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¿Cómo conversar agradablemente?
©Miguel Ángel Ruiz Orbegoso

Una persona conversadora es la que hace
amena e interesante una conversación


Lamentablemente, muchos suponen que un gran conversador es alguien que habla sin parar, o que solo habla de lo que le interesa. ¿Es eso cierto? ¿Cómo conversar agradablemente?

En primer lugar, ten en cuenta que una conversación agradable comienza con un saludo también agradable. Si quieres conversar agradablemente, empieza por saludar de una manera que a la otra persona le agrade. En vez de solo decir: "¡Hola!", añade: "¡Qué gusto verte!", o: "¡Justo quería hablar contigo!", o: "¡Te extrañamos el domingo!". En segundo lugar, evita incomodar diciendo: "¿Dónde te has perdido?", "¿Por qué faltaste a la cita?", "Eres una ingrata", "Te olvidaste de los amigos".  Si quieres conversar agradablemente, evita incomodar a la otra persona.

EL HABLA DESAGRADABLE

¿Qué podemos evitar al conversar? Toma nota:

Hablar sin parar, impedir que otros intervengan
Hablar solamente de lo que a ti te gusta
Hablar de cosas que a nadie le interesa
Contar noticias que todos saben
Hablar de la crisis, de asuntos deprimentes
Criticar y murmurar a espaldas de los demás
Hablar obscenidades y groserías
Calumniar


Hablar sin parar, impedir que otros intervengan


Al charlatán le resulta fascinante hablar sin parar y llenar la sala con su cháchara. Los que le escuchan se agotan. Solo lo toleran sus admiradores, los que lo rodean son solo oidores. Sencillamente no para de hablar, y si alguien se atreve a modificar el tema o desviar la conversación hacia otro asunto, pronto toma la palabra y dice todo lo que sabe sobre ese asunto; y si alguien gira la conversación hacia otro tema, vuelve a tomar la delantera y dice todo lo que sabe sobre el tema. En una palabra, no deja hablar a los demás. El resultado es todos suelen huir de él, porque nunca se calla, y con su comportamiento dice: "No me interesa lo que ustedes tengan que decir".

También hay personas que no tienen intención de fanfarronear ni de pasar por charlatanes, sino que simplemente sienten temor de quedarse callados, porque cuando lo han hecho, y la(s) otra(s) persona(s) no ha añadido nada, han sentido un vacío espeluznante y no han sabido qué hacer. De manera que han preferido hablar sin parar, para no dar la impresión de ser tontos. Lamentablemente, cansa. Estas personas no han experimentado el placer de prestar atención a lo que otros también tienen que decir, para aprender de ellas, conocerlas mejor y responder a sus necesidades, experiencias, pensamientos, emociones y sensaciones. ¡Qué triste que un hombre hable hasta por los codos y su esposa ocupe un papel relegado al último lugar de la conversación! Sería edificante que por lo menos dijera, de vez en cuando: "¿Y tú qué opinas, amor?" o algo así, y guardar silencio respetuoso y permitirle expresarse, por lo menos para que los demás no piensen que es un pesado o arrogante.


Hablar solamente de lo que a te agrada ti


Sin ninguna mala intención, hay muchas personas que solo 'conversan' cuando el tema es sobre ellos mismos o de lo que les agrada. Si alguien desvía el tema, se retiran, porque les cuesta soportar que hablen de otras personas. La música que les gusta es: Mi carro, mi casa, mi familia, mi carrera, mi trabajo, mi plata, mis cosas, mi perro, mi vestido, mi corte de pelo, mi enfoque, mi interpretación, mi mi mi mi.


Hablar de cosas que a nadie le interesa


Pocas cosas son tan aburridas como oír a una persona hablar de algo que a nadie le interesa. Por ejemplo, si a todos les agrada el fútbol, hablar de costura o de los últimos descubrimientos arqueológicos. Es cierto que los empesarios hablan de cosas que afectan el quehacer empresarial, pero hay que tener en cuenta que muchos se hacen empresarios precisamente para poder disfrutar de la vida, del campo, del mar y otras cosas hermosas. Si te vas de vacaciones o te invitan a una fiesta, recuerda que la gente quiere divertirse, entretenerse y pasarla bien. No es de buen gusto seguir hablando del quehacer empresarial, de política y economía. ¡Demuestra que eres de mente abierta y habla de cosas acerca de las cuales todos quieran conversar del campo, del mar y de cosas hermosas que alegran la vida! Deja el trabajo para la oficina. ¡Relájate un poco y deja que los demás hablen de lo que les gusta!


Contar noticias que todos saben


¿Alguna vez alguien quiso contarte la misma película otra vez? ¿Qué hiciste? ¡Lo paraste en seco! A nadie le gusta que le cuenten lo mismo vez tras vez. Tendría que hacerlo de una manera excepcionalmente entretenida para que realmente sea un placer escucharlo más de una vez. Es absurdo explicarle a un experto cosas básicas que sabe al dedillo, porque o le darás a entender que no crees que sepa nada sobre el asunto, lo cual es ofensivo,  o que eres un tonto que no se ha dado cuenta de con quién está hablando.


Hablar de la crisis, de asuntos deprimentes


Aunque desde la Primera Guerra Mundial el mundo ha experimentado dificultades sin precedentes (solo un ciego mental podría negarlo), y a pesar de que es cierto que las crisis nos afectan a todos en todas partes, de ninguna manera significa que tengamos que estar hablando solamente de los aspectos negativos. Es más saludable hablar de cosas que levantan el ánimo y nos dan energía para vivir. El calentamiento global, la crisis energética y otros temas pudieran ser muy interesantes, siempre que aporten algo constructivo a la conversación; pero no es de buen gusto hablar de ello de modo que les arrugue de angustia el corazón a todos de modo que se sientan totalmente desamparados y sin esperanza.


Criticar y murmurar a espaldas de los demás


La crítica tiene su lugar cuando se expresa siguiendo los principios de la crítica constructiva. Weisinger y Lobsenz escribieron al respecto en su famoso best seller "Nadie es perfecto". En cambio, criticar por criticar y murmurar por murmurar es un tema nada recomendable para una conversación edificante. No es incorrecto hablar de otros. Todo el mundo habla de lo que le pasa a todo el mundo. Pero cuando la conversación gira exclusivamente en torno a los defectos, errores, desaciertos equivocaciones y fracasos de alguien, de modo que lo denigremos y pongamos por los suelos, las conversación deja de ser interesante y constructiva y solo se convierte en un chisme.


Hablar obscenidades y groserías


Si quieres entablar conversaciones agradables, la obscenidades y groserías, aunque se trate de bromas y chistes, están completamente fuera de lugar.  Las palabras pueden ser limpias o sucias, dependiendo del contenido. Si alguien se excede y usa palabras subidas de tono, o peor, que otros consideren sucias, sin duda marcarás una división entre tú y los que son cultos y educados. Evita el uso de palabras, gestos o actitudes que se consideran sucios o de baja reputación.


Calumniar


La calumnia es una falsedad que pinta en falsos colores a las personas. Es un material inapropiado para una conversación agradable. Es un puñal por la espalda. En cierta ocasión alguien dijo que al pasar con su automóvil por cierta calle vio al esposo de una compañera de trabajo tratando con una prostituta para que se subiera al automóvil. Cuando se aclaró el asunto resultó que había sido la hija de aquel hombre, que acababa de bajar del automóvil con sus amigos a los que el padre había llevado a una fiesta, pero después de bajar del auto, el padre la llamó nuevamente para entregarle una propina para que invitara algo a sus amigos. Pero la única parte que aquel compañero de trabajo había visto al pasar fue a una mujer acercándose al automóvil y recibiendo dinero. No sabía que era su hija que había bajado del auto y había regresado porque su padre la llamó para darle una propina. La falta de información sumada a una pésima interpretación de los asuntos dio lugar a un escándalo que manchó la reputación de aquel hombre y de su hija, porque después otras personas deformaron aún más la información diciendo que habían oído que la hija de fulano andaba de prostituta.


ENTONCES, ¿DE QUÉ HABLAR?


Comienza con una pregunta sencilla cuya respuesta trate de algo que sucedió hace poco: "¿Escucharon las noticias sobre el desborde en el sur?", "¿Adónde se fueron de campamento el fin de semana?", "¿Es cierto que piensas viajar a fin de año?".


Habla de algo que te guste


Habla de cosas que te agradan o apasionan solo cuando las otras personas han manifestado claramente que les ha interesado el asunto: "¡Estoy muy contento porque conseguí que aprobaran mi proyecto!". Le agradará saber qué, por qué, para qué, cuándo, cuánto, cómo, dónde, con quiénes. Solo evita acaparar la conversación. Esto se logra preguntando "¿qué te parece?", para dejar que la otra persona intervenga.


Habla de lo que a la otra personas le gusta


Habla de lo que a la otra persona le gusta, si notas que le apasiona el asunto. Y para controlar un poco el cauce de la plática, en caso de que se ponga aburrida, hazle preguntas pertinentes que desvíen el contenido hacia una cuestión más interesante: "A propósito, ¿qué saben de Jaime?".


Matiza con ilustraciones


Matiza con ilustraciones diciendo "es como si" para ilustrar lo que dices. Será muy entretenido escucharte. Una ilustración es un cuadro imaginario del asunto: "Es como si pintaras un cuadro con varios colores".

Y recuerda terminar siempre con una despedida también agradable. Una despedida agradable forma un vínculo con la siguiente vez que se vean, aunque sin comprometer a la persona para una cita. Por ejemplo: "Espero verte pronto", "Será un gusto volver a conversar contigo". Evita comprometer a la persona diciendo cosas como: "¿Cuándo te volveré a ver?", "Y ahora, ¿hasta cuándo te veremos otra vez? Siempre te pierdes", o: "Ingrato, espero que me llames". Di cosas como: "¿Cuándo te veré otra vez?" solo cuando quieras expresar un interés especial en la persona y hacer una cita, porque es así como probablemente ella lo tome.

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