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¿Cómo salir en la foto?
©Miguel Ángel Ruiz Orbegoso

Leí sus artículos “Me han dicho que tengo cara de tonto” y “El crimen de fotógrafo” en el que muestran cómo la eficiencia o ineficiencia del fotógrafo incide en la imagen que finalmente uno se lleva cuando se toma una fotografía, y de cómo dicha imagen afecta a uno durante el resto de su vida. Sé que cada quién tiene una imagen de sí mismo y que solo nos queda mejorar la expresión al momento de tomarnos las fotos, pero mi pregunta es ¿qué puedo hacer para lograr una fotografía que me favorezca?

En primer lugar, con el artículo “El crimen de fotógrafo” no nos referíamos al fotógrafo espontáneo que te toma una fotografía en cualquier momento, sino al fotógrafo que toma fotos en un estudio y que se supone debería entregarte una imagen favorable. Hay fotógrafos que se defienden diciendo: “Pero así es él. Yo no tengo la culpa. Solo tomé la foto”. Este es el fotógrafo poco eficiente a quien no le interesa ayudar a sus clientes a proyectar una imagen positiva. Solo toma fotos. Por otro lado, hay fotógrafos que van al otro extremo y no solo procuran enfocar tu mejor ángulo y sacar una buena fotografía, sino que la retocan tanto que no reflejan lo que eres. Ni lo uno ni lo otro te dará una buena imagen.

En segundo lugar, ten presente que aunque no puedes controlar completamente lo que haga el fotógrafo al momento de tomar la fotografía, sí puedes controlar lo que hagas tú. ¿Qué puedes hacer para expresar tu mejor imagen, para no necesitar de artilugios como retoques y efectos que te hagan ver en falsos colores?

SONRÍE AMPLIAMENTE. Una sonrisa amplia y libre iluminará tu expresión. No nos referimos a la luz, sino a las emociones. Si sonríes con una alegría contagiosa, tus ojos brillarán y tus cejas y toda tu expresión cobrará vida.

PIENSA EN OTRA PERSONA. Lo que sientes al momento de tomarte la foto afecta tu expresión. No pienses en ti mismo (tengo que salir bien), sino en otras personas (este recuerdo es para ti, madre [padre, esposa, hijo, abuela, u otra persona]), y sonríe tal como quisieras que te recordaran después de morir.

NO FRUNZAS EL ROSTRO. Fruncir el rostro significa arrugar las cejas, la frente, la boca o los ojos al momento de la foto. Eso endurece tu imagen y la vuelve triste. ¿Es eso lo que quieres proyectar? ¿Tristeza, apatía y desabrimiento, falta de entusiasmo?

NO EXAGERES LA SONRISA. Pocas personas pueden exagerar una sonrisa al máximo sin que por ello proyecten una imagen desagradable. Ríete con ganas, pero sin llegar al punto de alzar y abrir la boca mostrando la úvula o campanilla.

TÓMATE TANTAS FOTOS COMO PUEDAS. La única manera de conocer tu mejor ángulo es tomándote tantas fotos como puedas y procurando verte bien.

NATURALIDAD. Y por último  recuerda la naturalidad. Evita forzar la expresión y procurar parecer otra persona.

Nadie es feo, sino solo el que pone una expresión fea porque cree que es feo. La fealdad es un concepto subjetivo, abstracto. La sociedad tiene estereotipos, es cierto, pero lo que uno cree de sí mismo afecta la imagen que deja en una fotografía.

Si al momento de la foto piensa: "Ya sé que voy a salir horrible", sin duda la foto coincidirá con su expresión. Pero si piensa: "Este será un bonito recuerdo para todos", su expresión mejorará. Y por supuesto, no faltará el fotógrafo ineficiente que espere a que te pongas serio para dispararte. Seguramente su colección es un museo de fotos tristes.

Ten en cuenta que la persona que evade a los fotógrafos y suele decir: “A mí no me gusta que me tomen fotos”, ha sido una víctima del crimen de fotógrafo. Le han tomado tantas fotografías en el peor ángulo que han desistido y se han convencido de que siempre saldrán mal. No se han dado cuenta de que salir mal o bien depende mucho de su propia expresión. Creen que están condenados a salir igual de feos siempre. No sonríen ampliamente ni piensan en dejar un bonito recuerdo a los suyos para que las generaciones futuras los recuerden con alegría. Fruncen el ceño o la boca, o exageran la sonrisa. Casi nunca se les ve en las fotografías de los amigos o la familia porque han perdido naturalidad y objetividad y creen erróneamente que nunca se verán bien.

Si tienes hijos, sigue este consejo: Espera a que se rían para tomarles la foto. No los fotografíes cuando estén serios e indiferentes. Y cuando hayan crecido, notarás el efecto positivo que tuvo en su desarrollo.

Por eso, no te dejes engañar por un razonamiento perjudicial creyendo que nunca saldrás bien en la foto. Libérate teniendo en cuenta estas sugerencias…y sobre todo, huye de los fotógrafos ineficientes que siempre toman la foto cuando no sonríes. Porque esos son los que le causan daño a tu imagen y autoestima.
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