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Discurso y oratoria, ¿qué son?
©Miguel Ángel Ruiz Orbegoso

Según el diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española, un DISCURSO es "la facultad racional con que se infieren unas cosas de otras, sacándolas por consecuencia de sus principios o conociéndolas por indicios y señales. || 2. Acto de la facultad discursiva. || 3. Uso de razón. || 4. Reflexión, raciocinio sobre algunos antecedentes o principios. || 5. Serie de las palabras y frases empleadas para manifestar lo que se piensa o siente. || 6. Razonamiento de alguna extensión dirigido por una persona a otra u otras. || 7. oración, palabra o conjunto de palabras con que se expresa un concepto cabal. || 8. Escrito de poca extensión, o tratado, en que se discurre sobre una materia para enseñar o pesuadir. || 9. Espacio, duración de tiempo. || 10. Ant. Carrera, curso, camino que se hace por varias partes. Por otro lado, ORATORIA es "el arte de hablar con elocuencia; de deleitar, persuadir y conmover por medio de la palabra".

Dicho en pocas palabras, un discurso es un razonamiento, mientras que la oratoria es el arte de hablar. Por lo tanto, el discurso es aquello que razonas en tu mente y compartes con otras personas, y la oratoria es el arte con que lo haces. Por ejemplo, tal vez una persona realice un dibujo, y otra haga una obra de arte, la primera haciéndolo espontáneamente, la segunda, siguiendo una técnica. El resultado es que, aunque ambas son expresiones legítimas, hay diferencias que al ojo entrenado le permite darse cuenta de que una es una obra de arte, y la otra, una obra empírica que no tiene en cuenta las norma del dibujo, como, por ejemplo, la perspectiva y los puntos de fuga, en cuanto a si es lineal, paralela o de otra clase.

Algo similar ocurre con la palabra. Cualquiera puede hablar y presentar un discurso, es decir, un razonamiento simple, pero lo hará mejor si conoce o domina algunos secretos que le permitan expresarse en orden, con elocuencia y persuasión. Por ejemplo, cualquiera puede decir algo así como lo siguiente:

"Los sonidos están siempre producidos por la vibración de algún cuerpo, la cual es transmitida por el aire desde el cuerpo que vibra hasta el oído del que la percibe, ya que este, en contacto con el cuerpo vibrante, se pone también en vibración y la lleva en ondas hasta la membrana del tímpano, en el oído. De esta manera, se produce tanto el ruido de un martillazo como el sonido de un violín o de una flauta. Y también el sonido que ahora nos interesa a nosotros: la voz." (90 palabras)

El párrafo anterior está bien redactado y armoniza de modo que suena agradable al oído, pero tal vez tengas que leerlo más de una vez para entenderlo. Y si eres parte de un auditorio y el orador lo dice rápidamente, no tendrás ninguna oportunidad de repasarlo u oírlo nuevamente a fin de entenderlo, y perderás el beneficio. Aquí es donde la oratoria entra en el cuadro convirtiendo la expresión en un mensaje dinámico que se entienda mejor y más rápido. Por ejemplo:

"Ya sea un martillo que golpea un clavo, una guitarra que toca una música o una persona que da un discurso, cuando un cuerpo vibra produce sonidos que cruzan el aire y se perciben con los oídos." (37 palabras)

En el primer caso, el escritor ha usado 89 palabras, esmerándose por comunicar la definición que hay en su mente, pero no ha tenido en cuenta los principios de la oratoria, no ha pensado en la motivación, en las relaciones humanas ni en las limitaciones de sus lectores, mucho menos en el beneficio que les produciría con una definición más directa y clara. En cambio, en el segundo caso, solo ha utilizado 37 palabras con un lenguaje sencillo, de modo que el lector se siente beneficiado por el entendimiento (que es el mismo) y agradecido por habérselo dado a conocer de una sola mención.

Y si quisiéramos, podríamos reducirlo hasta la mínima expresión diciendo algo así como esto:

"Todos los cuerpos vibran produciendo sonidos que se perciben con los oídos." (12 palabras)

Tal como lo importante para un cantante no es cantar fuertemente, sino de manera que agrade al oído y atraiga los corazones, lo importante en la oratoria actual no es hablar bonito (lo cual sería meramente retórica), sino de manera que se entienda claramente y motive fuertemente, que infunda entusiasmo por el contenido. Por eso decimos que cualquiera puede hablar en público, pero solo las personas que cultivan su oratoria están conscientes de hacerlo eficazmente. En nuestros tiempos los auditorios ya no esperan discursos teatrales, cargados de retórica, sino eficaces, motivadores y de valor práctico. Ya no es solo un asunto de mover las manos o saber armar las partes del discurso o dominar la gramática, sino de estrategia, de recursos verbales, de imaginación, de entusiasmo y psicología práctica.

Por eso, tal como cualquiera puede tocar piano, flauta o guitarra de oído, es decir, sin necesidad de estudiar música, cualquiera puede dar un discurso. Porque un discurso es un razonamiento simple. Pero como hemos visto, la oratoria puede convertir una simple línea de razonamiento en una expresión fuera de serie, motivadora y fácil de entender. Por tal motivo, las compañías que invierten en la oratoria, de modo que desde el gerente hasta el portero practiquen permanentemente sus habilidades para exponer en público, consiguen mejorar sus relaciones públicas e internas. Es irónico que algunas compañías exijan que el personal realice ejercicios de soltura y motivación antes de iniciar sus labores, pero no hagan nada por enseñarles a expresarse mejor, es decir, de manera que no solo informen con adornos lexicográficos, sino que motiven y fomenten las relaciones humanas en todos los niveles por su manera de exponer las ideas.

Cultivar la oratoria es aprender a hablar correctamente, eficazmente, motivadoramente, comprensivamente, dinámicamente, de manera concisa y entusiasta. Cultivar la oratoria es imprimir cultura y educación tanto en uno mismo como en los que le escuchan, porque la oratoria exige reforzar y actualizar constantemente la base de datos que hay en el cerebro. Implica saber de todo un poco, y hablar de cosas interesantes que nuestros oyentes apreciarán y recordarán aunque hayan transcurrido muchos años. Porque las cosas que dice un orador, se retienen con facilidad y marcan hitos en el desarrollo de las personas. Practicar la oratoria ayuda a convivir con los demás, a aprender de ellos y a lograr que nos conozcan mejor. No hay mejor entrenamiento para el desarrollo de la personalidad que un curso permanente de oratoria.

Por ejemplo, imagina que un orador está exponiendo y hace una pregunta retórica: "¿De qué color era el caballo blanco de San Martín?", y luego pausa para que el auditorio responda mentalmente: "Blanco, pues". Entonces dice: "Correcto. Blanco". Pero luego pregunta: "Y ¿de qué color es la caja negra de los aviones?", y nuevamente hace una pausa para que todos respondan mentalmente: "Negra, pues", pero entonces dice: "De color naranja", sacudiéndolos mentalmente. Luego explica: "No todo lo que parece lógico es lógico. Es fácil decir que el caballo blanco de San Martín era blanco, porque era blanco, pero el hecho de que la caja negra de los aviones se llame caja negra no necesariamente significa que sea negra. En realidad, es de color naranja. Le dicen caja negra por la función que cumple, de ser casi indestructible. Registra, protege y conserva cuidadosamente en su interior toda la información relacionada con el vuelo. Pero no es negra, sino de color naranja.

Eso es oratoria. Por eso se llama "el arte de hablar en público" porque aprendes a decir las cosas con arte, es decir, con técnica, siguiendo procedimientos, teniendo en cuenta la motivación, las relaciones humanas y la técnica de ventas, haciéndolo de una manera especial, bien pensada, masticada y digerida para el oyente.

Cualquiera puede decir que el cielo es azul, pero un orador capacitado tal vez prefiera decir que en realidad es negro, que lo que ocurre es que la luz del Sol afecta la manera como lo vemos durante el día. Y si quiere impresionar un poco, puede decirlo así: "
Bueno, en realidad, lo que aparece a nuestros ojos es el transparente aire que rodea los 160 Kms. más próximos a nuestro maravilloso planeta, que está envuelto en substancias tales como el oxígeno, nitrógeno, bióxido de carbono, monóxido de carbono, óxido nitroso, metano, amoníaco, helio, argón, neón, xenón, vapor acuoso, polen, polvo, bacterias, tizne, esporas, ceniza volcánica, partículas de sal de mar y polvo procedente del espacio exterior. Cuando las poderosas ondas electromagnéticas del astro rey, nuestro Sol, atraviesan como flechas esa protectora zona, las longitudes de onda más largas se esparcen como ondas de calor, pero las más cortas, las que contienen las moléculas de aire y otras partículas, se diseminan en todas direcciones como una luz azul rebotando vez tras vez a medida que alcanza la Tierra. En pocas palabras, es como una tela fina que resplandece brillantemente por el efecto de la luz procedente del Sol mezclada con el aire. Pero esto solo sucede durante el día, porque más arriba el color del cielo es violeta, y aún más arriba, totalmente negro. En realidad, el cielo siempre es negro, tal como se ve desde la Luna, pero durante el día, dentro de los primeros 19 Kms sobre el nivel del mar, nosotros lo vemos azul".

Después de decir a toda velocidad "oxígeno, nitrógeno, bióxido de carbono, monóxido de carbono, óxido nitroso, metano, amoníaco, helio, argón, neón, xenón, vapor acuoso, polen, polvo, bacterias, trizne, esporas, ceniza volcánica, partículas de sal de mar y polvo procedente del espacio exterior", 
nadie estará dispuesto a discutir contigo, creerán casi todo lo que les digas, porque sentirán placer de saber que están beneficiándose con tu explicación, dándose cuenta de que no eres un improvisado, sino alguien que sabe bien de lo que está hablando. Eso es la oratoria: Dedicar tiempo a reflexionar en la mejor manera de exponer un asunto, teniendo en cuenta las capacidades y limitaciones de los oyentes y manejando correctamente los principios y las técnicas de comunicación. Oratoria no es solo una cuestión de ponerse uno de pie y hacer ademanes. Principalmente es una cuestión de estrategia de la palabra.

¿Es la oratoria siempre hablada, o también puede ponerse por escrito?

Como hemos visto, la oratoria es un razonamiento expuesto ante otras personas aplicando el arte de enseñar, lo cual puede hacerse por escrito, leyendo o hablando. En el manual de redacción "Aprenda a redactar correctamente" no solo se incluye la oratoria como "el arte de hablar", sino como una "categoría estética fundamental del arte literario que, en el campo de la comunicación oral ante un auditorio, destaca la unidad de palabra y pensamiento, así como las cualidades de claridad, elocuencia y habilidad para persuadir, instruir o agradar.

Por tanto, la oratoria puede ser puesta por escrito o presentada ante un auditorio por medio del habla, ya sea leyendo o exponiendo a partir de un bosquejo o esquema de ideas. Lógicamente, cuanto mejor uno domine la palabra escrita, más capacitado estará para hablar de una manera clara y elocuente. Por eso no sería razonable esperar que una persona cuya oratoria fuese excelente no supiera poner sus ideas por escrito; y sería más extraño aún que un orador experimentado no supiera ni conociera las normas del lenguaje. Interesarse acuciosamente en el mensaje verbal es imprescindible para quienes quisieran cultivar corrección en su oratoria.

De modo que la diferencia entre un discurso y la oratoria depende más de cuánto sabes acerca de los principios que te permiten expresarte con eficacia, incluidos los de la lengua escrita, que del mero hecho de ponerte de pie delante de un auditorio y lanzarles un sermón. Si expones de cualquier manera, podríamos decir que simplemente estás dando un discurso o exponiendo tus razonamientos ante otras personas valiéndote de un conocimiento tácito o elemental; pero si lo haces desplegando el arte de enseñar, ya sea por escrito u oralmente, podríamos decir que estás practicando la oratoria.

Oratorianet.com ha sido diseñado como un site de autoayuda en oratoria. Contiene los elementos fundamentales para ayudarte a preparar discursos ofreciéndote las herramientas que necesites para dar a tu manera de hablar un estilo, desde páginas sencillas que te sirven para armar un discurso básico hasta conocimientos de valor práctico sobre motivación, relaciones humanas y técnica de ventas, para que tus palabras cobren mayor trascendencia.

Si estás consciente de que la oratoria es una debilidad en tu formación profesional y de que las teleconferencias se han convertido en un medio de contacto casi imprescindible, no debes esperar hasta el último momento para comenzar a interesarte en tu manera de exponer. Empieza cuanto antes, para que sientas el placer de tomar la palabra
cuando te llegue la oportunidad de exponer.

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