Sin
embargo, surge la pregunta: ¿No estamos actuando y siendo
hipócritas cada vez que nos adaptamos a las personas? ¿No
es mejor mostrarnos tal como somos y dejar que los que no disfrutan de
nuestra compañía se alejen? ¿Es lo mismo actuar,
ser adaptable y ser hipócrita?
Empatía, un sentimiento necesario
En
primer lugar, ten en cuenta que la empatía es una cualidad
fundamental de las relaciones humanas, y como tal, debería
manifestarse en todos nuestros actos. Por ilustrarlo, es como respirar
con la otra persona o meterte en su pellejo para entender cómo
se siente y poder tratarla adecuadamente. Es necesaria tanto para
llevarnos bien como para negociar, formar una alianza o lograr
acuerdos. Una persona sin empatía puede hacerse progresivamente
insensible hasta un grado extremo, tornando la convivencia
pacífica en una donde la reconciliación y el trabajo en
equipo se vuelvan prácticamente imposibles.
Entendiendo las diferencias
En
segundo lugar, hay que considerar que, aunque las personas
hipócritas suelen cultivar la adaptabilidad, hay una diferencia
notable entre la adaptabilidad altruista y la mera hipocresía.
La
hipocresía es un fingimiento de cualidades o sentimientos
contrarios a los que verdaderamente abrigamos, y brota de una
motivación egoísta basada en el deseo de promover
nuestros propios intereses; mientras que la adaptabilidad ajusta
nuestro comportamiento para promover una buena relación y/o
procurar un beneficio para la otra persona. Es una manera de mostrar
que entendemos las diferencias.
¿Y la actuación?
En
tercer lugar, la actuación pudiera tener su lugar cuando tenemos
que interpretar una obra. Por ejemplo, al escenificar una
dramatización con el fin de ilustrar los efectos o resultados de
una enseñanza. Cada uno de los participantes toma a su cargo un
personaje y se desarrolla una escena. Luego todos la comentan y sacan
interesantes conclusiones de valor práctico. Pero cualquier
actuación sería una hipocresía la causara una
motivación egoísta, es decir, la finalidad de promover
nuestros propios intereses. Si lo que queremos es cultivar relaciones
humanas edificantes, más bien evitamos colocar como fundamento
una actuación. Cuando se descubren las verdaderas intenciones de
un hipócrita, todo el tinglado se viene abajo.
En
tal sentido, la adaptabilidad es una expresión de la
empatía, mientras que la hipocresía, del egoísmo.
Ser adaptable, en el buen sentido de la palabra, significa mostrarnos
flexibles teniendo en mira no solo una buena relación con los
demás, sino el bienestar y beneficio mutuo. Y la clave para
determinar si se trata de adaptabilidad, actuación o
hipocresía está en la motivación. Decimos que si
la motivación es egoísta, se trata de hipocresía;
pero si es altruista, de adaptabilidad, y no debería
incomodarnos ninguna forma de empatía.
Ahora
bien, ¿cómo saber si una persona se está mostrando
adaptable o hipócrita con nosotros? Observando si su actitud es
considerada, flexible y comprensiva.
Por
eso, evita la rigidez de la persona dogmática e interesada.
Sé flexible y procura comprender que todos somos diferentes y
tenemos limitaciones. Entonces los demás percibirán que
te anima la empatía y la consideración, no la
hipocresía.
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