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Oratoria
MODELOS DE BOSQUEJO SEGÚN LA DURACIÓN.
PRECAUCIONES AL VIAJAR

©Miguel Ángel Ruiz Orbegoso


BOSQUEJO PARA 1 MINUTO
BOSQUEJO  PARA 5 MINUTOS
BOSQUEJO PARA 30 MINUTOS
EVITA PALABREAR

¿ESCRIBIRLO O LEERLO?
POR QUÉ CAMBIAR LAS PALABRAS
PRECAUCIONES AL VIAJAR


Para 1 minuto

Solo por ilustrarlo, si planificas tu discurso para 1 minuto, te recomiendo un comienzo de unos 5 segundos (sin saludo), y un final de 10 segundos (resumen incluido), lo cual te concederá unos 45 segundos para explicar brevemente el asunto. Será suficiente. Te sugiero entrar de lleno y sin rodeos. Por ejemplo:
Introducción
5 seg

Capta la atención con un detalle interesante

Ejemplo

"Recuerdo cuando tenía unos 5 años...

Desarrollo
45 seg

Divide todo en 2 ó 3 puntos principales

Ejemplo

Jugábamos en el parque...

Cobrar valor es vital...

Hoy me siento muy segura de mí misma...

Conclusión
10 seg

Pide una acción concreta al oyente y ofrécele un incentivo o beneficio específico

Ejemplo

¡Por eso, toma una decisión! (acción)...

¡Te respetarán! (beneficio)..."



Para 5 minutos

Si planificas tu discurso para 5 minutos, sería absurdo dedicar 2 al comienzo y 2 al final, porque te quedaría poco tiempo para la explicación. Es más recomendable ensayar un comienzo de 5 a 10 segundos, como promedio, y dejar la mayor parte del tiempo para la explicación. Porque como en la mayoría de los casos, te sugiero entrar de lleno y sin rodeos. Nota  a la izquiera la distribución de las diferentes secciones. Por ejemplo:



Instroducción
15"

Capta la atención con un detalle interesante

Ejemplo

"Recuerdo cuando tenía unos 5 años...

Desarrollo
4'30"

Divide todo en 2 ó 3 puntos principales

Ejemplo

Jugábamos en el parque...

Cobrar valor es vital...

Hoy me siento muy segura de mí misma...

Conclusión
10"

Pide una acción concreta al oyente y ofrécele un incentivo o beneficio específico

Ejemplo

¡Por eso, toma una decisión! (acción)...

¡Te respetarán! (beneficio)..."


Para 30 minutos

Si planificas tu discurso para 30 minutos, ten presente que los minutos y segundos pasan volando. Aunque te hayas trazado un cuadro aproximado del tiempo que tomarás para cada sección del discurso, será muy probable que la tensión emocional, el suceso imprevisto y otros factores te obliguen a recortar y/o extender un poco algunas secciones individuales. Lo importante es esforzarte por respetar los límites previamente trazados. 

Considera como una seria falta de respeto al auditorio y a los demás conferenciantes el pasarte del tiempo que te conceden para hablar. Todo el que se excede en el tiempo está usurpando derechos ajenos y genera dificultades a otras personas, comenzando por el presidente de la reunión, cuya responsabilidad, en parte, es mantener la sesión dentro del tiempo acordado. 

Por ejemplo, una introducción de 1 minuto y una conclusión de 1 minuto será más que suficiente. Los 28 minutos restantes te servirán para la explicación. Si tienes dos ideas primarias o principales, puedes usar como promedio 14 minutos para explicar cada una; y si tienes tres ideas primarias o principales, puedes usar como promedio 9 minutos para cada una. Veamos un diagrama de un bosquejo más extenso. La manera como están ordenadas las diferentes secciones son solo un ejemplo.


30 min INTRODUCCION
( 1 min )
SALUDO ( Opcional, 20 seg )
ANTICIPO ( Opcional, 20 seg )
DETALLE ( 20 seg )
DESARROLLO
( 27 min )
1ª IDEA PRIMARIA ( 9 min ) 1ª IDEA SECUNDARIA ( 3 min ) 1ª IDEA TERCIARIA ( 1' 30" )
2ª IDEA TERCIARIA ( 1' 30" )
2ª IDEA SECUNDARIA ( 3 min )
3ª IDEA SECUNDARIA ( 3 min ) 1ª IDEA TERCIARIA ( 15 seg )
2ª IDEA TERCIARIA ( 15 seg )
3ª IDEA TERCIARIA ( 15 seg )
2ª IDEA PRIMARIA ( 9 min ) 1ª IDEA SECUNDARIA ( 3 min )
2ª IDEA SECUNDARIA ( 3 min ) 1ª IDEA TERCIARIA ( 1' 30" )
2ª IDEA TERCIARIA ( 1' 30" )
3ª IDEA SECUNDARIA ( 3 min )
3ª IDEA PRIMARIA ( 9 min ) 1ª IDEA SECUNDARIA ( 3 min )
2ª IDEA SECUNDARIA ( 3 min )
3ª IDEA SECUNDARIA ( 3 min ) 1ª IDEA TERCIARIA ( 45 seg )
2ª IDEA TERCIARIA ( 45 seg )
3ª IDEA TERCIARIA ( 45 seg )
4ª IDEA TERCIARIA ( 45 seg )
CONCLUSION
( 1 min )
RESUMEN (50") CONCLUSIONES DE LA 1ª IDEA PRIMARIA ( 15 seg )
CONCLUSIONES DE LA 2ª IDEA PRIMARIA ( 15 seg )
CONCLUSIONES DE LA 3ª IDEA PRIMARIA ( 15 seg )
BROCHE ( 10") ACCIÓN QUE EL OYENTE HA DE SEGUIR ( 15" )
BENEFICIO QUE EL OYENTE HA DE RECIBIR ( 5"

Como puedes ver, en ningún caso te recomiendo explayarte más de unos cuantos segundos en una idea. Si te extendies más de lo necesario en cualquier sección, automáticamente sacrificarás otra. Esa es la razón principal por la que muchos bachilleres se pasan de tiempo al presentar su discurso de Tesis. Ensayan hablando cinco o diez minutos de cada idea y al final no saben por qué les cuesta tanto resumir.

En oratoria se habla con un cuentagotas. Tienes que verter esencia pura, directamente al grano y sin vacilar. Tienes que presentar depurado cada ejemplo y cada detalle, es decir, bien ensayado. Esta cruda realidad solo puede visualizarse en toda su magnitud cuando tienes finalmente a mano tu bosquejo terminado.

Como puedes ver en el bosquejo ejemplo de arriba,  3 minutos es el tiempo máximo que te recomendamos trazarte como meta para hablar por una idea en particular, y en caso de que decidas hablar 5 ó 10 minutos, jamás olvides que necesariamente sacrificarás el tiempo de otras secciones.

Evita palabrear

Evita palabrear ("Tomar una decisión será un proceder que, según hemos visto a lo largo de esta exposición, y a la luz de todas las pruebas que se han presentado, las cuales nadie podría negar..."). Los discursos breves han de ir al grano ("¡Toma una decisión!"). Descarta palabras y frases que solo consumen tiempo.

¿Escribirlo o leerlo?

Depende de cuánta seguridad interior sientas. Decir unas palabras leyendo, a menos que una norma lo exija, resta imagen a quien lee, porque los presentes se sienten justificados a creer que otra persona le preparó el discurso, lo cual, en mi opinión, empobrece su imagen. Te sugiero hacerlo sin leer, lo cual, por supuesto, te exigirá por lo menos alguna preparación anticipada. 

Cambia las palabras

Al ensayar, cambia las palabras una y otra vez, para asegurarte de estar grabando 'la idea'. Por ejemplo, si la primera vez dices: "La participación y el apoyo de todos ustedes", la segunda dirás: "Su colaboración y amable disposición", y la tercera: "El entusiasmo mostrado por todos ustedes". Aplica este secreto con todas las partes del discurso. Lo importante es grabar la idea y la emoción. Eso te dará flexibilidad y facilidad de palabra, lo cual aumentará tu confianza personal. 

El tiempo y la redacción

Si piensas redactar todo el discurso palabra por palabra, te animo a calcular el tiempo según la cantidad de palabras, cantidad de líneas y cantidad de páginas. 

Ten en cuenta que, hablando a una velocidad normal, unos cinco segundos (Seg) equivalen a aproximadamente una línea (Lín) de texto mecanografiado en formato normal de 12 puntos, lo cual equivale a unas 14 palabras (Pal), y que cada minuto (Min) equivale a más o menos 12 líneas de texto (a un espacio). Eso significa que unas 60 líneas equivalen a aproximadamente una página (Pág) de tamaño A4. Aquí te muestro un cuadro de equivalencia que dará una idea aproximada:


Para más información sobre la duración del discurso, haz clic en "Controla tu tiempo", en los archivos compartidos.

Para exponer en público, ya sea hablando extemporáneamente a partir de un bosquejo o leyendo todo el discurso en voz alta, te sugiero usar párrafos cortos y numerados. Los párrafos extensos y sin numerar son difíciles de visualizar.

Los recuadros y rellenos en un bosquejo
ayudan a los ojos a enfocar las porciones clave
más rápidamente

Los ojos tienden a leer o enfocar inmediatamente una frase o palabra cuando está delimitada por un recuadro o relleno. Si no está delimitada, tiende a buscar entre todo el documento hasta dar con ella, lo cual
genera estrés y pudiera resultar en una inecesaria pérdida de tiempo.

Precauciones


La inexperiencia puede meterte en problemas. En cambio, un consejo oportuno puede reducir o hasta evitarte dificultades. Aquí te paso algunos tips que te servirán antes de salir a exponer en público, incluso si tuvieras que viajar.

EL LUGAR DE LA EXPOSICIÓN
ASEGURA EL TRANSPORTE
LOS AVIONES PEQUEÑOS TIENEN DESVENTAJAS
PREPARA TODO LA NOCHE ANTERIOR
LLEVA TU PROPIO MATERIAL Y PROTÉGELO
USA UN PORTAPAPELES
ABSTENTE DE ALCOHOL
¿UN VASO CON AGUA?
CONTROLA TU ALIMENTACIÓN
ESCUCHA A TU ORGANISMO (VASOVAGAL)
SALUDA AL OYENTE ANTES
ENTREGA TUS DATOS POR ESCRITO
TU PROPIA PRESENTACIÓN
RESPETO HACIA LOS PARTICIPANTES
CUANDO TIENES QUE SOLICITAR O EXIGIR ALGO
CUANDO TIENES QUE REPRENDER A ALGUIEN
REACCIONA CON GENUINA INCLINACIÓN DE ÁNIMO
CUÍDATE DE ENGAÑAR
MANTÉN ELEVADO EL ÁNIMO
ES MEJOR NO TOCAR EL EQUIPO DE SONIDO
APELA A LA NOBLEZA E INTELIGENCIA DEL OYENTE
CUÁNDO CALIFICAR DE SATISFACTORIA LA EXPOSICIÓN
MULETILLAS Y MANERISMOS
CUÁNDO PREGUNTAR: "¿VERDAD?" O "¿CIERTO?"
NO JUNTES MUCHO LAS MANOS
UN COMPROMISO DE TODOS
ATA TODOS LOS CABOS NECESARIOS
INDAGA CÓMO REACCIONÓ EL AUDITORIO
  - OPINIÓN INMEDIATA
  - OPINIÓN POSTERIOR
PRECAUCIONES AL VIAJAR
  - ORDENANDO TU EQUIPAJE
  - BOLSA DE VIAJE
  - LOS BOLETOS DE VIAJE
  - TU ITINERARIO
  - CONTACTO EN CADA CIUDAD
  - EMERGENCIAS
  - LLEVA COPIAS DE TU MATERIAL
  - VERIFICA LA CONFIGURACIÓN
  - MULTIMEDIA
  - EL CLIMA
  - LA ALTURA
  - TRAJE DE BAÑO
  - GUÍAS DE VIAJE
¿HACER UN CONTRATO?
ACUERDOS DE PALABRA
TODO LO QUE FIRMAS
TUS HONORARIOS
UN RECIBO O FACTURA
CALCULA TODAS TUS PROBABILIDADES


Visita el lugar antes de la exposición

Hasta donde sea posible, visita anticipadamente el lugar donde se llevará a cabo la exposición y ten en cuenta detalles que podrían favorecer o desfavorecer tu presentación, para hacer los ajustes necesarios.

Cuando uno no tiene experiencia o nunca ha realizado una exposición en determinado lugar, es normal imaginar tanto el lugar como el auditorio, la exposición y el ambiente según como cree que será en realidad. Pero los oradores de experiencia saben que lo que imaginan rara vez concuerda con la realidad. De hecho, resulta totalmente diferente. Por eso van preparados "para todo terreno", ya sea que el auditorio resulte grande o pequeño, feo o bonito, con equipos de última generación o en mal estado, bien iluminado o mal iluminado, ya sea que asistan pocas personas o haya un lleno total, ya sea que quede en el centro de la ciudad o en un lugar apartado, ya sea que el clima sea bueno o malo. Por eso, imagínate lo que quieras, pero será diferente. Debes estar alerta para enfrentar cualquier clase de realidad. De lo único que puedes tener garantía es que tu desempeño será mejor de lo que imaginaste.

 
Asegura la transportación

Ten en cuenta que el transporte puede incrementar el costo cuanto más distante sea la exposición. Si este es el caso, como, por ejemplo, viajar a zonas alejadas, garantiza tu puntualidad solo si el organizador se encarga de la transportación.

 
Prepara tus cosas la noche anterior y justo antes de salir a hablar

Es mejor alistar todo la noche anterior, sobre todo si la exposición será temprano por la mañana. Recordar un detalle importante a última hora será suficiente para que tu tensión suba considerablemente.  Y no te olvides que antes de salir a hablar debes pasar por un espejo y observar bien cómo está tu cabello, corbata, cuello, saco, útiles, maquillaje, zapatos, etc. No te ayudará salir con los pelos parados o la corbata fuera de lugar. Hay amigos de lo ajeno que ingresan bien vestidos a los hoteles y centros de convenciones con el único fin de apoderarse de aquello que los incautos dejan sin custodia. Si tienes que dejar el lugar, encarga tu equipo a alguien responsable.

 
Lleva tu propio material y protégelo celosamente

En la medida de lo posible, lleva tu propio material y equipo. Es tu mejor garantía de que todo marchará como quieres. Por ejemplo, si utilizas los lápices del local, probablemente estén cubiertos con polvo de tinta. Si acomodas tu corbata o camisa después de cogerlos, los mancharás. Por la misma razón, evita colocar los lapices en la canaleta del tablero o pizarra. Usualmente tienen polvo de tinta y se mancharán, manchando después tus manos. Una advertencia similar aplica al borrador. Toma tus precauciones.

En caso de necesitar una computadora, tal vez sea mejor exigir que el local cuente con una. Algunos ladrones bien vestidos se infiltran en conferencias importantes para robar específicamente equipos y accesorios de computación portátiles, los cuales suelen ser de última generación. Es mejor llevar la información en un CD o DVD, o en un dispositivo de bolsillo que pueda conectarse al puerto de la computadora del local. En todo caso, si decides llevar y usar tu laptop, no se te ocurra quitarle el ojo de encima durante todo el evento o encargar a alguien que la vigile permanentemente.

 
Usa un portapapeles

Si la exposición se llevará a cabo al aire libre, el viento será un factor a tenerse en cuenta. Lleva un portapapeles y varias clases de sujetadores, tales como ligas, cinta adhesiva, clips o alfileres, y usa el que mejor convenga a las circunstancias del momento. Sujeta con uno de estos elementos la base del documento para que no ondee ni se vuele con el viento.

 
Abstente de alcohol

Necesitarás prestar toda la atención posible, gozar de sobriedad y concentración (además de buen aliento). Si bebes, déjalo para después de la exposición.


Abstente del teléfono

Si estás dando una conferencia o estás en medio del auditorio escuchando una conferencia, apaga tu celular o modifica el aviso de llamada de modo que no perturbe a los demás. Si el asunto es realmente más importante que la conferencia, retírate y atiende la llamada en otro lugar. Lamentablemente, las perturbaciones de esta naturaleza no tienden a interpretarse solamente como una molestia, sino como un problema psicológico, el deseo de llamar la atención, o un acto de mala educación, y, dependiendo del prejuicio de los demás, hasta podrían tomarlo como una reacción antisocial. La razón es que todos saben que es educado y considerado apagar el celular para no molestar a los demás. Si no lo apagas, y sobre todo si el equipo comienza a emitir sonidos muy llamativos, atraerás tanto la atención a tu persona que causarás una pésima impresión, como alguien a quien no le importan los demás. El mensaje real es: "Esta llamada es más importante que lo que se está tratando en la reunión", lo cual se interpreta como un menosprecio.

Si estás frente a un cliente, nunca lo pospongas por responder una llamada, o deja que el teléfono suene por lo menos tres veces antes de hacerlo, para que lo vea más bien como una solución a una perturbación temporal. Porque si interrumpes la conversación y contestas tan pronto como suena, le envías el mensaje: "Usted no es más importante que esta llamada", lo cual le causará una pésima impresión, algo que un vendedor profesional jamás haría. ¿Y si no contestas en absoluto? Mejor, porque le enviarías el mensaje: "Usted es más importante que cualquier llamada", causándole una impresión excelente. Algunos vendedores astutos hasta piden que un amigo los llamen justo a la hora de la cita, y que insistan varias veces, solo para no contestar, a propósito, para causar una excelente impresión en el cliente. 

Pero ¿cómo proceder si realmente fue un descuido y no tuviste la intención de molestar con el teléfono? Debes apagarlo inmediatamente y no darle importancia ni levantarte del asiento para atender la llamada. Eso enviará el mensaje no verbal de que realmente fue un descuido, y te exculparán, porque a cualquiera le pasa. Pero si respondes la llamada, pensarán que realmente tienes mala educación y falta de consideración por los demás... aunque en realidad haya sido una casualidad. Lógicamente, si tu hijo está en el hospital, tendrías que responder, pero pedirías disculpas y explicarías que se trata de tu hijo que está en el hospital.


¿Un vaso con agua?

Si sientes sequedad en la boca, tal vez sea mejor un poco de sequedad, que por beber agua muy fría se te vaya la voz. En este caso, bastará un poco de autodominio. Pero si te molesta demasiado, recuerda que no es necesario beber varios tragos. Basta con mojar un poco los labios. Carnegie recomendaba una pisca de sal en la punta de la lengua para provocar un chorro de saliva. Después del discurso bebe todo el agua que quieras. Si sientes sequedad en la garganta, y crees que sentirás alivio con un poco de agua, bebe un poco. No se ve bien beber desesperadamente. El agua en el vaso es para mojar un poco la boca o la garganta, no para aplacar la sed.

Por otro lado, puede ser una buena idea ponerte un poco de colonia o perfume bajo la nariz, para sentir un olor muy agradable antes y durante el discurso, lo cual te ayudará a sentir cierto relejante aire de tranquilidad y placer.

En verano o primavera, el vaso con agua sobre el atril causa un efecto diferente en el auditorio que en invierno. Si el oyente siente sed, el que tú bebas agua le generará ansiedad y envidia y distraerá su atención. Esto no sucede cuando todos tienen algo de beber a su disposición. Cierto orador contaba de cómo en más de 30 años de experiencia como conferenciante nunca había recurrido a beber agua. De hecho, pedía que no colocaran un vaso con agua sobre su atril. ¿Por qué? Escucha la voz de la experiencia:

- Por reflejo condicionado pudieras colocar torpemente tus documentos y tirar el vaso
- Si mojas tus documentos, harás un papelón y todos murmurán o se reirán
- Si el vaso es de vidrio, podría romperse y agravar el problema
- Si mojas tu ropa, ¿te presentarías en el comedor con una mancha bajo la cintura?
- Como promedio, un vaso contiene entre 15 y 20 tragos. ¿Necesitas tanta agua? ¡Por favor!
- ¿Qué garantiza que te den agua limpia, o que el vaso esté verdaderamente limpio? 

A menos que pienses utilizar el vaso con agua como apoyo visual para una explicación, sería mejor llevar una pisca de sal y ponértela en la punta de la lengua en el momento en que sintieras seca la garganta. Hará bajar naturalmente un chorro de saliva y te sacará del apuro sin arriesgarte tanto. Y mejor aún, cultiva autodominio y espera al refrigerio. Luego podrás calmar tu sed. Pide agua solo en caso de surgir una verdadera necesidad. Por ejemplo, si algo te provoca tos y no hay otra manera de ayudarte. Pero recuerda que no son necesarios veinte tragos (un vaso lleno), sino solo mojar los labios. Bastará con vaso medio lleno.

¿Beber o no del vaso o taza que te ponen sobre la mesa?

El único problema de beber de un vaso o taza que te ponen sobre la mesa es que no sabes si está limpio. Algunos sirvientes, en vez de agarrar el vaso o la taza por fuera y parte baja, lo agarran por la parte superior ¡y hasta meten los dedos para sujetarlo antes de servir el agua! Si sus manos y dedos estaban sucios, transferirán cualesquier partículas de suciedad con facilidad.

El agua, té o café ¿están limpios? ¿Tienes estómago de fierro? O, por lo contrario, en el caso del agua, ¿eres susceptible a la que sale directamente de la cañería? ¿Puedes garantizar que la persona que lo llenó y transportó se ha esmerado por la limpieza y la calidad, y que ha usado agua tratada? ¿Tuvo la precaución de cubrirlo hasta el último momento? Si lo llevó en una bandeja, ¿estuvo hablando con otras personas, quizá salpicando saliva al hablar, antes de entregarte el vaso? ¿Hubo polvo en el ambiente? El agua podría estar limpia, pero ¿el vaso? O tal vez el vaso esté limpio, pero el agua no. Por supuesto, no creemos que alguien le haya puesto algo sucio intencionalmente.

En una palabra: Si se trata de una entrevista de negocios, evítate problemas. Lleva tu propia botellita, tu propio sorbete y tu propio vaso o taza, tu propio té o café. Y si tienes dudas, mejor abstente de beber o comer. De otra manera, asume todas las responsabilidades y no te hagas más líos. No se trata de ser quisquillosos, sino de ser cautos, sobre todo si se trata de viajar a lugares donde el cambio de agua podría generar problemas digestivos.

Si se trata de sequedad en los labios, en algunos casos la decisión correcta tal vez sea aguantar y beber después. No vale la pena correr el riesgo y perder tiempo valioso, dinero y oportunidades yendo al médico. Pocas cosas pueden ser tan contraproducentes cuando uno está de viaje como beber agua directamente del suministro local. Hay más garantía en los productos envasados (incluso debes cuidarte del agua envasada, pues se ha sabido de comerciantes inescrupulosos que rellenaron botellas con agua corriente), siendo el agua gasificada la de mayor confianza. Es de esperarse que el agua embotellada expendida en un hotel de prestigio sea confiable, sea o no gasificada.
 
Controla tu alimentación y cuida tu digestión

El proceso de la digestión puede interferir con la concentración. Si deseas comer, mídete o hazlo después de la exposición. Ayunar de vez en cuando es bueno para el organismo. La razón más fuerte para vigilar tu alimentación antes de una exposición es la tensión. Podría provocarte un desarreglo digestivo bochornoso.

La tentación de comer un poquito de cada cosa cuando te ofrecen una gran variedad de bocaditos puede traer complicaciones si no tienes costumbre. Sobre todo, ten cuidado con los mariscos y con cualquier alimento que no haya sido cocido, si no tienes la garantía de que puedes comerlos sin riesgo.

Si tienes el hábito de lavarte los dientes después de los alimentos, es una excelente costumbre. Pero si estás usando corbata, cúbrela con algo o escóndela bajo la camisa para evitar que se salpique, sobre todo si no tienes opción de cambiarla.
 
Escucha a tu organismo

Si se te hace tarde y tu organismo te pide ir a los servicios higiénicos, obedece a tu organismo. Salir a exponer en un estado de tensión a causa de una urgencia fisiológica podría causar un desastre. Tus esfínteres podrían jugarte una pasada. 

Cuando estás frente al auditorio pudiera abochornarte estornudar o toser, sobre todo si sueles hacerlo estruendosamente. El ruido se debe a que solemos inhalar una gran bocanada de aire justo antes de estornudar. Algunos pueden evitar el estornudo cubriéndose la nariz para impedir la inhalación de aire que produce el ruido, pero no siempre funciona. Si no resulta, y es posible, prueba expeliendo el aire de los pulmones justo antes de estornudar o toser. Sin aire no habrá estruendo, o sea, el estornudo resultará casi imperceptible, como una tos leve.  De todos modos, si es posible, siempre se sugiere apagar el micrófono antes de toser o estornudar (si no tiene botón ON/OFF, no te quedará más que girar el rostro y hacerlo a un lado).

Cubrirte con un pañuelo si te da tiempo, es lo correcto, y mejor si puedes alejarte. Es muy arriesgado que te cubras con la manga, como a veces han sugerido algunos expertos. Porque podrías ensuciarte de manera que no pudieras limpiarlo. Algunos han hecho eso y terminaron con la manga que parecía que un pelícano les había dejado caer un regalo. Reponerte de un chasco así es sencillamente imposible.

Otro momento complicado pudiera sobrevenir si necesitaras sonarte. En tal caso, ten en cuenta la cantidad de mucosidad que probablemente pudieras expeler por la nariz. Nadie se opone a que te suenes discretamente allí mismo si se trata de una naríz humeda; pero si se trata de una gran cantidad de mucosidad por causa de una fuerte alergia, gripe o resfrío, despertarás una sensación de asco en los que te rodean, especialmente si eres mujer, porque socialmente siempre se espera discreción de parte de las damas. Si vas a soplar y resoplar ruidosamente como un elefante, jalando una gran cantidad de moco delante de todos, quemarás tu imagen, porque pensarán que eres una persona asquerosa. Los que te rodearan tal vez piensen o susurren: "¡¡Esta persona no tiene la mínima educación!!". Por eso, te sugiero retirarte un momento del lugar, porque no hay manera de disimular una tremenda sonadera, sobre todo, si todos están cenando. 

En todo caso, si la tos, los estornudos o cualquier otra cosa serán constantes y no podrás evitarlo, y eres miembro de un panel, tal vez sea mejor que te retires un momento, resuelvas el problema y regreses a la mesa. Y si ocurre en medio de tu discurso, no temas pedir disculpas y retirarte para resolver el problema. Es mejor retirarte y resolver el problema en otro lugar, luego regresar y continuar con el discurso. Porque de lo contrario podrías hacer un espectáculo en medio de todos y, si están filmándote, rogarás que no lo hagan circular por Internet como un chiste. De los males, el menor. Retírate y regresa.

Algo más respecto de la tos: Recuerda que es tu derecho toser para despejar tu garganta, y que puedes toser tan fuerte como desees, pero que las personas que están alrededor también tienen derechos. A nadie la importará que tosas discretamente. Pero si sientes deseos de toser con fuerza, ¡cubre tu boca! Eso mostrará que respetas su derecho a la salud. Y quizás lo más importante para tu imagen: Demostrarás que eres una persona que ha recibido una educación de calidad. Porque toser con fuerza en medio o cerca de otras personas sin cubrirte es un indicativo de falta de decencia y educación. Te verán como una persona sucia e indecente. Lo mismo aplica al estornudo.

Otro momento en que debes escuchar y obedecer a tu organismo es en caso de sentir el aviso de un síncope vasovagal, ya sea en forma de mareo, desmayo de varios segundos o desmayo total. A veces una ansiedad exagerada pudiera causar la acumulación de sangre en las piernas y desoxigenar el cerebro momentáneamente. No corras al baño. Pudieras perder la conciencia en el trayecto y causarte mucho daño. Lo mejor es tumbarte en el suelo y alzar las piernas contra una silla o pared, para impedir que la sangre se acumule en las piernas (lo que quieres es que siga fluyendo al cerebro normalmente). Si te ocurriera, lo mejor sería tomar precauciones para la próxima vez. ¿Cómo? Algo que pudiera ayudar sería estudiar a fondo y practicar las técnicas de oratoria para cultivar una mejor imagen interior y mejorar tu autovaloración. Eso resulta en una modificación de tu punto de vista acerca del auditorio y acerca de tu propia persona. Al mejorar en oratoria te sentirás fuerte, y al sentirte fuerte, el auditorio dejará de intimidarte, lo que resultará en que la experiencia de exponer en público deje de producirte ansiedad. Si el detonante del síncope es tu ansiedad, eso ayudará. (Para más información sobre Síncope Vasovagal, ve el Glosario).

Si tienes que toser, recuerda que hacerlo brusca y fuertemente podría inflamarte más que ayudarte. A veces es mejor toser suavemente, como extrayendo delicadamente la flema hacia fuera, en vez de forzar ásperamente con un par de soplidos fuertes. Tose con fuerza solamente como último recurso. En todo otro momento, procura hacerlo de a pocos y con la mayor delicadeza. Un sorbo de líquido podría ayudar, pero no es siempre el caso. Algunos oradores llevan consigo un pequeño paquetito con un poco de sal, para ponerse un poco en la lengua. Será suficiente para hacer bajar naturalmente un chorrito de saliva que bastará para humedecer la boca.

 
Si es posible, saluda a tus oyentes individualmente antes de la exposición 

Si llegas temprano, puedes saludar a miembros del auditorio, tomarles confianza y recoger sus inquietudes, experiencias y anécdotas para incluirlas en el discurso. ¡Obsérvalos, sonríeles y estrecha sus manos! Por otro lado, impactarás si llegas justo a tiempo para comenzar. 


Entrega tus datos por escrito a quien haga la presentación

Asegúrate de entregar personalmente y por escrito tu nombre y todo lo crees que sería prudente mencionar. Esto evitará que te presenten como 'doctor' si eres 'ingeniero', o como 'ingeniero' si eres doctor', o que diga 'Gómez' en vez de 'Robles', o Luis Miguel' en vez de 'José Luis'. Recuerda que la persona que hace la presentación o preside la reunión también puede estar nerviosa o aturdida.


Haz tu propia presentación en caso de que nadie parezca capaz de hacerlo con entusiasmo

El presidente o maestro de ceremonias es responsable de generar un ambiente positivo. Su misión es motivar al auditorio y dejarlo deseoso de escuchar. Si inicia la reunión apáticamente o con falta de disposición (evidente por una baja potencia de voz, falta de movimiento de las manos, entonación débil o por equivocar el título o el nombre de la persona que expone), generará desánimo y activará un ciclo vicioso negativo que puede hacer fracasar la reunión. Mejor que ser presentado por un maestro de ceremonias o presidente de reunión falto de entusiasmo es que tomes la iniciativa y comiences sin preámbulos.


En todo momento muestra respeto por los oyentes y/o panelistas

Si atacas frontalmente una creencia sin tener una razón de peso, u ofendes al auditorio, a uno de sus miembros o a uno de los miembros del panel, podrías ponerlos a la defensiva y echártelos encima. Piénsalo dos veces.

 
Si solicitas o exiges algo, hazlo después de dar una explicación satisfactoria

La reacción común del auditorio especialmente al inicio de casi cualquier exposición es de expectativa o escepticismo. Si les das órdenes o solicitas algo sin colocar un fundamento, sería semejante a pedir dinero prestado sin ofrecer garantía alguna de devolución. Expresiones dogmáticas o antagónicas, o solicitar cosas sin dar explicaciones, favorece el fracaso de cualquier solicitud porque, ¿quién hace algo a cambio de nada, sobre todo si se trata de dinero? Si vas a tirarte a una piscina, primero asegúrate de que esté con agua.

 
Inclúyete si piensas reprender a alguien

Cuando des una reprensión, discierne entre usted o eres (y sus equivalentes). Generalmente es mejor usar nosotros ("Esforcémonos por ser más puntuales"). Pero puedes usar usted o eres (y sus equivalentes) cuando felicites o encomies ("Usted es la persona más puntual que conozco"). Las reprensiones son más aceptables cuando el que las da se muestra consecuente (Hasta el jefe llega tarde de vez en cuando).


Reacciona siempre con genuina inclinación de ánimo hacia el auditorio

Si respondes o reaccionas con indiferencia, frialdad o aspereza ante la intervención sincera y espontánea de un miembro del grupo, podrías inhibir la cooperación de todos. La mayoría podría pensar que darás un trato similar a todos. Solo los masoquistas soportan con gusto el maltrato. Precisamente, aunque algunas personas que exponen usan la reacción firme como un recurso para repeler un enfrentamiento, por lo general es mejor reaccionar con genuina disposición, porque tu misión es beneficiar al auditorio mediante una comunicación eficaz.

 
Cuídate de engañar 

Engañar deliberadamente al auditorio, ocultarle información que tenga derecho a saber, manifestar doble personalidad o ser hipócrita sepultará tu crédito. Cuando la verdad sale a flote te retiran su apoyo. Es poco probable que un timador reconstruya su imagen; y la reputación de mentiroso es la más difícil de borrar. Sería como querer oír un CD al que alguien hizo ralladuras con un clavo. Por eso, si decides ocultar detalles importantes o falseas la información, te arriesgas a sufrir consecuencias que tal vez sean incontrolables. Cristóbal Colón se arriesgó al llevar dos cuadernos de bitácora durante su famoso viaje. Si la tripulación se hubiera enterado, de seguro lo hubiese arrojado ipso facto por la borda.


Mantén elevado el ánimo

Si el auditorio se muestra apático o escéptico, afectará adversamente tu desempeño y menoscabará el efecto positivo de la exposición. Por eso, lleva una mochila cargada de motivación propia.

Es mejor no tocar el equipo de sonido

Manipular el equipo de sonido es responsabilidad del encargado del sonido. Hasta artistas experimentados se han llevado un chasco cuando quisieron acomodar un micrófono o pedestal que parecía estar en buen estado. Si vas a manipular el equipo, familiarízate con él anticipadamente. Algunos oradores que no se han familiarizado de antemano con el equipo de sonido han tratado de impresionar al público exhibiendo una gran confianza en sí mismos manipulando bruscamente el micrófono (para arriba, abajo, a la derecha o izquierda) solo para llevarse una sorpresa, safándolo, cayéndosele, causando retroalimentación que emite un pito ensordecedor, etc. Si te parece que el micrófono está un poco desubicado simplemente habla un poco más fuerte. Si está muy desubicado, deja que sea otra persona la que se percate de ello y lo acomode por ti. En todo caso, si piensas manipularlo, habla de antemano con el encargado del sonido y pídele su opinión.

 
Apela a la nobleza e inteligencia del oyente

Apela a la nobleza e inteligencia del auditorio mediante incentivos apropiados y puntos de vista bien organizados en vez de ofenderlo mediante el uso de términos hirientes. Si un oyente te hiere, jamás le devuelvas el esputo. Recuerda que tu meta como discursante es conciciliar, no echártelos encima. 


Califica de satisfactoria la exposición si logras persuadir a la mayoría

Para ser realistas, aunque tu oratoria sea muy convincente, algunos tal vez reciban tu exposición con desagrado por causa de celo profesional, envidia, resentimiento, amargura, decepción, ignorancia, prejuicio, desánimo, egoísmo, sospecha infundada, temor, duda o alguna exigencia poco realista. Es difícil, y a veces imposible, satisfacer a todo un auditorio. Lo más probable es que solo llegues a la mayoría, y si así es, ¡excelente! (Me refiero a una mayoría de 80% o más. No creo que en oratoria signifique éxito alcanzar una aceptación de 50 + 1. Si hemos de creer en el refrán que dice que "la unión hace la fuerza", eso más bien indicaría que la mitad de tu auditorio está en contra.)

 
Evita las muletillas y manerismos

Evite estribillos o repeticiones vacías ("Eeee", "Esteee", "Estooo", "Emmm", "Quiero, quiero decirles que, que, se trata de un, un, un, un caso muy muy especial) Por ejemplo, aunque suena muy bien decir: "A los niños les gusta jugar con sus padres, ¿verdad?"; sonaría incompetente decir: "A los niños, ¿verdad?, les gusta jugar, ¿verdad?, con sus padres, ¿verdad?", porque estarías solicitando una aprobación sobre ideas incompletas.

 
Pregunta: "¿Verdad?" o "¿Cierto?" solo al final de ideas completas, no de incompletas

Pregunta: "¿Verdad?" o "¿Cierto?" solo al final de una idea completa cuya respuesta sea inexorablemente "sí"(ü ). Si descubres que adoleces de muletillas, o alguien llama esto a su atención, sabe que las muletillas constituyen un hábito inconveniente que deslustra tu imagen y que solo pueden superarse tomando conciencia de la manera de hablar o pidiendo a un amigo de confianza que te haga una señal discreta cada vez que incurras en ellas.

 
No juntes las manos ni las escondas

Esta sugerencia indica que, si tu equilibrio y confianza depende de juntar las manos o esconderlas constantemente, mejor busca un punto de apoyo diferente. Porque si juntas, frotas, aplaudes o escondes las manos a cada rato, o mantienes los antebrazos flexionados permanentemente cuando estás de pie, parecerás un grillo nervioso. Aunque tal vez sientas seguridad, pasas por alto el hecho de que el auditorio podría interpretarlo como un signo de inestabilidad emocional o hasta de falta de aplomo de tu parte, lo cual atentará contra tu imagen y debilitará tus probabilidades de persuadir. Una pose afectada distrae.

Lamentablemente, algunos profesores de oratoria les dicen a sus estudiantes: "Si te sientes nervioso, simplemente junta las manos, sóbalas con ganas, y la tensión se disipará". Y es cierto. Pero al hacerlo, ¿qué comunican al oyente? ¡Tensión! Este se percata de que el orador realmente no se siente cómodo con la situación. Una persona (ya se trate de un actor, orador, locutor o presentador) que constantemente sobe sus manos al estar frente al público, demuestra que se siente incómoda y nerviosa frente a todos.

Juntar mucho las manos te pone en evidencia de que te falta aplomo, y esa tensión se transmite al oyente, quien te devuelve la misma vibración con la mirada y actitud, lo que perpetúa un desagradable ciclo de frustración. Un orador capacitado debe ser un modelo de aplomo y seguridad en sí mismo, no de timidez ni nerviosismo. Oratorianet te enseña a superarte de modo que no necesites juntar las manos para disipar la tensión, sino a procurar la soltura y libertad de movimiento mediante ademanes eficaces.

Observa en la vida cotidiana cómo se comportan las personas cuando hablan unas con otras, ¿acaso las ves frotando las manos constantemente, o escondiéndolas a cada rato? O a los actores de las películas de éxito internacional, ¿acaso mantienen constantemente doblados los antebrazos? Normalmente están sueltos, se les ve naturales. Además, piensa en esto: si gran parte de tu misión consiste en inspirar confianza y seguridad, ¿cómo lo lograrás si el auditorio ve que constantemente sientes inseguridad?

¡Proyecta seguridad y confianza por medio de relajar tus codos, soltándote con naturalidad! Gesticula solo lo necesario. Porque no hay nada de malo en juntar las manos de vez en cuando, según lo ameriten las explicaciones... pero si lo haces a cada rato, reflejarás falta de aplomo. Será evidente que arrastras un problema de confianza y seguridad. Por eso, si quieres inspirar confianza, no andes juntando las manos a cada rato.

 
Recuerda que todos están comprometidos con la exposición

Hacer un repaso de algo que se entendió mal, o a medias, sería tan improductivo como derramar un vaso de agua en el mar. Una exposición, por brillante que sea, tendrá éxito solo si el auditorio también hace su parte. Ni siquiera el auditorio más culto del mundo sacará provecho si manifiestas escasa habilidad para impartir instrucción. Será del todo derrota para ti si comienzas a echar la culpa a tus oyentes por entender mal. Porque si entendieron mal, fue porque tú explicaste mal. De modo que, tanto tú como el auditorio hacen bien al involucrase en la exposición: Tú, por medio de dejarte entender, y el auditorio por concentrarse y sintonizar con la explicación.

 
Ata todos los cabos necesarios

¿Es realmente obvio? Aunque muchas cosas son tan obvias para alguien, como la necesidad de alimentarse, ¿qué te hace suponer que el auditorio entenderá todo lo que para ti es evidente? Si piensas que algo es tan obvio que lo das por sentado, podrías llevarte más de una sorpresa. Solo puedes dar algo por sentado cuando existe seguridad de que todos captaron el punto o hicieron lo que era obvio hacer. Si la persona que expone se felicita a sí misma, diciendo: "Muy bien, pasemos a otro punto", creyendo que le entendieron correctamente, podría estar edificando sobre arena. Por eso, habla específicamente y con toda claridad al tocar la mayoría de los diferentes aspectos de tu exposición. Sondea sobre la marcha el entendimiento del auditorio con preguntas breves y pertinentes. Por ejemplo: "A ver, ¿qué han entendido? Ustedes explíquenmelo". Asegúrate de que estén entendiendo correctamente.

¿Y si olvidas decir algo? El manual de Toastmasters, una de las instituciones más conocidas para la práctica del arte de exponer en reuniones, recuerda a sus miembros que muchas veces, cuando vayan de regreso a casa después de un discurso, tal vez recuerden que olvidaron decir algo. De modo que siempre debes permitir un margen de error. No somos perfectos. Tendemos a olvidar algunas cosas. Por eso, en tu bosquejo debes anotar aquellas cosas que no debes olvidar decir... y reconocer que aún así podrías olvidarte de algo. Así es la vida. Solo haz tu mejor esfuerzo.

 
Indaga cómo reaccionó el auditorio

Indaga, posteriormente y a grandes rasgos, cómo reaccionó el auditorio ante la exposición, para hacer ajustes pertinentes. Toda repetición fortalece la memorización de una idea. Por ejemplo, un repaso llevado a cabo inmediatamente de la explicación de los puntos principales puede lograr aproximadamente entre 80% y 100% de retención en los días siguientes; si el repaso se lleva a cabo después de un día, tal vez se recuerde solo el 50% dentro de los primeros quince días; y es digno de nota que, si se efectúan unos cinco repasos antes de transcurridas unas 8 horas después de la exposición, el promedio de retención puede aumentar significativamente. Por otro lado, en lo que respecta al arte de instruir a otros, la persona que expone es más responsable que el auditorio. El éxito dependerá en gran manera de la claridad de su enseñanza. Si afirman que te entienden, pregúntate: "¿Es porque me dejé entender, o a que se esforzaron genuinamente por atar cabos, relacionar los conceptos y discernir el punto de vista correcto?".

Lógicamente, pudiera darse el caso de que no necesites indagar mucho, sino que tus oyentes tal vez te aborden espontáneamente después del discurso para tener una comunicación más estrecha contigo y expresarte su parecer, su opinión, sus comentarios, sus felicitaciones o sugerencias. Algunos quizá lo hagan con tacto, otros, sin la menor contemplación. En todo caso, tu reacción siempre debe ser: "Gracias. Lo tendré en cuenta."

 
Opinión inmediata

En algunos casos, conviene pedir inmediatamente, después de terminado el discurso, una opinión entre los oyentes respecto a tu exposición y desempeño porque arrojará luz sobre tu arte de instruir. Pero ten en cuenta solo las respuestas de quienes asistieron puntualmente de comienzo a fin (porque son los que tienen una visión completa de toda la exposición). Sugiero hacer preguntas breves y específicas como, por ejemplo: 

¿Entendió fácilmente la exposición? (CLARIDAD)
¿Cree que los puntos de vista que se presentaron fueron de valor práctico? (UTILIDAD)
¿Le parecieron novedosos los enfoques recibidos?  (FRESCURA)
¿Qué punto importante recuerda de la exposición?  (IMPACTO)
¿Cree que hubo suficiente contacto con el auditorio?  (CONTACTO)
¿Cree que la gente salió motivada? (ESTÍMULO)
¿Escuchó la voz sin dificultad? (VOLUMEN)
¿Le causó buena impresión la organización de la reunión? (ORGANIZACIÓN)
¿Le pareció aburrida? (ENTRETENIMIENTO)
¿Alguna pregunta o comentario? (LO QUE FALTÓ O LO QUE PUEDES INCLUIR EN EL FUTURO) 

Algunas organizaciones prefieren aconsejar a sus ejecutivos respecto a su oratoria tan pronto como termina la conferencia. Tal vez uno o dos miembros prominentes lo llamen aparte y le digan lo bueno y lo malo que hizo, para que refuerce lo bueno y corrija lo malo en su siguiente oportunidad. Esto pudiera ser devastador cuando te has esforzado al máximo por hacerlo bien. Lamentablemente algunos no saben esperar para dar el consejo en un momento más distendido. Sienten la necesidad de declarar los defectos tan pronto como sea posible. No lo recomiendo, porque no tiene a estimular positivamente, sino a herir el amor propio. ¿Acaso ellos no comenten errores también, y acaso no les gustaría que se los mencionaran cortésmente en un momento más distendido? Pero así son las cosas. A veces el mundo no muestra misericordia. Tienes que estar en todas, hasta para recibir el hacha la crítica de tus superiores cuando lo que más necesitabas era el bálsamo de unas cariñosas felicitaciones. "Cuando tengas que tragarte un sapo, no lo mires mucho". Pasa la página y sigue adelante.

 
Opinión posterior

Esta sirve para examinar la eficacia de tu enseñanza. Te sugiero hacerla después de un día, que es cuando se pone al descubierto el nivel de recordación. Comúnmente las consultas llevadas a cabo inmediatamente después de una exposición solo fijan conceptos a modo de repaso; en cambio, las que se llevan a cabo más tarde en la semana analizan la fuerza y profundidad del impacto. Porque así como los maestros pueden evaluar la eficacia del aprendizaje de sus alumnos, una encuesta entre estos pueden ayudar a observar la eficacia de la enseñanza del maestro. Ambas evaluaciones (inmediatas y posteriores) pueden cotejarse para mejorar, tanto la calidad de tu comunicación como la de quienes te escuchan.

Toma precauciones al viajar

Si la exposición se llevará a cabo muy lejos, toma tus precauciones. Analiza cuidadosamente el clima, itinerario, contactos, pasajes, bolsa de viaje y recursos para emergencias. Porque, por ejemplo, si te roban o pierdes los boletos de avión, las pasarás negras.


Ordena tu equipaje meticulosamente.
Sería imprudente ordenar tus cosas de cualquier manera. Es mejor hacerlo minuciosamente, pensando en lo esencial. Confecciona una lista detallada de lo que llevarás en la maleta y/o maletín. Incluye lo que llevarás a mano (anteojos, monedero, documentos, pasajes, contacto, reloj, calculadora, teléfono). Anota todo en el orden preciso en que guardarás estas cosas (ropa, equipo de aseo, material de trabajo) y conserva la lista (repetirás los pasos al empacar de regreso o continuar viajando. Sin una lista podrías olvidar una prenda en la lavandería del hotel.


Desventajas los 
aviones pequeños. Si tienes que hacer un viaje corto en un avión pequeño, jamás subestimes el hecho de que los aviones pequeños tengan limitaciones. Aunque corto, el viaje pudiera parecer larguísimo si tu vegija está a punto de reventar. Toma tus precauciones. Si tienes dudas respecto a tu continencia, te sugiero ponerte un pañal para adultos en el aeropuerto antes de partir. Te tranquilizará saber que no querrás tirarte en paracaídas sobre las montañas. Allá arriba nadie juega con esas cosas.


Lleva bolsa de viaje. Se llama bolsa de viaje al dinero que llevas encima para gastar. A menos que corras con los gastos de viaje, exige por lo menos un adelanto de honorarios. ¿Confías en que te pagarán al llegar? Asegura tu estadía de la misma manera como un bombero aseguraría su escalera antes de subir a apagar un incendio. El adelanto es una exhibición de seriedad y confianza de parte del organizador.

Pon en un lugar seguro los boletos de viaje. Decide dónde los colocarás y manténlos en el mismo lugar. Si se te traspapelan, podrías perder el ómnibus, tren, barco o avión. Ten presente que las compañías reembolsan los pasajes solo cuando el descuido es de ellas. Esta advertencia es especialmente importante si visitarás varios lugares, pues se trataría de varios boletos. Y, sobre todo, cultiva la costumbre de adelantarte a la hora de partida. Es mejor perder tiempo en la estación que en cualquier otro lugar fuera de esta.

Prepara un itinerario. Es la ruta que seguirás al presentar tus exposiciones. Prepara un horario que incluya períodos razonables de descanso y aseo. La limpieza y el orden reflejan tu sentido de responsabilidad. Si una persona limpia y ordenada se presenta sucia y agotada, puede perder fuerza para motivar, porque siente que proyecta una imagen irresponsable. Cuánto más si se trata de exponer en muchos lugares en poco tiempo.

Asegúrate de tener un buen contacto en cada ciudad. ¿Con quién vas a comunicarte al llegar al lugar? Si tienes el dato, te librarás de muchos problemas. Lleva contigo el nombre, teléfono, dirección y horario de atención de la persona.

Haz provisión para emergencias. Esta es la razón más importante para solicitar un adelanto y tener la seguridad de un buen contacto. Hay quienes se aseguran de llevar consigo un teléfono celular de largo alcance y una tarjeta de crédito. Son recursos muy apropiados en una emergencia.

Lleva una copia extra de tus diapositivas o discos. Si utilizarás multimedia, lleva dos reproducciones y guárdalas en lugares diferentes; si se te pierde una, la otra estará segura. Además, existe una probabilidad de que tu equipo portátil se dañe durante el viaje. Una copia puede ser tu salvación.

Verifica la configuración multimedia. Lo que prepares y diseñes en una computadora sirve con la configuración de dicha computadora. Si proyectas tus diapositivas con otro equipo, tienes que verificar su configuración.

Averigua cómo está el clima. La condición atmosférica (frío, calor, humedad, sequedad) de las diferentes zonas que recorrerás afecta tu desempeño. Lleva contigo estrictamente lo necesario, aunque visites zonas muy diferentes. Si el clima es muy frío, respira por la nariz o cúbrete tan pronto como salgas del avión u ómnibus, porque si respiras por la boca, podrías enronquecer o agriparte. Aclimátate poco a poco pidiendo sugerencias a tu contacto.

Ten cuidado con la altitud.
Es diferente exponer en zonas de gran altitud y al nivel del mar. Puedes llevarte más de una sorpresa. Respeta las sugerencias de tu contacto en cuanto a cómo, cuánto y dónde descansar; y en cuanto a qué, cuánto y dónde comer; o si sería prudente darte un baño muy frío o muy caliente. Sopesa el consejo y toma una decisión sensata. Probablemente otros oradores sufrieron algún malestar por el cambio de clima.


Lleva un traje de baño.
Si te agrada el agua, lleva un traje de baño. Mejor es que te sobre a que le falte. Por ejemplo, si hay piscina en el hotel y el clima es ideal, te provoca bañarte y tu horario y salud lo permiten, ¿qué esperas? ¡La piscina la hicieron para ti! Sonríe y date un buen chapuzón (lo mismo que decir de un yacusi), y deja que los tímidos se queden con las ganas.

Consulta guías de viaje.
Para viajar, siempre es conveniente consultar páginas que guían al viajero, como por ejemplo: www. airguideonline.com

¿Te convendría firmar un contrato?

Depende. Recuerda que las partes que intervienen en un contrato, cualquiera que sea, solo pueden exigirse mutuamente aquello que está explícitamente redactado y firmado. Si faltan firmas o detalles, ¿tendrías derecho de quejarte por algún revés? ¿Tendría derecho de quejarse tu contratante? Toma tus precauciones respecto a cualquier acuerdo formal. En caso de que resulte en una estafa o malentendido, ¿te consolará llorar? A los jueces no les interesa que les digas: "Yo no sabía". Simplemente te dirán: "El desconocimiento de la Ley no exime a uno de su cumplimiento". Ellos exigen documentos y se basan en ellos. Por eso tienes derecho de poner por escrito todos los detalles que te parezcan necesarios e imprescindibles. Y antes de partir de viaje, deja a buen recaudo una copia de cualquier contrato que hayas realizado por escrito.

Por otro lado, aunque no firmes un contrato, queda implícito que respetarás la política del organizador respecto al evento. Por ejemplo, supongamos que el organizador te había advertido, entre otras cosas, lo siguiente: 

  • Sírvase no estacionar su automóvil exactamente frente a la puerta del auditorio. Es una ordenanza de Defensa Civil.
  • Sírvase utilizar solamente dispositivas que cuenten con la aprobación de nuestra institución, la cual verificará previamente 1) que no se incluyan gráficos ni fotografías de contenido no aprobado por la política de la institución y que 2) se respete el copyright de cualquier material incluido.
  • Sírvase no apagar las luces del auditorio durante la exposición de diapositivas o películas de instrucción, a fin de que los asistentes puedan tomar apuntes de los puntos sobresalientes de la conferencia.
  • Sírvase no entablar un diálogo con el público, sino dejarlo para la sesión de la tarde en que se dispondrá de una sesión especial con los oradores para preguntas y respuestas.
  • Sírvase atenerse estrictamente al tiempo que se le ha concedido para exponer su tema, a fin de no perjudicar el tiempo de los demás oradores que tienen parte en el programa.

No sería ético que estacionaras tu automóvil en la puerta, presentaras diapositivas no aprobadas por la institución, que ordenaras apagar las luces, que dialogaras con el auditorio y te pasaras de tiempo. Porque aunque tu discurso resultara impactante desde el punto de vista de la oratoria, te daría imagen de incompetente como conferenciante a los ojos del organizador, por haber pisoteado todos los arreglos. Tu reputación y la de la organización que representas son más importantes que cualquier impulso personal por sobresalir. Por eso, te sugiero controlar tu actitud y atenerte a los arreglos o pedir autorización antes de hacer excepciones.


Desconfía de los acuerdos de palabra

Aunque los acuerdos de palabra pudieran parecer muy confiables, según sea el prestigio y las referencias del organizador, así como las recomendaciones de la persona que expone, usualmente implican un riesgo para ambas partes, porque llegado el momento una de las partes podría olvidar un detalle importante y no querer cumplirlo. 

Por otro lado, si poner por escrito y firmar un acuerdo es una muestra de confianza, rehusarse rotundamente a firmar podría indicar lo contrario. Fácilmente podrían quedar muchas cosas en el aire y a la interpretación de las partes, o darse por sentado asuntos que después se olvidaran por completo. Pudiera surgir un desacuerdo, una diferencia de opinión o cierta exigencia de última hora, y el resultado podría quebrantar la paz y la amistad. 

Ya sea firmar un contrato o confiar en una promesa verbal, es una decisión que ambas partes toman y asumen individualmente. Solo debes tener en cuenta que una simple promesa no es un contrato, porque un contrato es un acuerdo cuyo cumplimiento puede obligarse por la vía legal. No obstante, aunque reconozcamos sinceramente que existen promesas que a veces resultan más confiables que un contrato, siempre es mejor ponerlo por escrito. 

Sea como sea, de todos modos es de entera responsabilidad de ambos confiar o desconfiar, firmar o no firmar, prometer o no prometer, cumplir o no cumplir, demandarse mutuamente u olvidarlo todo.

Aunque las leyes varían según cada país, ten presente que, aparte de la fecha, el lugar, las generales de ley (nombre completo, documento de identidad y domicilio exacto) y las firmas de ambas partes, para que un contrato tenga validez, sus cláusulas por lo común deben contener y/o explicar detalladamente tres elementos básicos: 1) Una de las partes ofrece algo a la otra. 2) Ambas partes lo aceptan y están plenamente de acuerdo con cada detalle. 3) Y ambas partes deben aportar algo, como, por ejemplo, dinero o una promesa de hacer o dejar de hacer algo en particular. Por su puesto, no debería faltar una cláusula que indique qué harán en caso de cambiar de opinión o de ocurrir una controversia respecto a su celebración, interpretación y/o cumplimiento.

Dependiendo de la importancia y seriedad de los acuerdos, en algunos casos conviene pedir una opinión a un abogado experimentado, de preferencia alguien ajeno a la otra parte, o que al consultarle no sepa de quién se trata. De esta manera, su comentario resultará imparcial.

 
Ten cuidado con todo lo que firmas

Cartas, propuestas, solicitudes o papeles firmados y fechados constituyen documentos legales que pueden ser utilizados en un juicio.


Fija tus honorarios con claridad

Parafraseando a sir Robert Walpole, del siglo XVIII: 'Toda persona tiene su precio', podríamos decir que unos trabajan para sí mismos, organizando exposiciones por su cuenta, y otros, para alguna empresa. Los honorarios de las personas que exponen varían enormemente. Hay quienes lo hacen por trabajo (algunos cobran miles por actuación), mientras que otros lo hacen ad honorem u otras razones. Aún otros cobran por persona, por horas o por contrato a plazo forzoso (antes de firmar un contrato te convendría consultar con un amigo abogado). Por otro lado, ten en cuenta que aunque pueda sonar ridículo cobrar $2.00 por persona, no lo es si se trata de un estadio repleto. Además, podrías vender tus artículos.

 
Extiende un recibo

Ten presente que aunque expongas esporádicamente, tienes la obligación moral y legal de firmar un recibo contra la entrega de cualquier monto de dinero por tus servicios. Y si decides dedicarte a exponer, consulta en el registro de contribuyentes o con un amigo contador acerca de tu nueva ocupación y tu responsabilidad ante el fisco.

 
Calcula tus probabilidades en todo sentido

Recuerda que de todas las reglas y advertencias que te pueda dar, esta es la más importante: ¡Prepárate! Es decir, hasta donde te sea posible, calcula tus probabilidades, ventajas y desventajas en todo sentido, compromisos, márgenes de error, riesgos y todo cuanto pueda afectar el éxito de la exposición.

www.oratorianet.com

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