia persona y concuerde en esperar un poco. En todo caso, procuras que tu comunicación con esa persona, y con los demás, no se rompa, que no llegue a ser un motivo de conflicto. Además, les muestras a todos que tienes una personalidad estable y que no dependes de la aprobación de tus oyentes.

Es cierto que en algunos casos puede ser imposible evitar un conflicto, porque hay expertos en crear conflicto, que siempre logran su objetivo de dividir al grupo y generar zozobra

Cómo quitar el obstáculo

Haz una prueba, vuelve al comienzo de este artículo, léelo acuciosamente hasta antes del subtítulo Quita el obstáculo y haz una lista de cuántas veces aparecen y se repiten las siguientes palabras o frases: Debe, deberes, deber, deben, debes, deberían, deberías, debo, debemos, tengo que, tenemos que, tienen que, tiene que, tienes que, correcto, incorrecto, bueno, malo, obligación, obligados, sin embargo, pero, no, no obstante, nunca, siempre, jamás, todo, todos, imposible, prohibido. O mejor, te ahorro el esfuerzo: Quizás no encuentres ninguna, porque procuré no usarlas. Analiza bien el contenido de arriba y no hallarás muchas de esas palabras.

Lo que quiero decir es que, si bien es cierto que puedes usarlas discretamente, en la mayoría de los casos te sugiero usar expresiones menos directas, para que tu palabra fluya mejor hacia el corazón de tus oyentes. ¿Por qué? Porque tal como un niño aprende a ponerse a la defensiva después de haber recibido demasiadas recriminaciones durante su corta existencia (sin contar lo que ve en la televisión), los adultos reaccionan con susceptibilidad a palabras, expresiones, gestos, ademanes y actitudes que simbolizan o les recuerden la exagerada represión de que fueron objeto durante la niñez. Esa es una de las razones por las que probablemente muchos vendedores se ponen a la defensiva ante los sermones de motivadores vacíos.

Si un gerente o supervisor imparte una prédica cargada de "tienen que", "deberían" "no deberían" "les advierto" y "sípero", los vendedores se desmotivan, aunque la advertencia o admonición tenga como fin protegerlos. Puede sonarles irritante si les parece injusto o inadecuado. Tal vez por eso Benavente decía que no creía en la eficacia de los sermones, porque eran como avisos en las curvas peligrosas, es decir, 'inútiles para los que conducen con cordura, y más inútiles para los que van decididos a estrellarse'. ¿Verdad que cada vez es más común enterarnos del aumento alarmante de niños que viven en las calles porque huyen de hogares exageradamente restrictivos, dominantes, abusivos, violentos, autoritarios, crueles, implacables, vengativos o coercitivos?

Aunque aceptamos que los padres a veces restrinjan a sus hijos menores, disciplinándolos amorosamente y ayudándolos a formarse una escala de valores segura, porque, de hecho, es su responsabilidad enseñarles a vivir, muchos los desorientan con órdenes o privaciones caprichosas e injustas. El día que se dan cuenta de que fueron esclavizados a temores y prejuicios, muchos se 'liberan' volviéndose ateos impenetrables que se resisten ante el argumento más sensato.

Los jóvenes de antes buscaban la aprobación de la mayoría porque esta tomaba las grandes decisiones y controlaba sus vidas. Hoy, por lo contrario, parecen buscar su desaprobación; la ironía de un clamor por atención, aunque están poco dispuestos a recibirla cuando se les ofrece. En su libro En busca de la Excelencia, Peters y Waterman escribieron: "El hombre es el símbolo máximo del conflicto y la paradoja".

En un hogar, oficina o aula de clases donde uno o más de sus miembros usan indiscriminadamente las palabras "debes", "deberías", "debemos", "tienes que", "pero", "no", "nunca", "siempre", "culpa", "jamás", y otras que comunican conceptos tajantes, se genera tensión en la comunicación y las relaciones humanas.

Usa equivalentes más tolerables

Por eso, usa palabras y frases que suavicen el impacto como recurso para fluir a la mente del auditorio con más facilidad. Por ejemplo:

En vez de decir Di algo así como
Debes usar   
Tienes que     
Comprendo, pero...
Comprendo, sin embargo...
Comprendo, no obstante...
Me parece correcto
Me parece incorrecto   
Hacerlo es mi obligación
Estamos obligados a hacerlo
No (si puedes ser flexible)
Nunca, jamás
Siempre
Es imposible que eso suceda
Cambiar de actitud
Cuando tengan que...
Conviene usar
Te sugiero que
Aunque comprendo, conviene hacerlo así...
A pesar de que comprendo, conviene...
Comprendo, solo que te sugiero hacerlo así...
Me parece conveniente o prudente
Me parece poco recomendable
Hacerlo es mi responsabilidad
Nos hemos comprometido a hacerlo
Hay otras opciones (momentos, formas, métodos)
Rara vez, poco común, tal vez nunca
Generalmente, usualmente, a menudo
Tiene pocas probabilidades
Modificar un poco la actitud
Cuando se trate de...

¿Te diste cuenta? Las frases obstáculos son aquellas con las que el maestro origina un conflicto, produciendo una reacción desagradable en la otra persona, ya sea dominando tercamente o pisoteando su amor propio. Para que fluya la enseñanza es conveniente evitar que el oyente susceptible se ponga a la defensiva por el uso indiscriminado de expresiones tajantes. Procura ver la diferencia del impacto emocional entre las siguientes instrucciones:

Inadecuado: Deben usar el tema que les indiqué, y deben traérmelo mañana. Comprendo que no es fácil, pero tienen que cumplir. Sin embargo, me parece correcto que intercambien ideas unos con otros. Tengan presente que es nuestra obligación quedar bien con la escuela. Nunca se pongan nerviosos. Es imposible que algo salga mal. Y cuando tengan que exponer, piensen que si cambian de actitud, les irá mejor.

Adecuado: Les conviene usar el tema que les sugerí, porque es para mañana. Aunque comprendo que no es fácil, sé que podrán cumplir. Sería prudente que intercambien ideas unos con otros. Recuerden que es nuestra responsabilidad quedar bien con la escuela. Si se ponen nerviosos, piensen que todo va a salir bien. Y cuando salgan a exponer, modifiquen un poquito su actitud y les irá mejor.

¿Verdad que la segunda opción suena más tolerable? Por eso, te sugiero depurar cuidadosamente algunas de tus frases, sobre todo si tienes que, perdón, si se trata de comunicar un mensaje chocante. La combinación de razonamientos sencillos y evidencias contundentes con frases que fluyan mejor impulsarán tus explicaciones con una motivación más profunda y aceptable. Te será más fácil persuadir.

No quiero decir que no puedas decir “no”. A veces no hay alternativa. Pero úsalo cuando realmente no tengas otra alternativa. Si hablas de manera descuidada, colocando obstáculos a tu comunicación, multiplicarás tus problemas innecesariamente. Una de tus responsabilidades más importantes implica evitar los obstáculos que impiden la fluidez de la comunicación.

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