ÍNDICE
Por qué mantener una línea de comportamiento eficaz
©Miguel Ángel Ruiz Orbegoso
Un
laberinto. Nada ilustra mejor el derrotero equivocado que siguen
algunas personas durante su vida. En vez de seguir una línea de
comportamiento eficaz (verde), experimentan toda clase de
confusión y sufrimiento sin poder visualizar una salida (rojo).
En tales circuntancias, es natural que pierdan de vista el incentivo
adecuado y se estanquen o depriman. Para ellas, cualquier perseverancia
deja de tener sentido, porque solo les sirve para continuar dando
vueltas. Pronto el agotamiento se convierte en la norma, y el
estrés, en un efecto constante. Sin duda, ha de verse muy
complicada la vida desde esa perspectiva.
Cómo salir, o mejor, cómo evitar entrar a un laberinto
Una de las
cualidades más valiosas que puede desarrollar toda persona es el
discernimiento, el arte de atar cabos y llegar a conclusiones
adecuadas, equilibradas, justas, productivas, significativas,
satisfactorias y perdurables.
¿Qué
relación veo entre este asunto y aquél?
¿Adónde me conducirá tal o cual decisión?
¿Qué efectos podría tener a largo plazo, aunque a
corto plazo pueda parecer la mejor decisión? ¿Sobre
qué estoy basando mi decisión? ¿Sobre mis gustos y
deseos, o sobre los gustos y deseos de otras personas, o sobre
principios establecidos en una escala de valores de probada eficacia?
¿Cómo puedo conocer mi futuro? ¿Es eso posible? En
cierto modo, sí. Usando discernimiento.
Por qué algunos edificios de desmoronan
Las fuerzas
de la naturaleza tienen tanto poder que el hombre solamente puede
reforzar las medidas de seguridad hasta cierto punto. Por ejemplo, tal
vez los arquitectos establezcan que las columnas de cierto edificio
deberían poder soportar un peso de una tonelada por
centímetro cuadrado, o que los márgenes de seguridad
tolerarían un sismo de 6 ó 7 grados, pero no uno de 9
ó más. Incluso podrían recomendar que no se
construyera en cierta zona porque debajo hay una enorme y peligrosa
placa tectónica, o cerca de un volcán que ya ha amenazado
con erupcionar en cualquier momento.
Si se pasaran
por alto recomendaciones de seguridad tan específicas, las
personas se expondrían al peligro y pudieran sufrir daño.
Y no es que los arquitectos sean profetas ni adivinos. Basan sus
márgenes y recomendaciones en leyes físicas y de
promedios. Además, sus conocimientos y experiencias son
superiores a los que la gente común, porque han estudiado y
aprendido todo lo que se necesita saber para construir edificios. En
mayo de 2006, en Japón, se descubrió que muchos edificios
habían sido construidos violando ciertas normas de seguridad. Un
individuo fue encarcelado por haber sido responsable de gran
sufrimiento y destrucción.
Algo parecido
se puede decir respecto a todo campo de desempeño. Los bomberos
ofrecen recomendaciones específicas; los médicos ofrecen
recomendaciones específicas; los oceanógrafos, los
meteorólogos, los montañistas, los rescatistas, los
buzos, los policías, los empresarios, los ingenieros. Por
ejemplo, si uno se acostubra a oír música a un volumen
ensordecedor, pudiera perder el oído y no volver a oír
música nunca más; y el hecho de que ciertos
músicos no se hayan vuelto sordos, no significa que uno no pueda
perder el oído. La sordera en sí sería una prueba
de la veracidad de la recomendación de tener cuidado con los
decibeles.
Reza el
dicho: "El consuelo del tonto es dar consejos". Quiere decir que las
personas que ofrecen consejos basados en su experiencia suelen haber
pasado por un terrible sufrimiento antes de reconocer la necesidad de
tener precaución, pero suelen sufrir adicionalmente cuando ven
que no logran convencer a otros para que no pasen por el mismo dolor.
Fumadores que agonizan de cáncer y borrachos que agonizan de
cirrosis al hígado, por mencionar solo algunos, se cuentan entre
estos.
El punto de no retorno
El punto de
no retorno es el límite de seguridad que uno rebasa sin
posibilidades de volver. Podemos ilustrarlo con un río que se
aproxima a una catarata. Cuanto más cerca está del borde,
tanto más fuerte es la corriente, hasta que se convierte en una
aspiradora que nadie puede detener o controlar.
¿Cómo
evitar el punto de no retorno? Lo mejor es nunca aproximarse a
él, porque una vez llegado a tal punto, no solo no puede hacerse
nada, sino que uno no se da cuenta. El cambio de corriente peligrosa
suele detectarse solamente cuando ya se están dentro del punto
de no retorno. Por eso, lo mejor es no aproximarse a él.
Pero las
cataratas no se ven desde el nivel del río. Uno no puede
distinguir entre un cambio leve o profundo de la corriente. Es cierto.
Hay cataratas que pueden detectarse, pero otras no. En estos casos, lo
mejor es contar con un mapa o con la guía de un poblador de la
zona y seguir sus recomendaciones. Sería tonto pasar por alto
sus advertencias.
En cierta
ocasión, una joven pidió montar un bonito caballo en un
centro de esparcimiento. El hombre que tenía sujeto al animal le
dijo que no podía cederla las riendas, que solo podía
pasearla a paso lento. Pero ella insistió en que sabía
montar, y que lo había hecho desde niña. El hombre
insistió que sus órdenes eran no soltar al caballo; pero
nuevamente ella se impuso, le quitó las riendas y
acicateó al animal. Lo que el hombre olvidó decirle es
que eran riendas que no tenían freno. El caballo se
asustó y se disparó a toda velocidad hacia una zona
boscosa. Ahora la joven pensó rápidamente, porque no pudo
controlar al animal, y pefirió dejarse caer que continuar hacia
los bosques, donde una rama baja podría golpearla. La
decisión fue sabia, pero no había practicado a caer del
caballo. Quedó tendida en el piso y tuvo que ser conducida de
emergencia a un hospital.
El que uno
tenga experiencia y conocimientos en una materia no es
justificación para pasar por alto las recomendaciones de los
prácticos. Es mejor sopesar el consejo y pensarlo dos veces
antes de proceder contra las instrucciones o los arreglos claramente
establecidos. "Yo sé más que tú", o "tú
eres demasiado estricto" son excusas estúpidas cuando alguien
bajo autoridad nos da una indicación. Aunque no nos
perjudiquemos directamente, podríamos ocasionar daños
colaterales.
Cuando no tenemos autoridad para tomar ciertas decisiones
A veces se
trata de que no tenemos autoridad para tomar ciertas decisiones. Por
ejemplo, al caer la tarde, ciertos niños se quedaron jugando en
la piscina; sus madres ingresaron al salón del club
dándoles la recomendación: "Cinco minutos más y
salen del agua".
Las mujeres
se envolvieron en la conversación hasta que alguien gritó
que había niños flotando en la piscina. Los sacaron
inmediatamente, pero fue muy tarde. Uno de ellos no sabía nadar,
pero el otro sí. ¿Por qué también se
ahogó? Había tomado clases de natación y nunca
había tenido problemas en la parte profunda. Entonces
reflexionaron. Ellas los dejaron jugando en la parte menos profunda.
Pero el niño que sabía nadar era muy travieso.
Probablemente empujó al otro niño a la parte profunda, y
al ver que no podía salir, se sintió confiado en que
podía sacarlo, y no pudo.
Es cierto que
los niños deben aprender a tomar sus propias decisiones para dar
firmeza a su personalidad, pero también debe
enseñárseles a recurrir a los adultos en ciertos casos.
Se les debe enseñar que las decisiones implican
responsabilidades, y que hay decisiones y responsabilidades que no
tienen derecho de tomar o asumir. Pero los adultos a veces suelen
comportarse como aquel niño, que, confiado en sus propias
habilidades, creee que puede encargarse de los asuntos sin pedir ayuda
ni apoyarse en otras personas.
Quieren tomar
las riendas de su vida y obrar como les dé la gana sin tener en
cuenta la consecuencias que sus decisiones tendrán a largo
plazo, ni tener en cuenta los problemas y sufrimientos en que otros
pudieran incurrir por la inadecuada decisión. Rebasan las
advertencias, rebasan las recomendaciones del guía local,
rebasan los niveles de toleracia y rebasan el punto de no retorno. Se
apoyan enteramente en su propio punto de vista, en su propio
entendimiento, en su propia experiencia, pero no toman en cuenta el
punto de vista de personas que tienen más experiencia, no toman
en cuenta el entendimiento superior de quienes ya pasaron por
circunstancias parecidas.
Es
fácil entrar en un laberinto, pero no es fácil salir.
Pudiera parecer aburrido optar por seguir una línea constante y
recta (verde), o pensar que sería más interesante
desviarse por un camino diferente, exclusivo, innovador y personalizado
(rojo). Pero una vez dentro, tal vez no pase mucho tiempo hasta que
comience a arrastrarle un río de problemas y sentir que la
corriente es más fuerte que su capacidad de resistencia. Hallar
las fuerzas para volver o encontrar el camino de regreso entonces se
convierte en un asunto de casualidad.
Por eso, en
vez de aventurarte por un camino de decisiones personales imprudentes,
que finalmente pudieran llevarte a un destino de incertidumbre y dolor,
sobre todo si personas de confianza y experiencia te han dado
advertencias serias al respecto, o si la ley de promedios, las leyes
físicas u otras indican que tu decisión es imprudente, es
mejor que uses discerniemiento, es decir, que te tomes tiempo para atar
cabos, y pienses antes de actuar. Tus consecuencias no tienen por
qué ser tristes, si prestas atención, aceptas el consejo
y tomas la decisión prudente de seguir en una línea de
comportamiento eficaz. Aunque parezca un poco más aburrida, a la
larga te dará muchas satisfacciones.
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