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¿Cambiar o modificar?
©Miguel Ángel Ruiz Orbegoso
Cambiar
es dejar una cosa o situación por otra; y modificar significa
cambiar uno o más de sus componentes. Por ejemplo, cambiamos un
automóvil por una moto, pero modificamos el color del
automóvil o la decoración interior.
Las mayoría suele rechazar los cambios
Las
personas prefieren permanecer en la zona segura de sus creencias,
tradiciones y costumbres. No suelen dar la bienvenida a los cambios por
implicar sacrificios que no están dispuestos a hacer o riesgos
que no están dispuestos a correr. Por eso, decirle a alguien
"¡Tienes que cambiar!" despierta su renuencia, no su
cooperación.
Por
ejemplo, un padre promete a su hijo un premio si saca buenas
calificaciones en sus estudios, y el hijo espera que su padre cumpla su
promesa. Cuando el hijo saca buenas calificaciones y el padre cumple su
promesa, la relación se fortalece porque su confianza no ha sido
defraudada. Pero cuando las promesas no se cumplen, ocurre lo
contrario, la confianza se desvance y las personas se vuelven
renuentes. En ese caso, cambiar o no cambiar depende de creer o no
creer.
Sin
embargo, muchos están dispuestos a ceder y hacer pequeños
ajustes aquí y allá en la medida en que las advertencias
o promesas se cumplen, o en la medida en que sus conocimientos se
profundizan. Por ejemplo, hubo un tiempo en que nadie creía en
los gérmenes y bacterias porque no los veía y, por tanto,
la higiene no era tan escrupulosa. Pero ¿acaso hoy los ve?
¿Podría una persona de término medio describir la
diferencia entre una bacteria y un germen? No. Entonces, ¿por
qué hoy en día la higiene suele ser más
escrupulosa? Porque poco a poco los conocimientos de los
científicos han aumentado, y aunque la gente no ve las
bacterias, cree en los científicos y en las consecuencias.
Si quieres grandes cambios, comienza con pequeños ajustes
Una
mariposa es el resultado de la metamorfosis, y una metamorfosis es la
suma de muchos pequeños ajustes dentro del capullo hasta que el
horrible gusano termina convertido en una bella mariposa. El cambio es
radical. También las ranas son el resultado de la metamorfosis
de los renacuajos. El Diccionario de la Real Academia define la
metamorfosis como el "cambio que ciertos animales experimentan durante
su desarrolllo, y que se manifiesta no solo en la variación de
forma, sino también en las funciones y en el género de
vida".
¿Por
qué a veces es mejor ejercer paciencia y aprender a esperar un
poco? Porque un pequeño ajuste no implica un riesgo o sacrificio
muy grande y, por tanto, aunque los cambios finalmente produzcan una
transformación radical, las personas están menos
renuentes a realizar pequeñas modificaciones.
Los
seres humanos no podemos experimentar una metamorfosis física
como las mariposas. Tampoco nos referimos a una metamorfosis
sobrenatural. A lo mucho, podemos visitar a un cirujano plástico
y pedirle que haga algunos ajustes aquí y allá. Pero
sí podemos experimentar una metamorfosis figurada interna, es
decir, en sentido intelectual, emocional y/o espiritual. Porque aunque
no podemos cambiar nuestros sistemas esquelético, nervioso,
muscular, glandular, circulatorio o respiratorio, sí podemos
corregir o corregir nuestros puntos de vista, y por ende, nuestra
mentalidad, carácter y personalidad.
¿Cómo lograrlo?
Como
dijimos antes, la gente se resiste a los cambios, pero no a las
modificaciones. Un punto de vista equivocado puede arraigarse durante
toda la vida o ser modificado añadiendo conocimientos nuevos.
Hubo un tiempo en que los científicos creían que el
universo no tuvo comienzo ni límites, pero ahora dicen que
sí tuvo comienzo, y por tanto, tiene límites. Nuevos
descubrimientos han demostrado que eluniverso crece y se expande
constantemente, lo cual indica que antes fue más pequeño;
y si antes fue más pequeño, tuvo que tener un comienzo.
Una deducción simple con la que antes no se contaba.
Lo
mismo puede suceder con todos nuestros puntos de vista y enfoques.
Nuestra mente es expansiva. Al añadir nueva información
perfeccionamos la que ya teníamos. De hecho, uno de los objetivo
de los psicólogos y psiquiatras es ayudar a sus pacientes a
reconocer la diferencia entre lo que es real y lo que solo está
en su mente. ¡Y a veces, hasta los mismos psicólogos y
psiquiatras necesitan ayuda para no perder el equilibrio!
Todos
queremos mejorar y progresar, pero nos resistimos porque sentimos
amenazadas nuestras creencias, costumbres y tradiciones, que son la
base y la frontera de nuestra zona de seguridad. Somos lo que somos
debido a dichas creencias y valores. Si alguien nos propone cambiarlas,
sentimos la responsabilidad de defenderlas a capa y espada, a pesar de
que finalmente concordemos con que estábamos crasamente
equivocados. Si alguien nos dice "¡Tienes que cambiar!", sentimos
que está amenazándonos y, por tanto, nos asusta. De
hecho, nos está pidiendo que modifiquemos por completo nuestra
personalidad y carácter.
Por
ejemplo, cierta persona se quejaba de que uno de sus amigos era
excesivamente radical, inflexible y parametrado con sus creencias. Sin
embargo, ella misma decía: "No soporto a las personas que huelen
mal", y en eso no había nadie que la hiciera cambiar de parecer.
Era gracioso ver que, por un lado, se quejaba de la inflexibilidad de
su amigo, y por otro, ella misma tenía un código
inflexible. Para ella, sus propios parámetros eran
válidos, pero no aceptaba la validez de los parámetros de
su amigo, sin importar cuáles fueran sus creencias. Era
semejante a la persona que está masticando un bocado y le dice a
otra: "No hables con la boca llena". ¡Ironías del ser
humano! (Dicho sea de paso, ella tenía muy mal aliento.)
Por
eso, si quieres que alguien cambie, no lo lograrás simplemente
pidiéndole que cambie. Eso asusta. Pero, si le provees
pequeñas piezas de información y le concedes tiempo para
armar su rompecabezas, estará dispuesto a realizar
pequeños ajustes aquí y allá hasta completar una
metamorfosis completa.
No le quites el piso, provéele un fundamento
Si
presentas el cambio como única opción, será como
si encendieras un reflector ante alguien que estuvo mucho tiempo en la
oscuridad. Su reacción natural será huir y esconderse de
ti. Lo apropiado es mostrarle la luz paulatinamente, es decir,
proponiéndole argumentos verdaderos, promesas sinceras,
advertencias firmes y testimonios confiables que la recubran de un
sentimiento de confianza, formando un fundamento sobre el cual apoyar
el cambio.
Pero
la base tiene que ser sólida como una roca, porque si no se
ajusta a los hechos, si no se ajusta a la realidad, si no se ajusta a
los que ven sus ojos y oyen sus oídos, tarde o temprano la
persona se desmoronará, se sentirá sin piso,
endurecerá su corazón y se volverá más
renuente.
Para
que una idea arraigue y sirva de base para cualquier cambio o
transformación, tienes que sustentarla sólidamente y
pedir pequeños ajustes aquí y allá hasta que la
persona vea o experimente por sí misma el cumplimiento de tus
promesas y/o de las consecuencias.
Por
eso, recuerda: La gente no está dispuesta a cambiar, pero
sí a darte una oportunidad... si solo le pides que haga
pequeñas modificaciones aquí y allá y le concedes
tiempo. Pero provéele una base sólida para que tus
promesas y advertencias se cumplan. Entonces sí
cooperará, el cambio finalmente se llevará a cabo y la
mariposa saldrá volando de su capullo para la
satisfacción de la propia persona y de los que la rodean.
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