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¿Te traicionan los nervios al
hablar en público?
©Miguel
Ángel Ruiz Orbegoso
Como una vez dijo un entrenador de fútbol americano: "Si no estás nervioso, no estás listo".
La nerviosidad
que uno experimenta cuando tiene que enfrentar cierta responsabilidad,
como hablar en público o hacer otra cosa en la que uno no tiene mucha
experiencia, es un recurso que se activa automáticamente en el
organismo para enfrentar dicha situación con más eficacia. No es para
ponernos en desventaja, sino todo lo contrario. Tus nervios no son tus
enemigos, sino tus amigos. Pero tienes que saber qué hacer con ellos.
Observa la foto
y date cuenta que no son los nervios lo que echa a perder todo, sino la
actitud mental con que enfrentas la situación. Por fuera puedes parecer
bien, pero si por dentro tienes una actitud negativa respecto a la
situación que tienes que afrontar, los resultados armonizarán con tu
actitud mental.
Es cierto que la
ansiedad que produce la falta de experiencia no es agradable, porque a
ninguna persona le agrada fracasar en ninguna actividad en la que todos
esperan un rendimiento competente. No neguemos que los nervios tienen
reputación de perjudiciales, pero la realidad para las personas
experimentadas es diferente. Ellas no consideran los nervios como un
enemigo contra el cual deben luchar, sino como un aliado que les
ayudará a rendir mejor. Esto no le suena bien a los inexpertos, porque
todavía no han entendido el beneficio de sentirse un poco nerviosos.
Hay dos maneras
de superar el problema. Una es practicando ejercicios de relajamiento
hasta hacerte hábil controlando tus nervios en cualquier ocasión. Pero
el total relajamiento también pudiera quitarte la chispa que necesitas
para hablar con entusiasmo. La otra es modificando tu actitud mental y
acogiendo los nervios como una reacción más bien saludable. Te dará la
chispa que se requiere para exponer con persuasión. Sin chispa, tu
presentación pudiera perder todo el ánimo que se requiere para llegar
al corazón.
De modo que
puedes optar por deshacerte de los nervios y correr el riesgo de perder
la maravillosa chispa del entusiasmo, o modificar tu actitud y usar tus
nervios a tu favor. Esto será fácil, pero es más realista y mucho más
interesante. Seguramente temblarás un poco, pero casi nadie se dará
cuenta. Con el tiempo y la experiencia, temblarás menos.
En Oratorianet
no promovemos ni alimentamos el concepto de que lo mejor es hacer
ejercicios de relajamiento y perder la nerviosidad natural que se
requieres para bullir de entusiasmo, sino el de utilizar los nervios a
tu favor. Consideramos los nervios como parte de la naturaleza y los
usamos a nuestro favor. Después de todo, no somos neurocirujanos que
necesitamos un pulso de acero, sino oradores que tienen que informar,
impactar, conmover y entretener con la palabra, algo que difícilmente
puedes hacer sin una dosis básica de nerviosidad.
Por lo tanto, en
vez de procurar eliminar los nervios o considerarlos como un factor
traicionero y extraño que habita en tu interior, como si estuviera
listo para hacerte daño y perjudicar tu reputación, te animamos a
modificar poco a poco tu actitud al respecto y comenzar a verlos desde
otra óptica. Deja de pensar que están allí para hacerte daño, y date
cuenta que la naturaleza misma te dotó de ciertas hormonas útiles, como
la adrenalina, para utilizarlas a tu favor.
Lógicamente, si
no sabes qué hacer con los nervios, no te servirá de mucho verlos
positivamente cuando expones en público. Será necesario que conozcas
algunas técnicas para exponer en público y te falimiarices con ellas.
Ilustrémoslo con lo que hacemos con la electricidad. Si tienes una
conexión, pero no la usas para encender una lámpara, ¿de qué te sirve
la alectricidad o la lámpara? Tienes que conectar adecuadamente ambas
cosas para que te sean realmente útiles. Los nervios pueden convertirse
en una tortura si no sabes qué hacer con ellos; pero cuando tienes las
técnicas y sabes qué hacer con ellos, puedes sacarles una gran provecho.
Recuerda que los
nervios no son traicioneros, sino una reacción o respuesta natural a
una necesidad. Si sabes qué hacer con ellos, pueden ayudarte. Y aunque
no estamos diciendo que aprendiendo técnicas desaparecerá tu
nerviosidad por completo, el conocimiento sobre oratoria te servirá
para saber qué hacer en caso de que sientas esa ansiedad tan común a
casi todos los oradores (un síntoma característico de la cual es juntar
o sobar las manos, esconderlas en los bolsillos o agarrar objetos o
aferrarse a ellos). ¿No has notado que muchos hacen eso justo cuando
tienen que hablar en público de pie?
Por supuesto,
pudieras insistir en la ilusión de cultivar un relajamiento total. Pero
en tal caso, no encontrarás en Oratorianet técnicas de oratoria basadas
en un relajamiento total. Aquí promovemos una actitud diferente.
Procura usar tus nervios eficazmente a tu favor, en vez de eliminarlos.
Eso es más realista, fácil y rápido.
www.oratorianet.com
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