¿Que es el autodominio en la expresion oral?
©Miguel Ángel Ruiz Orbegoso

El autodominio se ha definido como la cumbre del logro humano, porque de todas las cualidades semejantes a semilla que una persona puede cultivar, es la más difícil de sembrar, regar, abonar y cosechar. Basta con recorrer el mundo viendo los noticieros de la noche para notar en lo que resulta de la falta de esta importante cualidad: Quejas, dominación injusta, indignación, furia y desilusión. Por otro lado, cuando se lo cultiva, sus frutos son correspondientemente positivos.

Gracias al control programado aplicado a muchos de los descubrimientos científicos se ha logrado grandes avances. Por ejemplo, aunque es fantásticamente poderoso, un rayo láser puede servir para realizar una infinidad de tareas específicas que producen verdaderos saltos tecnológicos. Es un rayo de potencia controlada; eso es lo que lo hace excepcional. Por otro lado, los visionarios de la nanotecnología afirman que en el futuro tal vez se puedan fabricar robots mucho más pequeños que las células, para enviarlos en misiones de reparación de desgaste en el ámbito molecular. Sí, cuando se mantiene la ciencia bajo control, se pueden lograr verdaderos milagros.

Algo similar puede decirse de cada uno de nosotros. Aunque todos tenemos un tremendo potencial físico, intelectual, emocional y espiritual, es decir, muy buenas cualidades que pueden ser útiles a la humanidad, ¿acaso significa que nos arriesgaremos hasta el punto de acercarnos al borde de la autodestrucción solo para creer, o hacer creer a otros, que podemos sobresalir entre la multitud? ¿Realmente necesita uno ser el N°1?

De hecho, el lema de la aspiración de atletas griegos y romanos de la antigüedad era: "Citius, altius, fortius" (más rápido, más alto, más fuerte). Actualmente, por todas partes se promueve la filosofía de "ser el primero en todo", es decir, trabajar más horas, entregar el pedido más rápido, procurar el puesto más alto, ir más lejos, batir el récord, ganar un concurso, bucear más hondo, tener más músculos, mejor figura o resistencia, exhibir más fuerza que los demás, aunque alguien termine en el hospital, muera o nunca reciba compensación alguna.

Muchos quisieran jubilarse lo antes posible para llegar más rápido a la etapa de la vida en que dejen de trabajar, porque están cansados de seguir sufriendo la ansiedad de competir contra el fantasma imaginario del éxito; y cuando algunos de estos se jubilan, se olvidan de salir a pasear, visitar a los amigos, asesorar a otros, reforzar el entrenamiento de los nietos o iniciar proyectos nuevos y diferentes, y se hunden en la nostalgia o la depresión. Entonces comprenden que el número 1 siempre fue el más solo de todos los números.

Felizmente otros sobresalen por su autodominio y comprenden a tiempo que el secreto consiste en controlar su poder, dejándolo salir en dosis concentradas de energía, según se necesite, para llevar a cabo determinados objetivos. Como dijimos antes, la informática y la robótica son dos ejemplos de lo que puede lograrse con un poder controlado. ¿Y qué hace la humanidad con al respecto? En vez de aplicar control a todo, lo pierden. Por eso, la Bomba Atómica y el SIDA finalmente han forzado a la naturaleza a responder con enormes letreros simbólicos que la clave está en el control y de ninguna manera en hacer lo que nos dé la gana, dejar salir todo nuestro poder.

De modo que necesitamos ejercer autocontrol en todos los campos, primero para aprender la ilustración de que uno hace bien al invertir prudentemente su fortuna aunque sea millonario; y segundo, entender que, si usamos la ilustración del millonario para representar la autosuficiencia, diríamos que sería interesante hacer pequeñas, medianas y grandes inversiones en proyectos de corto, mediano y largo plazo, y de grandes, modestos y pequeños efectos, para servir a la humanidad en todos los niveles posibles hasta llegar al rincón más inhóspito del planeta, de modo que las nuevas generaciones aprendan a ser felices aplicando el mismo procedimiento. Porque usando la misma ilustración podríamos decir que, aunque cualquiera puede invertir un millón y producir diez millones, tiene más mérito el que, teniendo poco, produce millones a partir de un comienzo modesto. En todo caso, el autodominio está en la base de cualquier éxito.

Uno de los campos de "inversión" al que me quiero referir es, por supuesto, la comunicación. Por ejemplo, Oliver Stone, célebre director de cine, respondió así a una pregunta de Pepe Ludmir en una entrevista que le hizo para la televisión, refiriéndose al tremendo impacto que la comunicación había tenido en la historia del mundo: "Se dice mucho acerca del control de armamentos, y nada o poco acerca del control de la palabra". Y con razón, porque la palabra ha moldeado a la humanidad. La sociedad humana es lo que es gracias a las ideas que le fueron inculcadas por los medios de comunicación a través de los tiempos principalmente mediante el uso de la palabra.

Por eso, ¿qué puedes hacer si sientes que estás perdiendo la paciencia porque alguien continúa llevándote la contraria a pesar de todas las evidencias que le presentas?

  1. Deje de insistir. Imagina que la persona está intentando introducir un malvavisco o marshmellow en una alcancía, o que está queriendo meter un pavo enorme en un horno muy pequeño, y ayúdala a empujar. Pronto dirá: "Mejor intentamos otra cosa". En otras palabras, síguele la corriente hasta que por sí misma se dé cuenta de su error, entonces tal vez puedas comenzar a razonar con ella respecto a tus observaciones.
  2. Introduce una cuña. Imagina que conversas con una pared. Dicho de otro modo, imagina una situación absurda de la que sería mejor zafarte. Simplemente exclama: "¡Acabo de recordar que...!", "A propósito, ¿y qué piensa usted de...?" , "Dicho sea de paso...", "Eso me recuerda...", "¿Cuál es su nombre?", "¿Se ha preguntado usted alguna vez por qué...?", y desvía la conversación hacia un asunto completamente diferente. Esto se conoce como ‘introducir una cuña’ o distraer a la persona hacia otro tema.

Ejemplos

Manifiestas autodominio cuando mantienes tus cualidades físicas (volumen, velocidad, tono, ademanes y arrreglo personal) bajo control. Por ejemplo, cuando usas un tono de voz agradables al decirle: "Comprendo su preocupación y punto de vista. Permítame explicarle mis razones y comprenderá por qué lo dije", en vez de hablarle ásperamente en tono brusco: "Usted es un aprendiz que no sabe nada sobre este asunto." O cuando usas un ademán discreto en vez de uno muy exagerado.

Manifiestas autodominio cuando mantienes tus enfoques y puntos de vista (información, impacto, contacto y entretenimiento) bajo control. Por ejemplo, cuando dices: "Algunas personas tienden a ver con ojos muy críticos a los de otra raza o posición social", en vez de decir: "Todos somos unos racistas y clasistas irreformables". Eso significa tratar al público con respeto. O cuando ríes con el auditorio a raíz de un suceso inocente que les hizo gracia a todos, en vez de ponerles mala cara.

Manifiestas autodominio cuando mantienes tu tiempo (duración del discurso y las diferentes secciones del mismo y tu puntualidad) bajo control. Por ejemplo, dices: "Dispongo de 10 minutos para responder sus preguntas", "espero que comprendan que, aunque me gustaría explayarme más, es importante mantener mi exposición dentro del tiempo asignado". O cuando una persona llega tarde porque tuvo un suceso imprevisto que estuvo más allá de su control, mostrándole comprensión por sus limitaciones.

Sí, una de las mejores "inversiones" que puedes hacer es, sin duda, aprender a exponer tus ideas con autodominio. Porque solo así sentirás que tu exposición verdaderamente adquiere una potencia inusitada y contribuirás al enriquecimiento de la inteligencia y nobleza de tu auditorio.

Y cuando seas parte del auditorio y la persona que expone o alguien del auditorio pierda el control (levantando la voz o hablando tonterías), ten presente que perder el equilibrio o la compostura es fácil. Recuerda que solo unos pocos alcanzan la cumbre del logro humano: El autodominio. La mayoría ignora su existencia. Por eso, aunque patines de vez en cuando diciendo una tontería o falacia involuntaria, lucha por mantenerte bajo control, en equilibrio. Entonces, hasta en dosis pequeñas, tu poder será tremendo. Tu palabra dará en el clavo más a menudo y contribuirás al desarrollo de todos.
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