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Por eso, la cooperación depende de una decisión: "¿A quién ayudaré?" Es muy importante nunca perder de vista a quién estamos ayudando realmente.

http://www.nobel.se/economics/laureates/1994/nash-autobio.html
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Cuando se voltea la torta

Siendo que la cooperación reviste de fortaleza a un grupo, decidir con quién cooperar es la piedra de toque del desarrollo que cualquier proyecto. Por ejemplo, en caso de un crimen, los que cooperan con la víctima, contribuyen a que se haga justicia, pero los que contribuyen con el criminal, a que se haga injusticia. Si las autoridades parecen apoyar al criminal por medio de no tomar acción eficaz, la gente pudiera dejar de cooperar con la víctima, no porque crea en ello, sino porque no quiere cooperar con el que aparentemente está cooperando con el criminal. De esa manera, los papeles cambian y la gente comienza a apoyar el lado incorrecto de la cuestión.
En abril de 2007 los noticierons del mundo sacudieron a todos con la noticia de un cruel asesinato en masa perpetrado por uno de los estudiantes de una prestigiosa universidad. Mató a quemarropa a decenas de personas entre estudiantes y maestros. El atacante finalmente se suicidó. Los videos informativos que envió a una estación de televisión daban cuenta de sus motivos para llevar su frustración a un nivel tan devastador y evidenciaron su premeditación y cálculo. Su sistema de apoyo moral (religión, filosofía, psicología, llámalo como quieras), que se suponía debió ayudarle a restringir sus impulsos negativos en los momentos de crisis, no tuvieron fuerza disuasiva, lo cual impulsó sus estímulos negativos a estratos cada vez más densos del pensamiento. Cooperó con una motivación equivocada y los resultados fueron lamentables. Su pensamiento recurrente, según su interpretación, era vengarse contra el sistema que lo hizo sentirse devaluado.

Ustedes no saben lo que se siente
cuando le escupen a uno en el rostro.
Cho Seung-Hui
Algo similar ocurre con la cooperación. La mayoría cree que tiene que comportarse como una fiera si quiere tener éxito en la vida, pero la verdad es que en sus últimos días la mayoría es la que más sufre. En cambio, a la larga, los cooperadores, por ser flexibles, descubren y aprovechan más oportunidades de salir ganando.
Cooperar le parece ridículo a quien toda su vida creyó el argumento de que hay que aplastar a otros para tener éxito. Pero todo tiene su momento y lugar. Los seres humanos no somos fieras irracionales que debamos regirnos por la conducta de los leones, los tiburones o los buitres. Es cierto que solo una minoría entiende que la cooperación tiende a ventaja, pero es porque la mayoría no tiende a estudiar y aprender los mejores métodos. Pregúntale a varios conductores del transporte público si conocen la Ley de la Inercia, y te aseguro que la mayoría no sabrá responder. No se trata de una ley de tránsito, sino una ley universal de física. Los que la entienden y respetan tienen menos probabilidades de ocasionar un accidente.
Pero Nash lo contradijo diciéndole que "el mejor resultado es el producto de que todos en un grupo hagan lo mejor para sí mismos y para el grupo". Y luego razonó con todos en voz alta: "Si todos nos lanzamos sobre la rubia, nos bloquearemos el uno al otro y no le hará caso a ninguno; y si después de ser rechazados, nos dirigimos a sus amigas, ellas nos rechazarán, porque a ninguna le gustará ser tratada como segunda opción. Pero si ninguno de nosotros le hace caso a la rubia, no nos estorbaremos el uno al otro ni sus amigas se sentirán menospreciadas, sino que nos aceptarán. Solo así todos saldremos ganando." Y se retiró a perfeccionar la ecuación que lo hizo famoso y resultó en que con el tiempo le dieran el Nobel en Ciencias Económicas. Nash decía que las competencias producían perdedores, pero que la cooperación convertía a todos en ganadores.
¿Espíritu de competencia o cooperación?

Es cierto que en todas partes se ensalza un egoísta espíritu de competencia como medio de desarrollo personal y colectivo, pero no es lo que recomendaba John Nash, coganador (con John C. Harsanji y Reinhard Selten) del Premio Sveriges Riksbank en Ciencias Económicas en Memoria de Alfred Nobel, en 1994.
Cuando presionar resulta contraproducente
Si tú y otras tres personas están al garete en medio del océano tras el hundimiento de un barco, ¿qué te parecería que una comenzara a dar de hachazos contra el fondo para manifestar su rechazo hacia la manera como las demás están tratando de resolver el problema? ¿Verdad que hay momentos en que la cooperación es el único proceder sensato?
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Impulsos vs. Restricciones

Un impulso te envía en una dirección, y una restricción te detiene. Es importante canalizar adecuadamente tus impulsos y procurar entender por qué a veces debes restringirte. Todo impulso que te lleva en un curso imprudente merece ser restringido, o podrías lamentarlo.
Encausando emociones negativas

Cierto maestro de maestros en el arte de la persuasión, enseña que algunas personas carecen de la disposición a modificar sus actitudes negativas, y cuando se las motiva, transforman el estímulo optimista en una fuerza negativa. ¿Cómo puede ocurrir esta ironía? Se debe a que es imposible modificar la personalidad de alguien cuya filosofía personal ensalza el dicho: "¡Yo soy así, siempre he sido así y de ninguna manera voy a cambiar!". Al resistirse a innovar, cierra el paso al desarrollo de su personalidad.
¿Cuál es tu pensamiento recurrente? ¿Es uno que te edifica o uno que te derriba?
¿Qué es la cooperación?

Cooperas cuando contribuyes con otro u otros para un mismo fin, y lo manifiestas contribuyendo, auxiliando, participando, ayudando, apoyando, colaborando o favoreciendo a quienes dirigen.
La motivación es más productiva y útil si uno coopera con ella
Motivación 1  |  2  |  3  |  4
Una verdad fundamental es que solo pueden progresar quienes desean progresar. Ningún especialista en salud mental puede ayudar a quien rehusa su ayuda. Por eso, el maestro citado anteriormente también recalca el hecho de que, si tratas de forzar una transformación en una persona que defiende un punto de vista pesimista, se resistirá y producirá una fuerza opuesta a la motivación que se le ofrece, y empleará todas sus fuerzas de maneras negativas.
¿Cómo eres tú? ¿De la clase de personas que dicen que nunca van a cambiar, que siempre han sido así y nunca van a cambiar, o de las que aprenden a canalizar sus emociones negativas y hacer los ajustes necesarios en su carácter y personalidad a fin de alcanzar un éxito verdadero a largo plazo?
Impulsos vs. Restricción

Diariamente todos somos impulsados o movidos a hacer cosas. Unas personas se dejan llevar por cualquier clase de impulso, otras, controlan y administran los estímulos, sobre todo cuando se dan cuenta de que podrían traer consecuencias perjudiciales. El arte de controlar o restringir los impulsos se llama autodominio, y algunos lo han catalogado como la cumbre del logro humano. Por ejemplo, cualquier tonto se dejaría envolver en una  discusión o pelea debido a una simple provocación, porque se deja arrastrar por cualquier estímulo; en cambio, una persona que cultiva el autodominio probablemente prefiera retirarse y usar sus recursos en cosas  productivas y útiles.
Recuerda que hay ventajas en restringir, demorar o posponer algunos impulsos, emociones o deseos cuando lo haces teniendo presente tus mejores objetivos. Reconoce que a veces hay satisfacciones más grandes tras el autodominio. En otras palabras, dejar que tu mente controle tu corazón y lo ponga al servicio de  metas loables. Pregúntate, ¿pospondría un viaje de vacaciones para terminar un proyecto del cual depende el resto de mi vida?
La película sobre su vida, "Una Mente Brillante", estelarizada por El ganador del Oscar, Russell Crowe, mostró a unas jóvenes ingresando a un bar. Cuando ellas se fijaron en los muchachos del grupo donde él estaba, un compañero de estudios susurró la famosa fórmula económica de Adam Smith, "el mejor resultado es el producto de que todos en un grupo hagan lo mejor para sí mismos", un concepto que ensalza el espíritu de competencia per se.